MARDI
GRAS. MATERIA FORZADA: INTELEQUIA
PARA
DESCENDER EN LO AMORFO.
Jamás le des la
espalda
al poeta obeso.
Julio César Pol.
En este abigarrado planeta donde existe
de todo: Gentes delgadas, hermosas, gordas, deformes, ricos, hambrientos,
diluvios y sequías; además de guerras, confrontaciones de poderes,
correlaciones de fuerzas, amor, desamor y constantes destrucciones,
encontraremos también, poetas situados en la trinchera contraria dispuesto a
descender en los fauces de lo amorfo.
Sitio -brutal- donde la materia
ordinaria, deforme, desvaluada actúa en la condición humana trayendo consigo
ese lastre que divide a los hombres. Julio César Pol (Puerto Rico, 1976)
consigue, a través de un renovado espacio poético, cincelar y desacreditar la
imperfecta materia, el equívoco pensamiento que no acepta, y más que aceptar,
que no tolera la diversidad humana.
Su rol es fabricar otra realidad,
mostrarse desprovisto de carnalidad, aún cuando acciona desde un lenguaje
corpóreo; un lenguaje que replica y
construye un mundo de reemplazo.
Julio César transita un ámbito poblado de
encrucijadas marginales expresándose desde una fragmentación conjetural, desde
una experimentación que propende a metamorfosear la imagen –extrapolándose- en
disimiles escenarios con el objetivo de mostrar al individuo que anula o
subordina el yo empleando un rejuego
de intermitencias, de espontáneas expresiones para captar la exacta topografía
de la vida ordinaria; submundo corrosivo, acres de desánimo, tierra en bruto, vacua
de espíritu donde se apela a la muerte como acicate para llegar a un fin.
/Malentenderán
la causa natural de mi muerte
y
atribuirán al soprepeso
lo
que realmente fue
una
decisión/
Centra su atención en otra parcela
exhibiendo la capa horrenda de los fenómenos.
los
gordos pasan trabajo en el amor/ se esfuerzan en sus deseos/comprimen sus dos
moles/como dos universos que estallan al contraerse/.
Atrae el modo singular con que divide los
segmentos. Los títulos condicionan una
vertiente cuasi irónica. Hay en ellos un pregusto por esclarecer, anticipar, y
deletrear ese rostro “colectivo” que proyecta sin ningún escrúpulo su maleza. Los
gustos no se disputan/La perfección
del círculo/La robustez en la silla/La
pantorrilla gruesa/El entremés oculto, y finalmente Odas a la indulgencia condicionan todos los atrayentes, además de
la versatilidad de los esquemas consumados por el ordenador: uso de tablas,
operaciones y otros tipos de componendas virtuales.
Conviene precisar que estamos frente a
una estética que polemiza determinadas circunstancias, el sujeto lírico revela
una identidad única con un problema –adicional-. Desde una factura coloquial, y
sin muchas pretensiones lexicales este autor distingue lo que hay en el reality show.
Con
mucha energía amplifica y vocaliza la pseudorealidad. Se declara como el
aludido, como el apabullado imperfecto, el don nadie que ansía ser querido,
asimilado, respetado, en última instancia aclamado por sus semejantes
Recomienda rozar, cercenar y aproximar al
lector a esos desplantes. Al igual que Jünger sostiene que el presente no es
propicio a la Literatura… “Corren malos días para la creación y la poesía...” Este
autor urde sobre una trama intrincada en la cual la idea de la felicidad no
existe. De ahí que encontremos a ratos un aliento kafkiano, o sea la búsqueda
sin salida, la vida azarosa del individuo que se consume por sus faltas, por la
extremada caducidad, el aniquilamiento y la frustración de ese personaje que no
le interesa transfigurarse, a -quien- que no le queda más remedio que –mostrase- sin reservas.
El
monstruo de la Revolución Industrial
es
el obeso.
En estas crónicas poetizadas hay un
triunfo de la verdad donde se
presencializa un clima asfixiante. Muchas serán las escaramuzas y los altos y
bajos en cuanto al rejuego conceptual y la industriosa experimentación, pero
cabe destacar que este poeta ha cincelado bien el sentido supremo de las
palabras. Notifico que ostenta a la originalidad. En este poemario preludia una
acertada confrontación ideoestética, una trabajada contención de hipótesis y
una lograda síntesis para obsequiarnos con –paladeable- inteligencia otras flores del mal, otra invasión de ese
Universo que con mucho recelo –negamos-.
Miladis Hernández Acosta.
Princesa de la poesía cubana.
14 de septiembre, 2012.
Virgo alienta.