ART X
Con Zumo Poética(s) o EL HOMO ENCANTADO
Presenciemos la destrucción y la construcción de mi alma.
Luis Boceli
Con
este poemario conviene decir sin que me
quede la menor duda que, se impone un cambio de estética en este discurrir del
nuevo milenio. Más que apertura revisualizamos una carga de futuridad y un
desmesurado contagio hacia la ultraexperimentación, y el total aniquilamiento
del yo lírico. Uno de esos aportes ha de ser precisamente la ruptura con la
grandeza, el divorcio con los rasgos integradores del ejercicio poético, y más
allá del experimento, del monólogo abisal estamos observando la decadencia
propia de la poesía como género madre.
Los
lectores del nuevo milenio nos preguntaremos: ¿cuál es el derrotero de la
poesía si los poetas nos conducen a los bordes del nihilismo, o si se están
incorporando los hechos como reflejo directo de la problemática de los nuevos
modos de comunicación? Hablo, y ellos hablan a través de un chat, dialogizamos
todos por un circuito virtual, transgresor de imágenes, por la escafandra del
internet donde queda un vacío que circunda la expresión. Quizás nos alejamos de
lo humano y perpetuamos una rotunda individualidad desde nuestro espacio
cibernético. Cabe preguntar hasta dónde el hombre postmoderno se está quedando
solo entre la marquetería de su ordenador. No soy yo la más indicada para
legitimar estas interrogantes, mi propósito tiene como finalidad ahondar en los
textos que conforman Arx Con Zumo
Poética(s) del poeta peruano Luis Boceli (Chiclayo, 1981). Vale decir que en
ellos el dolor deshumaniza el lenguaje. Su autor apela a consumar las más
dinámicas estrategias para enfilar una postura totalmente renovadora.
Este
artista proyecta un discurso que se sobresale de cualquier intento de
logicismo. Aquí se fustigan las inventivas, se canalizan otros códigos para
exaltar los fenómenos. Quien escribe programa un “yo” que a fuerzas revalúa los
contextos para buscar su propia huella y conducirnos al origen, al génesis
sideral, al HOMOS PRIMIGENIO/ Sí, Homos ¡Perforarse los ojos! ¡Con zumo cuidado!
Este
poeta cansado de rebuscarse en otros discursos y sin pretender contaminarse con
las zozobradas estéticas de la agotada postmodernidad se aferra a mostrar o
figurar otra ruta como quizás lo hicieran los sujetos del parnasianismo.
Hallamos
como constante –desdibujadas- maniobras, descontroladas formas para asumir ese
advenimiento prematuro del Homos sapiensal que quiere perpetrar los fenómenos
globales.
Puede decirse que Luis Boceli es un nigromante que asiste a su propia
aniquilación, que se modifica ante una cultedad, y se muestra antagónico entre
lo individual y lo social propiamente dicho. El poeta se resiste. Cancela
cualquier vínculo con lo convencional. No hay particularidad histórica, sólo
afán de reciclarse con lo lúdico, con el rejuego formal, con el accidente
conceptual.
Yendo más lejos este autor no ensaya leyes, ni prefija modos
definitorios de la expresión, su leitmotiv es preservar la inseguridad del
Hombre, su decepción con la naturaleza circundante de las cosas. Es un
irreverente, un preciosista del monólogo omnisciente: sujeto lírico que dialoga
con un interlocutor desconocido, con el otro, el X o el Y. el anverso y el
reverso de esa desintegración que desea, que aplaude y necesita para vencer a
su YO. Se trata de un sujeto cansado, abrumado, alguien que no alberga
soluciones, y su decisión ya está tomada por antonomasia porque hay en él una
semejanza con los sacerdotes de la Samotracia, un escape hacia la fuerza
mónada, a la luz primera que vio al hombre levantar las primeras piedras.
/Para
qué citar autores si ya estoy muerto/
Es innegable un anonadamiento, un coercitivo registro de sí mismo para
modificar y/o alterar los designios. En la negación confronta y se examina. Sin
ninguna patria, sin ningún acompañante Luis se adentra en su laberinto. Maurice
Abramowicz precisaba que… “Toda iniciación literaria, toda aventura
descubridora, toda travesía hacia horizontes desconocidos se hace en compañía
de espíritus afines, que comparten el ansia de viaje a paraísos ignorados”.
Luis se aventura a calar –solo- su violenta convulsión.
Su contingencia tiene como meta encontrarse con el hombre que ya venció su propia vida y su propia muerte. El SER QUE HA REBASADO LA FRONDA DEL LIBRO
ACACICO, y su único paradigma es PRESENCIALIZARSE ante Dios, no como asidero,
pero sí como el otro oído que necesita para volcar la irresistible existencia y
subyugar el alter ego.
Chateo con el Señor del cielo, la
tierra y lo subterráneamente Oscuro
A modo de sugerencia hago
hincapié en el texto Auto análisis al
homo o salto al vacío. En dicho texto su autor ha cavado su insólita
frontera. Hace extensiva su condición marginal, explaya una impunidad
transgresora y amplia las condiciones para una literatura rupturista, alguien
que piensa que negar la materia no le es suficiente, es por ello que refuta la
absurda realidad, y comprende que, el hombre del siglo XXI, difícilmente
distingue entre lo verdadero y lo simulado, por tanto vive en un mundo
presidido por la falsificación y la impostura.
Así versa: ¡Es
hora de cambiar las bujías, compañeros!
(Perforar los ojos)¡Es hora de morir mundo!.
Miladis Hernández Acosta
Princesa de la Poesía cubana.
12 de septiembre, 2012.
Noche mercurial.
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