LP5 Revista de Literatura y Arte

lunes, 17 de junio de 2013

WINGSTON GONZÁLEZ. Poesía Actual de Guatemala


Wingston González. Livingston, Guatemala, 1986. Ha publicado los libros de poesía Los Magos del Crepúsculo [y blues otra vez] (Guatemala: Cultura, 2005), Remembranzas del recuerdo (San Marcos, Guatemala: edición de autor, 2008), CafeínaMC, segunda parte, la fiesta y sus habitantes (Guatemala: Catafixia, 2010), CafeínaMC, primera parte, la anunciación de la fiesta (Buenos Aires: Folía, 2011), san juan – la esperanza (México d.f.: Literal, 2013) y Miss Muñecas y Vudu (San José, Costa Rica: Germinal, 2013). También ha escrito el guión para teatro Autopsia del resplandor.



Lo incorpóreo y evidente [del cadáver de un piano], i

Callada mi locura. Nunca fui feliz, nunca zambra
Imantado el infinito me ciega: un ruido desde
el carro detenido en aguas aéreas es mi tumba
Ni vago dios americano, ni color sujeto al polvo
Mala hierba fui, madera fina de nave que náufraga
de báscula con trampa, de lengua extranjera
asombro fértil y el corazón que tuve
capaz de tiempo y paria, capaz de luz y charco
piel de mármol, piel, reversa a las estrellas

Canciones foráneas, estos partos mortíferos
Un verde espíritu, pintalabios, dos tacones altos
alzaban del piso los desperdicios de mi alma;
Blanca nieve, un bikini rayado, lentes de sol
la lengua o la vida entre dos murallas en llamas
Arriaba la incertidumbre sus invisibles banderas

Hacé maletas, andate rápido me dijo el mediodía
Huí de hado y hojarasca; de olvidos e historias
Callado entero mi rostro: la materia, la imagen
marea de cosas que fueron, de formas trabajadas
desde el inmenso sonido y victoria de la muerte

Me veo: un animal chapoteando en las piedras
Viví ríos negros, viví matanza, viví extraviarme
Ser otra ¿qué era?; estar satisfecha ¿qué fue?
Moldea la materia de la alegría y chilla de horror
algún polvo profundo, alguna inmaculada entraña
en el lodo del patio, sobre ornamentos metálicos

Y la noche abierta y el mundo impropio fueron
aquella media luz somnolienta donde tras una
vulnerable cultura del habla, silencio mediante
se reconocieron cara a cara todos mis hombres:
perpetuos, ausentes y fugitivos





Armas de salvación, i

3 de mayo, no salí de Múnich, ni llegué
a Viena a la mañana siguiente con voz entrecortada
ni temprano, ni tarde, ni nunca
ahí donde había flores, aún hay flores, Apolo
maldición, sortilegio, ronda, muerte, espantajo
nadie ataja la ternura del alba a avión al Bucureşti
de las cosas sin guardianes, las cosas sin fuego
de los hilos volantes, del soundtrack infinito
del mundo sin agua, desnudo, infértil

¿qué es del mundo sin agua, desnudo, infértil?

caballos abajo chillantes, trepadores, flexibles
mi imagen sangra, jamás la batalla propia, jamás
el lipstick, la ventanilla, lo desconocido, intermitente
fatalidad que no ovaciona, fatalidad que no comulga
en la figura de las víctimas uno encuentra
huellas fulgurantes, oscuras, espacios ceñidos
puentes espléndidos, brazos despojados, ritmo

Europa mueve el universo interior del yermo y ahí
está mi sangre, ahí flores negras, muertas, ahí
yo
doppelgänger de un mundo radioactivo





Armas de salvación, xxi: muerte en ramadán (el cielo en medio de un cisma de luz)


lo que hay en el espejo eres ,existe el reverso de un árbol y sus raíces ,en ese reverso hay un espejo

igual que ayer cuando dibujaba una sombra, un rito a mi alrededor, un aura, que se aferra a mis genitales echados abajo; protégeme de todo mal, día difuso; protégeme, polvo
 
el día difuso polvo    rín de laceraciones inmensurables, el día difuso

sa raída cobertura de unos pechos delirantes más extraños que un venado derretido en el cielo
 

a diario sueño que hoy es el día en que tú y yo recíprocamente trasformados laceramos el yo anterior del otro
 
hay lenguaje en el      magenta de tu blu







                               
                                 carnal humedad anulada
                                 hay lenguaje en esos tacones tan altos
                                 en la repetición difícil de un show de modas
                                 vasta tristeza
                                 cama el cielo abandonado al sujeto líquido
         del descono     cimiento

                                 arde también la casa de infancia
                                 cual desfile de puntos y sucesiones rítmicas
                                 el día difuso arranca una rumba
                                 te amo nena, pero detrás de ti
                                 espacios de luz violentan el pudor


                                 el placer
                                 oficio de espejos
                                 entonces


en el mes de ramadán estas carnes inquietas deformarán el infinito
en una liturgia profana, nos devoramos enfermos y alegres





Armas de salvación, xxv

retrato con madona, santos y granero encontrás
cámara en mano, abrazás la sal del universo
la reproducís, la reescribís, deconstruís
el sonido del agua cuando un cuerpo desespera

ñandús corren por tundra asombrosa
destrucción de pechos, presencias fijas, preguntas
cosas obvias, lugar exacto, sentido, palabra limpia
en brizna de paja, exaltada, una voz pregunta
porqué un ñandú correría por tundra si apenas
sé qué es tundra, si apenas, he imaginado ñandú, apenas
su imagen incompleta, su rasgo de plaga, ese
retrato que rompe este poema, la pequeña hermenéutica
de la plenitud difícil de los besos, de las fotografías
en la pared de tu cuarto, tus recuerdos
plenos de resonancias muertas, qué
qué significa ser pleno
si hay que romperlo todo, qué significa el verdor
tras puerta y nube de cigarrillos a dos centímetros del techo
dibujando un cuerpo, secando piel que suda
sombra del nosferatu, jóvenes británicos
pub fantasma del Yorkshire, arrabal maldito
posibilidad monstruosa, asomada
en el frontispicio de un cine que abandonamos
a fantasmas que nunca vieron estos pueblos, dentro
del vientre de una batalla contra imagen hundida
en sofás baratos, tv technicolor, de lado a la herencia
la miseria de pariente extranjero cuya calavera asoma
por el cierre de los pantalones mientras el agua golpea
tus recuerdos, dispersos, el tiempo atípico
el leve simulacro de traducción que suena en las palabras
que escribo para ti, animal intraducible
cuando en O brother where art thou brilla arrodillado
ese mismo muchacho, dentro de la canción
de tres sepultureros negros cavando lluvia muy lejos
lejos
del lugar en que le encontrás, redundante, innecesario
bar alegre y oscura piedad, insolación adolescente irritable
le tirás
lazo, llamada telefónica, pantalla plasma
a él que no es valiente, que no es bravo, que jamás
amasa coraje para emborracharse y perder
el control que queda de la vida; maceta al océano
o hipopótamo que habla de amor cara a un ataúd
ya no sé, la vida, ya no sé dónde alzar
el niño mugriento que a las dos de la tarde
despierta un domingo y piensa
en el fondo ofendido de esta ciudad, en esta marcha
que exhibe el espectro imantado
de mi cabello agua, cabello luz, cabello placidez municipal
factura incendiaria que baila como el mar

como una tabla de felicidad en un pueblo
            que no habla bien
            de la felicidad



  
Vida de parque

Por qué no dormís, Marcial, hoy que suspendieron
todas las licencias y no brotan pasiones escondidas.
Tras aquellos campos de golf que ves rechinan los
dientes de la hermosa policía tres veces de noche.

Despertar y despertar insomne a falta de oficios
tu corazón, a poco aguacero al final de la grama
unge sus piernas en la desnudez salobre de la vida
abecerrada, confuso cubo de basura, sueños coloridos
agencia publicitaria para lagartijas moribundas
entre oscuras fuentes vítreas, desiertos helados
y ropa seca avisando a gritos desde el aeropuerto
que cesó la marea para la gente sola, para la gente
que desde hoy aspira con fuerza a zumbidos de perros
a comedores para momias, funerales y oficinistas
a levantarse con algún pubis exhausto en la cara,
recortes de prensa infantil lanzada del infierno,
telarañas sobre los pechos redondos, los pechos
suaves como serifas, lechosos que muestran impunes
los héroes enfermos en los carros blancos del aire.

Por qué no dormís, Marcial: que tu sueño sea yodo
para la nieve que tiñe una noche de otra noche
más grande aún que el César, la repartición de su
muerte y cielo diurno apagado al calor del laurel
y del rocío hinchado, extenso, como si no acabase
como lengua de caballo roza desprendida del paladar:
Así siempre la vela, parca vela, respetuosa vela.

¿Por qué no te dormís, eh Marcialito? ¿Cuántos
aeroplanos de fuerza necesita la nación romana
para aguantar así tus párpados en la bruma? ¿eh?:
Retírense monstruos, retírense con este año autos
de la Avenida Central; desaparezcan y dejen a solas
el alumbrado público y a los ciudadanos recortados
por leyes agrícolas y piedras más rápidas que la
ansiedad de grabaciones viejas de televisión.
El dominio de la guardia sobre fuegos atónitos
sobre el reflejo propio en el cabello propia, sobre
la heroica distracción de un elefante. Pesan más
que la muerte trágica de adolescentes esos párpados.
Pesan más que la durísima urgencia de prodigios
que la sed eléctrica de la civilización inmóvil
ocupada adentro por desocupados trágicos, por su
hermosa y disolvente vida de parque, frío, mediodía.

Pesan más que las coronas de mujeres valientes que
llorando sobre rocas gritan que harán algo grande
para que la gloria cubra sus cadáveres desvestidos.
Eso es un mártir: Un(a) joven virgen de curiosidad
una ardiente simulación de incertidumbre, una casa
que se derrumba para ser habitada después, Marcial.

¿Ves? tras aquellos campos de golf rechinan los
dientes de la hermosa policía tres veces de noche.
Yo no quiero que retroceda el invierno sobre mí así
y por qué no dormís entonces. Si pronto los cuerpos
arderán por mi causa, se revelará la suerte de los
asteroides que brillarán sobre el ganado, el miedo
el exquisito miedo, la juventud que se desvanece
en la locura completa de la sangre coagulada:
Dejaste caer un dios al jardín vacío para apagar mis
celos lubricados por las llamas de la sumisión.
No soy imbécil, viejo amor mío. No soy imbécil.


1 comentario:

  1. La poesía nos sirve para viajar con la mente, sin siquiera salir de nuestras casas. Por eso esta bueno poder conocer distintos poetas. Mi favorito es Neruda y si no lo han leído les recomiendo un libro de poesías que habla sobre los pajaros. Cuando obtengo vuelos baratos a otro país, me gusta conocer a sus escritores mas representativos

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