Diana
Carolina Daza Astudillo (Bogotá, Colombia 1980).
Redactora creativa y promotora cultural. Directora del proyecto de
publicación alternativa Piedra de
Toque. Invitada a la oxigenación poética (Cúcuta – Colombia 2001), al VIESPERGESIA encuentro de poesía joven
Bogotá – Colombia 2002, POESÍA EN ESCENA en la sala Seki-Sano (2003) Bogotá -
Colombia, III muestra poética Naranja Roja Universidad Nacional (2004) y al encuentro LATIGO en Quito – Ecuador en el
mismo año. Actualmente participó del festival
OJO EN LA TINTA. Sus poemas han
sido publicados en revistas de creación literaria de México, Chile, Venezuela,
Ecuador y Colombia. En el 2003 publicó el poemario: el abrazo de los días grises en
la colección “aquí estamos decena” de Funcreta ediciones y en diciembre
de 2010 participó con textos narrativos en la publicación colectiva: Domingo, vendedor de globos con la
editorial Pornos. Acaba de publicar su poemario: El nacimiento de la Gargolenana con el sello PIEDRA DE TOQUE en la
colección estampillas poéticas.
Selección de fragmentos
por Gladys Mendía del libro El nacimiento
de la Gargolenana (Bogotá/Colombia 2013, Piedra de Toque).
Mírenla
Mírenme
Las cicatrices de la
soledad no intimidan
Alzo la copa y grito
con un pésimo francés
“C´est payé, baleyé, oublié, je me fous du passé”
Con el tiempo aprendí
el arte del escapismo
A camuflarme en la
humedad de las paredes
La intimidad al fondo
de la copa
A fundirme en la sonrisa de los muertos
Último encuentro con la
belleza.
Mírenla
Aprendió a
digerir lo verdadero sin esperar la eternidad
A reconocer el
peso en lo liviano
En lo liviano la
carga
A rozar los
labios del abismo
Sin esconder las
heridas de sus besos
A lavarse los
reproches
Restos de mierda
que aparecen al borde de las hojas
Pero se secan
Pasan
Como el deseo
luego de recorrer un cuerpo arcano
Como la rabia
por el espacio violado
Como un dolor de
estómago
De muela
De olvido.
Mírenme
Terminé con la cosecha
del corazón roto
Casi nada me rompe
Quedan pocos de esos
que jalan y jalan la falda
Los dejé por ahí
En el sudor de los
espejos en las fiestas
En los ceniceros a
punto de explotar
En la tristeza de humo
barato de los andenes
En los ojos de los que
nunca me amaron
En las ventanas del
autobús
En la excitación de
pasajeros extraños
Esos que no recuerdan
el peso de mis caricias
Amnesia epidérmica.
Olvídenla
Nunca recorrió
junto a ustedes el filo de la madrugada
Ni viajó en taxi
a lugares desconocidos
Tampoco olvidó
la memoria en la cabecera de la cama
No era ella
No era yo
No fuimos
Nunca hemos sido
Por eso los
gemidos de hielo deshaciéndose en el cerrojo de la puerta
¿O acaso la
vieron bailar con la lluvia?
¿Hacerse una
distinta en cada gota de sudor?
Nadie despertó
el apetito dormido
Que habita en la
profundidad del nombre
Ninguno ha sido
volcán de colores y música.
Lo sé
Lo sabe
Lo idílico no existe en la fugacidad de un encuent
ro
Lo supo siempre
Por eso la sonrisa abierta y sincera al llegar a
casa
Luego de la estampida de vacios y saliva
Importa el retorno
El punto donde nace el deseo.
Mírenla
Atravesó la
penumbra de los rostros
El infinito
desierto de los cabellos blancos
Bofetadas de una
ideología desbaratada
Risas
destrozadas
Aceleración
Tibieza
entristecida
Y en el
espejismo aprendió a conducir sin frenos
por avenidas de
líneas colgantes
Encontrando
repuestas en cada recorrido.
Mírenla
Atraviesa el trance de la nostalgia al fuego
Se revuelca en la locura y sale sin piernas
rotas
Burla los bolsillos
Lanza propuestas malintencionadas
Le hace el amor a lo que no tiene nombre
Ni líneas en las manos
Espectros de la soledad que entumece el tiempo.
¿Líneas en las
manos?
A ella le falta
una
Por eso no carga
las cicatrices del amor
Ramas que
sostengan el cansancio
Haciendo
soportable la mudez de los días
La nieve de las
madrugadas.
Mírenme
No me arrepiento de haberme enamorado de lo
absurdo
Eso que toma cuerpo en la imaginación
Porque en el fervor
del delirio
Descubrí que el amor es el aliento
Que te invita a flotar por el fracaso
Sin miedo a caer.
Es preciso
desocupar la memoria
Saltar del avión
sin paracaídas
Sentirse perdido
Herido
Desencajado
Malvado
Enfrentar leones
hambrientos
No más gatitos
con suaves bigotes acostumbrados
A las galletas
de figuritas.
Las segundas oportunidades no existen
Lo que se hace
Crece
Lo que no se hace
Nunca nace
Es de valientes sentir el fuego de un insulto
Con la misma gracia que la caricia de un beso
Desprendernos de lo que no nos pertenece
Acostumbrándonos a la calvicie que dejan las
despedidas.
Las nubes encima de los rostros hacen el amor
Se rozan la punta de los pechos
Sin tocarse las bocas
Sin mirarse bajo el ombligo
Se tocan los codos con la lengua
La punta de los dedos
Una nube toca a la otra con la respiración
Mientras esta
la penetra en silencio
De encuentros furtivos están llenos los instantes.
Lástima de aquellos que no ven la sabiduría que nace
en la quietud
La belleza de los cuerpos en reposo.
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