LP5 Revista de Literatura y Arte

jueves, 4 de septiembre de 2014

Reseña del libro Bicha, de Federico Eisner. Por Miladis Hernández Acosta





Bicha: impronta para interactuar. 
Por Miladis Hernández Acosta



Bicha es, indudablemente un libro de divertimento poético, o mejor dicho, un poemario novedoso, escrito con mucha sagacidad semántica para que el lector contemporáneo no se aburra de las tan gastadas tendencias románticas y­/o neorrománticas que tanto han atropellado y lastrado los discursos actuales  de cuasi toda la literatura hispanoamericana que nos asiste.
 Los presupuestos de  Federico Eisner Sagués van encaminados a ofrecernos una poética burlesca, lúdica y simbólica para implicarse con la imagen que describe: Bicha o fetiche femenino corporizado y emblematizado: especie de ángel o demonio, deliquio sin igual para mostrarnos cuadros bien ambientados donde surte plenamente un yo sin prejuicio.
Sin parsimonia este autor ambienta las imágenes y propone una encarnada lucha con un animal envilecido, una bestia dura de roer, un reptil apocalíptico que se legitima como plétora o como vicio para defenderse en la arena de los gladiadores: hablamos de la vida y en ella sus retos. Hablamos de una batalla y en ella hay una –culebra- y sus posible –crías- como heterónimo de las desgracias.
En este ((exceso manifiesto)) el autor se autocomplace y se autodespacha replanteando un discurso estampado por la segmentación, el fraccionamiento, los tonos entrecortados para perpetrar un duelo donde el sujeto lírico transgrede los límites de su realidad y nos enrumba a esa desesperación latente que le causa obtener, amansar y apoderarse bajo el lastre de muchas tensiones y enfrentamientos a esa Bicha.
-Extremando- con el objeto seleccionado, Federico se conexiona con el mundo circundante y describe escenas aterradoras: escenas de doblez, de pérdidas de valores, de absurdos complejos vivenciales. Este poeta desea sintonizar con los fenómenos, recontextualizar un corpus de mucha imaginería donde su realidad busca símbolos comunes, focos cotidianos para revelarnos un holocausto.
 Los escenarios escogidos cambian constantemente,  sirven de puente para recodificar su interpretación del mundo, para hablar de la mentira, para desentrañar los males, proponer nuevos enunciados ante las chaturas y bajezas circundantes de nuestras sociedades globales.
Esta culebra lo mismo vive en los montes que en las ciudades, es paradigma de muchos conflictos; arquetipo de cuantiosos problemas tal como en su designen lo fue la serpiente del Génesis: la serpiente antigua que engaña, deshumaniza y por su engaño nos convierte en míseros mortales, y así Federico versa:

La bicha
la maldita
la ortiga
me tiene de los huevos
me trae a los tumbos
como un reflejo a medianoche
arde y quema por dentro
porque es mía y me consuela.

Y con esta dicotomía el poeta centraliza sus obsesiones; sin embargo hay mucho más que esa confusión, mucho más que la fluctuante anomalía que recorren estos versos: el referente es eslabón para mostrarnos episodios de amor, eventos de sempiternas emociones. Momentos de confinado lirismo que llegan a enternecernos porque para conmovernos y animarnos Federico Eisner también ha creado esta poética.

Esta mañana me despertó una culebra/ o quizás anoche
se escabulló entre mis piernas hasta abrazarme por la espalda
y estamparme sus escamas
                            vino como una niña asustada
                            a la cama de sus padres
desperté con lágrimas y era un susurro/ era su voz
                                                             que decía te extraño/

Con un lenguaje dúctil, diáfano, y cercano este autor se enuncia como un naufrago en el inframundo, hay en él una búsqueda constante de sentimientos comunes y de febriles ensoñaciones, y al mismo tiempo afán por exponernos  con mucha claridad la propia animalización del individuo contemporáneo;  las degradaciones y las dificultades  que, el propio hombre es capaz de generar. Considerables son los códigos que este poemario encierra, cada cual encontrará en las mutaciones y derroteros de la Bicha, en los facsimilares de su piel, en los encantamientos, en el veneno que propaga y en su metamorfosis: su propia historia.




Miladis Hernández Acosta.
Princesa de la poesía cubana.
22 de agosto, 2014. Guantánamo.

Bajo el polen de Leo.





Federico Eisner Sagüés (Montevideo, 1977). Radicado en Chile desde la infancia, es escritor, músico y químico. Fue editor de poesía por once años en Ediciones del Temple. Es parte del Movimiento Descentralización Poética. Ha participado en diversas bandas, y lo sigue haciendo. Ahora mantiene un proyecto musical Montevideo, Fotogramas Trío, y otro en Santiago junto a la poeta y cantautora Marcela Parra. Se interesa particularmente por la fusión de poesía y música, dando talleres, lecturas musicalizadas y participando en el Foro de Escritores de Chile. Es fundador junto a otros 3 poetas-músicos de la Orquesta de Poetas. Es autor de Pequeño compendio para un amigo (Ediciones del Temple, 1997) y Bicha(JCSáez Editor, 2008). Ha sido antologado en: 30 Jóvenes Poetas (Universidad de Playa Ancha, 2004), en el disco Poetas-Chile Siglo XXI, Vol. 7 (Rayentru, 2004); Lof Sitiado: Homenaje poético al pueblo Mapuche (Jaime Huenún comp., 2011); y en Me Usa, brevísima antología arbitraria Perú-Uruguay (Paracaídas Editores, 2012). Actualmente se encuentra preparando su primer libro de cuentos. Organizador del Festival de Poesía y Música llevado a cabo en Santiago de Chile en mayo de 2014. Es estudiante de la Maestría en Musicología en la Universidad de Chile.

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