-->
ROLANDO
MARTÍNEZ (Arica, Chile 1979) Profesor de Educación
Básica. Publica los libros Yeguas del
Kilimanjaro (La Liga de la Justicia Ediciones, 2015; Libros del Pez
Espiral, 2018), Cuaderno de Croquis (Libros
del Pez Espiral, 2018). Ha obtenido diversos reconocimientos literarios, entre
los que destacan el Premio Juegos Poéticos y Florales Gabriela Mistral, el
segundo lugar en el Premio Lagar y la Beca de Creación Literaria del Fondo del
Libro (2012, 2014, 2015 y 2016).
Selección por Gladys
Mendía de Ciudad Bárbara (Das Kapital
Ediciones, 2018)
Blanco
Encalada 2642
1
Cuatro grados de
temperatura incuban las techumbres
y la fauna milagrosa de
una escena:
gallinas palomas gatos y
gorriones
que vigilan como alfiles
el pellet desabrido de
los perros.
2
Una señora dice:
“arreglen la tapa del
desagüe
que de noche salen así
unos guarenes”
3
El gesto que hace con las
manos
es la medida exacta de su
capital:
una pieza de cholguán
donde se multiplican
santos y artistas
repartidos como el hongo
sobre las paredes.
4
Ese texto que escriben
las higueras
es el poema sobre un
mundo donde los niñitos
tienen en promedio seis u
ocho madres.
5
Insisten los hermanos de
la iglesia
en los grados de la luz o
el sol o el fuego
que el mes de la fritanga
pinta
sobre las cabezas de la
fauna desastrosa:
gallinas palomas gatos y
gorriones
prosperando como lumpen
frente a las bateas.
Campamento
de verano en Playa Brava
Apilados escuchamos el
mar corromperse.
Alguien toca el bongó
en frente de una fogata.
Los pilpilenes emiten un
ruido
que agradecemos
esas noches de melón con
vino
y marihuana.
Desfilan sombras
por detrás de las mallas
raschel.
Una televisión transmite
en vivo
el festival de Viña.
Los humoristas son
pésimos
así como el arroz con atún
y el vino tibio.
Las carpas alfombran
arena y desperdicios
se yerguen como
pirámides
alzadas una vez para las
lisas.
La luna se hunde en cosas
olvidadas:
botellas, lámparas a gas
generadores de luz y
baños químicos.
Llegan vehículos cargados
hasta de cocinas
la ciudad se enraíza:
Lo que antes un kiosco de
completos
ahora un club social.
Las canchas de baby
improvisadas colonias:
abejas sin gracia de sol
cinemas porno,
tecnología de luz robada.
Y el sitio donde
compartíamos con dos familias:
una escena donde tengo
treinta y seis hermanos
ocho madres, y una pieza
de fonola
a la que huir a
masturbarme.
Gastronomía
Estar reunidos en
función de la cazuela.
Hablar en el asado con la
dueña de la pensión.
Recibir en bolsas de papel
la empanada frita del
domingo.
En las tardes
echarse al aire fucsia
del verano.
Tomar cerveza helada
mientras todo el mundo
habla del oficio y del
fracaso
(fracaso por ejemplo
separarse y terminar desempleado
viviendo en un cité
cercano al puerto).
Saber del cocimiento y
despertar en él:
contar temprano las
conchas repatriadas
por debajo de la higuera.
Pensión
en Coquimbo
El idioma
de una pensión
habla en tinte de caldo
y sandalias
en fritangas olvidadas
y el sólo espejo
del aceite
inmóvil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario aquí