LP5 Revista de Literatura y Arte

miércoles, 24 de noviembre de 2021

MARIANA LIBERTAD: Poesía Actual Venezolana

 


Mariana Libertad Suárez (Caracas, Venezuela 1974). Poeta, narradora y académica. Autora de diversas publicaciones en torno a la escritura de mujeres latinoamericanas entre las que destacan: Sin cadenas, ni misterios: representaciones y autorrepresentaciones de la intelectual venezolana 1936- 1948 (Premio Internacional de ensayo Mariano Picón Salas, 2008); La loca inconfirmable: apropiaciones feministas de Manuela Sáenz (Premio literario Casa de las Américas- categoría Estudios sobre la mujer, 2014); y Éramos muchas: mujeres que narraron la Revolución mexicana (Mención honrosa en el X Certamen internacional de literatura Sor Juana Inés de la Cruz, 2019). Entre sus publicaciones literarias están los poemarios: Oscura bisagra (2017), El libro de los destinos (2019), La naturaleza química de las emanaciones (2020) y (Ad)herencias: tratado sobre la mujeritud (2020). 



KILAUEA


Eres escudo blando.

Sin aspaviento expulsas tus ardores,

se elevan y en lo alto

transmutan mis temores

en un río que contiene tus olores. 


Veo fluir el magma

que se convertirá en lago fogoso

lo veo bajar, en calma,  

hirviente y pegajoso

por las sagaces curvas del reposo.  


De pronto, todo cesa,

la colada serena se suspende

me erijo juglaresa

de la erupción reciente

de ese dulce emanar incandescente.




DECLARACIÓN DE FE


Anochecía en un sofá 

del nuevo continente.

Nunca comprendí cómo llegaba tu imagen

ni por qué me dediqué a beber nostalgias, 

de esa suavidad perfecta 

que, desde siempre, 

recubre las durezas de tu alma.


También comenzabas a extrañar.

Inmersa en reverberos, cada palabra 

cruzó mares y ríos y océanos y dunas de arena impúdica, 

como aquellas que acogieron tu tiesura en silencio.


Dunas encenagadas, durezas afectas, palabras punzantes y voces inmateriales

rodaron tanto y tanto que dieron a luz

una multiplicidad de nuevos seres

hora luna, hora roca, hora montículo de grava parda,

testimonio de una inserción distante

encuentro desollado, a la sombra del cimiente

Y sucedió:

conseguimos encender la mañana de un primero de enero.



TRAS LA TORMENTA

Reconozcámonos 

y dispersémonos en las divergencias 

de nuestras convicciones 

en el resultado de los juicios más categóricos 


en nuestra efusión perenne 

y dediquémonos, pues, a defender causas perdidas.




URÓBOROS

El señor de los vientos remonta

y tú regresas


El hijo de Enki, iracundo, contesta

y tú regresas


Ninurta se transforma en el dueño de Asiria

y tú regresas


El polvo y el moho ocultan tu nombre esculpido en las tablillas celestiales.

La nimiedad de un rayo tembloroso asciende amedrentado 

desde una isla sin dueño,


resplandece el abrazo que creíamos secreto

y tú regresas.




DEPORTACIÓN


Mi casa es este cuerpo,

este par de colmillos

buscando a quien cazar.


Me alimento de arañas, caracolas y grillos.


Habito el entramado de tu falda

como una escolopendra, 

sueño con ver llegar lo que ya tuve.


Enroscada,

espero 

que me mires, 

me sonrías,

me acaricies el rostro, 


y, en un gesto piadoso, me aniquiles.




ÉXODO


Estallamos, 

solo quedaron

once mesas 

diez ciudades 

seis países

dieciocho llamadas de año nuevo

(cero abrazos)

una súplica dirigida a Achelois.


Una esperanza remota (pero nuestra) de que Aqueloo se hiciera navegable

veintiocho pupilas dilatadas 

cincuenta y seis suspiros que no oímos, 

seis retazos de sueño/s en los que volvemos a habitar la misma casa. 




COLLATERAL DAMAGE


Vivimos en el río decrecido que expulsó de su cauce aquellas naves,

en la petrificación de la esperanza, 

en la tierra reseca inamovible,

en el estómago del tiempo que, inocente, nos devoró creyéndonos sus hijos.


En el risco arrojado, en la roca expelida.


Somos las amargas secreciones de un Titán. 




EXCORIACIÓN

Con las plantas llagadas, veo cómo el valor se transforma en blasfemia; 

la ternura, en absurdo; 

las lanas imperiales, en jirones sangrantes; 

Aracne, en una bordadora timorata; 

las ramas de cenízaro, en el arma predilecta de los torturadores. 


Con el empeine a punto de llorar, acepto la cándida inocencia de los zarzales y la inevitable letalidad de las astillas que se clavan 

en aquellos que erran con los pies 

en carne viva.




PISIGA 


Al no encontrar ayuda médica, la mujer tomó a la niña y cruzó a pie unos tres kilómetros por la frontera hasta el poblado chileno de Colchane donde médicos atendieron a la menor.

AGENCIA AFP DE NOTICIAS



Paola, 

Oruga peludita,

me arrodillo a tus pies,

casi me arrastro,

y junto a mí, 

está la humanidad que más importa,

temblando de dolor y de vergüenza.


Paola,

Oruga peludita,

el miedo

y ese tránsito en el que,

sin saber, te viste envuelta, 

tenían cien mil cabezas,


Y Iolao,

desguarnecido y débil, 

no pudo contener tanta impiedad.


- Paola, oruga peludita,

Inocente y amable,

¿dejas que te cante una canción

de despedida?

¿el arrullo que debiste recibir?

¿escuchas la sonaja?

¿el juguete que no te regalaron?-


No merezco respuesta, bien lo sé


Ya no estás en tu cuerpo,

tu patria ya no existe,

tu entierro fue en el límite de la ignominia,

donde los espejismos nos devoran,

ya no tienes sonrisas ni lágrimas ni sueños,


por eso va mi súplica, 

Oruga peludita,  

déjame que te cante, te acaricie y te cuide,

aunque en la soledad de cada noche, 

sepa que es imposible tu perdón.



EL ARTE DE CAZAR


En las fábulas de Esopo se asume que las hienas un año son hembras y otro son machos, que cada once meses mutan sin remedio. Mito que Esopo aprovecha para enunciar la idea de que, si una hiena macho penetra con violencia y contra su voluntad a una hembra, lo mismo le harán a él convertido en ella el año siguiente.


Alberto Ruy Sánchez




Supe de tu dolor, hiena con faldas, 

pero ellos solo escucharon 

la risa horripilante 

que te hacía mucho más temible de lo que eras. 


El día que te vieron morir,

temblaron 

o rieron con más estridencia que tú, 

pero ninguno consiguió probar tu carne.


No naciste para satisfacer apetitos ajenos 

ni para escuchar cómo otros debatían.

Llegaste al mundo para engendrar creaturas hermosas: 

humanas que gestaron monstruos, 

etéreas que engulleron la injusticia,

grandilocuentes que nos adiestraron 

en el arte de cazar. 


“¡Mamífero feliforme que no sabe procurarse su propio alimento!”, 

“¡cleptoparásita!”,

“integrante de una minúscula familia de carnívoros”. 

“Peluda, manchada, ¿cómo puedes cometer la osadía

de aliarte con otras parecidas a ti 

y salir a cazar?”.


“¿Cómo?, 

¿a quién?,

¿a quién se le puede ocurrir que has aprendido 

a buscar tus presas, 

y a espantar leopardos y leones?”.


“¿Cómo es eso de que sabes abastecerte?, 

¿por qué las mayorías tendrían derecho a gobernarse?, 

¿por qué una cuadrúpeda de pelambre opaco reclama autonomía?”.


Ni riqueza ni belleza, venerada crocuta. 

Querías ser digna, por eso, a dentelladas y machacando huesos, 

con aullidos y ladridos, 

espantaste a los competidores. 



Hoy, las hienas nos seguimos carcajeando 

como nos enseñaste a hacerlo. 

También vestimos faldas, 

botas de tacón alto

y comemos a pedazos

borregos,

lagartos,

ñus,

gamuzas,

antílopes y

serpientes

cada vez que alguien pretende obligarnos 

a volver sobre tus pasos. 



RESIDENTE DE LA VERDAD


That man over there says that women need to be helped into carriages, and lifted over ditches, and to have the best place everywhere. Nobody ever helps me into carriages, or over mud-puddles, or gives me any best place! And ain't I a woman? Look at me! Look at my arm! I have ploughed and planted, and gathered into barns, and no man could head me! And ain't I a woman?


Sojourner Truth

(abolicionista estadounidense)



Sí,

sí eres una mujer,

sí que lo eres.


Te he visto cultivar infinitas hectáreas

de alimentos ajenos y criar animales

para que otros los mastiquen con sus muelas frente a tu cara.

Te he visto parir trece veces.

Veintiséis pies quedos,

veintiséis manos que labrarían reciamente los dominios del patrón.

Doscientos sesenta dedos para dejar sus huellas

en el suelo arenoso de una tierra

que jamás les podrá pertenecer.


Te vi limpiar las heces de los hijos de extraños,

nunca las de los tuyos;

te vi cruzar millares de zanjas sin pedir ayuda

y, al final, usaste las leyes de los blancos en su contra,

aunque pocos pudieran comprenderlo.


Sí,

sí eres una mujer,

sí que lo eres.


Una mujer que supo llegar

a la hierática comarca donde naceríamos

las descendientes de las esclavas

un siglo después de tu muerte.


Te vi avanzar, residente de la verdad, 

te vi callosa, agotada, endurecida. Y nunca dudé,

ni por un breve instante,

de que podías no ser

una mujer.




COMO LOS ANIMALES


Si te sueño a lo lejos así, como los animales 

Con los ojos abiertos y húmedos, como los animales 

Y te araño en mitad de la noche, sin miedo a las marcas, 

Y te lamo, te aspiro y succiono como los animales. 

Y formulo un deseo mugriento que sabe a uvas rancias 

Y te veo y entiendo que sí, que es posible tenerte 

en la alfombra que salva tu paso del andar mundano. 

Ese grito que aflora de mí toma un nombre propio 

porque hoy yo no quiero placer y olvidarme de todo 

porque hoy solo quiero parir 

como los animales.




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