Yoyiana Ahumada Licea (Caracas, Venezuela, 1964)
Magister Literae. Periodista, Guionista, dramaturga, poeta, profesora universitaria y actriz. Autora del poemario Ojos Quebrados (El Taller Blanco Ediciones, Cali- 2021), poedrama Polvo de Hormiga Hembra (Editorial Eclepsidra, 2013); Portugal y Venezuela: 20 testimonios (Fundación para la Cultura Urbana, 2011) Alucinados, visionarios e irreverentes, la idea escénica en Venezuela en los 70 (La iguana Bohemia, Ecuador, 2001), Compiladora de El mundo según Cabrujas ( Alfa, 2009), coautora de ¿Qué pasa Venezuela? (Bid & Co editor / Universidad Austral de Chile, 2020) 75 años Centro Venezolano Americano (2016); Aproximación a nuestra cultura (Venezuela positiva, 2008) Autora de los espectáculos Cabrujas: La voz que resuena, Cabrujas por siempre y el Estruendo de la memoria (2018) . Autora: Reinas sin corona (2021), Sylvia Plath: Matar al ama de casa, revivir a la poeta (Conferencia performativa, 2021), autora y directora de los cortos “ El poste” ( 2020), “El ángel de Bucaramanga”, “ No llames a las balas”, Selección oficial de Venezuela para el festival Femujer (Republica Dominicana, 2021) y “Niño Jesús ven a esta casa” del proyecto #Telacuentoyo, creado para el portal “El Pitazo”. Aparece en antologías: Poesía Venezolana en Voz Alta (Mujeres Todas, 2019), Fulanas y Menganas Antología Poética de Funcionarte Corp (Miami, 2018), 100 mujeres contra la violencia en Venezuela (2015), 102 poetas Jamming (2014). Profesora de las Cátedras Literatura Española I y II, Escuela de Idiomas Modernos Universidad Central de Venezuela, miembro de Asociación Venezolana de Crítica Teatral), Teatroteca y Círculo de Escritores de Venezuela. Reside en Venezuela.
Inéditos.
Volutas de humo
Atraviesa muslos ignotos
-entresijos de un alfabeto -
al final solo un canto de ventisca.
La mano que doma es otra
nervadura del cuerpo virgen
al prodigio abrasador acoge.
El ardor
procura raptos de cúrcuma
y benjui
dulces los labios
se posan
caracoles de humo
en tercas aguas
boca ígnea
el
animal hablante
devora.
Melancólico brillo
en tus ojos
aspira
el vicio esparce
la lengua erecta
se contorsiona.
Intimo cilindro
Vegetal.
Habáname
Altahabana
Deslucida
bestia de fuego
zurcido de añil
¿Adónde el sueño ?
Sobre el animal dormido
en las hebras de tus ojos
castiga el asombro.
Cuerpos sin nombre
inflaman la noche.
En los dedos
la ternura al borde.
*
Ceñida por manos de ceniza
desnuda mi casa
insiste.
Días sin nombre
en reino extraño
mi casa desnuda
sin dones
ni puertas
piel de sol.
Implora.
La cueca rota
Mi padre bailaba cueca y frotaba las espuelas
me habría gustado ver las chispas hiriendo mis ojos.
A veces me pongo su sombrero de huaso
a lo mejor fue un torpe bailarín
un muñeco de cuerda desorientado
su nombre se perdió en una esquela mortuoria.
Me lo hicieron extraño
la señora de los zapatos grandes
ella.
Se lo llevaron en un pájaro gigante
fue cóndor
atravesó los andes
vio arder la memoria.
Un día fui a buscar su tumba. Nadie me dijo.
El primero: no sé.
El segundo: lo olvidé.
El tercero: lo olvidamos.
Despues de todo nadie nombra lo que no ha amado
mis pies se lastimaron.
Únicamente ella tomo mi mano
dijo “nos encontrará el reposo”.
Mi paso se detuvo
ante una tumba sin nombre
aquel panteón sin cruces.
La tierra
yerta, oscura,
reseca, rabiosa
heredad muda
su muerte
me dejó en la pista
dando vueltas sobre mí.
El sepulcro
detrás del general Pratt
allí blanco, olvidado
siempre los civiles a la sombra de los militares
¡Viva Chile Mierda!
los pasos
retorcido sosiego.
¿Donde estás muerte?
Abre tus caminos
encorvada sombra
Ella
traspasa el tiempo.
Peces en el obituario que no habita
-no sabía decirle -
Me volqué a la arena
que se tragaba su rostro.
Pedí cuentas
intenté perdonarme.
Balbuceé un silencio
infligí mi piel
en el jardín de su tumba-castigo.
La señora
nunca vino
no se dolió en muertos ausentes.
No en los míos
los pesos para el vino y la cueca rota.
Borrar mis pasos.
Mi padre bailaba cueca y frotaba las espuelas
me habría gustado el salto, ese fulgor de plata hiriendo mis ojos
verlo en la pista
agitando su cuerpo vivo.
A veces me pongo su sombrero de huaso
a lo mejor fue un torpe bailarín
un muñeco de cuerda desorientado.
*
No temas dar el paso
perdida la sombra
insiste en la huella
podrás llevarte los maderos
ser tu casa en otra tierra.
De Ojos Quebrados. El Taller Blanco Ediciones, 2021.
No es posible callar
sin tropezar el nombre de las cosas.
Memoria sideral
He sido una estrella muerta.
Bajé hasta el fondo de mis huesos
-desprovista -
Una quietud desprende
al sol
animal cautivo
arranca la investidura
en la búsqueda de una señal.
El polvo ciego
velada escritura de las hojas
lo simple
lo bello
lo posible.
Tu olvido
sin manos
impúdico fulgor.
Una estrella muerta
balbuceo indómito
penitente incandescencia.
De Memorias del desierto (Poemario inédito)
Me queda tu luz en la palma
de la mano
y nombrarte en lo sagrado.
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