Ana
Claudia Díaz (Santa Teresita, Argentina 1983). Licenciada en Letras. Actualmente reside en Buenos
Aires. Publicó Vuelo Vudú (Pajarosló
editora, 2009), Limbo (Pájarosló
editora, 2010 y La One Hit Wonder Cartonera, 2012, Ecuador 2010) Al antojo de las anémonas (Color Pastel, 2011) y Conspiración de perlas que transmigran (Zindo & Gafuri, 2013). Textos
suyos integran las antologías Pájaros en
la frente (Pajárosló, 2011), La
Juntada (APOA, 2012), Canciones
(Ediciones presente, 2013), Re-Invención
(Proyecto Madonna, 2013), Estaciones
(La Parte Maldita, 2013) y Poesía
Deliberada (Textos Intrusos, 2013). Participa de diferentes encuentros de
poesía y colabora con la sección de reseñas de No-Retornable.
Selección por Gladys Mendía de Conspiración de perlas que transmigran
Eco
de mí en la lluvia
Me ahogo en la lluvia esta mañana
el reflejo seguro de mí en las baldosas
insaciable, lo interviene todo
comulga con los espejos distorsionados
y el brillo.
Levitando, los pájaros se refugian en el nogal
los pétalos habitan solo el suelo hoy
escucho el murmullo
a los lejos
la insistencia desdobla mi sensación
sensata de ausencia
instante de este tiempo
en que entiendo
la sonoridad de los pasos
sobre las hojas secas
y el suceder.
Renace
a Remedios y Pablo, mis abuelos
Escuché tu voz de remolino
de revés de niño.
La mustia fina lluvia estalla
en las cerezas de aire
o en las gravas del camino.
Repleto de ciruelas caídas
estaba el suelo esperando…
amontonadas.
Delante de ti. El incendio roza
el brillo de las olas.
Otra vez
hay ruido de pétalos sobre las ostras que indagan
las sendas del verano. Mi infancia.
Gorgoteo
en el centro de la tierra
Entiendo
las certezas son como piedras que se acomodan en un
nido
si se desbarranca el océano brillante
capaz después encuentro
la llanura fértil igual
y el invierno, como rastro de un naufragio.
Lo
que trae la marea
Yodo que se envuelve en la orilla
y nos alcanza los pies
el mar nos devuelve siempre eso
una plenitud
brasas de sal que parecen
una mercancía abatida desmenuzándose
y cuando se retira el bramido
el remolino calma
nos deja un tesoro de caracoles tendidos sobre la
arena
un jardín de eco inverso.
Una travesía.
Devenir
De velas blancas, de álamo el viento
de pequeños peces de aire que lo habitan.
Desde ahí, se sucede.
La palabra puente.
Lo
que impide ver la niebla o yo
Ese viento escarcha lo frágil de las cosas
los pedacitos de palabras que caen
en una escasa insistencia.
Hay flores de cinco pétalos
azar para olvidar el agravio
el relieve acento de la necedad
bancos de niebla que la verdad trae cada mañana
como los sedentarios rincones de hortensias
que siempre florecen en el mismo portal.
Casa
de pasos
a Romina Freschi
Se entreabre el paisaje caído entre las hojas
bajo el amaranto color de las luces del tránsito
viajo en ese herbario
me desprendo de la calamidad polvorienta de las cosas
centelleos verdes me revuelan
me enredo en la hierba que se vuelve
puerto de aves.
Luna
Ahora
el incierto parece un espejismo
en capas de aire
una imagen invertida por debajo del suelo
o en lo alto de la atmósfera
como en la superficie del mar
un reflejo.
Hongos
e insectos
Entre los arabescos cipreses, como médula de un
volcán, esperaba yo mi cambio de plumas. La estación. Para cubrirme con
fragmentos de mariposas y perlas turquesas, o del organdí transparente de las
marchitas moscas, que son como un montoncito de vestidos negros encrespados en
el aire, intentando florecer. Brillos para ocultar la molusca herida que me condena. La cicatriz, la espina invernal que
me desprimavera para llevarme de vuelta al rebaño de avispas de la
civilización. Vuelo, remolino, vuelo. Emparaíso otra vez.
Origen de los reinos
Mi anochecer primitivo no tenía origen en ningún otro
lado. Aun. De reinos de valles cóncavos, de cuencos plenamente rosas. De ahí,
salí. Nace desatornillada mi memoria, se desmonta en esa teoría escéptica de
trovar las brumas. Queda en blanco y se abre paso como el agua. Tergiversar
dicen, que es como trastocar. Trastornar el desasosiego de una resistencia. De
mulas bestias, de árboles con mil años.
El
otro carril
En mi sueño hay una mujer amazona que con cierto baile
silencioso despeja el camino. Muda. Para acomodarse, afinará el algodón y hará
rieles donde alojar los pies.
*
Contraté al tiempo para pactar el relieve del
globo terráqueo y mi pelaje de color gris.
Discutís el diálogo que resulta entre nosotros.
Astro. Austero. Es así, complejo. Hilar.
Reducimos capullos que discurren o se trazan
para inferir en otras tantas cosas.
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