Mónica Laneri. Escritora y periodista de Paraguay (1971). Pertenece a la Generación de los ’90 de la poesía paraguaya. Se graduó de actriz en la Escuela de Arte Dramático del Instituto Municipal de Arte de Asunción (EMAD-IMA). Cuenta con cinco poemarios publicados: Versos Horizontales, 2001; Eras Dios y te hice Hombre (versos de una Magdalena desnuda), 2003; Versos para un Hombre Ocupado, 2004; Razón Psiquiátrica, 2016; y Divague Interruptus, 2017. También publicó el poemario Copulario con la Editorial Felicita Cartonera, en 2010. Es autora del blog “Un graffiti más en la pared” (www.monicalaneri.blogspot.com) a partir del año 2007. Sus creaciones forman parte de antologías y revistas literarias nacionales y extranjeras. En el 2017 su poemario Divague Interruptus recibió una mención de honor de parte del jurado del Premio Roque Gaona, organizado por la familia Gaona y la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP).
Selección por Gladys Mendía.
El día del día pasado
Un día será lo que seamos,
y también lo que fuimos.
Amanecerá como si fuese día,
del día pasado,
un día recalentado.
Y terminarán las preguntas
que solo corresponden
a nuestras incertidumbres.
Porque del no saber se nutre
esa magia de la vida
y ese misterio de la muerte.
Seamos lo que seamos,
un día seremos lo que somos.
Ese día,
el tiempo parecerá un juguete:
destruyéndose en nuestras manos.
El tercer domingo de junio
Pasan los años
y te parece que pesa menos…
Son recuerdos,
casi como una película…
fragmentos de alguna vida ajena…
o alguna no vida…
Pasan los años y comenzás a creer
que todo ha pasado…
La vida te dio y te quitó…
La vida te dio y te mató…
y se fue…
con la mayor parte de tu inocencia…
y con toda tu perversa fe en el “statu quo”…
Se fue y te mostró que todo cambia,
que hasta las piedras se transforman…
y con el correr de días y años,
una nueva lección
te acerca:
el sentimiento también cambia
se transforma…
Y luego,
cuando parece
que ya te acostumbraste…
que ya no duele…
que es solo la dulce dicha
del pasado…
es cuando llega,
como cada año,
el tercer
domingo de junio….
es entonces,
cuando, poco a poco,
y hasta subrepticiamente,
comenzás a sentirte
huérfano…
El bar de mi barrio
Regresaré
al bar de mi barrio,
a mis viejas canciones.
Cambiaré una bien fría
por una coca.
Cambiaré mi humo propio
por cigarrillo ajeno.
Me concentraré en los
zapatos sucios
del tecladista,
en el cinto blanco
de mi cantante,
en las baladas
que me emocionan…
Recordaré
quién soy,
de dónde salí
y hacia dónde iba…
Recordaré
que puedo desandar
caminos
para reencontrarme.
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