LP5 Revista de Literatura y Arte

martes, 5 de noviembre de 2024

WILSON ALVES-BEZERRA: Poesía Brasileña Actual

 



Wilson Alves-Bezerra (São Paulo). Es poeta, traductor, crítico literario y profesor de literatura en Brasil. Tiene libros de poesía publicados en Portugal, Chile, El Salvador y Colombia. Ha publicado también los ensayos Reverberaciones de la frontera en Horacio Quiroga (ensayo, Más Quiroga, 2021) y Nuevos Papeles Íntimos. Cartas inéditas de Horacio Quiroga (Más Quiroga, 2022). En Inglaterra publicó una biografía de Horacio Quiroga: A narrative biography of Horacio Quiroga, the Lone Anarchist (Cambridge Scholars, 2023). Ha traducido al portugués a autores hispanoamericanos como Horacio Quiroga, Luis Gusmán, Sergio Bizzio y Alfonsina Storni (con apoyo de la Beca Looren / Fundación Pro Helvetia). Su traducción de El Peletero, de Luis Gusmán, fue finalista del Premio Jabuti 2010, en la categoría Mejor traducción literaria español-portugués. Es doctor en Literatura Comparada por la Universidad del Estado de Río de Janeiro y docente del Programa de Posgrado en Estudios de Literatura de la Universidad Federal de São Carlos. Impartió conferencias, talleres sobre literatura, poesía, traducción y escritura creativa para estudiantes y adultos en diversas instituciones brasileñas, y también en EE.UU., Portugal, Aruba y Chile. Se dedica, además, a la escritura y al estudio de las literaturas escritas con mezclas lingüísticas, como el portuñol, el spanglish etc.


Paubrasilia Alucinata.
 Historia natural de mi patria (Hanan Harawi Editores, 2024)
Wilson Alves-Bezerra (São Paulo)
Traducción: Jesús Montoya (Venezuela)


SOBRE EL LIBRO


Prólogo Vegetal a la edición peruana

Cuando los portugueses inventaron Brasil, hacia 1500, lo bautizaron con sucesivos nombres: Isla de Vera Cruz, Tierra Nueva, Tierra de los Papagayos, Tierra de Vera Cruz, Tierra de Santa Cruz, Tierra de Santa Cruz de Brasil, Tierra de Brasil. El definitivo y más popular hasta la fecha vino de un árbol muy frecuente en la costa atlántica y que servía para teñir telas de rojo: el Palo de Brasil. Su nombre científico era Caesalpinia echinata. Sus nombres en algunas de las lenguas locales eran: Ibirapiranga, Ibirapitanga, Ibirapitá, Orabutã, Arabutã. Se lo encontraba en la costa atlántica, hoy apenas existe, pues lo diezmaron los colonizadores. Desde el año 2016, el nombre científico se actualizó para Paubrasilia echinata – el palo de Brasil espinado.

En este mismo año, ocurrió el golpe blando parlamentario que depuso a la presidenta Dilma Rousseff. Asumió el poder el vicepresidente Michel Temer, quien gobernó en una alianza con los sectores más retrógrados del país – el ejército, los empresarios – con un programa totalmente diverso de aquél votado por la población brasileña. El país empobreció, la violencia, la miseria y la censura aumentaron y, como un efecto en cadena, las instituciones nacionales se fueron fragilizando cada vez más. A lo largo de tres años se crearon las condiciones para que la ultraderecha, por el voto popular, llegara al poder. El año era 2019 y empezaba el gobierno de Jair Bolsonaro. Al fin del periodo de la Nueva República (1988-2016) le corresponde el nuevo nombre del árbol nacional. ¿Se trata de coincidencia o de un ciclo más de nuestra historia natural?

Desde la llegada de los colonizadores portugueses, quizás movido por las olas, por el cambio de la luna, tenemos periodos de más muertes, abusos, violencia; esos períodos se alternan con otros, en los que se respira un poco y buscamos pensar que somos el paraíso que un día soñado por los europeos. No por otra razón, la portada de esa edición peruana de este libro es la reproducción de la primera historia natural brasileña, realizada por los holandeses Wilhelm Piso y Georg Let Marggraf, en el siglo diecisiete. Solemos vernos por el ojo del otro.

En portugués, ese libro se llama O pau do Brasil, nombre que, en portugués brasileño significa tanto el árbol como el órgano sexual masculino. Se pone en escena, sin mucha elegancia, lo peor del discurso patriarcal brasileño, inspirados por el destape de la olla brasileña de los últimos años. En otros países de continente se lo puede leer como una obra clásica de la Colonia, como un museo de un pasado olvidado, o incluso como una caótica sucesión de poemas políticos, escritos entre los años de 2016 y 2020, sobre una tierra imaginada. El contenido de esos extraños textos se proyecta, a la vez, hacia el pasado y el futuro del más extenso país de Latinoamérica. Está la historia del golpe a Dilma Rousseff, de la prisión de Lula, de los proyectos de Michel Temer para entregar (aún más) el país el capital extranjero, de la elección de Bolsonaro, del asesinato de la concejala Marielle Franco y muchos otros nombres que se pueden investigar en los diarios de la época. O tal vez, no. Porque son historias que se repiten con distintos tintes a lo largo y a lo ancho de nuestro continente. Para nosotros, brasileños, los nombres nos sirven para crear memoria. Tal vez para los extranjeros funcionen más como descripción de la Fauna y Flora.

2016, decía, fue el año en que se renombró el nombre científico del palo para exportación que nos nombra. Con el velo de la poesía, me pareció más exacto bautizar esta obra traducida con Paubrasilia Alucinata, pues no fue sin delirar que se han vivido esos años. ¿Qué es toda la historia de Brasil sino un largo recuento pesadillesco de los sucesivos períodos de excepción?

El autor




TEXTOS SELECCIONADOS


La poética de la soledad

Lo que no fue hecho, ni dicho aún, el juego aún no jugado, aquello aún por ser escrito, eso que se mueve bajo y sobre tu piel, el día en que desististe de tramar el juego que todos jugaban, eso que te hace más solitaria al día siguiente, porque todos los compinches se fueron cuando el dinero ya no era parte del pacto. El tipo de la maleta intentó una vez más otra jugada, porque de chantaje vive el mafioso. Y dijiste que no, sabiendo nuevamente que la boca te llevaba a la fuerza a ser diferente y menos numerosa; solo se vive entre pandillas en el madrigal de los gallinazos, te dijeron, y te encogiste solitaria en medio del lodo. Aunque parece que te levantaste más fuerte a la mañana siguiente, más erguida que el enemigo, como no te sentías hace tiempo, una vez más en la coalición de tantos. Cuando necesitas hablar entre chacales, tu voz se altera, se engrandece, se agudiza. Eso te lleva al límite de la lucha corporal: es necesario hablar con fuerza, tu cuerpo y tu falo son tu valentía, cincuenta años después. Parece nuevamente injusto no contar con las armas de la máquina, ni jugar el juego de lo simple, después de tantos años en la soledad del poder, ser una persona a solas, sin asedio de los que te lamían los zapatos a cambio de una putrefacta caricia. Tú gritas tus palabras de antes, y te preguntas después, a ti mismo: ¿cuánto tiempo dura en una calle vacía el eco de tu grito?



Réquiem a la Amazonia

Para cantar vuestras crisis, traje cisnes, traje indios, odaliscas y un jarro. Observé el conjunto abismado, un difunto carcajeo plácido, palacio adentro. Su boca era cloaca, no anteojos de sangre-partidos de Allende. Discursaba. Un ministro cae, otro ministro sale, un ministro apesta. En las calles nadie se mueve. Un gorrioncito entre labio y labia de acusado. Ni un pio. Cisnes indecisos en el espejo de agua picotean profundas plumas de titanio. El presidente indignado desfilaba en su podio: alas derretidas, entrañas devoradas, apenas exudaba. Duro ultrajaba huesos polvorientos. Hasta que. A pesar de. Se vio todo por la grieta escudera de la guardia, entre bala y bala. Plantas nordestinas al Parlamento se frotaban. Incontenible muchacha inundándose en llamas. Gritos, gases, golpazos. La muchacha inflamable. Millones de bocas bajo el hormigón de Brasília. Con tino, con desatino. Hay indios y negros soterrados bajo un sol inmenso.



Estafa de Excepción

Yo te amo y entonces parto. Yo te amo y entonces grito. Yo solo gozo en el exilio. Que, de rodillas en el maíz, pato desinfla, gallo afina, pinocho menea y gepettea gallina que no pica lombriz. Mi píldora galopa la lengua aturdida, no le cae rocío; a la flor de nuestras bocas le brotan purulentos huevos transnacionales. Mi bossa se embola, nada lírica se embrolla Alicia. Yo te amo y no permanezco, grito y no descanso. El soplo manso de mi cuerno, cabalgado por la circunstancia, ansia de un afligido. Yo paso, y juro que paso, hondo corriendo y lento. Yo te amo y no pico ni el queso y me coagulo. Su beso que no lamo hace tiempo. Allá viene de nuevo el machete purulento del sistema financiero. En un trueque las manos se abren, piensas, no chupo ni grillo y su olor no recuerdo. Que, con la ley de matanza, nos dan vara y el novillo cobarde no se mueve. Que, con la ley de la bragueta, quien tiene miedo tiene culo. Que, con la ley del I love you, el banco ofrece tarjetas y tasas amplias como anos de cobras. Que, con la ley de jubilación, es mejor morir a la orilla de un hueso que estar en la fila de negaciones. Que, con la ley de la ciencia, la tierra es plana y quien tiene nalgas que las defienda. Que el estado no. Hoy el estado no. Quien no tiene lo suyo, ¿qué hará?, ¿qué haremos?, ¿un poema más?, ¿un retroceso más?, ¿otro escalofrío?, ¿prefieres ser un obtuso vivo, que una Marielle muerta?, ¿tener un nazi a cuestas sin padre ni madre ni clan ni prensa que te defienda? La ley necesita de un pueblo como el periódico necesita de unas nalgas. Frente a la profunda y vana cólera, otro huevo purulento pasa y se la clava. 


Galope

Pasa un gobierno entero galopando y el poeta pregunta al polvo: ¿qué ha de ser en el fin del fin? ¿Cuatro años más de gemidos? ¿Más marchas spray látigo cárcel y todo el ganado viendo un verano espectacular? Relájese y aproveche la experiencia, dice la muñeca rusa al arrancar el avión militar. Hágase la paja y manténgase con mesura frente al general, mientras abre las piernas en las arenas de Alcántara, en la Punta de la Playa, en Guantánamo. Ánimo. No todo lo que llega se va, pero todos pierden los sentidos: esto no es un poema, es el país del exilio. Balanza el sillón, el pastor en el picadero corea: volteretas y diezmos, no se pierdan el culto, que Jesús el prostituto vendrá a devorar el capital. El poeta avista la fila al pie del guayabo. Este es un juego de cintura dura, este es el juego de sus vidas. Si no se inscribieron todavía, en el amor de la herida de cristo, que sean ungidos, que sean poseídos por el ejército. Paguen sus recibos mientras la ministra come caviar. Amplia es la tierra y llana es la idea. No adiestren sus pensamientos. Paja y mesura al general.



¿Y para qué poetas?

El poeta se extiende en el libro y el libro se llama O Pau do Brasil. Elemento nocivo, repulsivo, de cañería, comunista, poeta escupitajo, de garganta roja, inmunda, de las honduras de la literatura. El poeta que se explaya en la llama de la escritura, en el sarcófago de las librerías acabadas; él no se salva de la oreja hedionda de otro poeta que lo valida, él, que no se apuesta por ningún premio o manifiesto: el poeta es un resto –flotando en la manteca del capitalismo. En la arruga sebosa del cinismo, un poeta trama con otro una batalla contra el fascismo, una antología, un encuentro, un recital, una bacanal de palabras que no saldrán en televisión. ¿Quién lo lee? Hay rastros de sus versos en el vertedero, aquellos que nadie leía: residuos. Principio de esperanza de la utopía barbuda, como la barriga rotunda del luciferino –¿cuándo vendrá? Y aquellos viejos poemas de Maiakovski, ¿qué decir? En torno a los poetas, marcharán a la tormenta. Hay una jauría de píldoras fuertes navegando en un mar de cabellos prematuramente blancos. Ismálias al borde de los edificios, una lengua hilada en cada mueca, una imagen en cada callejón, un soldado en el gueto, un amigo en la fosa, una memoria insepulta. Hay una pila de procesos judiciales empodrecidos, de la que todos los poetas sienten vértigo frente a la tempestad que avanza.









SANDRA SANTOS: Poesía Brasileña Actual

 

Fotografía de Leonardo Brasiliense

Sandra Santos (São Luiz Gonzaga) Escribe crónica, cuentos, poesía y literatura infantil. Realizó varios proyectos colectivos de literatura y poéticas visuales, tales como: “Código Colectivo” (poesía en QR CODE); “Eleições 2010”; “Instalação do Verso”; “Poema em Foco”, “Cartões Galantes”; “Transversos”; “Revista Copa del Mundo Brasil 2014. Publicó Lexofágico – Projeto Instante Estante (2012); Uiara (2011); Galaxias (2014); Coletânea de Poesia Gaúcha Contemporânea (2013); Sabor que Conta (2013); Lindas Lendas Brasileiras (2014) además de publicaciones en revistas literarias de Chile, México, Italia, Canadá, Argentina y Rumania. Sus textos ya fueron traducidos al castellano, italiano, francés, inglés, rumano, guaraní y quechua.

Esta edición de Flor de Udumbara es una versión trilingüe: portugués, español y quechua.

Flor de Udumbara (Hanan Harawi Editores, 2016/2024)
Sandra Santos (São Luiz Gonzaga)
Traducción: Diego Propatto (Argentina)


SOBRE EL LIBRO


Poesía hecha de viajes y de miradas, donde el deseo del lenguaje es la novedad desde la que se contempla el mundo. Poesía, flor o deseo, Udumbara solitaria floreciendo en los intersticios de la realidad. Sandra Santos nos propone un viaje minucioso, donde los lectores podrán encontrar imágenes deslumbrantes, paisajes reales e imaginarios unidos por la costura de los poemas. Y en el centro, el buen augurio que habla de un mundo mejor, posible incluso en los límites de la pobreza y el desamparo.

Poesía experimental, poesía antropológica, poesía de la soledad y el autoconocimiento. Sobreponiéndose a los desafíos de la traducción, Flor de Udumbara nos permite acercarnos a una de las voces más innovadoras de la actual poesía brasileña.

Carlos J. Aldazábal (Argentina)




SELECCIÓN DE TEXTOS



El arte de cultivar girasoles 


Van Gogh recoge ahora 
quince girasoles en Arles 
 
porque un chamán de las Américas 
tiene fiebre y flores en la cabeza 
 
una flor se levanta a las 6:15 de la mañana
para componer un arreglo 
 
quince capítulos de 
girasoles amarillos 
 
donde contemplo la luz 
de tus ojos 



Arpilleras

las arpilleras de Isla Negra
recogen de la calle su bordado
donde guardan la memoria

de todas las mujeres

no hacen ruido
sus armas son agujas
de silencio y acero 

escriben ese diario 
de palabras prohibidas 
en el paño del algodón

y empieza a florecer 
la verdad



El calígrafo, el flautista y el poeta 

aprehender el aire en el silencio 
entre las palabras 
 
concebir el arte  
en este vacío  
visual y auditivo 
 
pausa 
 
una respiración nueva extraída 
de cada fibra 
 
dureza y suavidad 
sopesadas 
 
y la mano 
 
está lista 
para el diseño melódico de la letra


**

después de leer a Drummond,                                                        
¿Cómo recoger 
la flor sin nausea? 

después de leer a Cabral
después de leer a Cecília
 
¿qué otro perro?
¿qué otra bailarina?

¿qué dolor después de Poe?
¿qué amor después de Rimbaund?
¿qué canto será Pound?

¿y quién la lucidez
de Éluard?

¿qué sol puede nacer
después de un girasol
de Kerouac?



Catar


un silencio ancestral
me calla

de bruces 
cato mis porotos 

falla que no sé
habla que fallé

vengo a la superficie
en cáscara y grano

semilla 
amputada en vano

invaginada en mí 
una serpiente duerme 
ajena a toda ficción






FANNY CARRIÓN DE FIERRO: Poesía Ecuatoriana

 


Fanny Carrión De Fierro. Poeta, narradora y crítica literaria de Ecuador, nacida en 1930. Recibió el doctorado en Literatura de la Pontificia Universidad Católica de Ecuador, así como una Maestría de la Universidad de California en Berkeley y una Licenciatura en Educación de la Universidad Central de Ecuador.. Ha publicado varios libros y antologías de literatura, como: "La mazorca de oro y otros cuentos" antología de cuentos bilingüe (2010), "Donde nació la luz"  (poesía bilingüe, 1999), "En la voz del silencio" (1980), etc. ha recibido varios premios literarios, como: "Premio Nacional de Poesía Gabriela Mistral (1958, 1961, 1981 y 1985), Premio nacional de Poesía de Ecuador (1962), Premio de Poesía "Juana de Ibarbuoru" (Uruguay, 1995), etc.


A NUESTRA RAZA


A nuestra raza el destino

no le ha dado sino el morir. Desprecia ahora

a la naturaleza, brutal poder que,

cruel, el daño universal imparte

y la infinita vanidad de todo.-



A SÍ MISMO


Ahora descansarás para siempre,

cansado corazón mío. Ha muerto

el extremo engaño que yo creía eterno.

Ha muerto, bien lo siento. Se ha extinguido

en nosotros no sólo la esperanza

de caras ilusiones, sino el deseo de ellas.

Descansa para siempre. Has palpado tanto. Nada

puede pagar tu agitación, ni de tus suspiros

es digna la tierra. Amargura y tedio

es la vida, nunca nada más, y fango el mundo.

Aquiétate ahora. Desespera

por a voz postrera. A nuestra raza el destino

no le a dado sino el morir. Desprecia ahora

a la naturaleza, brutal poder que,

cruel, el daño universal imparte

y la infinita vanidad de todo.-



AIRE DE SOLEDAD


Aire de soledad, dios transparente


que en secreto edificas tu morada

¿En pilares de vidrio de qué flores?

¿sobre la galería ilumina

de qué río, qué fuente?.-



AL LLEGAR LA VERDAD


Al llegar la verdad,

infortunada, tú caíste; y con tu mano

la fría muerte y la timba desnuda

desde lejos señalaste.-



DIOS MUEVE AL JUGADOR


Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.

¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza

de polvo y tiempo y sueño y agonías?.-




HA MUERTO


Ha muerto

el extremo engaño que yo creía eterno.

Ha muerto, bien lo siento. Se ha extinguido

en nosotros no sólo la esperanza

de caras ilusiones, sino el deseo de ellas.-



EL ESPACIO INTERMINABLE


el espacio interminable

que surge más allá,

y el sobrehumano silencio,

y la más profunda quietud,

donde el corazón

por poco no se aterra.-



***


Gracias luna, recuerdo que,

hace casi un año, sobre esta colina

yo venía, lleno de angustia, a mirarte

otra vez: y tú te erguías sobre los bosques,

como ahora, y hacías brillar todo con tu luz.

Pero húmeda y temblorosa aparecías

a is ojos, por mis lágrimas, pues dura

era mi vida: y o es, no cambia aún,

oh...mi querida luna.-



ESTEBAN CABAÑAS: Poesía Paraguaya Actual

 


Esteban Cabañas (Concepción, Paraguay, 1937) es el seudónimo de Carlos Colombino, artista plástico, poeta, narrador y dramaturgo. Pertenece a la generación del 60 y en la actualidad está considerado como uno de los mejores representantes de la lírica paraguaya.

Su primer título poético, Los monstruos vanos, apareció en 1964. Posteriormente ha publicado otros seis libros de poemas: El tiempo, ese círculo (1979); Los cuatro lindes (1981); Desentierro (1982); Premoniciones (1986); Foso de palabras (1992); y El náufrago insumiso, con el que obtiene el Premio "García Lorca 98". Es autor, asimismo, de dos obras de teatro: Momento para tres (1959) y La parábola del sitio más perfecto (1984).

Ha publicado cuatro novelas: Lo dulce y lo turbio (1998), ¿Quiere usted tomar un café en esa esquina? (2000), Juego cruzado (2001) y El dedo trémulo (2002).

En 1999 fue uno de los cinco escritores seleccionados para el Premio Nacional de Literatura, y en el 2002, Juego cruzado resultó ganador del Premio Municipal de Literatura, otorgado cada dos años por la Municipalidad de Asunción.



CÍRCULOS



         1


La razón del círculo es imitar su cola sin principio


el posible regazo de la nada


su ojo anticipado a medianoche


como un sol


su redonda potencia


su complicada lumbre única


su soledad partiendo desde el centro


donde no llega el fin


ni donde gira el cordón cerrado del infinito




         2


Qué soy yo


sino una piedra vuelta


cuyo rostro ha caído




Qué soy yo


sino el revés de un traje


al final de un ovillo




El círculo no soy yo


ni la evidencia


sólo un fin


que no se identifica




         3


La soledad tiene la voz de la piedra


la soledad que muerde su despacioso aumento


como un furioso tren desenredado




La soledad que muestra su rostro resguardado


por horizontes quietos y brújulas sedientas




la soledad del viento cabellera de aire


cubre un campo viejo de cegados árboles


que desgarra su propia cola enhiesta


sin obstáculos




la soledad de la raíz sin tronco


la soledad del libro sin mirada


de un dedo solo de mano mutilada


la soledad sin respuesta


la soledad del grito desovando


pobre espejos caídos sin imagen


la soledad parada como un pito


de cópula siniestra


la soledad vestida de relojes


sin memoria posible




         4


Suplir la piedra y encontrar el aire


donde el sueño se incuba su vigilia


y el silencio en ruidos permanece




En el principio los círculos cerrados


donde el pie la cabeza




Todo tiende hacia nada


y lo eterno descubre


el tiempo de morir




         5


Dar la vuelta


es realizar el recuento


la insistencia del día que no cesa


No es un aire ni un pájaro entendible


Es un poema negro


como un signo vacío


Yo soy aquí con esta voz


con estos ojos


el más ciego y el más silencioso


porque no tengo nada sino esto


Porque este sueño vano de ser otro


es como ser libre




         6


En el eje que no domino


el caminar ladea su sombra


y es el suelo que estira su solidez


fuera de sus limites




Quién está marcado


quién amarra el aire


de qué seca semilla nace el silencio


pero es el seno un zapato sin pie


una envoltura


un olvidado aire


un sol un rio un ave


un volverse lentamente hueco enorme


un pozo de metal inútil


en que el eco golpea su repetido eco




La cáscara que enarbolo en el eje


no es mi rostro




         7


Qué traición apreciable es este rostro


sin mirada ni grito


El tiempo esconde a la tormenta su despeinada mano


dividida por hebras sin destino


Oh materia de animal apagado en las ventanas del sueño


sin reflejos en el ciego cristal


que asume sus estrellas de hastío hasta morirse




         8


Porque este rostro es una herida


una herida que habla


y que repite otra herida


porque este rostro se pronuncia como un rostro


sin poder evadirse de sí mismo


parque evadirse es todo un eterno círculo


uno se encuentra al fin sin vuelta posible


y porque no existe la posibilidad de encontrarse


de otro modo




         9


Subo en la burbuja del tiempo


sin sostener la piel


sin empujar su anhelo




solo en el aire del espanto


con los pájaros negros aplastados


contra el cielo




Desplumada la tarde


hacia el otro camino más leve


donde deja su traje el otoño


y las hojas grabadas de inquietud


tiemblan al paso




allí


en su esfera de vidrio


se refleja mi mejor rostro


el más perfecto


el que adivina su muerte




         10


El rostro que ha pasado guarda el secreto


el sin sentido


la imposible razón no admitida


la espalda del momento




La rapidez del aire lo evapora


con el olor de la nada


Ya no ocupa su boca la palabra


y la sed le traspasó los labios


las manos trasparentes


se han comido los senos de la noche


quedando como dos cuencas vacías




Sólo Él camina sin pasar


por su dormida secuencia




         11


El rostro cae como fruto inútil


y el tiempo devora su cola de infinito


el puño marca la encendida violencia


con salvajes fuegos


con heridas que escapan a la sombra


de un ojo decisivo.




Ya nadie rescata su vengativo impulso


y el cuerpo levanta su máscara imposible





MATEO MORRISON: Poesía Dominicana Actual

 


Mateo Morrison (Santo Domingo, República Dominicana, 1946), poeta, abogado y ensayista, galardonado con el Premio Nacional de Literatura en 2010. En 1970 fundó el reconocido Taller Literario César Vallejo. También ha sido director del Departamento de Cultura de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, viceministro de Cultura del gobierno dominicano y director, durante dos décadas, del suplemento literario “Aquí”




Vivo aquí donde fallece el viento.

Muero para renacer

tal vez

en tu memoria

La daga que construyes para herirme.

El cuchillo imantado que lanzas a mi pecho.

La tea con que incendias mis pisadas.

La herida en mí descuidado rostro.

Las abejas que entrenas para emponzoñar mi espíritu.

Las aguas infectadas del jardín que cultivas para ensañarte

en mi cuerpo derribado.

El pistoletazo que buscaste en el poema de Maiakosky

para penetrar en mi sien.

Los restos de cicuta que indagas en la historia para que su esencia

destruya mis entrañas.

Las investigaciones que avanzas para aprender y aplicarme

las torturas más sublimes de la postmodernidad.

La cámara de gas que fuiste a conocer para estudiar

la posibilidad de mi holocausto particular.

La mirada que exhibes cada mañana forzando

a refugiarme en la quietud.

¿No son suficientes para detener tus asedios a mi sombra?



II


No

Quizás

Tal Vez

Alumbra rápido

La noche

Podría

Estallar

En nuestras manos.



III


Lo armonioso viene de tu piel,

suave y húmeda como ciertas cavernas.

Cruzo por tu desierto de espejos,

que me multiplican los sudores del deseo.

Tu sombra me cubre.

Ya puedo entrar en ti

bañado de gemidos.



IV


He aquí donde están colocadas las criaturas

que van a ser estatuas.

Entes tallados sin sudores

y sin nada que circule por sus venas.

Ya están listas lejos de las ciudades donde deambulan

tantos seres anónimos que nunca serán esfinges.

Trasladen ya a los seleccionados para la gloria

y déjennos con nuestra intrascendencia,

dispuestos a morir como llegamos,

emitiendo un pequeño grito.

Arropándonos con la sábana del olvido.



SOFÍA CRESPO MADRID: Poesía Actual Venezolana

 


Sofía Crespo Madrid es una poeta y traductora nacida en Valencia, Venezuela en 1995. Es graduada Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca, donde obtuvo una beca de colaboración (2017-2018) en el Departamento de Literatura Española e Hispanoamericana para estudiar la obra de Rafael Cadenas. Cursó el Máster del Profesorado en la Universidad Complutense de Madrid, en la especialidad de Lengua y Literatura. Ha publicado dos poemarios, Tuétano (La Poeteca, 2018) y Ayes del destierro (Libero, 2021). Aparece en antologías en América Latina y en España, como Última poesía crítica. Jóvenes poetas en tiempos de colapso (Lastura Ediciones, 2023), Matria Poética: una antología de poetas migrantes (La Imprenta, 2023), entre otras.


Extraídos de Ayes del destierro (2021):


I


Yo pertenecía a una casta de mujeres dolidas, seducidas por el musgo y las voces del estruendo.


En nuestra sangre corría la enfermedad del olvido y aprendíamos a tejer en el aire, aunque para nadie. Todas sabían el significado de partir y de partirse, desde adentro. Todas atesoraban pequeñas cucarachas en los rincones.


Pero mi raza era de distinto linaje. Sabíamos hablar una lengua sin huesos. Yo concebía el amor dentro de las cavernas, entre la humedad y el silbido. 


Yo no podía partirme. Entonces ya no pertenecía y ninguna mujer me pertenecía. Tuve que abandonarlas a todas.


EN EL PATIO DE ESCUELAS MENORES


Marmóreo gimes Fray Luis cuántas veces dime

si soltaste un aullido desde tu celda hacia tu celda

si te sentías solo y sin nadie

más que tu amor a unas cuantas palabras

de una lengua extranjera


Cuántas veces dime te sostuvo

cada llamada al cielo negado

si se te pudría el aliento detrás de cada padre nuestro

si murmurabas bésame con los besos de tu boca

ante una cruz mustia

y ya muy tarde


Te digo Fray Luis te digo

yo también burlaré los antojos de esta vida

con cuanto teme y cuanto espera,

pues Dios es un nombre

para el orden oculto

en sueño y en olvido

sepultado.



DESCONFIANZAS


me siento a la mesa y escribo

con este poema no harás la revolución

no dormirás el hambre

con estos versos no dejarás de ser extranjera

no vivirás el tiempo de a sorbos

ni despertarás a la fecha en el pasaporte

con este poema no desmentirás la revolución

ni alcanzarás la palabra inocente

con estos versos no podrás despedirte de nadie

ni besar a tu madre

no tendrás asilo en la nostalgia

no conjugarás presencia o espera


me siento a la mesa y escribo



MARIA DAYANA FRAILE: Poesía Venezolana Actual


Maria Dayana Fraile (Venezuela, 1985) Poeta letal, narradora modelo y muñeca asesina. Nací en Venezuela y vivo en Clearwater, Florida, territorio de los extraterrestres. Estudié literatura en Universidad Central de Venezuela y en University of Pittsburgh (Estados Unidos). He trabajado como editora en Monte Ávila Editores (Caracas) y como instructora de español en University of Pittsburgh. He publicado dos libros de narrativa en Estados Unidos, La máquina de viajar por la luz (2020) en la ciudad de Miami y editado por Cuban Artists Around the World y Colección de primeros recuerdos (2021) editado en New York por Sudaquia. En poesía publiqué Ahorcados de tinta (2019) en Miami, impreso por Cuban Artists Around the World y  Medusa decapitada (2022) en Chile, impreso por LP5 Editora. Este año 2024 salieron al mismo tiempo dos de mis libros en LP5 editora: Hella kitty y Gótico tropical. Me gusta comer carne cruda, ponerme vestidos negros y escuchar música alternativa. 


De Hella Kitty (2024)


Hella Kitty

Bigotes inseguros.  
Mentira, equilibrados, 
La dictadura del centro y la tortura o la muerte de las esquinas. 
centro de la habitación por la cual camina el óvalo que cae siempre parado. 
Alfombra manchada de té y maldiciones. 
Bombones envueltos en papel aluminio dorado. 
El ciclo del amor interrumpiendo las trazas brillantes del aluminio.
Dorado, el color de mi mano encrespada, 
sosteniendo el brillante deseo, la brillante genuflexión.
Es eso o mi botella de té desgarrando mi cerebro o un recuerdo de ningún país. 
Amor. Dice la sombra que muere en el televisor. 
Amor es un reino, una palabra, la simpatía de los dedos en el teclado. Chat de messenger y mensajes nunca escritos. 
Tarde de verano en el océano de las ballenas y los vecinos atolondrados por las langostas. Pululando. 
Hablando de mis cervezas en la cava de plástico Igloo. India Pale Ale o una bacteria holandesa haciendo mi vida palatable. 
Un rastro. Una epístola de muñones y muerte periférica. 
Totalitarismo de la subvivientud o sus quejas sobre el privilegio del superior. 
Subviviente: esa categoría de la planeación territorial, de la filosofía existencial, del hallazgo socioeconómico. 
Tambaleándose en nuestras ojeras como un titular de periódico quebrado por una redacción de pacotilla. 
Hey, oficial, présteme una taza de café o una pistola o un algo. 
Un algo que me ayude a vivir o a morir o a subvivir dice el hombre pero no dice, cree que dice en la acera rota del viejo oeste (pero si es la muerte oh mi querido es mi super, es mi super, tu menguado único posible super, lo que nunca está mal, lo que siempre los hará mejores, o a los que se van o a los que quedan, siempre a los que quedan, eso es bondad, dices, es bondad, es mi bondad teórica, mi dilema no dilema de amor profundo).
Quizás no lo dice el hombre. ¿Lo dice una voz en off?
El teorema habla de mis pies caminando desnudos en el centro de la habitación sostenidos por bigotes metafísicos. 
El sino matemático de mis tobillos deriva en odas a las lámparas que me iluminan con celo de boas constrictor. 
La cola ficticia golpeando la alfombra y el temor opaco de mi maquillaje anárquico. 
Soy una cosa; un dibujo, soy super. Algo elevado y mi pijama de fresas. 
Los buenos salvajes me estaban devorando viva, me arrancaron los ojos y la columna vertebral y mi cuerpo fue remasterizado por un biólogo que me admiraba. 
Los sindicalistas no fueron desactivados como bombas de tiempo. Mintieron con el cerebro volteado, con las ruinas de otros días en los que fueron aún más ruines y más abyectos. 
Quiero discoteca, quiero café, quiero mirador, quiero música perfecta a todo volumen.
Distancia progresiva del rock y la ácida atmósfera del techno en mi Alexa.
Soy super y muero por super pero me inferiorizo y hablo de los subvivientes en mi tiempo dorado de bombones y botellas de té helado de dieta.
Durazno de noche carcomida en las junturas de un beso. 
Hada y castillo irreflexivo. 
Trena de muerte.
Mi lugar ondeado y cuadriculado en la noche oscura de pijamas de satén. 
Pijamas! Es en lo que creo.
Mis dedos en la alfombra, la libertad inexistente de lo material, la cola de gato golpea el centro del bungalow.
Mimosas de mango.
El sueño de una granada y un sandwich de pastrami.
Una historia de reinas de corazones y perros níspero corriendo como contables en un jardín del pasado. Comiquitas de condorito y queso fundido facilista. Caracas como una alucinación triste. Gatita de colchones y medias tobillleras negras, mueve el esqueleto y cruza la frontera de la luz.
Porque eres el infierno,
eres el infierno, 
el bigote asesino de la noche, mi Kitty, 
mi Hella hellish Kitty. 


De Medusa decapitada (2022)


Tijeras de punta roma

El horizonte es una línea imaginaria 
que se aleja a medida que me acerco a ella. 
Los coyotes temblaron en mi respiración 
desde el principio. 
Los años cincuenta son considerados 
la edad dorada del futurismo.
La tecnoutopía reconciliaba el plástico 
y el diseño de tupperware con el sueño americano. 
Poemas de amor en cruda exposición, 
viviendo en mi patio de bombillos rotos 
con luciérnagas destrozadas. 
Las imágenes futuristas 
y el espacio de la tradición confluyen eternos. 
Una fiesta en la página en blanco 
y un castillo de comas en el espacio sideral: 
unas encimas de las otras como sombrillas de tiempo.
Soy una nube de poemas y series de Netflix, 
una nube ensamblada con todos mis recuerdos.
Soy un jardín de plantas encendidas. 
Soy el futuro. 
Nunca el tiempo pasó más rápido.
No puedo creer que llevo cinco años guardada en este ataúd.
Yo ingresé a la verdad psiquiátrica: 
un culto a la claridad o una secta de nimbos. 
Miseria simbólica.
Una valentía de tijeras de punta roma.


¿Puedo beber tu sangre? 

1
Yo ingresé a la verdad psiquiátrica.
Un templo para los fundidos.
Un templo de venas azules y huevos estrellados.
Yo fui sometida por una secta de matones que debatían 
acerca de mi salud mental.
Yo fui sometida.
Sometida.
Sometida 
Ilusión cósmica.
Todo lo que escribo 
es contra el sistema de la mentira psiquiátrica.
Se trata de una saga sagrada de bombillos marchitos 
Prisión de vanidades: los adoctrinados por tu amor
no podemos volver.
Ballena blanca entrando en la bahía.
La jadeante respiración del moribundo de la cama de al lado.
Caníbal hundiéndose en el paraíso de la crema ácida.
Galeón con velas de terciopelo, comercial o de guerra.
Su estela se prolongó hasta el paraíso providencial, 
tierra de grandes virtudes y valientes ciudadanos.
Su estela se prolongó por la vía intravenosa 
y descubrió un continente entero 
pululando en mi corazón de colifor-tema-constructivo.
La tripulación se zambulló en mi sangre
y nadó hasta mi garganta
Los marineros se sujetaron de mis dientes 
como de un archipiélago rocoso.
Salieron, uno por uno, pisaron mi lengua 
y alcanzaron la habitación de luces blancas
Las enfermeras gritaban, yo estaba dando a luz el horror 
de una tripulación perdida. 

2
Yo ingresé a un templo para los quemados.
Un templo de batas azules y orina 
dibujando paisajes mustios en el suelo.
Me sentía decapitada como una Medusa 
o como una virgen raptada de su apartamento.
Del teléfono goteaba un arcoíris mientras llamaba al 911
Intenté llamar a la policía, pero ellos eran la policía.
Yo fui sometida.
Sometida.
Sometida.
La sinestesia de los colores era un duelo profundo
porque una lata de guisantes es la medida del amor
cuando estás encerrada en el psiquiátrico 
en contra de tu voluntad.
Y solo queda la noche de los guisantes 
y la salsa espesa volando por los aires.
Ambarinos mis ojos de tanto comer ballenas.
Era terrible quedarme sin señal en un lugar como ése.
Mis referencias eran McMurphy siendo lobotomizado.
La ventana de mi habitación daba a una calle martirizada 
por los estudiantes de enfermería que patinaban en el hielo 
como cuervos arrogantes.
Los otros pacientes se sumergían en mi herida, 
nadaban con snorkel y chapaletas y cambiaban 
los canales de mi imaginación.

3
Me sometieron con esposas 
en un breve paseo por la catástrofe literal.
Me llevaron en las entrañas de un elefante mecánico.
Me dieron tres pastillas y dibujaron mi cerebro en la noche de los escalpelos suicidas. 
Yo solo quería comer unicornios y libros por kilogramos.
Las enfermeras estaban clavadas en un corcho 
con el cronograma semanal.
Con sus cuerpos perforados por alfileres de sangre 
y el primer latido de la mañana brotando 
de entre sus piernas de orquídeas.
Mostraban sus pantimedias de encajes 
y el puño en alto para los pacientes que no entendían 
la longitud de aquella manzana podrida.
Yo ingresé al templo de la mentira abstracta.
El pene de Urano arremetía contra mi lucidez 
en forma de inyecciones que borraban del mundo sensible.
Los tecnócratas me dejaban mensajes en la contestadora:
¿Puedo beber tu sangre?