LP5 Revista de Literatura y Arte

viernes, 2 de mayo de 2014

LUIS ÁNGEL BARRETO: Poesía Actual Venezolana



LUIS ÁNGEL BARRETO (Maracaibo, Venezuela, 1979). Licenciado en Filosofía. Cursante de la Maestría de Filosofía en La Universidad del Zulia. Ganador del Certamen Mayor de las Artes y las Letras 2006 por el poemario Arqueología de olores otorgado por el Ministerio de la Cultura. Finalista en el III Premio Internacional de Poesía Joven La Garúa 2007 de Barcelona, España. Ha publicado los poemarios Arqueología de olores (2007) y Las máquinas simples (2014), ambos por la Fundación Editorial El Perro y La Rana. Aparece en las antologías Amanecieron de bala, publicada por esta casa editorial, En-Obra, publicado por la Editorial Equinoccio de la UCAB, la antología de jóvenes poetas de la Revista Poesía Nº 153 de la U.C. y en la antología Rosa Caribe de La Mancha Editores. Actualmente labora en el área editorial.

Selección por Gladys Mendía de Las máquinas simples (2014)



Inicio tocamientos
construyo barcos en botellas
respiro
eso suena
produce metálicos espasmos
busco verdor
estoy cerca
percuto despacio tu caja xilófona
palpo lo árbol de tu carne oscura
lo relámpago
lo vidrio
lo bala



Nada regresa intacto
tampoco tus manos ni el olor
todo está abierto ahora que no quiero pedazos
mañana te buscaré en el aire
tonada cantada en el futuro
tal vez desierta desnuda
y te miro
tan negra aire tan suave tan siempre sexo derramado
como silueta dormida que mira a las bestias y
su diáspora
predicha en el silencio de las lámparas que nos piensan
nada regresa intacto
ni siquiera tus órganos en reposo
que el jadeo nos proteja la fiebre
nos consagre la cólera de lo que te digo
que mis palabras
laman
tus
palabras



He venido como el humo
pájaro e invisible
llegué enorme a husmear cerrojos
tu perfume alcanza millones de años
es una forestación
un arca llena con mis animales
gozo el incendio de nuestra choza
pruebo el mendrugo de rabia que ocupa tu regazo
pero la culpa es toda tuya
me acercaste el agrietamiento
las vegetaciones
las acequias
cuando me broto por el polen
no hay candados que impidan mi oler capullos



Cuento tus partes
les voy poniendo nombres
son todas tantas
en lo oscuro son inmensas
son tibios y quietos rinocerontes
tienen humedad de orilla
son como cofres que guardan otros cofres



Es un constante acechar
es tener calma
aguardar con la quietud del amante
con la tardanza en la boca
disparar con mis ojos
no matar
herir
vengo como un sosegado cazador
como la miel que cae
así lento
el amante es un caracol
casi siempre



Acostado respiro
yo que fui acera o baldosa
ansío sudarte toda esta noche
derramar tu cuerpo en los caminos
esparcirlo en multitud de territorios
hacerlo mares de conchas desiertas
hacerlo migajas
hundidos veleros de juguete
destilar por las fisuras el humo de tu pie
cují en el corazón
tu corazón mi estribo mi casa
tañido que lustra mi exterior osamenta
que quiso haber sido barro
abrazando tu desfile en mi parte horizonte
mi parte plataforma memoriosa
lámina que espera la infancia de tu caminar descalzo



El sudor evidencia una candela cercana
quizás en el aire se agolpe una hondísima canícula
si hay oquedad hay casa
todo un océano para ser bebido
para ocultarse boca adentro
si hay calor hay piel con ornamentos
hay olor
lagunas en el cuerpo para respirar
ostras arrojando perlas a tu cuello salado



Me someto a la carne
bajo extrema crisálida me pongo
no pretendo exhumación
no quiero pulcritud ni abluciones
rastreo con lengua filtraciones en la piel
ese vaho que siempre brota de los poros
busco partes negras
busco especias y frutas
busco confinarme en la corteza
reclusiones
quiero no escapar
husmearte las sombras
los dobleces
ansío habitar bajo olor
probar un transpirar que sea perfecto



Tu sudor es precorporal
está antes
y habrá sido
sangre amarilla de naranja
leche de hoja y de corteza
sol por dentro
o por mar
primera llovizna tu sudor
intramundo
portafuego
abreporo
paralabio



Vivo en este escondite cualquiera
sigo expuesto al follaje
a la dureza de la misma parte
a este dibujo que es también de ella
al rugido que se disipa cuando regreso a la orilla
la misma orilla
siempre
me arrimo a la cumbre
a ponerle un rumor en la boca
como sembrar una piedra
disimularla
me desabro para que retoce a ritmo de gota que cae
me deshago a tientas
a golpes de olfato
me vacío de soplo
me desairo
después de horas de viento fuerte
casi puedo olerle su agonía mineral



El calor deshace el concreto
te derrite
te convierte en impredecible gota
en pequeños y cercanos charcos
te dispersa por la casa
y descubren que no estoy
que no volveré idéntico
escríbeme el regreso en el agua
con tu mano calígrafa
tu mano arma todavía
con esa manera tan líquida de pulsar



La piel se pone áspera
vivo como árbol y soy hipótesis de la quema
de inflamarme
de ser fuego
siniestro vegetal
un vertical ajarse dormido
seré pronto un desvío a la ceniza
vestido de ramas
estas hojas serán un incendio
después
te buscaré
aceptarás esta enorme antorcha
vespertina aún
pretendo alcanzarte en mi desplome
quisiera oscurecerte temprano



Los que se agarran del cielo
tus dedos dormidos
filamentos del celaje
cordeles para amarrar los brazos de un reloj






1 comentario:

  1. Muy interesante este poeta. Gracias por el descubrimiento.

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