LP5 Revista de Literatura y Arte

jueves, 6 de julio de 2023

CARMEN LEONOR FERRO: Poesía Actual de Venezuela

 


Carmen Leonor Ferro (Caracas, Venezuela, 1962)
Vive en Roma, Italia, desde el 2004. Es Licenciada en Química por la Universidad Simón Bolívar. Ha publicado cuatro volúmenes de poemas, El viaje (Premio Monte Ávila Editores para autores inéditos, 2004), Acróbata (Raffaelli editore, 2011), En subjuntivo (Raffaelli editore, 2016) y Precarios (Edizioni Ensemble, 2019). Ha traducido al español a Giuseppe Ungaretti, Antonia Pozzi, Sandro Penna, Claudio Damiani y  Annalisa Manstretta. Realizó la selección y traducción de "Fronteras permeables" (Bid & Co editor, 2013), una antología de narradores italianos contemporáneos. Fue creadora de la editorial Luna Nueva de la Universidad Metropolitana, institución donde se desempeñó como profesora y como Directora de Cultura. Ha preparado diversas colecciones de poesía para distintas editoriales, siendo su principal interés la obra de poetas latinoamericanos contemporáneos y el género de la traducción. Actualmente enseña español en distintas universidades italianas. 



De La caja (inédito)


Mi hermana había pedido que al morir
le pusieran un traje 

que había comprado hacía tiempo en un mercado de Venecia
una prenda hecha de retazos zurcidos en seda oscura

lo usaba en ocasiones especiales

cuando empezó a intuir que moriría
pidió el vestido

imaginó con detalles cómo debía ser la escena
de un acontecimiento que sabía inapelable

aquel día en la iglesia 
aguardaba la caja

la cubría un camisón azul tierra
de tela almidonada con botones 

alguien al parecer 
lo eligió sin sospechas

entre la ropa apilada
en el armario
Apenas me atrevo
a entreabrir 
el cofre
donde conservaba sus fotos

allí he guardado documentos
el pasaporte italiano
papeles de familia



Coloco la cajita frente a mi cama
camino hacia la puerta
repito un ejercicio de indiferencia voluntaria

la rondo
una mancha indefensa
sugerida en el paisaje del cuarto

retengo el impulso de escarbar



Sale tanto
de esas cuatro tablas
de antiguos tabacos
Mi madre no reza
también ha perdido las blasfemias
exhala un vaho incierto
que va y viene



Huye de esa penumbra
pienso 
después me las veo con la mía
la cortejo 
la ausculto
de reojo



Hay una grave tarea
en digestión
su reino no es de este mundo
una mano trabaja
noche y día
para aliviarla
Llueve en el cementerio

los varones 
cargan la caja
en sus espaldas

los árboles resisten
ráfagas de brisa 

nosotros
en cambio
nos balanceamos

la humedad nos llega hasta los huesos

un viejo amigo se acerca
con un manuscrito en las manos

la tinta se expande sobre las hojas 

su mirada se agita
quizás ha bebido

yo abrazo los papeles
mojados

los paraguas 
intentan una escenografía
No es necesario
inventar palabras
siente
su presencia insonora



Ha cambiado el viento
¿lo ves?
se han movido los papeles
sobre el escritorio



Está todo tan sobreentendido 
en la hermandad
me despierta
una interrogación tras otra 
dudas que nunca expresamos



La mayor de todas las preguntas
se ha silenciado
en la aceptación
La memoria

Deshilvanar la memoria
destejer su trama

imaginarlo todo de nuevo
devolver la cinta

rehacer los diálogos
rescatar cada imagen del foso

su pelo rubio recogido
su estilo de vestir

el alcohol de las noches desesperadas
por el desamor



El primer paso para el olvido
era desenfocar

abrir la mirada

relajar los ángulos

nutrir así el desván
donde los trastos y los tesoros
se confunden
La memoria viaja por terrenos baldíos

husmea en el polvo

se detiene

inesperadamente

en algún punto

revolotea

como una mariposa

tratando de cumplirse

escapar de lo que no tiene forma
Tirar los dados
descender al abismo
apostar todo a un número
atender el ritmo de la respiración
y de pronto
una escena absurda
de dónde
toda esa luz


la memoria
es un poco de azar
vertido
en la ecuación
No hay una mujer que deshace
el tejido del pasado

ni una narración

que te susurra al oído qué va a pasar
porque ya lo viviste

no hay un desenlace predestinado
ni el barco de la niñez
moviéndose hacia atrás

ni las voces de los invitados ebrios en la cocina



De Acróbata. Raffaelli editore, 2011.


Soñé un cuerpo 

frágil 
como la lluvia

vestía 
mi delgadez 
de niña 

me confundía 
con la tela del aire 

casi incorpórea 

al ritmo 
de una nada perfecta 

subía 
como una virgen 
transparente 
soluble 

a la luz



De En subjuntivo. Raffaelli editore, 2016.


Ahora las palabras no llegan voluntariamente 
como si se opusieran a mis invocaciones 
una mudez que no busco 
signa mis encuentros y mi propósito de escribir 
y un vacío que no es inexpresión se impone 
a mi necesidad de ordenar



No sé si es posible escoger una gramática personal 
o tratar de resguardarse entre muros lingüísticos, 
sin embargo, si pudiera, viviría en subjuntivo 
haría mezclas de condicionales 
lanzaría los dados sin temerle a los arrepentimientos
al final de la tarde amaría la imperfección del presente 
sucumbiría a su continuidad azarosa



En italiano la probabilidad se expresa como certeza 
distinta a nuestra manera de plantear la duda 
lo que les ha dado una especie de autoridad lingüística sobre el tiempo 
una sensación de permanencia que nuestro idioma pareciera no tener 
y que un poco envidiamos en silencio antiguo
Y entonces comenzaron a confundirse los sujetos 
sin pronombres personales podíamos imaginar 
quién hablaba ahora y quién hablaría luego 
así que después dejamos de necesitar definiciones identidades o aclaratorias 
alguien que podía ser tú o yo 
aparecía como si fuera el otro 
sin producirnos demasiada ansiedad



Una gramática que me alivie 
más indiferenciada que exacta 
un alfabeto que me mantenga oscura 
pero que no me deje sola



Si lograra pagar un poco de mis deudas 
evadir la tarea de traducirlo todo 
dar una habitación a mis parientes necesitados 
¿podré volver al sueño?



Al mezclarse las lenguas 
cabían todas las formas de pensar el tiempo 
había espacio para la afirmación para la pérdida 
si pudiera sostener algo por más de un parpadeo 
había una promesa de echar raíces 
y una licencia para moverse en muchas direcciones 
era la conjunción de períodos multiplicándose 
incluso los idiomas perdidos parecían resucitar en los hablantes
El estudiante usa aún pocos vocablos 
intenta contar historias simples 
necesita los ojos y las manos 
usa el silencio como un recurso 
que ahora sabe emplear hábilmente 
cuando un impulso urgente lo toma 
llega a lo más interesante de aprender una lengua 
acepta que no tiene palabras 
y se conforma con que las ideas y las cavilaciones 
permanezcan flotantes



Como las lenguas 
las historias personales se traducen 
al llevarlas a otros mundos 
así tenemos que imaginarlas en claves diferentes 
reestructurar el orden de las apariciones 
volver a plantear las etimologías 
burlarnos de los errores 
hasta crear una nueva escena 
con reglas y sonidos inéditos


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