Eleonora Requena (Caracas, Venezuela, 1968)
Ha publicado: Sed (1998), Mandados (2000), Es de día (2004), La Noche y sus agüeros (2007), Ética del aire (2008) y Nido de tordo (2015). Su trabajo está incluido y reseñado en Rasgos comunes. Antología de la poesía venezolana del siglo XX (Pre- Textos, España, 2019), Cantos de fortaleza, antología de poetas venezolanas (Kalathos, España, 2016), The Princeton encyclopedia of poetry and poetics (2012), Las palabras necesarias, muestra antológica de poesía venezolana del siglo XX (LOM, Chile, 2010) y El hilo de la voz, antología crítica de escritoras venezolanas del siglo XX (Angria, Caracas, 2003). Obtuvo el Premio de la V Bienal Latinoamericana de Poesía José Rafael Pocaterra (2000) y el Premio Italia 2007 para la Poesía, certamen «Mediterráneo y Caribe», auspiciado por el Instituto Italiano de Cultura de Venezuela y el Centro de Poesía Contemporánea de la Universidad de Boloña. Coordina talleres literarios. Actualmente reside en Buenos Aires, Argentina. Su más reciente libro: Textos por fuera, El Taller Blanco Ediciones, Bogotá, 2020.
De Sed. Eclepsidra, 1998.
Te preguntas para qué has de escribir
si ante el libro de poemas predilecto
todas las palabras nombran lo que
tus sueños dibujaron
y estás plena de imágenes ajenas
te conmueves con un mínimo sonido
el soplo de las cosas persistiendo
mientras entras en la tarde
y ya es imperativa tu renuncia
entonces entiendes que callar
es el poema
Sed
Aqueste la verdad no hay voz ni oreja
Boca sentenciosa ronda angustias
Córrete franquicia del dolor manido
Sala cicatrices Mora en un silencio
quebrantado
Borde del vocablo
no nacido hinca tu colmillo
excreta
Dicta con murmullo al peregrino
canto aletargado la querencia
Hoy se ha amurallado la esperanza
grávida de esperas
derruida
De Mandados. La Liebre Libre, 2000.
hechos como fuimos de bermejos llantos hechos de un dolor
arcaico somos henos imbuidos en nosotros llanos de vacío
castos trepidantes nos llamamos riego fuego revelado
vivos y en armar insulsos entramados ocupamos
eso que de buena o mala gana
se proclama
tiempo
En el descampado
ocupo la memoria en escucharme
porque entiendo que este ahora sin más señas el presente
no convoca ya ciertos paisajes se quedaron en sus toldos bajo el sol
muchas palabras rostros ya no hieren son apenas un furtivo manotazo
extiendo en un mantel los días muertos en porciones regulares los devoro
he hecho las paces puedo aseverar
que no recuerdo haber estado en laberintos y me miento no me importa
quiebro en dos la vara que volcase
en turbios mis vocablos
De Es de día. El Pez Soluble, 2004.
quise mascullarme el día con un canto que evocase la derrota de Cadenas
porque asirse de palabras para hablar de uno
te atempera
escupir torpes grafías exaltadas, borronear una libreta
y embriagarse de tu propio tono alebrestado
hecho de materia lacerante, de remilgos, de candentes sobras
reconforta
ampararse de la lluvia
aligerar las cargas imprecisas
contemplarte recogiendo tus cenizas
siempre restablece diluir
tu enmarañado
corazón
en un poema
de otro
De La Noche y sus agüeros. El Pez Soluble, 2007.
Los que ausentes,
los que huimos
y amañados
por las sombras
escupimos a la noche,
los despiertos,
le debemos
a los trinos
la sonrisa
o el aliento,
en tanto
al otro lado
de lo inmenso
las pequeñas aves
arman su revuelo,
lerdos nos sumimos
y aguardamos
el despliegue
matinal,
la luz que crece
De Ética del aire. Bid & Co editor, 2008.
para contar es necesario llevar alguna prisa,
hay que deshacerse de palabras,
dejar atrás anécdotas fallidas o tragarse algún paisaje
desprovisto de afecto o interés malsano,
va ligero el automóvil deslizándose bajo tu mando,
por avenidas llenas y luces intermitentes,
vienes porque aún rotan en tus pensamientos
la cara risueña de un amigo,
la sorpresa por los imprevistos o mejor,
la certeza de que en realidad nada controlas,
eres un ejecutante más del libre asueto de los cuerpos
dejándose al gobierno de lo fortuito:
el saludo a destajo, el afectuoso o el inesperado,
la mirada que esquivaste en la reunión,
tu obsesiva revisión de los asuntos crasos,
el bocado muy salado que pasaste con un trago de agua,
de noche el rostro de las calles no es sereno,
vas entonces. aceleras para abrir un nuevo episodio,
porque haciéndote fragmentos del conjunto puedes
reposar afanes o prepararte para lo que venga,
así sepas que llegar no llega,
que cuando abras por fin la puerta de tu dormitorio
la cama te invitará a seguirte recorriendo,
esta vez hacia adentro y entrarás en los caldos
de lo que quisieras olvidar y no puedes,
pero para que esto ocurra debes llegar antes
y por los momentos este atasco en la vía te lo impide,
no pienses que contar o hacer el plan de un cuento
evitará el fraude de saberte en marcha
creyendo que al fin has llegado
De Nido de tordo. Kalathos, 2015.
ESO
¿y cómo será esa geografía del silencio?
¿tierra como me dijiste? ¿olvido? ¿voluntad?
¿batir el reloj de arena contra el piso?
un barco me lo explico
será que entonces la escritura sigue siendo el mar
que es el morir
tendré que idear una manera de construir tu ausencia sin palabras eso
De Textos por fuera. El Taller Blanco Ediciones, 2020.
•
carnitas que laten, eso somos, buscarle la vuelta es puro ocio
•
escriba
desde otra silla por favor
más lejos
del llanto, del trueno
del deseo
los codos sobre la mesa
sin máscaras
sin miedo
•
tacho borro suprimo
más allá del simple gesto
imploro a la memoria
condescendencia
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