jueves, 6 de julio de 2023

ELEONORA REQUENA: Poesía Actual de Venezuela

 


Eleonora Requena (Caracas, Venezuela, 1968)

Ha publicado: Sed (1998), Mandados (2000), Es de día (2004), La Noche y sus agüeros (2007), Ética del aire (2008) y Nido de tordo (2015). Su trabajo está incluido y reseñado en Rasgos comunes. Antología de la poesía venezolana del siglo XX (Pre- Textos, España, 2019), Cantos de fortaleza, antología de poetas venezolanas (Kalathos, España, 2016), The Princeton encyclopedia of poetry and poetics (2012), Las palabras necesarias, muestra antológica de poesía venezolana del siglo XX (LOM, Chile, 2010) y El hilo de la voz, antología crítica de escritoras venezolanas del siglo XX (Angria, Caracas, 2003). Obtuvo el Premio de la V Bienal Latinoamericana de Poesía José Rafael Pocaterra (2000) y el Premio Italia 2007 para la Poesía, certamen «Mediterráneo y Caribe», auspiciado por el Instituto Italiano de Cultura de Venezuela y el Centro de Poesía Contemporánea de la Universidad de Boloña. Coordina talleres literarios. Actualmente reside en Buenos Aires, Argentina. Su más reciente libro: Textos por fuera, El Taller Blanco Ediciones, Bogotá, 2020. 


De Sed. Eclepsidra, 1998.



Te preguntas para qué has de escribir

si ante el libro de poemas predilecto

todas las palabras nombran lo que

tus sueños dibujaron


y estás plena de imágenes ajenas


te conmueves con un mínimo sonido

el soplo de las cosas persistiendo

mientras entras en la tarde

y ya es imperativa tu renuncia

entonces entiendes que callar

es el poema

Sed




Aqueste la verdad no hay voz ni oreja

Boca sentenciosa ronda angustias

Córrete franquicia del dolor manido

Sala cicatrices   Mora en un silencio 

quebrantado

Borde del vocablo

no nacido hinca tu colmillo

excreta

Dicta con murmullo al peregrino

canto aletargado la querencia

Hoy se ha amurallado la esperanza

grávida de esperas 

derruida


De Mandados. La Liebre Libre, 2000.


hechos como fuimos de bermejos llantos     hechos de un  dolor 

arcaico     somos     henos imbuidos en nosotros     llanos de vacío 

castos    trepidantes   nos llamamos riego    fuego revelado 

vivos   y   en  armar  insulsos  entramados  ocupamos

eso   que de buena   o  mala  gana 

se proclama

tiempo

En el descampado

ocupo la memoria en escucharme  

porque entiendo que este ahora    sin más señas     el presente 

no convoca ya ciertos paisajes     se quedaron en sus toldos bajo el sol

muchas palabras      rostros ya no hieren     son apenas un furtivo manotazo

extiendo en un mantel los días muertos     en porciones regulares los devoro

he hecho las paces      puedo aseverar

que no recuerdo haber estado en laberintos     y me miento      no me importa

quiebro en dos la vara que volcase

en turbios mis vocablos


De Es de día. El Pez Soluble, 2004.


quise mascullarme el día con un canto que evocase la derrota de Cadenas   

porque asirse de palabras para hablar de uno    

te atempera

escupir torpes grafías exaltadas, borronear una libreta 

y embriagarse de tu propio tono alebrestado 

hecho de materia lacerante, de remilgos, de candentes sobras 

reconforta

ampararse de la lluvia 

aligerar las cargas imprecisas

contemplarte recogiendo tus cenizas

siempre restablece diluir 

tu enmarañado

corazón 

en un poema 

de otro


De La Noche y sus agüeros. El Pez Soluble, 2007.


Los que ausentes,

los que huimos

y amañados

por las sombras

escupimos a la noche,

los despiertos,

le debemos

a los trinos

la sonrisa

o el aliento,

en tanto

al otro lado

de lo inmenso

las pequeñas aves

arman su revuelo,

lerdos nos sumimos

y aguardamos

el despliegue

matinal,

la luz que crece


De Ética del aire. Bid & Co editor, 2008.


para contar es necesario llevar alguna prisa, 

hay que deshacerse de palabras, 

dejar atrás anécdotas fallidas o tragarse algún paisaje 

desprovisto de afecto o interés malsano,

va ligero el automóvil deslizándose bajo tu mando, 

por avenidas llenas y luces intermitentes, 

vienes porque aún rotan en tus pensamientos 

la cara risueña de un amigo, 

la sorpresa por los imprevistos o mejor, 

la certeza de que en realidad nada controlas, 

eres un ejecutante más del libre asueto de los cuerpos 

dejándose al gobierno de lo fortuito: 

el saludo a destajo, el afectuoso o el inesperado, 

la mirada que esquivaste en la reunión, 

tu obsesiva revisión de los asuntos crasos, 

el bocado muy salado que pasaste con un trago de agua, 

de noche el rostro de las calles no es sereno, 

vas entonces. aceleras para abrir un nuevo episodio, 

porque haciéndote fragmentos del conjunto puedes

reposar afanes o prepararte para lo que venga, 

así sepas que llegar no llega, 

que cuando abras por fin la puerta de tu dormitorio 

la cama te invitará a seguirte recorriendo, 

esta vez hacia adentro y entrarás en los caldos 

de lo que quisieras olvidar y no puedes, 

pero para que esto ocurra debes llegar antes 

y por los momentos este atasco en la vía te lo impide, 

no pienses que contar o hacer el plan de un cuento 

evitará el fraude de saberte en marcha 

creyendo que al fin has llegado



De Nido de tordo. Kalathos, 2015.


ESO

¿y cómo será esa geografía del silencio?

¿tierra como me dijiste? ¿olvido? ¿voluntad?

¿batir el reloj de arena contra el piso?

un barco me lo explico

será que entonces la escritura sigue siendo el mar

que es el morir

tendré que idear una manera de construir tu ausencia sin palabras eso 


De Textos por fuera. El Taller Blanco Ediciones, 2020.


   • 

carnitas que laten, eso somos, buscarle la vuelta es puro ocio 


  • 

escriba

desde otra silla por favor 

más lejos

del llanto, del trueno

del deseo

los codos sobre la mesa 

sin máscaras

sin miedo 

  • 

tacho  borro  suprimo 

más allá del simple gesto 

imploro a la memoria 

condescendencia


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