FLORENCIA SMITHS (San Antonio, 1976). Profesora de Castellano y Licenciada en Educación, Universidad de Playa Ancha de Valparaíso. Ha publicado El margen del cuerpo (Editorial Fuga, 2008), La ciudad No (Editorial Economías de Guerra, 2009) y La velocidad de la caída (Ediciones Inubicalistas, 2015).
Selección por Gladys Mendía del libro inédito La velocidad de la caída
La
puerta sellada del fondo
es la puerta de la infanta
que es su boca
la que no sabe decir
la que no debe parir
cada enemigo es su padre
por eso ruega
traiciona a mis ellas todas
se ensañó mano en mano
uña en uña a escribir
a sofocar en su espalda
el mapa de un carisma de un
encuentro marginal
erró en las pautas
erró en el golpe
erró en lo bajo de una aguja
en la desgarradura de la hoja
por una punta mal cosida y por
el ajado de una plana que cada vez
más se parece a su cara
ella quería
un cuaderno a la antigua
y no obtuvo sino páginas
ella quería llorar
a la antigua
y no tuvo sino la sed
de la que se aguanta
ella quería bailar a la antigua
y sólo obtuvo
el nervio de ver pasar solas
a las parejas buscándose
en la pista de baile
sin ninguna insinuación
A medida que se vierten
los hechos y se abren
adentro escucha
oye el salto
el ruido sordo
le recuerda la pérdida del habla
su lengua que entonces deslizaba
por ciertos objetos de fascinación
y que ahora atrofiada
de tanto lamer
ya no sabe sonar
sino apenas retomar
esa mímica enferma
que la avergüenza
cuando funciona
Pero
ya queda tan poco para ofrecer
ya no sé cómo contar
ni con qué idioma
me digo partir
no tengo lengua que ya toda está atrofiada
no tengo voz que ya las cantinelas
no dan tregua
en mi espalda
he quedado muda de la lengua
que tenía para ti
he resistido a la vergüenza
de haber perdido mi manera de decir
la manera que tenía para abrir la boca
y proferir
pero aún así no digo
ya no soy yo la que digo
no es mi lengua que ya no la tengo
que ya es un trapo receloso
que me espanta y envenena
y aunque soy la única triste encubridora
de mi pérdida
realizo todos los días
mi simulación
pero de mi lengua ya no me sano
tampoco de mi riesgo
incluso de mis palabras
de esta lengua anquilosada
que refulge cuando acontece
no me lamento
aún así persiste el pacto
yo no hablo y tú no pides
tampoco me entrometo
en ese espacio sin paredes
apenas insisto en comunicarme
y tus puños se mueven
y tus puños se abren
y tus puños despotrican
y cuando tus puños se cierran
consienten dirigirse nada más que
a mi boca que como flagelo se bifurca
mi boca partida
ajada
emancipada
mi boca que no se acaba de ti
porque se abre
a la medida de tu falta
la que se acomoda el rezo
en la profanación
de su propia tumba
la que no tiene condición
para mantenerse cerrada
porque es una boca mendiga
que sulfura y
le hace estragos a tu lengua
y no conoce decir acabarse
mi boca un manojo una cadena un fango
una red cortada sin pulso
que se dispersa y envenena el agua
desafinada esta boca torcida
simula sostener la balada del aislamiento
por eso permanece inmóvil
ante la mano incisión inexperta
porque cualquier filo la desdibujaría
en necio corte
y mi boca que es sumisa
quiere un final confuso
quiere que le sepan hacer a golpes
las letras y los puntos
las sonrisas los abortos
las contorsiones que la muerte le tiene
para que recoja
Sospecha
estar hecha de carne
a veces letra nunca puño
grafito incluso
carbón del más grueso
ceniza que traza la vuelta y
luego se dispersa
porque un viento en el litoral arrasa a
cualquier hora y el cuerpo
ni la cáscara revienta
pero ella no viene
no siente necesidad de estar del lado
de esa posible esfera
muchos le dicen silencio
deja que la caída se revierta
dale tiempo al tiempo dale
curso a la huida no te digas
ignorar la tensión entre los vidrios
y las puertas
deja que provenga el decantamiento
y el cuerpo escampe las lágrimas
ahora verás cuánto has perdido pensaste
que esto nunca sucedería puesto que hubo
un rito una promesa en donde diste y
apostaste el todo dejando fuera tus opciones 36
sacrificando años enteros al servicio
de esa voluntad
para que se te viera o nombrara
como la que perdura
también sabías de la que dibujaba en
la casa a la que nunca entraste pero
que accediste a encontrar en las libretas
donde siempre queda un rastro
de orden imposible de descartar
supiste de la que bailaba siguiendo
la ruta oculta de un doble cuerpo
de la que escribía a máquina o cocinaba en
fuentes de soda y servía el momento
en pequeños platos plásticos
más de alguna analizaba el comportamiento social
otra enseñaba en liceos municipales qué decir
la vergüenza de descubrir a tus propias
hermanas en la condición de la que alguna vez
también te hiciste parte
y por ello sabes lo que significa
haber llegado a este momento
en el escalamiento de las relaciones
y así, sabes que no trepidarás y que
aunque se precipite el riesgo
no lo perderías
ni por un mero lamento
solitario en la tina
ni por haber tenido que seguirlo incluso a
otras ciudades donde se levanta la vergüenza
ni incluso apostando
aquello de lo que estás hecha
ni tu carne ni tu puño
ni la ceniza en tu pecho
ni tu útero cosido
ni tu letra muerta
Me
dices loca
loca me dices que estoy y que
mi queja es una herida eficaz
que los discursos amorosos siempre han sido
exclusivos del reproche y la histeria
me dices loca cuando abro la boca y
prometo esperarte en las habitaciones mentales
de una casa que se abrió de golpe como un ojo
me dices que estoy porque loca nací
porque hay mujeres perras y otras que no
y yo soy la más perra porque
muerdo ese hueso y a la vez espanto
con mi hálito podrido a las que vendrán
me dices así porque abandono la razón cuando
se hace de noche y mi hedor enceguece a tu raza y
entonces muevo la cola y en un par de segundos
estoy metida en ti
me rechazas apenas mientras sabes
que ladro menos
y abro las piernas para expelerte
mejor
la de rojo sabemos nunca quiso otra cosa
que ser comida por su lobo
y en este caso yo
la histérica repartida por la casa-habitación
no he deseado nada más que me rechaces
con fría determinación
que la escena es muy fuerte
que la histeria femenina te sobrepasa
cuando los límites de éstos, nuestros hábitos
han explotado frente a un espejo de mala memoria
torcido, por grabarse malos rostros
que la convención no era esta
que fue necesario mentir por culpa de mi locura
que no hubiese sido nada fácil para mí escuchar
que a toda perra se la comen
tarde o temprano, las bestias
porque es su ámbito natural
porque ellos están hechos para complacer
su especie
por eso muerden lamen tocan penetran
mugen salivan explotan someten
urden amenazan tragan huelen
matan
loca porque tus dedos se parecen
a los de mi pata
porque encuentran y mueven
los lóbulos justos
porque te hago caso en todo
porque sin ti ni tu asco no doy altura
porque el vértigo me persigue
cuando recuerdo que estoy prestada
que no puedo parir por ninguna parte y el día
en que todo esto acabe
yo me iré con el buen cazador
y con mi herida-tajo por el bosque