El Rómulo Gallegos para William Ospina
Daniela Saidman
** El escritor colombiano William Ospina obtuvo el Premio Rómulo Gallegos, en su decimosexta edición, con la novela El país de la canela
“La primera ciudad que recuerdo vino a mí por los mares en un barco”. Los conquistadores españoles parten en busca de los bosques de canela que se suponen existen en medio de la selva. Lo que encuentran y dejan de encontrar, lo que aniquilan a su paso, es parte de la desventura americana originada por la conquista española, y se suma a las peripecias y aventuras de los más grandes genocidas del suelo latinoamericano. Esta es la historia que narra el escritor colombiano William Ospina, en El país de la canela, obra que fue galardonada con el Premio Rómulo Gallegos, este jueves 04 de junio.
“Pero el mismo día que supe de la existencia de aquella ciudad, supe de su destrucción”, y es que esta tierra, mezcla de tambores y llantos, de cantos y sueños, es lo que fue y lo que necesariamente habrá de ser. El personaje narrador de la historia, un mestizo, hijo de un español y una indígena, ofrece en el relato la perspectiva de la conquista de América desde la sensibilidad de alguien que pertenece a los dos mundos.
Recuperar la memoria, regarla de esperanzas y reconocerla múltiple, diversa e infinitamente joven y amada, es una forma de nombrarla y nombrarnos, para sembrar los mañanas que legaremos a las hijas e hijos por venir. Literatura y memoria, es un compromiso, anverso y reverso del presente y de la palabra que diciendo nos dice.
VEREDICTO
El jurado de uno de los premios más importantes de la lengua española estuvo integrado por Humberto Mata y Enrique Hernández D' Jesús, de Venezuela; Graciela Maturo, de Argentina; Miguel Barnet, de Cuba, y Elena Poniatowska, ganadora de la XV edición, de México.
“Apreciamos en esta obra valores literarios, históricos y filosóficos. Convenimos en que se trata de una lectura interpretativa de los primeros viajes de los europeos por el Continente, con una fuerte proyección hacia el presente. Su excelencia literaria reside en la sólida estructuración de sus capítulos, su fluido lenguaje, que no hace alarde de erudición epocal, en su vuelo poético y en su ajustada eficacia narrativa y capacidad de atraer al lector. Es una obra inspirada en discursos coloniales, en particular los de Fernando González de Oviedo –admirado maestro del personaje narrador—que no escatima crudezas en los aspectos más criticables y brutales de la gesta hispánica, sin caer en burdas simplificaciones”, dice el veredicto del concurso Rómulo Gallegos 2009, en el que participaron doscientas setenta y cinco obras de diecinueve países de habla castellana.
Asimismo, los miembros del jurado señalan que el mensaje de la novela “supera dicotomías tales como hispanismo e indigenismo, abarca las contradicciones con espíritu humanista y asienta una ética de respeto a la cultura del otro”.
FINALISTAS
Otras obras que fueron seleccionadas finalistas del concurso son La Ceiba de la memoria, de Roberto Burgos Cantor (Colombia), El profeta imperfecto, de Fernando Butazzoni (Uruguay); Bolívar. Delirio y epopeya, de Víctor Paz Otero (Colombia); Tratado del amor clandestino, de Francisco Proaño (Ecuador); Los ojos del huracán, de Berta Serra Manzanares (España) y La historia que me escribe, de Fernando Trías de Bes (España). Resalta el veredicto que entre los temas abordados en las creaciones literarias que participaron en esta XVI edición, destacan el rescate de la fuente histórica, la novela subjetiva, lo fantástico, lo mitológico, las obras de imaginación poética, las novelas biográficas y las sagas familiares, entre otras.
SOBRE EL ESCRITOR
Poeta, ensayista y traductor colombiano, William Ospina, nació en Padua (Tolima), el 2 de marzo de 1954. Estudió derecho y ciencias políticas en la Universidad Santiago de Cali. Entre 1975 y 1990 trabajó como publicista y periodista. Además ha dictado conferencias y realizado lecturas de su obra en distintas capitales del mundo, y publicado varios libros de ensayo, entre los que destacan Es tarde para el hombre, Un álgebra embrujada, ¿Dónde está la Franja Amarilla?, La decadencia de los dragones, Herida en la piel de la diosa, Nuevos centros de la esfera y América Mestiza.
Autor de cinco poemarios publicados, Ospina es socio fundador de la revista Número.
Ursúa, publicada en 2005 por Alfaguara Editores, es la primera novela de una trilogía sobre los viajes al Amazonas en el siglo XVI, y El país de la canela es la segunda, a la que le seguirá La serpiente sin ojos.
El cuarto escritor colombiano que ha sido galardonado con el Rómulo Gallegos admitió, en la Casa América de Cataluña, que los premios “son estimulantes y muestran el buen momento de lo que se está creando, pero estoy lejos de pensar que ganar un premio significa que mi obra es mejor que la de otros candidatos", explicó el escritor.
EL PAÍS DE LA CANELA
El escritor colombiano, defensor de “la franja amarilla”, de los sectores marginados y excluidos de Latinoamérica, es considerado uno de los máximos representantes de la generación posterior al boom latinoamericano.
Días atrás, Ospina describió su novela como un texto en el que se reflejan la codicia y las leyendas fantásticas que guiaron a los españoles en la conquista militar de América, tierra que confundieron con India, una geografía donde abunda la canela, y dónde además pensaban encontrar riquezas y monstruos fabulosos.
El país de la canela, segunda entrega de la trilogía que narra la conquista y colonización americana, se centra en las dos primeras incursiones por el río Amazonas. Se trata de las expediciones que encabezaron Francisco de Orellana, en 1541; y la efectuada por Pedro de Urzua, veinte años después.
Con estas obras Ospina reivindica la voz de los vencidos, sus pequeñas grandes hazañas, y sobre todo el carácter humano, las pasiones y sombras que nos habitan, y que se encontraron y desencontraron en América.
Recientemente, en la Feria del Libro de Madrid, donde presentó la novela ganadora, Ospina subrayó que su obra busca “recuperar la conciencia de los indígenas sobre lo que fue ese choque cultural”. Motivación que ha llevado al novelista y poeta a la creación de estas tres novelas, a las que ha dedicado más de doce años de investigación y recopilación de datos históricos. “Si se toma ese mosaico tan heterogéneo de voces y perspectivas y se sigue el hilo de los acontecimientos se puede reconstruir como fueron esos dos viajes al Amazonas, quiénes fueron sus protagonistas y qué fuerzas humanas se movían en medio de esa lucha con la naturaleza”, indicó Ospina.
Además de un relato sobre la Conquista, El país de la canela es una reflexión sobre las maneras en que europeos e indígenas americanos tienen de mirar a la naturaleza. “Los indígenas tienen una relación mágica y de respeto, mientras que los europeos están desde hace tiempo en condiciones de enfrentar la naturaleza y de intentar dominarla”.
“No podemos ver la Conquista como la labor de los paladines de la civilización contra unos pueblos bárbaros. Menos podemos tratar de invertir el proceso: contar la historia meramente como un genocidio sobre unos pueblos que vivían en una situación idílica. Se trata de ver la complejidad del proceso, y para mí, que ya no trataba de hacer un ensayo sino una novela, era menos importante hacer un discurso sobre lo que pasó que tratar de vivirlo, mostrarlo tal como pasó, por lo menos contarlo por alguien que lo había vivido”, señaló Ospina quien suele ironizar sobre el quehacer de los historiadores diciendo que éstos escriben libros de historia para que los escritores se los cuenten a la gente.
“Trato de hacer el juicio más severo de lo que fueron los excesos de la Conquista –explicó el escritor–. Pero no ignoro que lo escribo en castellano, que es mi lengua y que es nuestra sólo por la Conquista; que pertenecemos irrenunciablemente al mundo europeo, pero también al mundo indígena y americano, y que cualquier pretensión de mirar las cosas sólo desde un ángulo, perspectiva o maniqueísmo, no nos permitirá entender lo que pasó ni verdaderamente habitar el mundo americano de hoy.”
Así, El país de la canela es una invitación a la lectura, a la que nace de los decires y haceres de estas tierras mágicas, contradictorias, donde lo que somos cuenta el silencio y canta los cantos, donde la historia es grito y a la vez esperanza. dsaidman@gmail.com; www.dapaulasa.blogspot.com
El país de la canela
William Ospina
“Añadió que la tierra no sabe demorarse en un solo pensamiento y que detrás de las montañas lo que estaba era el reino de la gran serpiente, pero que ni siquiera los indios conocían su extensión, porque aquel país, más grande que todo lo imaginable, era el bosque final, brotado del árbol del agua.
A mí me afectaba esa manera de hablar. Recordé los relatos de Amaney, contando cómo el mar inmenso está guardado en una caracola, cómo el cielo lleno de ramas es a veces la casa de los animales, y cómo los trazos luminosos en la playa son las huellas que va dejando la noche al caminar”. (Fragmento)
** Publicado el domingo, 07 de junio, en el Diario de Guayana
No hay comentarios:
Publicar un comentario