martes, 3 de septiembre de 2019

JOSÉ MANUEL LÓPEZ: Poesía Actual de Venezuela






JOSÉ MANUEL LÓPEZ (Caracas, 1990) Mérida, Venezuela 1990). Poeta, músico y profesor de la Universidad de los Andes. Ganador del Premio de Poesía Gelindo Casasola, concedido en las Jornadas de Creación Literaria ULA-2010. Su libro La liturgia fue merecedor en 2014 de la primera mención honorífica del Concurso de Creación Literaria de la Dirección de Asuntos Estudiantiles de la Universidad de Los Andes (DAES). Ha publicado artículos en Revista Musical de Venezuela, Boletín del Ciela (Universidad Experimental de Guayana), Alhucema: Revista Internacional de Literatura y Teatro (Albolote, España), y en Revista Filosofía (Maestría de Filosofía de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes). La editorial chilena LP5 Editora publicó sus plaquettes Sinestesia disonante (2012) y Réquiem (fragmentos, 2013). Forma parte de Amanecimos sobre la palabra: antología de poesía joven y reciente venezolana (Oriette D’Angelo, Team Poetero, 2016). Es cofundador del proyecto de difusión poética audiovisual Altavoz (Mérida, 2016) y administra el blog http://monedaagrietada.blogspot.com. Ha publicado su libro El jardín de los desventurados (Fundación La Poeteca, 2018).

Poema inédito



.          
Mi ladera  fue imaginaria,
sus montañas  resuenan contra el cielo
conozco sus llanos ásperos de  tanta soledad,
evoco sus represas hechas sangre.
                                 
Rememoro sus crepúsculos,
camino por las sendas del recuerdo,
encuentro las marcas
de  los veinteañeros
que se extinguen en una nación cocida en balas.

Veo cómo borran su lengua materna,
el nombre de su padre,
cómo escupen el sabor de la vereda donde nacen.

Guardan en su chaqueta
la sombra de sus hermanos,
reclaman su aliento en otras latitudes,
porque no hay melodía
en el contrapunto de las fronteras.

Observo sus facciones
reventadas en esas montañas,
divididas entre el linaje bastardo

y el mar extraviado,
unidas por el hambre.

Languidez que pone de relieve
cicatrices de rocío
sobre la selva,
la membrana cae sobre el mediodía
pestilente,
el tejido
se vuelve amarillo.
   
Sus semblantes
se dividen
en dos ríos secos,
nubes templadas,            
senderos áridos,
los limites
agonizan

agonizan,

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como la cartografía en el incendio.



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