OMAR PIMIENTA (Tijuana, 1978). Licenciatura en estudios latinoamericanos. Escritor y artista interdisciplinario. Su trabajo aborda cuestionamientos de identidad, transnacionalidad, poéticas de emergencia, espacio y memoria. En 2008 recibió una beca de la University of California Institute for Research in the Arts para la pieza Welcome to Colonia Libertad. Ha ganado el X Premio Internacional de Poesía Emilio Prados, del Centro Cultural Generación del 27 (Málaga, España), por su tercer libro Escribo desde aquí. Su trabajo como artista visual ha sido expuesto en el Museo J. Paul Getty, Los Ángeles; Museo de Arte Contemporáneo de San Diego; Centro Cultural de España en Buenos Aires; Freie Universitat de Berlín; espacio alternativo Taller 7, en Medellín; Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca; y distintos foros de la Ciudad de México, entre otros. Su más reciente libro (cuentos) se titula Té (2019, RIL editores España).
Selección por Gladys Mendía de Escribo desde aquí (2010) X Premio Internacional de Poesía Emilio Prados
Escribo desde aquí:
una casa de madera vieja
un teclado sucio
en La Libertad
con 30 años
Granola mi esposa
Beca mi perra
el futuro
escribo desde allá:
la casa de cemento que construyó Don Marcos
los hermanos
La misma Libertad
algunas fotos
el pasado
escribo desde acullá: (siempre he pensado que no existe esta palabra)
Granola su migraña el frío
el teclado sucio inexorable
Tere Carlos y Marcos en sus cuartos
don Marcos y doña Sara en su pueblo lejano
esta ciudad de paso
la casa de madera caliente
Beca lamiendo mi barba
el tiempo de golpe a los ojos
calle 10 calle 7 y el mundo escondido entre números
luz atrapada en las imágenes que dan a luz un hijo muerto
el pasado viendo por la ventana
a otra ventana
escribo.
El único recuerdo que tengo de mi abuela Julia es el de mi madre
los granos de maíz eran los dados de la suerte
pares o nones dependiendo del color del hambre
sé que la abuela Julia caminaba apoyada en una silla
golpiza que le dio el abuelo Benito: poeta del pueblo
su pobreza era grande y no cabía en el mundo: murió la abuela
Sara tenía doce años dos hermanos menores un padre alcohólico
un futuro en el norte la piel en los huesos poemas por escribir
ya en La Libertad ella quitaba los granos de maíz uno a uno
con la paciencia que da el recuerdo
me enseñaba su puño cerrado y preguntaba: ¿pares o nones?
si yo atinaba comía de su mano si no comía ella
esto jugaba con tu abuela Julia mijo
ella hacía trampa para que yo ganara siempre
hoy desde aquí recuerdo el dulce sabor de los granos tiernos
el amargo de los quemados y las manos arrugadas de doña Sara
como ella seguramente recordaba el hambre.
He aquí que soy poeta y mi oficio es arder
EFRAIN BARTOLOMÉ
Doña Sara fue pobre toda su vida
circunstancialmente pobre en ciertas ocasiones
inhumanamente pobre en otras
nos dejó una foto de estudio a cada uno de sus hijos
bailó sólo dos veces en su vida le encantaban los zapatos
supongo que amó a mi padre sé que amaba su jardín
escribió poemas a su casa a su familia
a su pueblo a su calle en la Libertad
a sus plantas a su muerte
decía que eran simples pensamientos
imagino que creía que la poesía venía de otra parte
se le daba a otra gente brotaba en mejores jardines
como si no fuera el sufrimiento abono suficiente
para hacer crecer combustible suficiente para incendiar
el árbol que divide el pensamiento del poema
cuando Doña Sara murió tenía la boca reventada en fuegos
la palidez de una hoja en blanco
yo sé que escogió una a una sus últimas palabras
no sé qué tanto dolían
qué tanto el ritmo cardiaco dictó su orden
si tan sólo los poetas la hubieran visto
el cáncer se la comió por dentro
Don Marcos y los cuatro hijos pedimos prestado
un lugar en el panteón y dinero para el entierro.
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