Lena Yau (Caracas, Venezuela 1968)
Narradora, poeta, periodista e investigadora. Especialista en el vínculo entre literatura e ingesta. Ha publicado: Trae tu espalda para hacer mi mesa Gravitaciones, España, 2015; Lo que contó la mujer canalla Katlathos Caracas, 2016 Kalathos, España, 2021; Bienmesabes Gravitaciones, España, 2018 El Taller Blanco, Cali, 2021 Sudaquia, NY, 2022 Hambre de Cultura, Bogotá, 2023; Bonnie Parker o la posibilidad de un árbol Utopía portátil, Caracas, 2018; Carne de mi carne Antología de cuento Mantis Narrativa Plural editores, Bolivia, 2018; Nubes Poesía Hispanoamericana Editorial Pre Textos, España, 2019; Escribir afuera Cuentos de intemperies y querencias Kalathos, España, 2021; Asintomática Escrituras del encierro en coronavirus Editorial Hypermedia, EE. UU, 2021; Cuentos de Venezuela Líneas portulanas Editorial Universidad de Zaragoza, España, 2022. Reside en Madrid.
Inéditos
Puerta de bala
Quiero que mi sueño no escape
y como loca salto
para alcanzar las palabras
que ya flotan,
suben,
buscan el sol.
Me resigno y pienso en lo que queda.
Un niño con pistola.
Mira a todos.
Me escoge.
Dispara.
Siento la bala penetrar mi cuello.
Siento que las voces de los que me rodean se ahuecan.
Siento que me desenchufo.
Esto es morir, entonces.
Pero no muero.
Pasan las horas, dejo de sangrar y no muero.
Nadie se ocupa de mí.
Me creen un caso perdido.
Soy una herida incompatible con la vida.
Le digo a un médico que está entre mis amigos:
- Tengo hambre.
- No puede ser....estás muerta.
- ¿tengo la bala en el pulmón?
- La tienes en el corazón. Te lo rompió.
Contesto que no.
Que casi.
Que no me afectó.
Que dejó un agujero limpio, claro, redondo.
Que la bala se detuvo en la nada.
Que la nada, duele.
Que tengo hambre.
- ¿Hambre vaga o hambre de fuerza?
- De fuerza. Hambre de fuerza.
Luego en fragmentos y fracturas alguien me habla de acentos.
La maestra de niños encantada porque escucha mil ritmos.
Dice que antes sólo se aceptaban acentos homologados.
La palabra homologados me asquea.
Veo en mi camisa blanca
una mancha de sangre lavada.
Tan lavada que es el revés de una rosa.
Yo camino con un hueco en la garganta
mientras me explican la relación proporcional
entre ángulos y recepción.
Mi hueco silba.
Es de plata.
Puerta de bala.
Me gusta.
Me siento imbatible.
Oración a los santos oníricos de mi altar agnóstico
Antes de alzar las manos
y dejar que lluevan sobre las letras
oro
mi altar alternativo
es el misterio flotante
de San Borondón
lo pueblan
agnósticos conocidos
beodos ilustres
grafómanos irredentos
ávidos microcopistas
cultivadores de hambres
duelistas del filo
babélicos involuntarios
san Hemingway
mantén lejos de mí
la botella y la escopeta.
De Lo que contó la mujer canalla. Lena Yau. Editorial Kalathos. 2016. Caracas.
CARPETANIA
Estirar el cuello para encontrar meseta por mar.
Y ese horizonte que trampea constantemente vistiendo un azul de costa que acaba en penillanura.
A algunos no nos pertenecen los mares.
Es la penitencia, quizás, por abandonar la cuna.
PLUVIAL
A Maru Alcalde Varela
Aún vivo en todas las viejas direcciones.
Charles Simic
Suena la lluvia y me desoriento.
Busco grifos abiertos
teles encendidas
ordenadores patinando.
No encuentro nada.
Abro la ventana: veo y escucho con nitidez.
Las gotas son gordas y suenan.
No hay truenos
no hay relámpagos.
Hay insistencia
ronquera sostenida
rutina en un espacio impropio.
Y unas nubes
una falta de luz
una bella impertinencia
un dislate
una falta de geografía.
LO QUE FALTA
A Giovanna Rivero, que vuelve y vuelve
Siempre es así.
Donde quiera que esté soy lo que falta.
Mark Strand
La experiencia de caminar sobre los pasos propios.
Pisar huellas añejas.
Cazar la sombra cuando no hay sombra.
Volver sobre uno mismo.
Recogerse.
Mirar en silencio la vida que fue. Sentirse escena.
Saberse instante y fuga.
Regresar para completar.
YO TAMBIÉN VI UN PERRO EN HENDAYA
A Frank O’Hara
Los pies al borde del pantalán
y el temblor de mi rostro
sobre el mar.
Quizás no fue Hendaya
sino Bayonne.
Conté́ en dos lenguas
mis finales de agua.
Caroní́ en un salto.
Colón señalando desde la rambla.
La Toja de fangos y piedras.
Quise volver a mi reflejo
pero estaba roto.
El cuerpo inflado
golpeó un pilote de madera
haciendo pequeñas olas
que lo empujaron
al curso de la corriente.
Lo último en irse
fueron sus ojos
sin vida.
El perro quiso salvarme un poco.
Acepté la ayuda
susurrando Lanzarote.
SIN COMPÁS
Desvarar
regresar
caer
romperme la boca y los dientes
cerrar los ojos para evitar el puñal verde
guardar los oídos del taladro
asfixiarme de calor
tocar las fotos que han sido reloj todos estos años
acariciar la tierra que guarda amores huidos
halagar mi lengua con sabores que me hacen texto
ser hija recibida
recuperar las horas de sueño aconsejadas por Salerno
rescatar una parte de mí que se fuga cada día
dejar de ver la cuna como bruma
como incendio
como isla que se aleja de mi nado.
De Trae tu espalda para hacer mi mesa. Lena Yau. Editorial Sudaquia. Nueva York. 2021
I
Esas piedras
que me arrojas
son el mal pan
de tu infancia.
Saborgar
Hizo girar el molinillo sobre la palma de mi mano.
Lloviznó polvo pimienta.
Dejó correr el aceite de oliva.
Me ordenó buen provecho.
Me lamí descarada mirando sus ojos.
Fuimos dos perros
esa noche memorable.
Parhelia
A Juan Carlos Méndez Guédez.
Despertar de los ojos de la niña muerte,
del pez que intentó devolver al estanque
con abanico isabelino venido de Aranjuez;
despertar de sus trozos destrozos de cristal gelatina,
blancos irisados pútridos,
de la sauna pública, de una vitrina sucia y de la náusea,
del baile de gogós submarinistas,
de un subterráneo,
del inglés al español al ladino al francés,
de ladrones plurilingües,
entender sin entender
siríaco y friulano,
rogarle a Plinio El Viejo
entre lágrimas
que olvide al volcán,
huir de una nube ardiente de azúcar rosa.
Despertar de golpes de tacón en mi frente,
de cámaras fotográficas perdidas,
de agendas y plumillas recuperadas,
abrir los ojos sucesivamente,
encenderle la luz a cada pequeño horror.
Descubrir que la tachadura
rompió el papel
que llevaba mi nombre.
Prensar los párpados.
No quedan sueños.
Letraduras
la escritura
soga tensa que me guía
el texto
red que me salva
su palabra en la pantalla
cadáver que intento reanimar
la palabra que di
pies descalzos sobre asfalto líquido
él y yo
letra flotante en agua de borrajas.
Catara
El corazón caminaba.
La tierra se abrió́.
Cayó.
(desde la grieta, grita)
Ahora es tubérculo que guarda ponzoña.
Clarea.
Ralla.
Comprime.
Haz líquido.
Reserva.
El dolor: animal clavado con alfileres en una pared.
(palpita en silencio)
Un exoesqueleto en vivisección.
Descarta pies, cabeza, piedad.
Retira cuidadosamente el abdomen.
Aceita un hierro candente.
Lancea sin dudar.
Su presencia: enfermedad del cuerpo.
(escalofríos temblor dental)
Una quemadura de vapor.
Rajas de ají́ chirel con venas y semillas.
Jugo del tubérculo corazón.
Insecto dolor mutilado y tostado.
Mezcla sin agitar.
Él está:
En la hoja en blanco.
Sal.
En la hoja en escrita.
Pimienta.
En la letra invisible.
Limón.
En las oquedades del discurso.
Reposo.
(todo lo que somos es lo que no somos)
Unta el preparado en cada parte que reclame su huella.
Espera a que el nombre se infle en ampolla.
Deja que crezca y reviente por cuenta propia.
Levanta la piel para barrer debajo.
Barrerlo de ti.
Repite el proceso hasta la cicatriz.
Reza estas instrucciones en su memoria.
recurrencias en el zumo de tomate
promocionar mis libros me obliga a viajar.
hay días en que veo el ala del avión cinco veces.
debería estar contenta pero odio volar.
no es miedo, es odio.
bebo para no sentir que vuelo.
a veces doy entrevistas borracha.
me porto bien.
soy una borracha responsable.
yo misma me digo:
este es el último trago,
alterna cada cóctel con agua,
come algo,
date una ducha de agua fría,
no mezcles ansiolíticos con alcohol,
no tararees boleros,
no lo nombres, no lo escribas, no lo recuerdes, no lo pienses, no lo extrañes, no lo sufras, no lo armes, no lo pliegues, no lo evoques, no lo escuches, no lo existas.
combato la resaca corporal con ibuprofeno y zumo de tomate.
para la resaca de su ausencia no existen paliativos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario