CLARIBEL DÍAZ (Santo Domingo, 1963). Poeta, narradora y ensayista. Ha publicado poesía en revistas y antologías de la República Dominicana y del extranjero. Participó activamente en el Taller Literario César Vallejo. Fue fundadora del Colectivo de Escritoras Aída Cartagena Portalatín. Reside en la ciudad de Nueva York desde 1996. Ha trabajado intensamente con el movimiento Psiconalista desde 1984, que la llevó a fundar la Escuela Dominicana de Psicoanálisis, la cual dirigió hasta 1996. Ha publicado ensayos en esa disciplina. Actualmente coordina el Hispanic Psychoanalytic Study Centre en Nueva York.
WASHINGTON HEIGHTS DESDE MI VENTANA
Una calle desierta y pudorosa como una mujer dormida
después del amor
entre el sueño y la tibieza
una mano se desliza sobre la calma
ahuyentando la espera
Y un montón de niños que afuera procuran el desvelo
entre la risa y el miedo
en medio del día y de la noche
entre sonrisas fugaces como el olvido
y leves como el temblor y la prisa
se alborotan buscando en sus juegos realidades ocultas
inventan como dioses
como sólo los dioses crean
sin temor
con la presencia imposible de los sabios
se anteponen al tiempo
Y esos árboles escasos
agrietados también
pero redimidos por la niebla
me miran
interrumpen la suavidad de sábanas también dormidas
tras una ventana abierta
una ventana abierta por donde ni el sol ni el viento pasan
sólo la noche la atraviesa con el ruido de seres noctámbulos
una ventana abierta que se ahueca
sin recuerdos ni presencias.
NIEBLA DE LUZ
Somos cómplices extraños
de un recuerdo inescrutable
la impaciencia nos encierra
un hálito de espera
¡ay! esta noche de eterna
este pálido rito del miedo
que nos mira
soledad que asedia
“brecha ciega” por donde asoma
el olvido
fósil o cuerpo sin aliento
somos
huellas de una mirada
que se apaga
sueño en vela
domingo a solas
precipicio incólume de tardes
sin venturas
ya no hay fábulas para decir
a los niños
espacio vacío en que me encuentro
eres
lugar de sombras
verso olvidado en la bruma del sueño
nos une
niebla de luz
ser exaltado en el sueño y la pasión
magia vedada y trastocada que no cesa
mi voz se pierde en ese hechizo
inexplicable
para inventarse en otro mundo ajeno
con otra sombra otra imagen y otro acento.
DESHABITÁNDOME
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
Cesare Pavese
Me acecha la muerte en tu mirada
ahora en el instante del absurdo
ahora que mi boca dibuja tu silueta
y te desnuda
es bruma mi ser
trémula en tu vértice hueco
soy imagen despoblada
piel habitada por un cuerpo
que se escurre
verdad que se escinde en la ausencia
y en la levedad de un rostro que tiembla
Vuelo y no alcanzo el espacio de tu risa
ni la plenitud que mi cuerpo atrapa
quédate en lo vivido a explorar mis días
si la suerte olvida nuestro eco
átate a mi espalda
y bordéame despacio
aspírame
como quien absorbe el recuerdo en una huella
Nadie nos aguarda ahí afuera
nadie
ni los sueños
ni el poema
quizá sombras
sólo sombras
y la desvelada prisa de la espera.
ECOS Y SOMBRAS
Murmullos inexplicables que otra vez regresan
como destellos interminablemente
estos ecos nos repiten
De nuevo por esta senda
muchos años después
y aún espero
Una promesa es un montón de cosas que no acaban
que se repiten y se propagan siempre como sueños
una frase abierta
tu cara de frente al mar
mis pasos sin esta pesadumbre
un baile quieto en un atardecer sin sombras
una mirada que musita que regrese
tus manos que a este ritmo entonan sabias melodías
Para escarnios
ya no soy el Cristo
soy una fuga
un chispazo
una mueca que se trastoca
en otro nombre
una piel que poco a poco ya se habita
otro ser
otra risa otra mirada
nómbrame en tu delirio
hasta revivir en el espacio
o en el rincón posible que tras la lluvia
regresa.
ESPEJISMO DEL DESEO
Detrás del nombre hay
Lo que no se nombra
J. L Borges
Tras la esfera de un cristal de polvo
vislumbro tu ser
desde el olvido y la sombra
advierto su clamor de fuego
llamarada de espanto
la palabra insinúa la mirada
del recuerdo
hálito breve que se esfuma en el
ensueño
como la tibieza de unas manos
que tocan sin tocar
como la inalcanzable estatura de tu rostro
eternizado en la sonrisa
sin aliento
vacua y exigua presencia eres
preludio del encuentro
el espejismo
sueño pretérito escandido en mi voz
te nombra
sin decirlo.
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