Eslefánica Visual o Crónicas de una Matriz.
Oscar Wilde sostenía que el fin del arte no es la
verdad simple, sino la belleza compleja; por ende la poesía, -a pesar y más allá- de que muchos de sus creadores
contemporáneos al enfrentar los moldes de la realidad inmediata fustiguen la
utilidad o no de lo esencialmente bello y reevalúen o reprueben todo intento de exteriorizar lo sublime, aún en las voces más ríspidas de los discursos
actuales encontraremos resonancias de esa belleza compleja descrita por Wilde.
Eslefáinca
Visual de Erick Sarmiento
puede sin lugar a dudas mostrarnos esa búsqueda de lo bello en medio de un
ambiente vejado por las destrucciones. Este es un poemario cuya premisa está
dada en la exploración del amor, y en la indagación del Ser que se optimiza para legitimarse en otro yo.
Se trata del alma que busca la visibilidad del
amor, y con esta necesidad entronca un discurso que se destaca por su limpieza
formal, por su complicación ideoestética y por un lirismo profeso: lirismo a
ultranza que no desestima lo erótico, lo corpóreo y por demás apela a lo
sensorial.
Este poeta reclama una figura y se atribuye unos
eslabones para concatenarse con otra presencia. Lo visual toma cuerpo, es
axioma para franquear sus obsesiones. Lo visual es númen para concretarse con
el cuerpo amado. Con mucha originalidad este autor logra su propia facticidad
poética para replantearse la soledad, y en medio de ella la inexorable
conquista del amor como necesidad suprema, de ahí que apela a la belleza compleja como soporte del
arte.
A pesar de la brevedad discursiva, las pocas
páginas que conforman este cuaderno logran captar la atención del lector
dejándonos obviamente un latir y un deseo de continuar leyendo. Erick Sarmiento
hace una lacónica detonación de sus armas poéticas para dejarnos con ansias de
volver a someternos a una segunda lectura.
En su breve historia logra adentrarnos a un mundo
que nos hace pensar en la soledad de muchos individuos y en la soledad nuestra.
En su pequeño Esléfanica Visual nos
surte de preciosas imágenes conmovedoras para exhibirnos sus desvelos.
En la impronta de un lenguaje muy preciso este
poeta pide silencio como prerrogativa
más inmediata para no anularse si no para darse en la totalidad de los
fenómenos, así versa:
Cállense
:
Indundaban
cenizas blancas, en el río.
Con esta aseveración hace patente su lirismo y su
necesidad de ser atendido, por añadidura desea un escondite, un silencio que no
hace concesiones, y un tempo que está
colgado de principio a fin de las manecillas de un reloj.
Este es un libro coherente, de mucha precisión
temporal, y de un logrado ritmo expresivo. En algunos textos se pone de
manifiesto una suerte de misticismo fugaz, una especie de matriz cabalmente
espiritual que le concede a este libro un aliento propio, una organicidad
especial y un sentido profundo de la cognición inherente del Ser humano que
busca su verdadera realización humana a través del amor: una cognición que le
es consustancial y necesaria.
De ahí que pide a grito que alguien se quede,
demanda un Stay en sentido
peyorativo: su impetración es el legítimo legado de su voz.
Quédate
conmigo. Me decías
Porque
hoy
((Soleará/lloverá/lloverá
y nadie aullará)).
La privación de compañía quiere imponerse, y solo
al final nos muestra sin ninguna trabazón estilística ni conceptual una
felicidad abarcadora que nos estremece. Esta felicidad es reflejo de la
condición humana, es signo del ser,
memoria de esa fascinación que lo complementa y solo a través de la poesía
obtiene esta identidad primordial.
En el poema Aquí
este autor recobra la confianza y acierta exponiéndonos una voz que ha
alcanzado su supremacía espiritual afanándose al silencio.
Un silencio plasmado
una palabra tuya
y ya todo es hermoso.
Cuasi
místico en este final hay mucho
más que la complacencia por haber recibido la voz de ese “alguien” que ha
esperado con desvelo, en este poema hay mucho más que una presencia corpórea:
hay ante todo una vigilia, un mutismo
contumaz, un Silencio cósmico, y una
confianza extremada en algo que viene
de arriba; confianza en lo superior, en lo que ofrece toda garantía. Como San
Juan de la Cruz, Erick profesa de una espiritualidad y de una angustia que se
carnaliza inconscientemente en Dios. Todo está animado por la misma impulsión y
el amor para este poeta no es solo una metáfora sino una reincorporación de su
propio existir.
Muchas son las búsquedas de este poeta y muchos son
sus horizontes espirituales. Su epicentro o su novedad está en que al final
haya encontrado la felicidad que pide y en ella su unigénita voz que como todo Ser se fragmenta en lo
dual, en la carestía de ser –finalmente- amado y más que eso –escuchado-.
Miladis Hernández Acosta.
Princesa de la poesía cubana.
1 de septiembre 2014.
Guantánamo, Nubes de Virgo.
ERICK SARMIENTO Licenciado de Ciencias de la Comunicación, Gestor Cultural y dirige la Asociación Cultural Colectivo Sur-real. Publico su poemario Eslefànica (paracaídas editores 2013). Ha participado en festivales de poesía y feria de libros. Sus poemas aparecen en páginas literarias. Fue parte de la muestra colectiva de artistas visuales “De la metáfora y el laberinto 2012”. Es organizador del Festival literario y arte visual “En los Extramuros del Mundo” (Cañete) y el Festival afroperuano “Kutukà” (San Vicente de Cañete). Difusor y recopilador de las manifestaciones afroperuanas.
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