Mónica Velásquez Guzmán
(La Paz, Bolivia 1972). Es
Licenciada en Letras por la Universidad Mayor de San Andrés en Bolivia y
Doctora en literatura hispanoamericana por El Colegio de México, México, 2004.
Actualmente es docente de la Universidad Mayor de San Andrés y la Universidad
Católica Boliviana. Ha publicado: Tres
nombres para un lugar (1995); Fronteras
de doble filo (1998); El viento de
los náufragos (2004); Hija de Medea,
con el que ganó el Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal en 2008; y La sed donde bebes (2011). Sus poemas
figuran en antologías de Julio Ortega y de Gustavo Guerrero.
Selección
por Gladys Mendía.
de
El viento de los náufragos
Desaparecido
sur
(fragmentos)
2.
Quisiera
desatar el nudo de plomo
que
traigo en la garganta
y
echarme a llorar largo
la
reciente nostalgia que te tengo,
comerme
el hambre enorme
de
tu cuerpo ahora de tierra
y
rendirme a la urgencia de amarte de otro modo.
Deberías
ver cómo se enredó el vino con la pena
tu
muerte con la espera
tu
cuerpo con mi espíritu de polvo
tu
alma y mi afán efímero de vida.
Nadie
me dijo que tu muerte
(sigiloso
vuelo alborotado)
se
nos vendría así:
devolviéndonos
la nuestra.
10.
En
este sueño sólo hay ruidos.
Botas
que corren gradas arriba.
Puertas,
puertas
una
mano que aprieta otra, la hiere
cajones,
papeles, platos, todo roto
contra
el piso, contra la pared, contra otro cuerpo.
Gemidos,
gemidos, gemidos,
un
hueso, dolor, algo roto.
Respiran
agitados, golpean el muro, golpean claves
susurran
ánimos,
pero
un cuerpo cae tras otro
y
otro tras otro
y
así, no se puede despertar.
13.
La
mano que escribía
que
a veces repartía papelitos
quería
un hijo porque no le quedaba tiempo,
arañó
la nada entre las preguntas
empujó
el hombro amado diciendo corre,
fue
desconocida por los amigos
en
los corredores del horror,
la
que esposada cura a la otra, le da cariño
la
que deshojaba sus dedos para contar los meses
está
alambrada.
Rota
de mí
esperando
su cuerpo
en
el fondo del mar.
de
Siete maneras para decir el dolor
Posibilidad
1
Hoy
quiero Mónica, enfermarte larga, mortalmente,
sacarte
lejos del mundo, convaleciente:
distanciar
del cuerpo su llanto, su sudor solitario
de
manera que todo quede, ahora sí, bien vacío
y
ser un desierto rencoroso resuelto a envenenarse de sed.
Quiero
hoy quebrarte un hueso imprescindible
esparcir
las astillas de la estructura fundamental
que
implores ayuda y extiendas anchas las manos
y
no tengas pasos ni pies para darlos.
Quiero
una úlcera que cuente de tu furia
músculos
torpes pidiendo a gritos
abrazos
que no han de venir
epilepsias
que transparenten tu confusión
tu
dificultad para contenerte
insomnio
eterno para salvarte de los sueños
que
anuncian cuando alguien va a morir.
Ningún
consuelo, eso quiero darte,
para
hacer visible tu necesidad de otro
para
que te vean dolerte, partirte en pedazos y se sepa
y
te sepulten, te lloren, te perdonen
aunque
nadie salve tu muerte,
el
viento aleje tu nombre, todo sea casi igual.
Hay
demasiado peso en tu sombra
y
yo quiero curarte, lenta, con mi saliva...
quiero
restablecerte la balanza aún sin par
murmurarte
que no hace falta,
que
no hace falta morir así.
Posibilidad
5
Quiero,
Juana la Loca, darte un Sade que torture tus cavidades
hasta
la saciedad de lo cruel y lo pendiente
demonios
hablándote al oído,
exigiendo
desordenar tu cordura.
Quiero
verte bien loca
salida
de tu cuerpo, vagando por un muerto,
siendo
otra,
y
tocar la cicatriz obligada
para
ningún hijo nadando en el vientre.
Quiero
darte un autismo real y patente y diagnosticado
entonces
tu eterno silencio tendría razones para la fiesta
te
pondrían cuartito aparte
y
taparían sus nobles oídos con corchos de vino tinto
lejos
de tu grito que grita el dolor del grito.
Tal
vez entonces te cierren a salvo en los sitios de la locura
y
sea una buena explicación, otra mujer que amó demasiado,
te
visiten los domingos con violetas y empanadas
tal
vez no asustarías a quienes espían desde el muro
sabrías
disimular los ritos inventados por malos amantes
y
retrasarías la cita, voltearías al tiempo, sabrías despreciar y reirte
te
recordarían con cariño,
enterrarían
tu cuerpo cerca del amado
perdonarían
una culpa que no sabes rastrear
y
te perdonarías, también tú.
de
Hechicera
X.
Entre
dos mundos transita la palabra
abriendo
paso al indicio
cúmplase
en mi tu voluntad, digo,
necesítame
para cumplirte.
La
vieja inquisición empieza a sospechar.
Ampárenme
brujos mientras vienen por mí
mientras
la luz ciega los ojos, el interrogatorio no cesa
esta
diferencia es mi culpa
y
traman fuegos para doblegar nuestros poderes.
Asístanme
mientras mi cuerpo se parte
y
ninguna sílaba acierta a salvarle
y
mi pequeña luz se oscurece
y
vienen a guiarme los muertos de antes
hacia
sus círculos...
de
Tres nombres para un lugar
1.
Ahí
en
el aire profundo del vacío
tu
cuerpo en el fondo de la tierra
ese
vértigo es un rito antiguo
salta
el paso hacia ti
como
a tu tumba
una
costilla
encuentra
su par bajo los escombros
por
encima del olor indefinible
los
líquidos de un cuerpo
se
reúnen, se reconocen
empiezan
a tocarse…
2.
Desde
las fosas comunes
las
desaparecidas, las borradas
las
amadas del desamor
las
que enterraste dentro de ti
las
de tu propio cementerio
empiezan
una canción
tal
vez un brazo alcance su mano
la
reconozca suya
tal
vez estén fundando un idioma
tal
vez ordenen su cuerpo, su alma
tal
vez
dicen…
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