Mayra Santos-Febres nació en Carolina, Puerto Rico, en 1966. Estudió Literatura en la Universidad de Puerto Rico y dos posgrados en la Universidad de Cornell, Estados Unidos. Ha sido profesora invitada en varias universidades de Latinoamérica y Estados Unidos. Es profesora de Escritura Creativa de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras y miembro del Instituto Internacional y Multicultural de la UPR. Obtuvo, entre otros premios, el Letras de Oro y el Juan Rulfo, ambos en el género de cuento, finalista del Premio Primavera 2017 por Nuestra Señora de la Noche y las becas John S. Simmon Guggenheim (2017) y la Rockefeller Bellagio Center Residency en el 2018. Algunas de sus obras se han traducido al francés, inglés, alemán, croata, coreano, islandés e italiano. Es autora de los libros de poesía Anamú y manigua (1990), El orden escapado (1991), Boat People (1994), Tercer Mundo Lecciones de renuncia (2014-20), Huracanada (2018); y de las colecciones de cuento Pez de vidrio y otros cuentos, El cuerpo correcto, Un pasado posible y Mujeres violentas. Además publicó las novelas Sirena Selena vestida de pena (2001), Cualquier miércoles soy tuya (2002), Fe en disfraz, Nuestra Señora de la noche y La amante de Gardel y el ensayo Tratado de Medicina Natural para Hombres Melancólicos y Sobre piel y papel. En el 2019 ganó el Premio Nacional de Literatura de la Academie de Pharmacie en Paris, Francia por La amante de Gardel.
(cambiar de nombre)
cambiar de nombre
de células de identidad
cédulas de igualita celda
dos por dos
son cable de tape en la manos
célula de grito y edad
procedencia
rito
y otra vez al mar
a cambiarse el nombre
células de inmensidad
celdas que idéntico se generan
helios y sol en griego con aspas
de libélula
rémora y un corral
más fuerte quel papel
aprisionando
una foto dos por dos que atrapa mueca
de manos con cable de tape a la espalda
a panza de perrera con pestillo
a punto de partida, otro corral
y de nuevo al mar
crédula de identidad
selva de agua
con sus ciudad enorme de muertos
hinchados en sal.
Llegas a la ciudad donde te pierdes
cambiado más flaco
más lleno de cristal tu ojo
más acostumbrado a la muerte
más a los ruidos de motores
al ruido, al infinito ruido de los carros que parecen tripa de mar
de asfalto, de alimaña
llegas más acostumbrado a insultar
más flaco
con otro recorte
con otros artefactos bajo el brazo
no ves los letreros, no hace falta
llegas acostumbrado a andar perdido
y sin casa
llegas a seguir trabajando en lo mismo
más a la defensa de un rollito de papeles que mandas
a la antigua casa
llegas invisible
hace meses que no te miras al espejo
llegas sin afeitar a la ciudad anónima de brea en tu alimento
al ruido
ruido
al rumor de mantarraya por el cielo
llegas y juras que estás en el fondo del mar
no puedes creer lo que respiras
allá a lo lejos
un cachito de esquina con bodega, y aromas recordados
te tocas la verga en una esquina por aquello de comprobar
que llegaste con ella puesta
que no la olvidaste en el transporte
llegas con otro nombre
con otras residencias envueltas en un papelito verde
llegas y buscas la playa por instinto
estás de espalda al mar
llegas y hueles una alcantarilla que parece la proa de una yola
llegas y sabes que andas de paso
más raudo que antes
azaroso
llegas y sabes que estas a punto de irte
y que nunca te moverás de lugar.
(este cuerpo es un país)
este cuerpo es un país- pensó la mujer que escribe
la que por vez primera puso
su estampa sobre las superficies de la tierra.
este cuerpo es materia
como la piedra
y en él se encuentran dos sangres
la que traen los hombres de la caza
la que traemos las mujeres a la puerta.
una sangre atrae la depredación,
la otra marca los ciclos del tiempo.
veintiocho lunas
y la sangre resurge oscura
se vuelve tinta permanente
me convierte en fruta de la fruta.
estas piedras que todo lo han visto
conocen la historia.
sabe que todas las sangres son una.
(a las guerreras las marca)
a las guerreras las marca siempre la renuncia-
enseñan las viejas de la estirpe.
las marca la luna solitaria
que vierte su luz
ancha y amarilla
desde el firmamento.
todos la desean y le temen
pocos se aventuran a tocarla- cuentan las sabias de la estirpe.
las viejas guerreras
lo cantan. así lo escriben en sus cortezas
o sobre las piedras.
la luna es la reina guerrera- cuentan.
a quien ella selecciona
se le llena la cabeza de preguntas
pero una sola es la respuesta:
la renuncia.
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