domingo, 22 de abril de 2012

VALERIA ZURANO: Poesía Actual Argentina




VALERIA ZURANO (Buenos Aires, Argentina 1975). Ha editado los siguientes libros: Barco en Llamas (poesías y cuentos) Escritores Independientes Unidos, Argentina, 2003. Las Damas Juegan Ajedrez (Poesía en prosa) Editorial Alción, Argentina, 2007. El Gran Capitán-Crónica de un viaje al Litoral (Poesía en prosa) editado en Chile por Ediciones Cortina de Humo, 2008. El libro de las hormigas (Poesía) Editorial Cortina de Humo, Chile, 2009. Operación Claridad (Poesía en prosa) Ediciones Ramos Conspira, Buenos Aires, 2009. Conjuro para detener el temblor (Poesía), Ed. Crónica digital, Chile, 2010. Integra numerosas antologías nacionales e internacionales, entre las que se citan: Voces con vida, I Concurso de Cuento Breve, Salón del libro Hispanoamericano Cdad. de México. “Tránsito de fuego”, Jóvenes Poetas Latinoamericanos 1972-1990, por la Casa Nacional de Letras Andrés Bello, Caracas 2009, Venezuela. Su obra ha recibido numerosos premios, siendo el más reciente, el Primer Premio de Poesía del Fondo Nacional de las Artes, Argentina año 2010, por el libro La belleza del resentimiento, publicado en el 2012 por Ediciones El Mono Armado, Argentina.

Selección por Gladys Mendía del libro Las Damas Juegan Ajedrez



De todos los ojos que adoro. De todas las manos que tengo. Prefiero tus pies en mi camino. De todas las bocas y las palabras prefiero las tuyas para guardarlas por el solo hecho de satisfacer esa manía de atesorar cosas que pertenecen al pasado. De todos los juegos, esos juegos estúpidos y aburridos, prefiero los tuyos que son de vida o muerte y siempre es más muerte que vida y siempre me dejan perdiéndolo todo, apostando por nada.
De todas las espaldas que naufrago tu espalda es la más distante como un gran océano como un mar profundo y oscuro de algas que flotan enredándose en los dedos. Por eso tu espalda es nada más que una espalda sin mis manos. De todas las cosas que digo solamente una es verdad. De todas esas mentiras. De todas esas bocas. De todos esos brazos. De todos los ojos los que más adoro son los míos.



Esta forma de guardarme en los caminos de tu cuello en el silencio de tus ojos en la forma de tu boca cuando ambas caemos en el amor espeso de la noche cuando la noche nos da sus horas para ser la gran tormenta que se anuncia. Esta situación de hacer malabarismo con los días con el injusto dolor que proponen los días con esos tonos grises de la historia mientras se deshace la piel si la brisa de tu aliento se acerca y ya no podemos más que vaciarnos hasta quedarnos dormidas sobre nuestros cuerpos. Esta extraña melodía de escuchar tu voz en el eco de un caracol abandonado y cuidarlo del silencio mientras estoy muda y callada ante la ola que te envuelve. Esta manera de deshacernos de derrumbarnos delicadamente sobre el deseo sobre las telas que nos desvisten sobre el sol que nos despoja sobre la deliciosa idea de sentir que nos vamos perdiendo. Esta endereza para soportar la distancia fina y cruel como una aguja como si tu vida pudiera ser raptada por las aves como si esperar fuera el destino del juego del tiempo como si esa aguja se clavara en la sombra en los espejos en la lluvia en las hojas secas que duermen el sueño de nuestro amor.


Estoy aquí, lejos. En la noche. Esperando en las alas abiertas de la noche que esas alas te acerquen. Nuevamente esperando a alguien desconocido. Es extraño cuando estamos tan lejos y sin embargo hay un halo imperceptible que cubre mágicamente la distancia y me dice que te espere.
Es un fantasma el que se acerca en silencio y juega a enredarme el cabello y me besa los ojos y se despide en las líneas fugaces de la nocturnidad.
En ese fantasma reconozco tus manos aunque no sepa cómo son tus manos aunque los sueños tal vez sean los que me hablan y entonces me uno al presagio que te trae.
Esas alas blancas que casi pueden tocarme vienen singlando el recuerdo para nombrarte nostalgia en la noche. En esas noches donde tu existir estaba ajeno y yo estaba desmayada bajo la sombra de una roca.



La suavidad de esas manos que contienen el pan caliente, emerge junto al vapor del agua en siluetas que se escapan; las mismas manos que anuncian el transcurrir de las horas. El complejo silencio de esos pasos que te acercan que te alejan. Así serán las mañanas en los días del amor.
Delicado se inclina tu cuerpo en las orillas de la cama en el centro de mi sueño. Tenues destellos atraviesan las chapas oxidadas de un patio añejo de paredes sombrías de una casa más de la gran capital. Así serán las mañanas del amor que no quisimos.
Tus dedos delgados y tibios esparciendo el dulce sobre el pan sobre mis ojos adormilados que no comprenden sobre imágenes difusas de otras mañanas que se mezclan de sábanas haciendo cosquillas de saborear esa presencia inquietante de presentirte. Así serán las mañanas del amor tejiéndose.
La profundidad de esa voz habitando el silencio, haciendo ecos en tu espalda, invitando a estas manos todavía anquilosadas a dejar caricias en las barcas que van por los extensos mares de la razón por los turbios ríos del deseo por los tranquilos lagos de las distancias, esas barcas con caricias que jamás llegan a puerto. Así serán las mañanas del amor desde ventanas.
Atrapada y detenida la imagen en el espejo, el estupor de verme desnuda, casi despellejada, mientras extendés un mate y pretendés no verme y quisiera cerrarme tan sólo un poco porque el viento me arde tanto como el espejo. Así serán las mañanas, mi amor; inevitables.

jueves, 12 de abril de 2012

Sobre Me Urbe, por Miladis Hernández Acosta




Reseña crítica sobre Me Urbe, Brevísima Antología Arbitraria Chile- Venezuela.Por Miladis Hernández Acosta
Cuba


No hay patria sin rapsoda, como tampoco ninguna ciudad despoblada de sus cantores. La poesía es identidad. Sello. Resonancia del espíritu y de la pasión de un pueblo, de un grupo nacional, y de una nación propiamente dicha. La poesía por ende, está unida al tractus de la civilización humana pero con peculiaridades propias. No podemos negar, desde nuestras perspectivas actuales, que existe una múltiple poesía de lengua española escrita en América, que posee rasgos comunes por encima de las fronteras nacionales. Esta pequeña, pero acertada muestra es, una reunión de voces y sucesos que acontecen en dos ciudades de nuestro conteniente. Es un intento de unificar cantos, tonos hacia lo que siempre nos ha de sobrevivir: La ciudad. Urbe, del latín urbs, urbis, metrópoli. Sitio para existir y comparecer, para vivir o morir. La ciudad también como patria única, o mundo ideal. Microsistema de la gran aldea que es el Universo.

Me Urbe, Brevísima Antología Arbitraria Chile- Venezuela recoge por voluntad de sus participantes a veinticuatro poetas nacidos entre 1969 y 1988. Doce de cada uno de estos países. El doce como número que representa a las antiguas tribus de Israel, número de las alianzas, de las mancomunidades en aras de la protección, y de la entrega; pero en este caso, doce de la tribu del insigne poeta venezolano Andrés Bello, y doce del chileno Pablo Neruda. Hombres que le cantaron, cada uno en su tiempo a América, como patria habitual de todos los latinoamericanos.

Ha de escucharse en esta muestra sin fronteras a un coro consumado, pronunciándose en aras de establecer lazos de vecinos, ardides iguales para ofrendarse como un poema global. Un poema resumante, experimental escrito con una vertiginosa pluralidad. Ejercicio pleno de exhibir variadas estéticas que van desde el verso simple hasta las más enmarañadas combinaciones.

Asistimos con esta propuesta del sello Paracaídas editores y Los Poetas del 5 Editora(2011), a una gala mixta, a una alianza de interconexiones, una suma -simultánea -de descripciones urbanas; otras paisajísticas, otras intimistas que percuten con sobrada armonía desde los prototipos textuales hasta el último de los poemas. Sus respectivos antologadores: Gladys Mendía de nacionalidad venezolana, radicada desde hace varios años en Chile, y Ennio Tucci, nacido en Mérida, han logrado una excelente fusión de categorías simbólicas, una extraordinaria mixtura de imágenes: maniobras que transcurren con unicidad y coherencia en un tempo presente que, condiciona con mucha lucidez un mega –texto- de voces, direcciones, acentos y ubicaciones.

Especie de lid, de cónclave, de reflejos, acciones lúdicras que dan visos de postmodernidad o arquitectura ((poética)) del nuevo milenio.

Plurales sintonías, conectadas o focalizadas en un contexto afín, que no excluye las tipicidades intrínsecas de cada uno de los autores convocados en cuanto al cúmulo de rejuegos ideo estéticos. Formulaciones e interpretaciones desiguales para rebasar los límites y colocarnos en un entorno donde dos ciudades convergen en un ámbito amistoso, donde: la poesía es el árbol que da la sombra, y por gracia suministra el oxigeno.

Entiéndase la poesía como un vehículo esencial para acceder a una cognición antropológica que incide con propiedad en cada uno de los discursos que en Me urbe se gestan. En esta oportunidad se ventilan códigos abiertos, novísimos discursos, signicidad “arbitraria”, poeticidad en las formas, ya sean estructuralistas, ya sean formales, o revelación cuasi marginal.

Riesgos que se alternan o se contagian por los incomparables atrayentes, sin proyectar esas condicionantes –antropológicas-, puesto que no hay una postura chilena, ni mucho menos venezolana, sino un grito unitivo, un cántico Novó. Confluentes de imaginería donde hay una incitación al –desplazamiento- con la finalidad de inaugurar un parque, especie de atrio postmoderno en este nuevo Orbe más allá de la exacta geografía. Con ánimo entremos. Confluyamos como habitantes seguros. La sorpresa está en los convites que, aquí con toda libertad se expresan.



Miladis Hernández Acosta.
Princesa de la poesía cubana.
Guantánamo, Cuba.
17 de Marzo, 2012. Bajo las lluvias de primavera.

jueves, 5 de abril de 2012

FÁTIMA VÉLEZ. Poesía Actual Colombiana


FÁTIMA VÉLEZ (Manizales, Colombia 1985). Realizó estudios de literatura y filosofía en la Universidad de los Andes, Bogotá. Actualmente, se encuentra cursando la Maestría en Escrituras Creativas de la Universidad Nacional de Colombia.

Selección por Gladys Mendía del libro inédito Orillas




Promesa del día muerto


El día congela mis párpados ante la espera
y la mañana no nos besa las manos
ni traza con firmeza sus líneas
y una luz no se instala en nosotros
con voz propia
mostrándonos el camino
y un grito no traspasa el instante del abandono
de todo lo que habita y nació muerto entre nosotros

Pues donde había corazón
sólo hay una piel que se resiste a tomar forma
y la complicidad del silencio que extiende sus dominios con raíces oscuras
y nosotros
contemplando la lluvia
cuando ciegamente creíamos en el cielo azul de esta mañana.



Ceguera del presente


I
Unos ojos cerrados por el dolor
lo han estado mirando
Duerme como no duermen los hombres
en su sueño
la respiración es un río suelto
lejos del cuerpo

en su cuerpo
es la quietud del que ha caído
recuperándose desde la sombra


II
La piel debe callar ahora
como si fuera nunca
la mirada se desliza
agua estancada
interrumpida por el vuelo de un pájaro


III
Mira ahora
hay encuentros indicándonos la fortaleza de lo invisible
de mis ojos que se atascan
de mis ganas de no levantarme
de no sentir el calor
ni el frío ciudad
ni el frío alma



IV
Este aquí
donde se detiene el movimiento de la tierra
antes fue cuerpo de lo que huía hacia nosotros
los de pequeñas manos
los que apenas conteníamos en nuestros labios
las primeras sílabas de la contemplación