lunes, 30 de diciembre de 2019

Sobre Provisorio, de Luis Enrique Belmonte. Por Marcel Kemadjou



Del tiempo como escritura poética
Cada libro tiene una portada, cada escritura poética tiene su propia portada. La de Provisorio de Luis Enrique Belmonte es el tiempo, el Tiempo o Tiempo como apellido, como grito o como manera ordinaria de llamar-juzgar a este dueño de todos. Estos soplos que renacen en la palabra del poeta, dibujando todas esas transformaciones armoniosas que pueden tomar la forma de un “escarabajo egipcio” o de un “Milagro trabado” en las páginas: hasta el “algo”. Para Luis, algo no es algo, no puede ser palabra sencilla que marca el territorio de las cadencias. Es la alquimia de lo oculto, el puente entre dos estados, el camino hasta la epifanía. El poeta mismo habla: “algo debería salir, algo será expulsado algo será exprimido”. La escritura poética de Luis Enrique Belmonte es también un espejo en donde desfilan miríadas de símbolos en el nombre de “lo antaño”. ¿Cómo meditar sobre las horas sin este diálogo sinfín con el principio que se extiende de forma indefinida hasta llegar el futuro? En ese camino la procesión de los versos se hace al mismo tiempo con seriedad y delicadeza, con solemnidad y simpatía. Hay aquí innumerables oportunidades de cuestionarse y de sonreír por algunos rincones de “los mismos caminos”. Estamos ahora en la “sala de espera” del “compañero paciente” que puede ser cualquier poeta que vive en este mundo donde cruelmente se mata a los perros callejeros…donde se mata a los que necesitan respirar el aire del amor. ¿Qué debemos hacer? Las referencias al tiempo cambian constantemente y enseñan al laborioso lector que el tiempo es movimiento y tránsito. Luis Enrique Belmonte nos da, con este libro, la suerte gigantesca para entender las exigencias existenciales que yacen en la falsa tranquilidad de “lo que queda”. Aquí este universo hecho de los recuerdos y de la sangre del poeta: Provisorio, Antología (1997-2019).

Kemadjou Njanke Marcel
Poeta
Camerún