sábado, 26 de agosto de 2023

MELISSA SAUMA VACA: Poesía Actual de Bolivia

 


Melissa Sauma Vaca (Santa Cruz - Bolivia, 1987). Poeta y fotógrafa. Premio Nacional Noveles Escritores de la Cámara del Libro de Santa Cruz, 2017. Ha publicado Luminiscencia (2017, Editorial 3600 y 2017, Editorial Llamarada Verde) y Maneras de parar el mundo (2021, El Ángel Editor y 2022, Editorial Llamarada Verde). Cursó el Diplomado de Escritura Creativa de la UPSA y forma parte del taller de poesía Llamarada Verde.


Interludio

Crecemos con cada mirada cada palabra cada abrazo
crecemos en la duda y en la desesperanza 
en la algarabía y en la dicha también se crece
y en el miedo y en el horror y en el llanto.

Nos crecen los cabellos y las pestañas
en la noche mientras dormimos, 
y al levantarnos y sabernos vivos
sin saber hemos crecido 
un paso hacia la última parada.

Crecemos en soledad y en compañía 
– y también, 
   y no es lo mismo –
crecemos solos y acompañados.

Crecemos en el encuentro y en la distancia
en el asombro y el espanto 
en el trayecto y en la estancia
en la risa y el desamparo 

y la nostalgia nos crece una sombra azul bajo los ojos 
y a veces el amor, y a veces el olvido, nos crecen alas

y en este crecer sostenido decrecemos sin pausa
tal así que en cada alumbramiento morimos
y en cada duelo 
se nace.




Viendo llover 


He sabido de la paciencia del agua 
que talla gota a gota el cuenco en la piedra.

He esperado tantas horas
–la cabeza apoyada en las rodillas
el cuerpo hecho un recinto 
los ojos en silencio –
la palabra
–basta una, a veces–
que revele la profundidad de lo vivido.

Y he sabido también de la paciencia de la piedra 
que tantas veces presintió sobre su espalda el golpe de la gota.

Aún espero. 





Personas bajo la lluvia

Los que corren por el mito aceptado en la infancia
los que se cubren la cabeza con la lista del mercado 
o con un sobre de papel madera tamaño oficio
los que intuyen que cubrirse es inútil 
los que leen poemas bajo orondas gotas 
que resbalan deformando el libro
y dirán que las figuras que la tinta escurre
son también poesía
los que huyen de la lluvia como de cualquier cosa 
que acaso pudiera alterar el orden
los que buscan el sol en el reverso de las nubes 
y miran a contraluz esperando el arcoíris
los que siempre llevan un paraguas bajo el brazo
los que venden paraguas
los que usan impermeable aunque no llueva
los que tienen la piel impermeable
los que son lluvia
los que se quejan del clima y ponen mala cara
los que hacen como si no hubiera llovido
los que bailan
antes, durante y después de la lluvia
los que cantan
para que llueva, para que deje de llover, porque ha llovido
los que ven llover desde la galería y escriben sobre la lluvia
los que clasifican las gotas en tamaño, velocidad y frecuencia de caída
los que catalogan a las personas en situaciones de lluvia
los que escriben tratados de supervivencia a diluvios 
los que ponen música y suben el volumen a la melancolía
los que escuchan en la lluvia una música 
los que esperan que dure poco porque tienen que hacer mucho 
los que no perciben que ha llovido
hasta que el río desborda
y hay que mudarse de país
y ya no hay tiempo
para hacer maletas
o despedirse 
de los vecinos. 




Antología de abrazos 

Me gustan los abrazos que inventamos
abrazos que elevan los pies del suelo
abrazos a desnivel, abrazos delgados
en los que uno se abraza a sí mismo
 
abrazos pequeñitos, encorvados, diminutos
abrazos de ojos cerrados y brazos oblicuos
abrazos indecisos de tres golpes en la espalda 
abrazos imprevistos de arribo y despedida

abrazos intermedios
con uno o dos besos en la mejilla
abrazos que no quieren dejar de ser abrazo 
y se renuevan en cuanto terminan

abrazos de cuerpo entero
de manos sobre los hombros
de manos en la cintura
abrazos de bolero

abrazos que se cantan, que se dicen
que se escriben al pie de una carta
que se envían a través de otros brazos
y esperan largo tiempo para llegar a destino

abrazos con saltos y giros 
con inclinaciones laterales
como árboles al viento que se abrazan
abrazos que despiertan y abrazos vespertinos

abrazos que acompañan
cuando ya no está el abrazo. 




Todo en todo 


Pensar que todo está hecho de lo mismo:
de nosotros

que en el suelo que piso estarán disueltos 
los huesos de mis hijos 
cuando yo no sea más que una frase escrita 
en lo que un día fuera parte de un bosque.

Que todo cuanto existe está formado 
de una misma materia en distintas proporciones
y un pequeño ejercicio del azar es el que determina 
que la rosa sea rosa y el lince sea lince.

Que en cada átomo de mi ser está contenido 
el vacío contenido en los átomos de cualquier otra criatura
que es esa la sustancia que compartimos 
lo que nos separa y unifica. 

Que en la tierra y el agua y el aire y el fuego
está la bitácora del pasado y del futuro 
y todo lo que construimos es parte de algo que ya existe 
y seguirá existiendo cuando nos hayamos ido. 

Que no nos vamos nunca 
que seguimos transitando el fluir de la vida 
como fósil, nevado, nube o río.  



jueves, 24 de agosto de 2023

ROLANDO KATTAN: Poesía Actual de Honduras

 



Rolando Kattan (1979, Tegucigalpa, Honduras) miembro correspondiente de la Real Academia

Española de la Lengua y miembro de número de la Academia Hondureña de la Lengua. Entre los

premios a su obra destacan el XX Premio Casa de América de Poesía Americana, el Premio

Nacional de Literatura Ramón Rosa 2022 y el Premio Bucovina de Poesía 2023 otorgado por la

Academia Romana. Además es Premio al Voluntariado Cultural 2011 y el Reconocimiento Ohtli

de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México en 2016. Entre sus libros destacan Animal

no identificado (Editorial Gattomerlino, 2013); Acto textual (El Ángel Editor, 2016); El árbol de

la piña (Cisne Negro, 2016); Luciérnaga de otoño (Cisne Negro, 2018); Un país en la fronda

(Raffaelli Editore, 2018); Gabinete de curiosidades (La Garúa, 2020), y Los cisnes negros (Visor

Libros, 2021). Su poesía ha sido publicada en revistas, libros o antologías de más de cuarenta

países y traducida a quince idiomas.





IUS SOLI


El verdadero acto del descubrimiento no consiste en salir a buscar nuevas tierras, 

sino en aprender a ver la vieja tierra con nuevos ojos. 

MARCEL PROUST



Al fin encontré mi desaparecida patria,

refugiada en las páginas de un incunable.

Reconozco en su luz izada como bandera,

un faro que alumbra sus primeras calzadas.

Los niños que inventaban toponímicos

para adueñarse de los solares baldíos,

tienen ahora una aureola sostenida

a la altura de los herederos de un reino.

Soy oriundo de Tierra Firme.

Patria imponderable.

De una cordillera que emergió de los libros,

como si fuera una costilla del Atlántico,

para que los poetas bauticen a sus pájaros

y escriban una ley en armonía con su canto.

Mira, sus carteros van al remo en la canoa

y adentro de ballenas de vidrio van sus cartas,

igual que las botellas que lanzan al mar

los soñadores, los amantes y los náufragos.

Tiene la firmeza de las Ítacas de jade,

pero húmeda cuando se derrama en el ojo

del emigrante de otra tierra que nos sueña.

Hace con fronteras y límites lo que se hace

con cualquier hilacha; por eso soy de Darío,

de Molina, de Eunice Odio y de Roque Dalton,

y en las páginas de mi pasaporte se leen

inéditos de Eugenio Montejo a Tierra Firme.

Dicen que otra sería la historia si los niños

hubieran tenido catalejos y astrolabios

en lugar de cuchillos y ametralladoras.

Mi dolor antiguo no destiñe la caoba,

ningún odio gotea las oxidadas láminas 

que dispuse para no mojarme el corazón.

Porque el nombre de mi patria ha sido revelado

y las gaviotas lo presumen al mapamundi.

Soy de la arcadia que surge después de la hambruna,

el rocío que deja el huracán en la selva,

grito de triunfante en la vigía: Tierra Firme.




TRATADO SOBRE EL CABELLO

todas las cosas grandes

inician con una idea en una cabeza despeinada

cómo pudo —por decirlo así— crear Dios el universo con una cabeza engomada

¿qué habría hecho Noé adentro del arca con una cabeza de mayordomo

o Jesucristo en el monte si sus cabellos no se hubiesen entrelazado con el viento?


Heráclito salió del río tan despeinado como Arquímedes de la bañera

y a Sócrates y a Platón les crecía sobre su calvicie una cabellera desorbitada


es sabido que Homero murió arrancándose los pelos de la desesperación 

y que Cervantes Quevedo y Góngora se peinaban

como Shakespeare solamente el bigote


Juana de Arco ardió más fuerte en la hoguera por su aguerrida cabellera

y en la antigüedad

los primeros hombres en sembrar el café y el maíz

los chamanes y los sacerdotes 

los que tallaron en las lejanas piedras los primeros poemas

todos son parte de los anónimos despeinados de siempre


después

a Newton lo despeinó una manzana

a Tomas Alba Edison la electricidad le puso los pelos de punta

Bach disimulaba su melena con una peluca

y Leonardo Da Vinci se despeinaba también las barbas


todos los ángeles del cielo las hespérides las musas 

las sirenas y las mujeres que saben volar

todos y todas tienen extensas cabelleras destrenzadas


en la historia reciente

Albert Einstein fue el más despeinado del siglo XX

Y Adolfo Hitler por supuesto

el de los cabellos más ordenados

pero las cosas grandes también son cosas sencillas

como aquellos que llegan su casa apresurados por despeinarse

o los niños cuando aprenden del amor despeinando a sus madres

es obvio que los sueños nacen en las cabezas dormidas

porque siempre están despeinadas


y los amantes que sobre todas las cosas se despeinan

cuando se besan y se aman

por eso les digo:

hay que desconfiar de un amor que no te despeina





QUASI UNA FANTASÍA 

De niño, mi madre, amante secreta de la papiroflexia, exploraba junto a mí el límite exacto de las palabras para que la justicia y la verdad no perdieran el equilibrio en los endebles renglones de la vida. En la adolescencia caí de bruces persiguiendo a un perro que escapaba con mi escapulario de verbos y adjetivos, y al morder el lodo descubrí el sabor añil del abecedario. Vi naufragar los barcos de papel que fleteaban nuestras definiciones, mientras vestido de blanco, Zurita advertía: si perdemos la guerra de los significados, lo perdemos todo.

La poesía es la última barca que todavía sueña, por eso confié a su vela, mi viaje al anochecido puerto de los hechos. Atrás dejé la indecible sinfonía de los girasoles en el campo y volví a las antiguas formas de venerar los astros: las cicatrices son constelaciones y es mi familia la noche estrellada. 

Al final aprendí a conmutar las palabras. Con mis alas rotas hice un nido a la esperanza. Con la madera de mi cruz terminé un modesto gabinete de curiosidades y emprendí mi colección de piedras y asombros que puse sobre el indeleble mármol de los libros de la caridad. 

Ahora, ya de vuelta en la pequeña isla donde reino, se filtra el Claro de luna de Beethoven. Abro la ventana de mi casa para contemplar el oscurecido paisaje y encuentro que la noche sostiene únicamente, una luz cenital sobre el primer amor. Tal vez por eso envejecemos, para sentir en el espinazo el horizonte desnudo.





OVEJAS VERSUS CISNES 

Las ovejas son en el mundo al revés las nubes que contemplan las estrellas cuando se tienden boca abajo en su oscuro patio. Para nosotros las ovejas son de día, un dios hechizado de mansedumbre y de noche, se convierten en preguntas, en dientes y pendientes que nos muerden las uñas y andan a sus anchas en los patios del insomnio. Contar ovejas es un conjuro contra la tiroides de un demonio. Por eso las mañanas nos animan a sacarle punta a los lápices, a que vuelva la dentadura a la boca y llevar el rebaño de ovejas al manso corral de la rutina. Pero vuelve la noche y las ovejas me miran con sus ojos mansos y redondos y preguntan: ¿Por qué veo en tus manos las manos de tu padre muerto? ¿Quién duerme en el espacio vacío de tu cama?

¿Cómo duele un equinoccio en la costilla? ¿Retoñará, alguna vez, un fruto de las palabras que plantaste como un árbol imposible? ¿Por qué sueñas con relojes de arena, si todo se va haciendo polvo?

Hasta que descubrí los cisnes negros y en lugar de las nubes vi el inmenso lago del cielo y cada cisne con su hermoso cuello de pregunta infinita me abrazaba extendiendo las alas. Los cisnes negros son en el mundo al revés, las estrellas que las nubes contemplan cuando se pasean por los lagos. Para nosotros un cisne negro es un manso ángel que no interroga, ni responde: en silencio y junto a ellos, somos nosotros la pregunta y te deja soñar con relojes de polvo, con el polvo que va quedando de tus días.





LOS POETAS POLACOS

De alguna forma la intimidad del agua disolvió la actitud en fuga del camino. Los senderos se multiplican como un vaso de agua estrellado contra la noche. Los poetas polacos se acomodan y brillan contiguos a La Cruz del Sur. De alguna forma la intimidad del agua disolvió la actitud en fuga del camino. Cracovia tiene ahora una avenida asegurada a mi pecho. Todos los barcos de Danzig navegan hasta mi muelle. La inercia es una abeja que dejó de zumbar en el horizonte. Cada llave abierta me repite un verso de Różewicz: La más tangible descripción del pan es una descripción del hambre. El error fue no girar el mapa. Darle al norte un sueño con nombre propio. Herbert descubrió el engaño, vivimos dentro de un armario y las polillas son, en verdad, los cometas que nos sobrevuelan. Ahora un cisne negro ocupa el lugar del cancerbero y aconseja: nunca un disparo atravesó un poema de Szymborska. La poesía es más de fiar que un chaleco antibalas. También lo es más que cualquier sendero. Por ella se hace posible volver a casa. A salvo. Todos los caminos ahora son de regreso.




EL ÁRBOL DE LA PIÑA

Al salir de Palestina, quería encontrar en estas tierras el árbol de la piña. Imaginaba un árbol frondoso, parecido al que situó Dios en el paraíso.

Abandonó su tierra con la esperanza de una nueva y no encontró lo que esperaba. 

En este poema, mi abuelo, puede recolectar piñas de la copa de un árbol, porque en un poema pueden crecer incluso los árboles que no existen, los milenarios frutos y hasta el país natal.

Sin embargo, insisto. Lo que quiero que aquí retoñe no es el árbol, sino la esperanza de que todavía hay un sitio donde abundan los árboles de piña.


ROMMEL MARTÍNEZ: Poesía Actual de Honduras

 


Rommel Martínez - Comayagüela, Honduras. (1989). Poeta. Editor por Honduras de la revista de literatura centroamericana Arspoética 1970.  Premio Nacional de Poesía Los Confines 2018, con su libro: A712 [para leer de viaje] -Editorial Universitaria. A712 es la primera parte de la trilogía: Profecía de la luz, junto a; Fantasma (Ediciones El Pez Soluble - 2022) y Pólvora (inédito). Ha publicado sus poemas en revistas digitales e impresas, antologías, plaquettes y en blogs de varios países latinoamericanos; España y EEUU. Dirige los ciclos de entrevistas EL Fuego Paralelo, platicas entorno a la poesía. Ha participado en festivales y encuentros literarios dentro y fuera de su país. Dirige El Desahogo del Pez: blog, revista literaria, y canal de YouTube. Fundador de Proyecto Fantasma: Poesía + performance + música experimental. Tiene una relación de amor y odio con la metadata y ama los perros aguacateros.

Selección de poemas del libro Fantasma





Los objetos que causan alegría también son los enemigos de mi mortalidad. Justo pienso en una fotografía y la soledad. Justo pienso en una fotografía y la soledad. ¿Qué tendría que decir ante esas enormes ganas de dejarlo todo atrás, creyendo que no me importará? Definitivamente, debería tratar con todas mis fuerzas ser consecuente ahora, sin embargo, el tiempo es un espectro también como desde un espejo con el que enfrentarme, mientras pasa diciendo: “Hola pequeño idiota. Sólo vine a distraerte para que no entendás nada”. Los objetos entonces que causan alegría son también una espiral magnética,  horizonte de sucesos llevándome a rastras hacia una parte de mí que no conozco. Soy espejo roto que no engaña más a quien lo ve, entre todo el agujero de la noche como un puente, Einstein – Rosen, y la luz que soy es también la oscuridad que soy como una entidad que no sabe ya de su nombre. Los objetos que causan alegría justo son, una fotografía con mi espíritu dentro, y la soledad. Justo son una fotografía y la soledad.


Parábola 
Todxs corren desde la lluvia, que levanta el olor del polvo humedecido con el suicidio de un lugar en la memoria. Exoplanetas gritan las líneas de la relatividad y el tiempo, las hacen llegar a mí, tangentes me dicen y me tocan luciérnagas proyectiles; me acarician hembras rape trayendo la luz también desde el fondo, del profundo azul que es mi corazón: profundísimo risco donde alguna vez unos enamorados primigenios decidieron argumentar con la vida, la eugénesis de la muerte. Todxs corren, tropiezan con la luz que cae, sacuden la sorpresa de la guerra contra la existencia. Todxs corren y deciden descansar como estatuas diseminadas por el desierto ideológico que es la ciudad efervesciendo. Veo el neón en las nubes, yo vuelvo a casa se dice, a cualquier lugar espero, más no a la casa de mis sombras. Todxs corren. También tiemblo por mi cuenta bajo la lluvia de las luciérnagas, desde que entendí la espiral del frío.


Abisal
La espalda sabe el eco del vacío que crece desde el interior. Episodios de oscuridad en mi osamenta y el corazón es neón. Pez de las profundidades. Neón. Devorando el espíritu como quién ama, consumiendo el mundo de felicidad, pero al revés. Los brazos pesan más que los milagros de un profeta. Mi nuevo look es neón. Soy neón, abisal y caníbal neón. Depredando, acechando la figura infinita de su amor frente al espejo; Soy neón en la oscuridad, neón abisal, abisal y caníbal. Neón. Corazón roto de luz, derramándose en la oscuridad
Neón
Solo. 


Tablilla IX columna I
(Guilgamesh llora a su amigo [muerto], vagando por la llanura)

Supe que mi amor era un arrecife herido por los turistas, desde el ruido del mar. Supe, y mi amor fue silencio, supe, pero la llama se llama ahora sombras y frío. Mi amor transita rejuvenecido por los callejones apestosos a miados, güaro, semen, prostitutas de templos inorgánicos y poemas muertos. Supe que el temor se deshacía como la piedra súper fina mientras sueña con la dinamita. Uno es el otro cuando el otro también es uno. Los héroes y la gloria del periplo, cadáveres tratando de no morir  por los ciclos de los ciclos. Supe que mi amor era el bosque y el viento, entonces morir era la vida. Lo supe.



Pensé rotundamente en la transfiguración de mi espíritu, sus dimensiones, su quantum como una realidad solipsista. Un constante sonido que crece y la conciencia parece algo que se toca y no se ve; se sabe del río con tan sólo oler las piedras a unos metros de distancia, y la distancia es ambigua mientras se sueña. Supe de lxs amigxs en otros planos países formas sueños osamentas. De la ternura como una pareja, de la locura como una pareja en donde depositar amor, de enfrentar a un espejo contra otro y decidir quién es el reflejo de cuál; de la niñez olvidada y recurrente. De la pregunta siempre valida de qué es esta aproximación en la que me he convertido. Pensé definitivamente en la inexistencia de lxs otrxs, inequívocamente de mí. Un constante sonido que crece y las huellas del camino en la osamenta, entonces nadie piensa ya nada honesto de sí hasta ser documento del libro de los rostros, alimento de los pájaros azules también en el video; migajas por el camino de un constante sonido que crece. Es cierta la forma ésta de tu amor lo sé, sin embargo, no supe de algo así jamás y está esa amenaza sigilosa de merecerlo o no, de comprenderlo o no, como ése constante sonido que envuelve. Un constante sonido que crece. Se tiene la edad de la realidad y la realidad es E=mc2. Definitivamente salvar mi vida es enfrentar la inexistencia y perder la pose y ganar la forma de morir, adoptar la intermitencia como única realidad posible; entonces ya no se piensa nada honesto de sí, no más que la fuerza natural. Digo también que las lágrimas caen por su propio peso, y se llora ante un cadáver no por el conocimiento de su ausencia, sino por sabernos próximos al silencio; como un sonido un sonido un sonido como un sonido   un sonido un sonido un


Selfie a un espejo

Desde que supe que mi corazón era un aeroplano, vi mi atemporal final sobre la luz de la soledad; mi corazón posmodernista, hipster amor lipotimia de las teorías cuánticas y las horas marchitas, en las dimensiones alternas de estos multiversos paralelos aquí. 

Oh, padre. 
Padre, desde que supe que estabas al borde de la desesperación, vi tu sombra y creí que era yo en un lago, preguntando improperios como Narciso. Oh, padre, tu corazón está desnudo en la estepa, danzando alrededor del fuego animal, como sopa y organismos y alcohol y oraciones que estallan igual que un rayo en la conciencia. Oh, padre. Padre desierto; en 1989 morí de soledad y por eso me ahogué en los termómetros y terremotos y el cordón umbilical. Vos lo supiste y pensaste entonces en los espejos, ocultaste esa angustia de nuestras madres; pero fui hecho de muerte y resurrección, por eso mi fe y mis relojes de sodio y dramatismo, magnetos de eternidades enfermas. Oh, padre: nuestras madres son hogueras que nos hacen armonizar con las placas tectónicas de la consciencia. Las huellas digitales las huellas digitales, y las suelas como una gráfica de la bolsa de valores. Somos los deshidratados, los sedientos de químicos y biocráteres de materia oscura, de energía oscura de vitaminas caos ciudades indígenas caos indígenas llameantes oasis caos indígenas raíces hipster del corazón como quien no sabe entender su tiempo y es arrastrado por el viento entre todo el agujero de la noche      …ooooooh…    desde que supe que mi corazón era un submarino, vi mi nacimiento y sufrí del gozo de esta soledad que será mía porque seré suyo hasta el final, así como vos serás vos hasta el final, oh padre, tu corazón está roto, tu espíritu está roto y el lamento de tu enfermedad es el canto del desequilibrio: Uuuuuuuuuummmmmm….   …..nnnnnnnnNhhhhhhhhUuuuuuuuuuummmmmmmmmmmmAaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiMmmmmmmmNnnnnnnnnnnnnhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh……………    OooooHhhhh, padre, mientras no vivás, yo seguiré envejeciendo……………..   MMmmmmmmmNNnnnhhhhhhhhhhhhh...  Todo amor bajo la lluvia tiembla y gime. Todo laberinto es el mar atrapado en un ramillete de sangre y neurosis como los corazones…. OOOOOOHHHHHH, PADRE; nuestras madres son nosotros, pero reales……  UUUUuuuummmmmm NNNnnnhhhhhhhAAaaaaaaa… El lamento que llorás padre, es el que implorás con cadencia y terremoto. Pero el lamento, es el amor reventando, lanzando esquirlas a cada molécula de la ficción que es la consciencia, padre. La flor es un signo de la iluminación; entonces la sequía de nuestros aminoácidos parece páginas de silencio, o globos oculares en un estanque de sombras. Destellantes globos en el color desnudo del alfabeto y las aspiraciones, que son llamaradas de la manifestación, oh padre, tu corazón está roto, tu espíritu está roto y el lamento de tu enfermedad es el canto del desequilibrio: …OOOOOOOOhhhh MmmmmmmmmmNNNNNnnnnnnhhhhhhhiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii…………………………
Una flor es la luz en la mano de la historia, padre. Flores llameantes son nuestros espíritus y pólvora oooohhhh padre.  
NNNNNNNMMmmmmmmmhhhhhhhhhiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii      iiiiii          iiiiiiiii  ii i i i   i ii i i 


miércoles, 16 de agosto de 2023

GUILLERMO CHIRINOS CÚNEO: Poesía Peruana



Guillermo Chirinos Cúneo nació en Lima en 1946 y falleció en La Punta, Callao, en 1999. Mientras vivió solo pudo editar una plaqueta, Idiota del Apocalipsis (1967). De modo póstumo apareció en 2021 El guerrero del arcoíris, que fue calurosamente recibido por la prensa cultural. 

Selección por Gladys Mendía



De El idiota del Apocalipsis 


Gatos nocturnos

III

Era una voz de uranio, una ronca voz de asfalto, como de rosas aplastadas por las bocas mugrientas. Y le advertí celestemente que un pobre muñeco antiguo se divertía en sus bigotes. Y el vaso azul, en la ceja llena de cerveza, respondía a la ciudad ebria, pordiosera del alto hermano bajo letrinas.

El poema entonces quería morir. La primavera nocturna lo llevaba hasta un viento de túnicas y muerte, pero sucede en nuestras ramas que corrimos huyendo de los lechos: volamos casi sobre esas hierbas de la noche, vociferaríamos quizá a muchos parques de Lima la caída de nuestros ciegos dulces gatos cimarrones.

 

El derrumbe


VI
 
Sobre un ártico cruel y una hoja espuma de cerveza, entre caras de humo y orangutanes de jade, una necia voz con palidez de ahogado cuya cabellera de violín y arco trasciende a judías con gafas, ronronea.

Una sonrisa lince y hulla entre el polvo y la frente, un circulo astral, un circulo de ondas rojas y adefesios crepusculares, allá en piedras cuyo fragor de anillos y de cráteres volcaniza la troma rosa del pordiosero hermoso.

También los marfiles negros de los apaches vivamente muertos en colinas de guerra, y los de los vivos altamente lunáticos, hurgan monstruosamente su potra coral y las plumas rojas entre sus carnes dulces y niñas, habas y azules. Y también las amapolas rudas del animal de julio rompen sus extrañas rosas, albas e inconquistables, y parecen dos carcochas velludas de basura sus pulmones pálidos rosadamente tirados.

Las brujas y los magos entonces corren como un circo entre cabras negras, payasos judíos y torres; y la panza herida bajo burro de tropas, (soldados babeantes de hollín, uniformes rosadamente ebrios  de rameras blancas y sucias), yace picoteada en fresas y bocas de niebla desde esas santas podredumbres hasta esas moles bohemias y rotas en cal y rosas de papel.









 De El guerrero del arcoiris


*

Comprendí los arquetipos, los sueños, el caos, y me volvó loco.
Me mesí en la bruma de las estrellas y vinieron a mí sapiencias lejanas de locura. Adoré la belleza de la humanidad y mi sexo sembró el dulce equilibrio de la vida. Viví un sueño: la libertad de ser justos.
Sentí el hastío de las poderosas fuerzas del instinto y la inconclusa prisión de los mitos. Y mi padre, que lleva la señal de Caín, no me comprendió.
Yo había visto la luz.


*

Cristalizó la luz. Nociones de realidad atravesaron tu propensión despiadada a la imagen del conocimiento. Músicas hipnóticas señalaban tu ritmo. Supiste de metafísica, y buscaste la ideal arquitectura de la asechanza. Hombres redimidos por el arquetipo de la moral te señalaron el narcisismo de los espejos. ¿Cuándo devendrás pleno en las estructuras de la luz? ¿Cuándo tu sexo sembrará el diálogo del llanto? La humanidad pinta máscaras sobre el arquetipo del dolor.


*

El instinto hirió la suave delicadeza de tu además; oníricos placeres sedujeron el meditado anhelo de tu oración. Perdiste la moldura de los sueños y, en el estéril cuenco de tu imagen, devoraste la omnisciencia de los espíritus. Eras luna, y en los espejismos de tu recuerdo sembraste el dolor de luminosos presagios; eras Sol, y en la ardiente sumisión de la Tierra sembraste la belleza del arquetipo.


*

En la ardiente sumisión de la Tierra, reconociste la suavidad del espejismo; en el laberinto del sueño, tu vana sombra de ángel rozó cosmogonías; la conciencia inconclusa del hombre anhelaba el dulce sueño del arquetipo. En las arquitecturas de luz, la belleza busca su inexacta emoción sobre la paz del instinto.


*

Formas de pensamiento sobre mi inexacta emoción del instinto. Lucas diurnas en el cuenco de mi arquetipo. Músicas hipnóticas sembrando la belleza del sabio ritmo. Fuiste el elegido para limpiar de pecados los sueños, pero tus manos aladas solo pintaron máscaras sobre el dolor. Pertenecemos a la luz. Pertenecemos a la oscuridad.


*

La energía condensada forma la materia; los misterios del devenir nos devuelven al pánico. Sinteticemos las formas, vibremos en la magia de la conciencia, pintemos nuestra ansiedad de luminosos presagios.


*

De tus manos recogí la bestia. En tu pecho, pájaros azules anidaban como en tormenta. La niebla enredaba en mi corazón el triste recuerdo. El amor a veces es triste -me dijste-, la belleza es una perdida enseñanza.
Busqué tu boca en las sombras del consuelo para herirla con mi beso. Busqué tus manos para clamar al Sol, la esperanza de una redención. NO sé si tu sueño invisible es la risa envenenada de los niños, o si tu música entrelazada a mis dedos es una sapiencia de tierras lejanas. Encuentro un laberinto de turbias respuestas en cada aliento, un deseo marchito en cada filosofía, una sangre de oro en cada religión.
Tú eras flor, y yo era raíz. Mas la vida es una pasión inútil, y el misterio es un sueño de yo urdido en los delirios del narcisismo.


*

Yo que nací copulando con los espejos. Yo que desgarré los ojos de mi padre en busca de una redención. Yo que en las tardes de invierno me solazaba delirando la eternidad. Yo y yo y todos, atisbando y reconociendo edades de oro; ¿qué nos queda? Pertenecemos a la oscuridad. Lloro tu muerte. Lloro, en tu pecho, la muerte del mundo. Pero yo, una vez y otra vez, vi el final.