miércoles, 24 de julio de 2024

Entrevista a Floriano Martins. Por Elys Regina Zils


ELYS REGINA ZILS | Las mujeres (desaparecidas) de Floriano Martins

En 2021, nuestro querido poeta, ensayista, traductor, artista visual Floriano Martins lanzó el libro Las mujeres desaparecidas, a través de la editora chilena/venezolana LP5. Es un libro que comparte con el lector el abismo de 50 mujeres, adentrándose en el universo privado de cada una, lleno de soledad, sensualidad, angustia, por más hermoso que pueda ser el dolor de la existencia, especialmente en un mundo patriarcal y misógino. Ahora, en 2024, estos poemas ganaron voz con la lectura de 50 poetas hispanoamericanas. Más que una invitación a compartir su inquietantemente bello arte, es un rescate poético de estos 50 fantasmas de nuestra sociedad. Se puede acceder a los videos a través de la página Agulha Revista de Cultura, en el enlace: 
a partir del 31 de julio, cuando se presentará oficialmente el proyecto.

ELYS REGINA ZILS | En 2020 publicaste el libro 120 noches de Eros – Mujeres Surrealistas (LP5 Editora), una serie de retratos sobre la presencia de artistas femeninas en el surrealismo, una forma de darles visibilidad a aquellas que muchas veces estaban en un segundo plano; y en 2021, también a través de la editorial LP5, en Chile, sale el libro Las mujeres desaparecidas que, como escribió Berta Lucía Estrada, es un poemario que va mucho más allá de una denuncia social; digo esto porque al mismo tiempo denuncia la protección de la sociedad patriarcal que revela la condición humana. Dicho esto, me gustaría conocer tu inspiración para sacar a relucir a estas mujeres.

FLORIANO MARTINS | Deambulando por las estanterías de la librería del Museo de Arte Contemporáneo de Sydney (Australia), encontré un bonito y pequeño libro, que incluía dos o tres obras de varias artistas contemporáneas, todas mujeres, junto con una breve biografía de cada una de ellas. Era una edición de lujo, toda a color. No recuerdo a su organizador, pero lo cierto es que esa estructura me hizo pensar que podía hacer algo con el Surrealismo. Ahí quedó el primer rastro. En los días siguientes comencé a tomar notas e investigar sobre mujeres surrealistas repartidas por todo el planeta, en la casa de mi hija en Sydney, donde suelo quedarme. Mientras viajaba por todos los países, virtualmente hablando, la presencia del Surrealismo aumentó sorprendentemente, al punto que ya no era posible pensar en reproducir sus obras, no sólo por la cantidad, sino por la variación de ese surrealismo, ya que era imprescindible recordar a las artistas y a las poetas, sí, pero junto a bailarines, fotógrafas, actrices, novelistas etc. Entonces surgió la idea de seguir los mismos pasos de Murilo Mendes, en su libro fundamental, Retratos-relâmpago (1973), es decir, me vi tentado a componer una serie de retratos de aquellas mujeres, que de alguna manera confirmaban recurso que ya había utilizado en libros anteriores, como A grande obra da carne (2017). Ahora intenté concentrar impresiones y breves reflexiones sobre la vida y obra de estas mujeres. La presencia un tanto turbia de muchas de ellas, junto al hecho de que por primera vez fueron vistas en su conjunto, permitió una perfecta radiografía de algo que, a toda costa, los amantes del Surrealismo, para bien o para mal, lo convirtieron en una costumbre a evitar: la mancha de la misoginia que ha sido una de las facetas lamentables del movimiento. El libro estaba casi terminado en su estructura, dejando la duda sobre la cantidad de mujeres que debía retratar. El número estuvo todo el tiempo frente a mí, como un desafío, para hacer que estas mujeres confrontaran de alguna manera lo que el crítico Jacob Klintowitz percibió en el prefacio de la edición del libro como su contradicción fundamental. Me refiero al libro Los 120 días de Sodoma, del marqués de Sade. Y aquí lo mejor es dar voz al propio Klintowitz, en su sabiduría, cuando revela que la tesis de que todo es posible gracias a la ausencia de Dios, en Sade, encuentra en Floriano su opuesto, ya que en él encontramos la tesis que la ética, y en ella la creación humana, es una construcción social y psíquica de los milenios de la especie humana. El libro había encontrado entonces su objetivo, e incluso intentaría afirmar que el verdadero surrealismo tendría, quizás finalmente, que aprender que no se puede transgredir sólo a los demás, sino, sobre todo, a uno mismo. Y por supuesto, tiene razón Berta Lucía Estrada cuando dice que estas 120 noches de Eros (2020) son, de alguna manera, un retrato de la condición humana.

Tu pregunta, sin embargo, también menciona el siguiente libro, Las mujeres desaparecidas (2021), lo que puede verse como consecuencia del anterior. Si en las 120 noches de Eros había elegido un escenario real, ahora me preguntaba por las mujeres que estaban expuestas a todo tipo de violencia, sin poder ya reunirlas en torno a un movimiento artístico, sino observando la brutalidad que padecían, todavía sufren, en su condición anónima, invisibles para la sociedad, desacreditados por sus pares. Estas mujeres habían desaparecido por completo y ahora me sentía desafiado a traerlas a la vida, de alguna manera. ¿El libro reúne personajes ficticios e inexistentes? Sí, pero al mismo tiempo son el símbolo más revelador de la especie humana. También hay un tercer libro, Sombras no jardim (2023), que reúne a mujeres que, como decía Artaud de Van Gogh, fueron suicidadas por la sociedad.

ELYS REGINA ZILS | El libro Las mujeres desaparecidas nos presenta a 50 mujeres de diferentes orígenes envueltas en la neblina onírica del olvido. Son 50 poemas narrativos que retratan una alquimia psíquica con un único destino: el silencio. ¿Cómo se produjo la investigación y selección de estas mujeres? ¿Cómo fue adentrarse en estos universos llenos de sombras, sin cuerpos?

FLORIANO MARTINS | En uno de sus dos epílogos, la poeta venezolana Carmen Verde entendió muy bien que el libro puede leerse como un poema largo, como una sola voz que se traga otras voces. La historia de un viaje, escrita con una palabra precisa, dolorosa, sensual y profundamente solitaria. O como dices: la bifurcación de mil caminos que nos llevan siempre al mismo silencio devorador. No hubo investigación ni selección. Es la evocación de un martirologio –en mi caso, sin intención alguna de beatificación. Cuando cerramos los ojos –pero también es siempre posible mantenerlos bien abiertos mientras viajamos por el mundo– nuestra memoria rebosa de evangelios fulminados por la hipocresía, la misoginia, la violencia sexual etc. La historia de la humanidad siempre nos ha advertido –los libros sagrados son la fina hoja del paroxismo– que las mujeres serían succionadas hasta el final, que serían las más invisibles de todas las criaturas. Este es su libro. Un recuerdo de sombras que posiblemente nunca tuvieron cuerpo.

ELYS REGINA ZILS | Ahora en julio se estrena la serie de vídeos Las mujeres desaparecidas, con la lectura de poemas interpretados por 50 poetas hispanoamericanas, llevando así estos poemas a otra dimensión. ¿Cómo surgió la idea? ¿Podrías compartir un poco sobre cómo fue el proceso con este nuevo lenguaje y qué encontrará el público en este proyecto?

FLORIANO MARTINS | Desde que Gladys Mendía editó Las mujeres desaparecidas (2021), venimos pensando en algo que pueda darles a estas mujeres eso que llamas otra dimensión. El libro, que se imprime en varios países, gracias a la edición bajo demanda, está disponible en Amazon: https://www.amazon.com.br/MUJERES-DESAPARECIDAS-Colecci%C3%B3n-Plateado-plateado-ebook/dp/B09MML5LZN, y así permite una ampliación de su circulación. Sin embargo, el vídeo es un lenguaje que nos lleva a otro tipo de difusión, llegando quizás incluso a otro modo de interés. Quién sabe, estas mujeres encontrarían un cuerpo menos invisible, diría casi tangible. ¿Cómo definir entonces el escenario de las mujeres invitadas a leer los 50 poemas que componen el libro? La idea también se impuso con naturalidad: escritos originalmente en español, los retratos me dijeron que su condición, de alguna manera, era la misma que la de un continente, Hispanoamérica, una parte del mundo que también tiende a desaparecer. La historia nos muestra que los 19 países que definen esta América han enfrentado cada vez más una pérdida de su capacidad de expresión y que es un deber casi cósmico rechazar esta tragedia degradante alimentada por el cinismo político. El proyecto de video creó el imperativo de que este escenario de mujeres desaparecidas fuera representado por poetas hispanoamericanas. Lo que el público encontrará allí será este retrato múltiple que traslada a sí mismo la causa de tantas mujeres que forman parte de su propia vida.

ELYS REGINA ZILS | ¿Y cómo fue para el creador ver su obra cobrar vida en las voces de estas poetas?

FLORIANO MARTINS | Una felicidad inmensa que corresponde incluso a un deseo que no mencioné a ninguna de ellas, que las lecturas fueran lo más naturales posible, sin transmitir la idea de un ensayo teatral. Las lecturas sembraron los mismos gestos espontáneos con los que fueron escritos los poemas y que ciertamente marcaron la vida de estas mujeres. Sólo puedo imaginar lo espléndido que sería tener cinco pantallas en un escenario donde se proyectarían 50 vídeos al azar. Quién sabe, tal vez todas estas mujeres sigan realizando sus milagros. A todas ellas, estos cien seres mágicos, tengo que agradecerles infinitamente su confianza.


__________
ELYS REGINA ZILS (Brasil, 1986). Poeta, artista visual, traductora. Estudiante de Doctorado y Maestría en Estudios de Traducción por el PGET/Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC). Es licenciado en Literatura-Lengua Española y Literatura y Literatura-Portuguesa también por la UFSC/Florianópolis, Brasil. Se dedica a la Literatura Latinoamericana, investigando principalmente Vanguardias Literarias y Artísticas con énfasis en la Literatura Surrealista Latinoamericana. Editora de Agulha Revista de Cultura, al lado de Floriano Martins. Traductora, junto a él, de su trilogía dedicada al surrealismo, que incluye Un nuevo continente – Poesía y surrealismo en América, 120 noches de Eros – Mujeres surrealistas y Letras mágicas – Viajes del surrealismo. Ha traducido Los elementos terrestres de Eunice Odio, publicado por Sol Negro Edições. Ha sido parcialmente responsable de las traducciones de poetas hispanoamericanos para el “Atlas Lírico de Hispanoamérica”, publicado por la revista Acrobata. Contacto: elysre@gmail.com.








viernes, 5 de julio de 2024

IDA VITALE: Poesía Actual de Uruguay



Ida Vitale Nacida en el año 1923, Ida Vitale es una poeta, ensayista, profesora universitaria, traductora y crítica literaria oriunda de Montevideo, Uruguay, criada en el seno de una familia de inmigrantes italianos.

En ese país, Vitale estudió humanidades y trabajó como profesora. Es considerada parte de la generación de 45, un movimiento de escritores y artistas uruguayos que salieron a la escena pública entre los años 1945 y 1950. Entre los miembros de este movimiento se pueden mencionar a Ángel Rama, primer esposo de Vitale, y Mario Benedetti.

A lo largo de los años sesenta, dirigió varias publicaciones periódicas en Uruguay como el diario Época y las revistas Clinamen y Maldoror.

Tuvo que exiliarse en México en el año de 1974, a consecuencia de la represión de la dictadura uruguaya, que gobernó entre 1973 y 1985. En México, conoció a Octavio Paz, quien le abrió las puertas al mundo editorial y literario del país azteca.

Aunque regresó a Uruguay en 1984, se trasladó a Texas en 1989 con su segundo marido, el poeta Enrique Fierro. Allí vivió hasta el año 2016, cuando enviudó. Actualmente reside en Uruguay.


ANDREA IMAGINARIO



Misterios
Alguien abre una puerta
y recibe el amor
en carne viva.
Alguien dormido a ciegas,
a sordas, a sabiendas,
encuentra entre su sueño,
centelleante,
un signo rastreado en vano
en la vigilia.
Entre desconocidas calles iba,
bajo cielos de luz inesperada.
Miró, vio el mar
y tuvo a quién mostrarlo.
Esperábamos algo:
y bajó la alegría,
como una escala prevenida.



Una Mujer
Duró largas horas convulsas
el trabajo de parto,
entre inútiles gestos ajenos
y gemidos y ruegos.
Una niña, la primera, nació.
Bordó, bordó, bordó la tela blanca,
con diminutos puntos de colores,
llenos de la alegría que ella sólo imagina.
La dolorida espalda se deforma,
los ojos ya no ven el horizonte,
sólo el obsesivo dibujo.
Al fin, concluye el quechquemitil.
Planta y arranca y desgrana,muele,
pica y revuelve,
se le arrebata el rostro,
cubren las manos cicatrices claras.
Su pelo se entresija, ya sin color
ni brillo, y sus carnes se vencen.
A veces sueña (¿qué?)
a veces piensa (¿acaso?),
casi nunca recuerda.
Es una región pronta
para acoger la muerta,
el día exacto,
como a oveja que se perdió en la noche.


Reunión
ÉRASE un bosque de palabras,
una emboscada lluvia de palabras,
una vociferante o tácita
convención de palabras,
un musgo delicioso susurrante,
un estrépito tenue, un oral arcoíris
de posibles oh leves leves disidencias leves,
érase el pro y el contra,
el sí y el no,
multiplicados árboles
con voz en cada una de sus hojas.
Ya nunca más, diríase,
el silencio.



Fortuna
Por años, disfrutar del error
y de su enmienda,
haber podido hablar, caminar libre,
no existir mutilada,
no entrar o sí en iglesias,
leer, oír la música querida,
ser en la noche un ser como en el día.
No ser casada en un negocio,
medida en cabras,
sufrir gobierno de parientes
o legal lapidación.
No desfilar ya nunca
y no admitir palabras
que pongan en la sangre
limaduras de hierro.
Descubrir por ti misma
otro ser no previsto
en el puente de la mirada.
Ser humano y mujer, ni más ni menos.


El cuadrado de la distancia
No importa que estés
en el escenario del verano
en el centro de sus desafíos.
Distante de sus fuegos
vas caminando a solas,
entre estatuas nevadas
por las piedras del puente
de Carlos, infinito.
Te miras caminar,
te ves mirando cómo el hielo cuaja
en islas efímeras,
corre río abajo,
se unce en un punto
lejos de aquí
—¿qué aquí?—
entre nuevas orillas.
El relámpago es indecible.
Regresa entonces en sentido contrario,
recupera usos y costumbres,
el mar,
la arena muerta,
esta claridad,
mientras puedas.
Pero guarda en la sangre
como un pez,
el dulce fragor de lo distante.
 



JOSÉ MÁRMOL: Poesía Actual de República Dominicana

 


JOSÉ MÁRMOL (República Dominicana, 1960) Poeta y ensayista. Nació en Santo Domingo, República Dominicana, en 1960. Estudió licenciatura en Filosofía (UASD), posgrado en Lingüística Aplicada (INTEC) y Maestría en Filosofía en un Mundo Global (UPV, España). Fundador, en 1985, de la Colección Egro de Literatura Dominicana Contemporánea. Miembro de Número de la Academia de Ciencias de la República Dominicana, desde 2007. Profesor Honoris Causa de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), en 2013, y Person of the Year 2015, por Cannes Lions Dominicana. Ha merecido premio como el Nacional de Poesía en 1987, el Casa de Teatro en 1994 y el Accésit del Premio Internacional Eliseo Diego en 1994, de la revista Plural, entre otros reconocimientos. José Mármol es autor de libros como El ojo del arúspice (1984), La invención del día (1989), Lengua de paraíso (1992), Deus ex machina (1994), Criatura del aire (1999), Torrente sanguíneo (2007), Lenguaje del mar (2012), Yo, la isla dividida (2019 y 2021), entre otros. Sobre su obra se han publicado: José Mármol, antología poética ( Médar Serrata, 2004), Anatomía de un poeta. Aproximaciones críticas a José Mármol (Carlos X. Ardavin, 2005), El búho y la luna. Entrevistas a José Mármol (Basilio Belliard, 2005), y Viaje hacia el arúspice. Relectura de la obra de José Mármol (Mateo Morrison, 2015).




LENGUAJE DEL MAR


El mismísimo, eso sí, el inmenso irrepetible,

el mar alzado en vuelo, lentitud del lastimado,

alas que no pueden los azules levantar.

Un pájaro, ese,

cautivo, tal vez, me lo pregunto,

en su líquida y revuelta enredadera de sal.

Amarrado, puede ser, a la estela del aire y los pasos de sol,

en la suave traslación reposada del disfrute.

El mismísimo, el adorado en yodo

con la luna colgada en la quilla de tu rostro,

el que riega las arenas para el toque de tus pies.

El mar tuyo, el mar nuestro,

el de los acantilados feroces y las playas de luz,

el de las bolitas de queso crujiente, calamares en su tinta,

vodka tónica con chapas de limón.

El mar, eso sí, el de tu mirada de ámbar en la tarde de ayer,

el de la voz que dijo, mi niña,

no te vayas a mover del horizonte, quieta, ahí no más.



IDIOMA DE LOS DIOSES


De ti, como de un río, adoro cuanto fluye. Volando y danzando como los dioses hablan. Amo tu rápida presencia, la única manera de pasar, transfigurando en vuelo la quietud y la espera. Idioma poderoso del mineral y el árbol. Néctar salobre de las venas abiertas y miembros destajados en torno a la deidad. Palabras innúmeras con las que atemorizo y a la vez encanto las huestes de la noche y escuderos del día. Voces muy alzadas en sus puntas de roble, con las que canta el mago, gobierna el azar y predomina un orden geométrico de hielo. Grande la ocasión en que algo se consume, y con su muerte alumbra y destapa lo esperado. Ahora canto y bailo y salpico de luz las brechas de la sombra entre las llamas. Volando y danzando, como los dioses hablan. Del aire me sostengo, el universo en mí se apoya, gira espeso.  Mi verso ha domado al vellocino de oro y ya diezmó mi brazo a los jinetes bravos, a cuyos restos doy mi canción y mi otra espada. Grande la ocasión en que todos danzamos, como dioses mirando la miseria del reino.  Palabras que brindaron alma y cuerpo a las ciudades.  Soberano idioma, lenguaje de las piedras, del laurel, del río adormecido en sus meandros; alfabeto de grutas intocadas, de lagos suspendidos y pájaros mudos henchidos de placer. De ti, como de un río, adoro cuanto es y ya no es y se transforma y pasa y queda suspendido. Oh idioma venturoso de los labios y las manos, de las praderas altas, los barcos diminutos, la cruz centuplicada en un mismo sendero. Oh danza de las danzas, con que los dioses cantan y bailan y nos llaman.



RETRATO DE MUJER


En tu boca tiembla un pájaro tirado a lo sediento. En tus dedos, templos altos de luz andan despiertos. Habla con tu voz aquel ángel seducido por una magia, un cuerpo, un vocablo insospechado. Nada por tus párpados un pez bello y fugaz y en la negra chorrera de tu cabello tieso, un celaje de carne con alas suena y brilla. No mis ojos te dibujan, no mi trazo maculado. No mi arte la perfila; es el agua desbordante que me asalta con mirarte, untadas por imanes lascivos ambas manos, y no importa que estés muda porque hablas con tocarme. Hay entre tus pechos matices imposibles, bosques y bahías, cañaverales limpios, mojadas poblaciones, algas finas, robles, yerba. Me asomo al intocable destello de tus manos y temo que mirándome se desnude tu voz, y como San Francisco de Asís hable a las aves, y se descalce y pese mucho menos que el aire. Mujer que lleva entera una bestia por ternura. Mujer que me desalmas con tan solo nombrarme; mas no importa si estás muda porque cantas cuando miras. En tu vientre acuna un mar con veleros erguidos, en tu pelo un surtidor de la noche se desgrana, en tu boca de nubes y pájaros me pierdo, y no importa si estás muda porque cantas cuando amas.



CANCIÓN DE LARGO A LA TRISTEZA HONDA


el mar es una cosa que nunca tuvo nombre. objeto que yo invento el mar son mis dos ojos el mar es un profundo invento de la nada empozamiento álgido de toda la resaca de los siglos llorados tormento desmedido infinita semilla de mi origen

el mar

el mar es un espacio e ser y de no-ser de brillar y apagarse las cosas al instante

espejo del vacío de la sombra de lo sin rostro

el mar

el mar es aquel hueso que duele a mis ancestros (herida que no cesa el mar no es mi niñez) combada penitencia con tantas vejaciones mi mar mi vacío corazón que me llena la muerte de vivir

sediento




LA BALADA TRISTE DE WYCKOFF


A Gabriel José, in memoriam


La tragedia siempre acecha como un lince lastimado.

Como el mar, la tragedia

no conoce la fatiga, no hay reposo en sus misterios.

Wyckoff, un silencio, nuestra guarida de paz.

En verano, la hermosura de las flores y los prados.

En invierno, calles tristes y nevadas, techos compungidos,

el patio recogido en disipada soledad.

El silbido nocturno del tren era una fiesta

y sin enmbargo ahora es un grito de dolor.

Era noche fría, esperaba la escalera el toque de su arribo.

El mundo para él, tan pequeño, tan extraño,

su amor quiso salvarlo con un gesto de sus labios.

Un libro en torno a Buda en su mesa de noche,

poemas sobre el mar, fotos disgregadas con la tribu de la escuela, 

lo insondable de la vida en un puñado de palabras.

Todo en él serenidad, una flama su semblante.

Su tiempo entre nosotros lo eternizan sus abrazos.

Le fatigaron hondo los tormentos de la vida, 

tan deprisa, tan temprana la derrota de sus días.

Tuvo de los ángeles la indefensión y el sueño.

Que no se canse nunca, pido al cielo, 

la andadura amorosa de sus pies y su mirada.

 



Sobre La orilla del retorno, de Alejandro Sebastiani Verlezza. Por Daniel Medvedov



Sobre La orilla del retorno, el más reciente poemario de Alejandro Sebastiani Verlezza, editado por El taller blanco (2023).
Por Daniel Medvedov

 

Primero el título: La orilla del retorno. Este RE del RE-Torno es el famoso NOSTOS griego, el de la NOST-algia, el dolor poético del Retorno. En la poesía arcaica griega el retorno se afirma con dos palabras: EPÍSTROPHE y STROPHOGORISMA.

El retorno de una nave, aunque sea el retorno de una tabla de madera, se cuenta con estas palabras: AI PRAGMATEIAI ÓPI EPHERENÓPISO TO PLION ANTIEKEÍNON ÓPI EIKEPRÓTERON (se regresa al lugar de donde se ha partido). Este retorno es poético, pues el NOSTOS es STROPHPGORÍSMA y es obvio que tiene que ver con las estrofas poéticas. 

Alejandro Sebastiani Verlezza comienza con una cita de Eugenio Montejo: “También el mar se va y no retorna”. Pero es bueno saberlo: el Mar nunca se va y al afirmar esta última declaración nosotros nunca nos vamos y si nunca nos vamos, nunca retornaremos de una NO-IDA. Siempre estamos aquí. Verlezza siempre ha estado aquí, como todos los poetas. El poeta siempre está  aquí. 

El primer poema se titula “vísperas”. Habría que decirlo: no hay plural en la víspera. La víspera es una y única. El dicho popular lo confirma: “Nadie muere en la víspera”. Pero Verlezza es un poeta y a los poetas se les recibe enteros, con sus licencias poéticas debajo del brazo. 

El trozo de tabla es un madero y el náufrago es crucificado sobre su madero como un Cristo. El madero flota, navega a porfía, como dicen los marinos, hasta ser llevados hacia una bendita orilla. Hay un verso popular rumano que afirma algo sorprendente. Es un fenómeno curioso: “El agua es golpeada por la orilla, y el viento es batido por las olas”. Es inverso, pues estamos acostumbrados a oír que el agua golpea la orilla y que el viento bate y empuja las olas. Hay un trémulo tremor (así lo ha oído el poeta), “un hondo tremor”. No está atado al mástil el poeta, no necesita estar fijado, ni “fijo”, como Odiseo, para no arrojarse al mar en los brazos de marfil de las sirenas. 

El madero es como una puerta con sus jambas, hasta  el umbral está allí, junto al madero, en la tabla. Y en esa “tabla” está pegado el poeta, como si estuviera flotando -él también- como una puerta con su umbral polarizado hacia el Norte. Allí hay hasta una bodega de visiones en la cabeza del poeta. Allí guarda sus sueños, en la bodega, sueños despiertos, ordenados en un desorden ordenado, tipo SHARAVADGI sánscrito, cuyo sentido es el mismo: “desorden ordenado”, “música callada”, como declara Juan de la Cruz, paradoja poética que no puede ser llamada OXYMORÓN. 

Al llegar a la orilla, en su paseo por la playa poética, el poeta encuentra la piedra. V:I:T:R:I:O:L: así está escrito sobre la arena y las olas que se rompen en la playa no borran las letras. Es la VISITA del poeta al interior de su Tierra. Rectificando, el poeta encontrará la Piedra Oculta. VISITA INTERIORAM TERRAE RECTIFICANS INVENIES OCULTUM LAPIDEM.



Daniel Medvedov. Rumania, 1951: maestro de Tai Chi, autor de numerosos ensayos, poemas, novelas, cuadernos, aforismos sobre diversos temas, desde la caligrafía hasta la ontología, casi todos disponibles en su cuenta de Scribd. Algunos de sus libros editados en Caracas:  Guía para descubrir los Falsos Maestros (Gaisma Editores, Caracas, 1987) y Zoognosis. El sentido secreto de los animales en la mitología (Academia Nacional de la Historia, 1993). Un apretado compendio de su trayectoria disponible en la red dice: se especializó en Pintura Mural Religiosa en la Escuela de Artes Plásticas Rimnicul Vilcea (Rumania), integró a la Dirección de Imagen de Cine y TV en el Instituto de Altos Estudios de Arte Teatral y Cinematográfico (Bucarest), estudió Ornaméntica Antigua en la Universidad de Bucarest (1972-1974), cursó estudios con el Maestro Calígrafo Liu Yuen Chiao en Taiwán, hizo un Doctorado en Filosofía de la East-West Essence Societ, en el Instituto Internacional de Filosofía de la Cultura de Taipei (China) y en Caracas obtuvo el Doctorado de Teología en la Universidad Católica Andrés Bello. Fue director del Centro de Estudios Mayas de Arts & Minds Academy (Miami).

viernes, 28 de junio de 2024

TANIA GANITSKY: Poesía Actual de Colombia

 


Tania Ganitsky es una poeta, editora, traductora y ensayista nacida en Bogotá, Colombia, en 1986. Es doctora en Filosofía y Literatura, Profesora del departamento de Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana y coeditora del fanzine La trenza. Ha publicado cinco poemarios, entre ellos La suspensión de los objetos flotantes (2021), Rara (2022) y Desastre lento (Himpar Editores, 2023). En 2022 también publicó El fuego que quería recordar, un ensayo literario sobre la escritura. 

Selección de Gladys Mendía


*

Las velas tiemblan antes

de apagarse

como ojos antes de llorar

 

no hay diferencia

entre el fuego y el agua

en óvalos pequeños


*

Por la noche canté

una canción de cuna indígena, me dolía

la mandíbula

porque hay que mover la boca

de otra forma.

Los sonidos precolombinos

vienen en distintos tonos como las sombras

me dolían los ojos también.


*

Dos pájaros muertos al pie de la cerca.

Arañaron lunas con su vuelo,

no le dieron a los frutos tiempo de cicatrizar.

Una hormiga explora sus colinas de carroña

y un saltamontes

toma impulso en una pluma.


*

Deberle los poemas no escritos al tiempo

en que no se escribieron

a la imaginación que todavía no los imagina

a la memoria suplantada

por el olvido

al olvido suplantado por el dolor, etcétera.



Dicen que la última

llama

se encenderá

en el océano.

 

En el estómago de la ballena

que hospeda los mitos olvidados,

 

en su canto,

que conjura el retorno de los dioses.

 

Pero yo he escondido

unas cerillas

para amparar las llamas

de la tierra.

 

 

La voz es un lugar 

oscuro

tomado por animales feroces

en los que ya nadie cree.

Para hablar

hay que escapar

del fuego de sus pupilas

y del filo de su hambre.

Para poder decir

miedo o mío

hay que imaginarlos jugando.

 

  

Los caballos 

no iban a vivir tanto tiempo.

Pero encontraron ofrendas en el sueño

de los muertos.

Allí pastan, beben agua y, a veces,

se acercan

a las manos cubiertas en panela

que se abren como flores dulces a su alrededor.

Doblan el cuello y reciben la ternura

que también debió extinguirse

hace tiempo.

 

 

Tigre de Bengala

                                                            Para Erik

 

Cuando sueña consigo mismo, toma la forma de un Tigre de Bengala y atraviesa la selva simulando el amor. A veces se persigue a sí mismo fuera del sueño y despierta asustado, a mi lado.

 


La noche se cerraba

en tu boca

y no había manera

de liberarla.

Nunca temí tanto

por ti, por el silencio –

en la punta

de tu lengua se apagaba

la última estrella.

 

 

Un haiku para Denise

 

Ella dibuja

al hermano colibrí:

color errante.

 

 

Él en el desierto (Segunda nota para el hombre que vi en un sueño)

 

Desde aquí te veo como todas esas cosas

que aparecen cuando escribo.

Como el tigre sin contorno que se fundió en la intensidad del sol poniente,

y como la serpiente que se desenrosca sueño afuera.

En tus manos resplandecen dos círculos dorados

cuando te limpias la arena que las cubre

y una de tus pupilas tiene la forma de la hormiga que trepaba tu pierna

y empujaste de prisa, asustado.

Me gusta que estés en el desierto porque no te recuerdo ni te invoco,

sólo te imagino.

En el desierto siempre alumbra la primera luz y acaece la primera noche,

su vastedad conviene en que allí pase cualquier cosa:

de noche caminas en puntas de pie para evitar el veneno de los insectos

y estás más alto que cuando te fuiste, como la estatua negra de Pushkin

o la de Peter Pan sobre las rocas.

Tu nariz está más pequeña y tus orejas largas e infladas, porque

has empezado a respirar como los peces: escuchando todo.

Te das la vuelta y descubro algo que quizá sea culpa mía:

tu espalda está marcada por los golpes del viento que castiga

a quien no le da la cara a lo real.

Te ha marcado con números cuya cifra no sé contar.

 

 

el pasado hubiera podido ser 

cualquier cosa

 

un árbol que crece cada medio día

una madre que renace

una noche que no se abre y que no estalla

igual que un libro en que no se ha escrito nada

un desierto que descubre su tiempo en liras

and a god that sings us lullabies

 

pero el pasado, ese no fue el pasado

 

el pasado es un ángel

que cae de cabeza en el vacío

 

 

Un día no tendré escritura.

Sacaré la lengua como los colgados,

inútilmente.

Nunca dominé la gramática del fuego

y mi idioma

siempre se inclinó hacia las cenizas.

Para entonces habré domesticado

el silencio,

que me seguirá como un perro.

 

 

Nunca he tenido algo

que decir.

La poesía es el síntoma

de mi silencio.

Algunas imágenes errantes

como los tigres

los caballos

y las piedras

flotan en el aire.

Nada de esto pesa, pasa, aplaza.

Las metáforas

no concilian la distancia poética

de dos abismos.

El mar ha muerto.

El desierto ha muerto.

Lo sé porque una vez envenené

a un caracol con sal

y burbujeaba

igual que este vertedero

de palabras.



miércoles, 26 de junio de 2024

WALDO LEYVA: Poesía Actual de Cuba

 


Waldo Leyva. Poeta, ensayista, narrador y periodista cubano. Remedios, Villa Clara, Cuba, 1943. Ha ejercido la docencia universitaria como profesor de Estética y de Literatura Cubana e Hispanoamericana, y el periodismo como fundador y director de revistas culturales, entre las que pueden señalarse: Del Caribe y Letras Cubanas. Es graduado de actuación y dirección teatral; ha escrito obras dramáticas y fue director-fundador del teatro universitario de la Universidad de Oriente. Entre sus obras se encuentran: De la ciudad y sus héroes (1974), Desde el este de Angola (1976), La distancia y el tiempo (Antología, 2002). Sus poemas han sido traducidos a varios idiomas y forman parte de diversas antologías de la poesía cubana e hispanoamericana. En el año 2010 recibió el X Premio Casa de América de Poesía Americana.

Selección de Gladys Mendía.


ASONANCIA DEL TIEMPO

        Y solo contra el mundo levantó en una estaca
                Su propio corazón, el único que tuvo
                                                                                Juan Gelman

 

Si ya no estoy cuando resulte todo,
cuando el tiempo en que vivo ya no exista,
cuando otros se pregunten si la vida
es el triunfo del hombre, o es tan solo
un perenne comienzo, un grito sordo,
el rasguño en la piedra, la porfía
inútil del abismo, pues la cima
puede llamarse altura porque hay fondo.
Cuando todo resulte, sólo quiero
que alguien recuerde que al fuego puse
mi corazón, el único que tuve,
que yo también fui “hombre de mi tiempo”,
que dudé, que confié, que tuve miedo
y defendí mi sueño cuanto pude.

 


El inocente ojo del antílope

 

Un tigre salta de la piedra.
Vuela un ave que ignora la angustia del vacío.
Ciego es el pez, su pupila es el agua
y muere herido por el aire.
La lombriz puede ser reina de la altura
y deshacerse el árbol
en el vientre insaciable del insecto.
A la cruz del comienzo clavado sigue el hombre.
Sangra. Puede ver aún el rostro de los otros.
Ni dios, ni ventanas azules,
ni el inocente ojo del antílope.

  

Agradezco la noche

 

Aquí estoy, nuevamente amanecido,
dispuesto a soportar hasta que vuelva
la noche irremediable.
Cuento los días y me resulta eterno
el tiempo que supongo me separa
del silencio sin ruido.
Estoy como en un pozo
pero viendo la luz solo en el agua.
En un sitio del mundo
comenzará otra guerra
y vencerán los muertos a los muertos.
De aquello que fue el rostro del amigo
queda sólo una mancha, un tatuaje
que ha dejado la máscara en la piel.
¿Quién le cortó los hilos a la rueca?
¿Quién me dejó sin calles, sin laguna
con una puerta sólo hacia la infancia,
hacia el agua del pozo?
Aquí estoy, nuevamente amanecido,
ha sonado el teléfono,
comienza la ciudad su ruido informe,
y siguen los semáforos en rojo.

 


La distancia y el tiempo

 

Tú estás en el portal, apenas has nacido
caminas hacia el mar y cuando llegas:
tienes el pelo blanco y la mirada torpe.
Desde la costa se ven las tejas rojas de la casa.
Si quieres regresar, ya no es posible;
a medida que avanzas se borran los caminos.
Tu camisa de niño aún está húmeda
y veleta de abril en el cordel
indica para siempre la dirección del viento.
Qué gastadas las uñas,
qué frágil la memoria,
qué viejo tu zapato por la arena.

 


MONÓLOGO FINAL
 

La oscuridad tiene tu olor,
mi olor,
y ese otro perfume
que nace de la piel
cuando se juntan nuestros cuerpos.
Cierra los ojos.
Toca mi cara.
Tus dedos borrarán la sombra,
no importa que sea de noche,
no importa que desconozcas
el rostro que tendré al amanecer.
Cada segundo puede ser toda la vida.
Mañana mi piel estará seca,
o deshecha en el aire
o será un verde germinal
o un rojo efímero,
pero ahora las yemas de tus dedos
tienen toda la luz.
Perdono al porvenir.
Las trampas que he tendido
tienen la misma inocencia
del juego de la alquimia.
Para el hombre no existe otro destino
que el manantial inédito.
Toca mi rostro,
sálvalo en la memoria de tus manos.

 


EL OTRO Y EL QUE HABLA
 
Sé que dentro de mí hay otro ser,
alguien que exige heridas, desgarrones,
que tiene la impaciencia del cuchillo,
la obstinación del plomo, la sed de la metralla.
Desconozco ese ser que prefiere la noche, los rincones.
Desde niño me asalta. Cuando toco un metal
me empuja hacia la sangre.
He buscado en los días de mi infancia
alguna relación con el cuchillo, con la muerte violenta;
he practicado el odio hasta la angustia
pero soy incapaz, nací de otra madera.
Esa pugna entre el otro y el que habla
¿hasta cuándo será? ¿Podré negar mi mano eternamente?
¿Permaneceré ciego a su llamado?
¿Acaso soy yo mismo, un nonato que vive y envejece?
Dentro de mí habita un ser remoto, oscuro,
que se muestra impasible mientras alguien me ataca
y exige, sin embargo, que agreda a los que quiero.

 


DEFINITIVAMENTE JUEVES

Quiero que el veintiuno de agosto
del año dos mil diez,
a las seis de la tarde como es hoy,
pases desnuda atravesando el cuarto
y preguntes por mí.
Si estoy, pregunta, y si no existo,
o si me he extraviado en algún lugar de la casa,
de la ciudad, del mundo,
pregunta igual, alguien responderá.
El primero de enero del año dos mil uno será lunes
pero el veintiuno de agosto de la fecha indicada
tiene que ser definitivamente jueves
y el calor, como hoy, agotará las ganas de vivir.
Las calles serán las mismas para entonces,
los flamboyanes de efe y trece seguirán floreciendo,
muchos amigos no estarán
y el tiempo habrá pasado por la historia de la casa,
de la ciudad, de mi país, del mundo.
Quiero que el veintiuno de agosto, al despertar,
prepares la piel
el corazón
las ganas de vivir.






martes, 26 de marzo de 2024

FERGIE CONTRERAS SALMEN: Poesía Actual de Venezuela

 


Fergie Contreras Salmen (Venezuela, 1993). Psicóloga, Abogada y Magíster en Edición. Vive en Chile desde 2016. Es autora de Mundo a escala (2020), y participante en las antologías Una invitación, un poema (2021), Una cicatriz donde se escriben despedidas (2021) y A scar where goodbyes are written (2023). Ha publicado poemas en la Revista Grifo, Jámpster, La ubre amarga y WD40, y formado parte de diversos talleres literarios y lecturas de poesía.



735

remanentes de ojos deducen cristales

sugiere aquel vocablo (no es lo mismo)

dice: nos mantenemos en estado glacial

se intercambia frigidez por rabia, dice:

ni palabras enfermedades ni jaulas

son fraccionadas hasta su desaparición

ni desaparición jaulas ni enfermedades

son realmente palabras, solo se sabe

que palabras jaulas y desapariciones

son susceptibles de ser enfermedades


682

podría

huir

si se lo

propone

golpease

contra

las barras

tantas

tantas

veces

huir si

se lo

(

podría)

golpearse

tantas

tantas

tantas

veces

podría

morir

si 


739

aire debajo del agua: impalpables las escenas del pasado y el futuro que acompañan sin ocurrir realmente: creación sobre la creación: estaría muy cerca de perderlo si aferrara a los circuitos delineados doce y media, interpreta una alegría triste. deformar el rescate de la palabra alegría: trasladarla donde nadie pueda eliminar la destrucción sobre la destrucción: tierra debajo de la tierra tres y cuatro: estaría muy cerca y sin embargo


741

contemplarse desde la proximidad. no le han dicho que sostienen la costumbre de evadir cuerpos que flotan. mentimos hasta justificar sustracciones. alguien se extravía. inhibición. buscar placer en labios ceñidos agua cercana a la nariz quiere gritar el agua cambió de color y no puede sino solo

  ver de

  cerca un

 monstruo

        marino


705

profundo color gris espesura mental

recuerda jugar en una calle ciega

reiterar la palabra ciega hasta que la noche se pregunte qué oirá sin el roce de las aves

los peces transparenten al flotar sumidos en la noche

y tengamos un rincón donde permanecer dormidos






martes, 12 de marzo de 2024

CLARISSA MACEDO: Poesía Actual de Brasil

 


Clarissa Macedo – Salvador de Bahía – Brasil. Doctora en Literatura y Cultura. Escritora, revisora de textos, agente cultural, profesora e investigadora. Presenta su trabajo en eventos en Brasil y en el exterior. Participa de antologías, revistas y sitios web. Ha publicado O trem vermelho que partiu das cinzas, Na pata do cavalo há sete abismos (Premio Nacional de Academia de Letras de Bahía) traducido al español (España y Perú), O nome do mapa e outros mitos de um tempo chamado aflição, A casa mais alta do teu coração (Premio Biblioteca Digital do Paraná) y Missal ou o livro das falenas. Es la idealizadora del Encuentro de Autoras Bahianas y del Recital Cartografías.

De Misal o el libro de las falenas. Traducción: Clarissa Macedo. 


Olokum


Que estranha forma de vida, essa

onde não te posso tocar

ou 

enxugar as lágrimas de teu rosto

com meus cabelos,

meus infinitos cabelos

que tuas mãos aparavam na era da infância

sob a tesoura enferrujada.


Aquela tesoura sou eu, trêmula,

desfeita no espelho da carne. 



Olokum


Qué extraña forma de vida, esa

donde no te puedo tocar

o

enjugar las lágrimas de tu rostro

con mis cabellos,

mis infinitos cabellos

que tus manos aparaban en la era de la infancia

bajo la tijera oxidada.


Aquella tijera soy yo, trémula,

deshecha en el espejo de la carne.


Ciência


Afastar os monstros do quarto

requer ciência:

esconder-se pelo edredom

acender a lâmpada

tirá-los de sob a cama.


Há formas de afugentar os monstros,

inclusive aqueles do armário 

que se mexem ao dormirmos 

e nos olham baixinho 

como fossem lentos fantasmas,

velhos de tanto limbo e provação.


Para arrancar os monstros é preciso ser capaz:

agarrá-los bem forte,

para que, no tormento do abraço,

rebentem de humanidade

e não voltem nunca mais. 



Ciencia


Alejar a los monstruos del cuarto

requiere ciencia:

esconderse bajo el edredón

encender la lámpara

sacarlos de debajo de la cama.


Hay formas de ahuyentar a los monstruos,

incluso a aquellos del armario

que se mueven al dormimos

y nos miran bajito

como si fueran lentos fantasmas,

viejos de tanto limbo y probación.


Para arrancar a los monstruos es preciso ser capaz:

agarrarlos muy fuerte,

para que, en el tormento del abrazo,

revienten de humanidad

y no vuelvan nunca más.


Estirpe 


Me pediram para escrever

sobre a rotina da família.


Como explicar que sou expatriada? 

Como dizer que o vinho virou água?


 Abraão, sai da tua parentela e vai para o deserto, disse Deus.

Na minha encarnação de mulher abraâmica,

feito José, fui jogada no poço.

E de lá vejo o mundo, afundada, sem corda, mãe, socorro. 



Estirpe


Me pidieron que escribiera

sobre la rutina de la familia.


¿Cómo explicar que soy una expatriada?

¿Cómo decir que el vino se volvió agua?


— Abraham, sal de tu parentela y ve al desierto, dijo Dios.

En mi encarnación de mujer abrahámica,

como José, fui tirada al pozo.

Y desde allí miro el mundo, hundida, sin cuerda, madre, socorro.


Desposada


Quem poderia amar alguém assim

que usa meias compressivas

e seca num domingo à tarde. 


Quem poderia cruzar a América

antes das navegações? 


Quem, quem poderia

pegar num livro como fosse gente

armar ao sol uma lona 

deixar virem os animais

e habitar todos,

como a rosa da infância

como a cúpula dos ancestrais

como sonhos que piscam

e nos acordam para o festim

para as meias compressivas

que não me deixam amar.


Desposada


Quién podría amar a alguien así

que lleva calcetines compresivos

y se seca en un domingo por la tarde.


¿Quién podría cruzar América

antes de las navegaciones?


Quién, quién podría

tomar un libro como si fuera una persona

montar al sol una lona

dejar que vengan los animales

y habitar todos,

como la rosa de la infancia

como la cúpula de los ancestros

como sueños que parpadean

y nos despiertan para el festín

para los calcetines compresivos

que no me dejan amar.



jueves, 29 de febrero de 2024

VIVIANA GONZALES: Poesía Actual de Bolivia y México

 


Viviana Gonzales (La Paz, Bolivia, 1985). Poeta y dramaturga boliviano-mexicana. Licenciada en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid; Máster en Arte por la Universidad Complutense de Madrid y Especialista en Seguridad Internacional por la UNED y el Instituto Gutiérrez Mellado. Premio Nacional de Literatura en Poesía (Santa Cruz, Bolivia. 2019) por su poemario Hay un árbol de piedra en mi memoria. Ha sido promotora de lectura para jóvenes; ha impartido distintos talleres de literatura (FILIJ, Centro Cultural de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Secretaría de Cultura, CASUL, Ítaca, Club de Lectura de La Paz, Bolivia, Museo de Arte Contemporáneo del Sur, Lanús, Argentina y de manera independiente). Talleres como Diles que no me maten, sino que me lean; Por los caminos del Quijote, una lectura contemporánea del caballero andante han tenido varias ediciones en instituciones de México. Ha trabajado como investigadora, correctora y antologadora independiente. El 2022 ha publicado, junto a la Editorial Planeta, El espanto que nos une, antología de cuento de terror latinoamericano. Un recorrido por los cuentos de terror latinoamericanos clásicos y contemporáneos. Ha cursado talleres literarios en la UNAM, el Centro Xavier Villaurrutia, Casa Lamm; tiene un diplomado en Creación Literaria en Literaria Centro de Escritores; y otro en Literatura en Lenguas Indígenas de México con el INBAL. Ha publicado en distintas revistas nacionales e internacionales, así como en antologías. Su monólogo Yawarmanta fue elegido, en 2019, para una presentación junto a dramaturgas jóvenes en la SOGEM.  En 2020 ha publicado, junto a la editorial argentina Buenos Aires Poetry, su segundo poemario titulado Canto de un pájaro de fuego. En 2022 su poemario, Te doy el tiempo de un zapato ha sido finalista en Nueva York Poetry. Editorial Dogma (México) ha publicado este poemario en 2023 y ha sido presentado en la Feria Internacional del Libro del Zócalo en Ciudad de México. Este año también un poema suyo ha sido seleccionado por la Feria Nacional de Escritoras Mexicanas (FENALEM) y ha sido publicado en una antología de Escritoras Mexicanas Contemporáneas. En septiembre de este año ha ganado la beca de la residencia de escritura creativa de Mineral School en Seattle, Washington. El manuscrito, Mamá tiene miedo está siendo traducido al inglés por la Profesora Ilana Luna (State Arizona University) y la ilustración la trabaja la artista argentina, Florencia Troisi. Su libro Canto de un pájaro de fuego es Mención de Honor como mejor libro de poesía y su libro Hay un árbol de piedra en mi memoria es ganador con medalla de Oro, en la categoría de poesía, en el International Latino Book Award en Los Ángeles.



Historia de un vuelo, un bastón y una trenza


Hemos saltado del vientre de nuestra madre o del borde de una estrella 

y vamos cayendo

Vicente Huidobro


En un vuelco de nubes celestes

hay un mar a lo lejos que yo no alcanzo a ver.

Son años de ceguera y no mar,

un soplido se desprende del tiempo.


El tiempo es –lo sabemos–

una palabra mayúscula.


Hay un hilo que brota por entre mis piernas

mientras vuelo el hilo me quiere atar a la tierra.

Mi madre y mi abuela cepillan una trenza enorme,

otra mujer la decora con guirnaldas y petunias.


Es difícil alcanzar el vuelo con el hilo que me ata,

con la vagina cerrada, entumecida y espantada.


Yo no puedo elevarme porque al miedo

nunca le ha dado la gana de soltarme.


Si ahora caigo de seguro el hilo se rompe y

el miedo saldrá corriendo

al ver la nada que soy, que me ha vuelto.


Alguno que otro llorará mi ausencia

mi madre

mi abuela 

desde el otro lado

la lluvia.


Mi hijo no tiene hilos entre sus piernas.

Hay un bastón que lo sostiene.

Puede fallar en el despegue o incluso caer como yo.

El bastón sujeta al hombre, a mi hijo.


Más tarde voy a llegar a llorar mi cortedad

y el miedo me volverá a coger vacía, 

eso le dejaré a mi hijo

mi muerte blanca y absurda

mi sexo nocturno con el miedo

mi trenza roja y omnipotente

que emerge todos los días

el monstruo que devora mi útero.


Mañana

quizás a hurtadillas

pueda volar de nuevo

libre de todo:

sin hilos

sin vientre 

sin miedo.


Tomar las tijeras de la máquina de coser de mi abuela

abrirlas 

abrirme

parir mis dolores

mis angustias

mi pasado

empaparme de hombría, sujetar un bastón 

con mis piernas y


Volar.



Atardecer con perros callejeros


Tengo trece lobos en mi espalda 

y cuarenta y ocho mariposas,

municiones suficientes para habitar la urbe,

cargamento que descargo a ras de las montañas

antes del amanecer.


No he logrado poblar espacios 

los caminos son de piedra,

dos perros me miran a lo lejos

el retrato de una niña en la casa de mi madre

sonríe 

con un árbol de navidad de fondo.


Le he dicho piedra

y me ha contestado

hombre

con los brazos en la nuca he clamado piedad

y la piedra ha vuelto a repetir

hombre.


Los perros se bañan con el agua del río 

que veo desde mi ventana,

mañana volveré a tomar mi camino

empinado

y estoy segura que me he de caer

más de una vez.


La niña de la foto no sonreirá entonces,

no lo hace desde hace varios años,

luego me llamarán y me dirán que mi madre ha muerto

antes de abrir la puerta los perros callejeros 

vendrán a olerme,

el río llevará los cuerpos,

la vista desde la cocina

de la casa de mi madre.



II


Ante esta tumba un príncipe

deja el sueño en el que todos duermen


un ternero chupa de la teta de su madre

implorando vida con cada succión.


El príncipe cuenta las ubres de la vaca 

y siente que esta noche es la última.


Desprovisto ya de su carne

siente la costilla de Eva

la acaricia


Eva petrificada en la memoria

barro y húmero

gimiendo desde la antesala vacía

la lánguida mirada del hombre y su silueta.


Ante el sepulcro y la eminente clausura del paraíso

el corazón de adán

es una espesa llama:

arde el universo.


caín y abel devoran los huesos sazonados

de su madre


la noche de la creación del mundo.




V


Él es quien se inventa a sí mismo: Dios.

Nezahualcóyotl 



dijiste la tarde

se llevó mi corazón


fue el silencio


el dolor de un náufrago

que no teme al hambre


gota del mar recogida 

desde algún ombligo


te ahogas en una la isla


No es la forma del amor.

No es la forma del destierro.

No es la forma de las llanuras del sueño.


Inocente

no sabes que en cualquier momento 

te sacará los ojos y

brindará con tu sangre en esta tierra

inhóspita


desnudo


con diez cabezas y sus bocas

abrirá tu corazón cubierto de espinas


serpientes metamorfoseadas

serán la memoria y la flecha

no esperes por seres compasivos.


Dotado de palabra te inventaste un nombre: 

Yo soy dios

dijiste;


monarca de brazos largos

intentaste amar a tu hembra diosa


¿no sentiste, no advertiste que tomabas una leona que te iba a devorar?


jueves, 8 de febrero de 2024

JOSÉ MANUEL LÓPEZ D´JESÚS: Poesía Actual de Venezuela

 



José Manuel López D’ Jesús (Mérida, 1990) Doctor en Filosofía, escritor, músico y profesor de la Universidad de Los Andes. Ha ganado el premio de Poesía Gelindo Casasola, concedido en las Jornadas de Creación Literaria ULA-2010, y obtuvo en el 2014 mención honorífica en el Concurso de Creación Literaria de la Dirección de Asuntos Estudiantiles de la Universidad de Los Andes (DAES) por su libro La liturgia. Ganador del Concurso Ecos de la Luz (2019) Ha publicado las plaquettes Sinestesia disonante (2012), Réquiem (2013) y el libro Relicario (2020), los tres por la editorial chilena Los Poetas del 5. Además publicó el poemario El jardín de los desventurados (Fundación La Poeteca, 2018) y Vestigios (Editorial Palindromus, 2021). Forma parte de Amanecimos sobre la palabra: antología de poesía joven y reciente venezolana (Team Poetero, 2016), Me gobierno (LP5, 2020) y de la antología Especial de poesía venezolana (Fundación Pablo Neruda, 2021). Ha publicado los libros de ensayo: La Filosofía de la Música en Schopenhauer, (Editorial Académica Española, 2017) y Visionarios del Ruido (UARTES, Ecuador, 2022). Ha participado como conferencista en la Universidad de Loja, la Universidad del Atlántico y la Universidad de Pamplona con temas enfocados en la Filosofía, la Cultura y la Música. Es autor de varios artículos relacionados con temas de Filosofía y Música. Correo: jomanuellop@gmail.com .


Selección de Diario de una Huella (El Taller Blanco, 2023)




Las paredes aúllan

cuando los zócalos arden

el frío las ensordece

como el arco de un cello

a punto de quebrar.

Oscuridad y soplo

el rostro inflamado

detrás de la confesión

arde la herida.


La ceguera sabe que el dolor

punza el miedo

al abrir los ojos

la agonía inventa

otro color

pueril

liviano.

Si construyo las rejas de mi cuerpo

Olas iracundas asaltan

mi tronco hasta sepultarlo

junto al aire que vomita

mi huella.




Hay días en los que las luces del pesebre

se queman

el agua por los grifos rebosa

fría, muy fría

los pájaros aún no son el atisbo.




La herida por donde entra la luz

se abre con la profundidad de una daga .

Cuando sujeto el papel se dilata el nervio

navego en la cicatriz

memoria desdibujada.

punto ciego:

el vacío primordial

junto a la huella




Miércoles de Cenizas

El agua conserva

brillante pozo

ancla

sobre la historia

al descoser el cuerpo

rebosa el cráneo de sangre

con la ceniza.

Punzar la seña, maniobra cobarde

revienta el diluvio

a pulso de huella,

silencio.

Estalla el aguacero

algo perece,

se extravía,

llega a su fin

El tamiz que enluta el amanecer

es un acorde febril en el agua

inicia un temblor distinto




Semana Santa

Lunes

Suele andar la cucaracha por un terreno grumoso

esquiva las alcantarillas


pero una terrible ráfaga

hipnotiza su vuelo.


Martes

Quieta es la tempestad de los huérfanos

sobre el casco de magnolias

la mudez se erige.


Miércoles

El aullido del piano

es un sacrificio antes del borboteo:

Pulgar

índice

meñique

tocan una escala repleta de sostenidos

detrás del trigo se encriptan.


Jueves

Así se laven nuestros pies

el perdón no comulgará en nuestros labios

toda la quebrada ensucia:

alarido que no sale.


Viernes

Hace falta

dos cruces

por no confesar:

la hecatombe

rompe las manos en el mismo vórtice


los dedos

acarician el tumor

color de la muerte

Hace falta dos cruces

como estampa del arcoíris

que se engendra en el ensueño

círculo azulado

en plena extinción


Sábado

¿Y si nuestros gritos nunca son escuchados?


Domingo

Hay una resurrección en el músculo

allí, la cólera no penetra

como si el arco estrangulara la humedad

en el cofre de las gotas acortadas sobre la

grieta