miércoles, 24 de julio de 2024
Entrevista a Floriano Martins. Por Elys Regina Zils
viernes, 5 de julio de 2024
IDA VITALE: Poesía Actual de Uruguay
JOSÉ MÁRMOL: Poesía Actual de República Dominicana
JOSÉ MÁRMOL (República Dominicana, 1960) Poeta y ensayista. Nació en Santo Domingo, República Dominicana, en 1960. Estudió licenciatura en Filosofía (UASD), posgrado en Lingüística Aplicada (INTEC) y Maestría en Filosofía en un Mundo Global (UPV, España). Fundador, en 1985, de la Colección Egro de Literatura Dominicana Contemporánea. Miembro de Número de la Academia de Ciencias de la República Dominicana, desde 2007. Profesor Honoris Causa de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), en 2013, y Person of the Year 2015, por Cannes Lions Dominicana. Ha merecido premio como el Nacional de Poesía en 1987, el Casa de Teatro en 1994 y el Accésit del Premio Internacional Eliseo Diego en 1994, de la revista Plural, entre otros reconocimientos. José Mármol es autor de libros como El ojo del arúspice (1984), La invención del día (1989), Lengua de paraíso (1992), Deus ex machina (1994), Criatura del aire (1999), Torrente sanguíneo (2007), Lenguaje del mar (2012), Yo, la isla dividida (2019 y 2021), entre otros. Sobre su obra se han publicado: José Mármol, antología poética ( Médar Serrata, 2004), Anatomía de un poeta. Aproximaciones críticas a José Mármol (Carlos X. Ardavin, 2005), El búho y la luna. Entrevistas a José Mármol (Basilio Belliard, 2005), y Viaje hacia el arúspice. Relectura de la obra de José Mármol (Mateo Morrison, 2015).
LENGUAJE DEL MAR
El mismísimo, eso sí, el inmenso irrepetible,
el mar alzado en vuelo, lentitud del lastimado,
alas que no pueden los azules levantar.
Un pájaro, ese,
cautivo, tal vez, me lo pregunto,
en su líquida y revuelta enredadera de sal.
Amarrado, puede ser, a la estela del aire y los pasos de sol,
en la suave traslación reposada del disfrute.
El mismísimo, el adorado en yodo
con la luna colgada en la quilla de tu rostro,
el que riega las arenas para el toque de tus pies.
El mar tuyo, el mar nuestro,
el de los acantilados feroces y las playas de luz,
el de las bolitas de queso crujiente, calamares en su tinta,
vodka tónica con chapas de limón.
El mar, eso sí, el de tu mirada de ámbar en la tarde de ayer,
el de la voz que dijo, mi niña,
no te vayas a mover del horizonte, quieta, ahí no más.
IDIOMA DE LOS DIOSES
De ti, como de un río, adoro cuanto fluye. Volando y danzando como los dioses hablan. Amo tu rápida presencia, la única manera de pasar, transfigurando en vuelo la quietud y la espera. Idioma poderoso del mineral y el árbol. Néctar salobre de las venas abiertas y miembros destajados en torno a la deidad. Palabras innúmeras con las que atemorizo y a la vez encanto las huestes de la noche y escuderos del día. Voces muy alzadas en sus puntas de roble, con las que canta el mago, gobierna el azar y predomina un orden geométrico de hielo. Grande la ocasión en que algo se consume, y con su muerte alumbra y destapa lo esperado. Ahora canto y bailo y salpico de luz las brechas de la sombra entre las llamas. Volando y danzando, como los dioses hablan. Del aire me sostengo, el universo en mí se apoya, gira espeso. Mi verso ha domado al vellocino de oro y ya diezmó mi brazo a los jinetes bravos, a cuyos restos doy mi canción y mi otra espada. Grande la ocasión en que todos danzamos, como dioses mirando la miseria del reino. Palabras que brindaron alma y cuerpo a las ciudades. Soberano idioma, lenguaje de las piedras, del laurel, del río adormecido en sus meandros; alfabeto de grutas intocadas, de lagos suspendidos y pájaros mudos henchidos de placer. De ti, como de un río, adoro cuanto es y ya no es y se transforma y pasa y queda suspendido. Oh idioma venturoso de los labios y las manos, de las praderas altas, los barcos diminutos, la cruz centuplicada en un mismo sendero. Oh danza de las danzas, con que los dioses cantan y bailan y nos llaman.
RETRATO DE MUJER
En tu boca tiembla un pájaro tirado a lo sediento. En tus dedos, templos altos de luz andan despiertos. Habla con tu voz aquel ángel seducido por una magia, un cuerpo, un vocablo insospechado. Nada por tus párpados un pez bello y fugaz y en la negra chorrera de tu cabello tieso, un celaje de carne con alas suena y brilla. No mis ojos te dibujan, no mi trazo maculado. No mi arte la perfila; es el agua desbordante que me asalta con mirarte, untadas por imanes lascivos ambas manos, y no importa que estés muda porque hablas con tocarme. Hay entre tus pechos matices imposibles, bosques y bahías, cañaverales limpios, mojadas poblaciones, algas finas, robles, yerba. Me asomo al intocable destello de tus manos y temo que mirándome se desnude tu voz, y como San Francisco de Asís hable a las aves, y se descalce y pese mucho menos que el aire. Mujer que lleva entera una bestia por ternura. Mujer que me desalmas con tan solo nombrarme; mas no importa si estás muda porque cantas cuando miras. En tu vientre acuna un mar con veleros erguidos, en tu pelo un surtidor de la noche se desgrana, en tu boca de nubes y pájaros me pierdo, y no importa si estás muda porque cantas cuando amas.
CANCIÓN DE LARGO A LA TRISTEZA HONDA
el mar es una cosa que nunca tuvo nombre. objeto que yo invento el mar son mis dos ojos el mar es un profundo invento de la nada empozamiento álgido de toda la resaca de los siglos llorados tormento desmedido infinita semilla de mi origen
el mar
el mar es un espacio e ser y de no-ser de brillar y apagarse las cosas al instante
espejo del vacío de la sombra de lo sin rostro
el mar
el mar es aquel hueso que duele a mis ancestros (herida que no cesa el mar no es mi niñez) combada penitencia con tantas vejaciones mi mar mi vacío corazón que me llena la muerte de vivir
sediento
LA BALADA TRISTE DE WYCKOFF
A Gabriel José, in memoriam
La tragedia siempre acecha como un lince lastimado.
Como el mar, la tragedia
no conoce la fatiga, no hay reposo en sus misterios.
Wyckoff, un silencio, nuestra guarida de paz.
En verano, la hermosura de las flores y los prados.
En invierno, calles tristes y nevadas, techos compungidos,
el patio recogido en disipada soledad.
El silbido nocturno del tren era una fiesta
y sin enmbargo ahora es un grito de dolor.
Era noche fría, esperaba la escalera el toque de su arribo.
El mundo para él, tan pequeño, tan extraño,
su amor quiso salvarlo con un gesto de sus labios.
Un libro en torno a Buda en su mesa de noche,
poemas sobre el mar, fotos disgregadas con la tribu de la escuela,
lo insondable de la vida en un puñado de palabras.
Todo en él serenidad, una flama su semblante.
Su tiempo entre nosotros lo eternizan sus abrazos.
Le fatigaron hondo los tormentos de la vida,
tan deprisa, tan temprana la derrota de sus días.
Tuvo de los ángeles la indefensión y el sueño.
Que no se canse nunca, pido al cielo,
la andadura amorosa de sus pies y su mirada.
Sobre La orilla del retorno, de Alejandro Sebastiani Verlezza. Por Daniel Medvedov
Sobre La orilla del retorno, el más reciente poemario de Alejandro Sebastiani Verlezza, editado por El taller blanco (2023).
Por Daniel Medvedov
Primero el título: La orilla del retorno. Este RE del RE-Torno es el famoso NOSTOS griego, el de la NOST-algia, el dolor poético del Retorno. En la poesía arcaica griega el retorno se afirma con dos palabras: EPÍSTROPHE y STROPHOGORISMA.
El retorno de una nave, aunque sea el retorno de una tabla de madera, se cuenta con estas palabras: AI PRAGMATEIAI ÓPI EPHERENÓPISO TO PLION ANTIEKEÍNON ÓPI EIKEPRÓTERON (se regresa al lugar de donde se ha partido). Este retorno es poético, pues el NOSTOS es STROPHPGORÍSMA y es obvio que tiene que ver con las estrofas poéticas.
Alejandro Sebastiani Verlezza comienza con una cita de Eugenio Montejo: “También el mar se va y no retorna”. Pero es bueno saberlo: el Mar nunca se va y al afirmar esta última declaración nosotros nunca nos vamos y si nunca nos vamos, nunca retornaremos de una NO-IDA. Siempre estamos aquí. Verlezza siempre ha estado aquí, como todos los poetas. El poeta siempre está aquí.
El primer poema se titula “vísperas”. Habría que decirlo: no hay plural en la víspera. La víspera es una y única. El dicho popular lo confirma: “Nadie muere en la víspera”. Pero Verlezza es un poeta y a los poetas se les recibe enteros, con sus licencias poéticas debajo del brazo.
El trozo de tabla es un madero y el náufrago es crucificado sobre su madero como un Cristo. El madero flota, navega a porfía, como dicen los marinos, hasta ser llevados hacia una bendita orilla. Hay un verso popular rumano que afirma algo sorprendente. Es un fenómeno curioso: “El agua es golpeada por la orilla, y el viento es batido por las olas”. Es inverso, pues estamos acostumbrados a oír que el agua golpea la orilla y que el viento bate y empuja las olas. Hay un trémulo tremor (así lo ha oído el poeta), “un hondo tremor”. No está atado al mástil el poeta, no necesita estar fijado, ni “fijo”, como Odiseo, para no arrojarse al mar en los brazos de marfil de las sirenas.
El madero es como una puerta con sus jambas, hasta el umbral está allí, junto al madero, en la tabla. Y en esa “tabla” está pegado el poeta, como si estuviera flotando -él también- como una puerta con su umbral polarizado hacia el Norte. Allí hay hasta una bodega de visiones en la cabeza del poeta. Allí guarda sus sueños, en la bodega, sueños despiertos, ordenados en un desorden ordenado, tipo SHARAVADGI sánscrito, cuyo sentido es el mismo: “desorden ordenado”, “música callada”, como declara Juan de la Cruz, paradoja poética que no puede ser llamada OXYMORÓN.
Al llegar a la orilla, en su paseo por la playa poética, el poeta encuentra la piedra. V:I:T:R:I:O:L: así está escrito sobre la arena y las olas que se rompen en la playa no borran las letras. Es la VISITA del poeta al interior de su Tierra. Rectificando, el poeta encontrará la Piedra Oculta. VISITA INTERIORAM TERRAE RECTIFICANS INVENIES OCULTUM LAPIDEM.
viernes, 28 de junio de 2024
TANIA GANITSKY: Poesía Actual de Colombia
Tania Ganitsky es una poeta, editora, traductora y ensayista nacida en Bogotá, Colombia, en 1986. Es doctora en Filosofía y Literatura, Profesora del departamento de Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana y coeditora del fanzine La trenza. Ha publicado cinco poemarios, entre ellos La suspensión de los objetos flotantes (2021), Rara (2022) y Desastre lento (Himpar Editores, 2023). En 2022 también publicó El fuego que quería recordar, un ensayo literario sobre la escritura.
Selección de Gladys Mendía
*
Las velas tiemblan antes
de apagarse
como ojos antes de llorar
no hay diferencia
entre el fuego y el agua
en óvalos pequeños
*
Por la noche canté
una canción de cuna indígena, me dolía
la mandíbula
porque hay que mover la boca
de otra forma.
Los sonidos precolombinos
vienen en distintos tonos como las sombras
me dolían los ojos también.
*
Dos pájaros muertos al pie de la cerca.
Arañaron lunas con su vuelo,
no le dieron a los frutos tiempo de cicatrizar.
Una hormiga explora sus colinas de carroña
y un saltamontes
toma impulso en una pluma.
*
Deberle los poemas no escritos al tiempo
en que no se escribieron
a la imaginación que todavía no los imagina
a la memoria suplantada
por el olvido
al olvido suplantado por el dolor, etcétera.
Dicen que la última
llama
se encenderá
en el océano.
En el estómago de la ballena
que hospeda los mitos olvidados,
en su canto,
que conjura el retorno de los dioses.
Pero yo he escondido
unas cerillas
para amparar las llamas
de la tierra.
La voz es un lugar
oscuro
tomado por animales feroces
en los que ya nadie cree.
Para hablar
hay que escapar
del fuego de sus pupilas
y del filo de su hambre.
Para poder decir
miedo o mío
hay que imaginarlos jugando.
Los caballos
no iban a vivir tanto tiempo.
Pero encontraron ofrendas en el sueño
de los muertos.
Allí pastan, beben agua y, a veces,
se acercan
a las manos cubiertas en panela
que se abren como flores dulces a su alrededor.
Doblan el cuello y reciben la ternura
que también debió extinguirse
hace tiempo.
Tigre de Bengala
Para Erik
Cuando sueña consigo mismo, toma la forma de un Tigre de Bengala y atraviesa la selva simulando el amor. A veces se persigue a sí mismo fuera del sueño y despierta asustado, a mi lado.
La noche se cerraba
en tu boca
y no había manera
de liberarla.
Nunca temí tanto
por ti, por el silencio –
en la punta
de tu lengua se apagaba
la última estrella.
Un haiku para Denise
Ella dibuja
al hermano colibrí:
color errante.
Él en el desierto (Segunda nota para el hombre que vi en un sueño)
Desde aquí te veo como todas esas cosas
que aparecen cuando escribo.
Como el tigre sin contorno que se fundió en la intensidad del sol poniente,
y como la serpiente que se desenrosca sueño afuera.
En tus manos resplandecen dos círculos dorados
cuando te limpias la arena que las cubre
y una de tus pupilas tiene la forma de la hormiga que trepaba tu pierna
y empujaste de prisa, asustado.
Me gusta que estés en el desierto porque no te recuerdo ni te invoco,
sólo te imagino.
En el desierto siempre alumbra la primera luz y acaece la primera noche,
su vastedad conviene en que allí pase cualquier cosa:
de noche caminas en puntas de pie para evitar el veneno de los insectos
y estás más alto que cuando te fuiste, como la estatua negra de Pushkin
o la de Peter Pan sobre las rocas.
Tu nariz está más pequeña y tus orejas largas e infladas, porque
has empezado a respirar como los peces: escuchando todo.
Te das la vuelta y descubro algo que quizá sea culpa mía:
tu espalda está marcada por los golpes del viento que castiga
a quien no le da la cara a lo real.
Te ha marcado con números cuya cifra no sé contar.
el pasado hubiera podido ser
cualquier cosa
un árbol que crece cada medio día
una madre que renace
una noche que no se abre y que no estalla
igual que un libro en que no se ha escrito nada
un desierto que descubre su tiempo en liras
and a god that sings us lullabies
pero el pasado, ese no fue el pasado
el pasado es un ángel
que cae de cabeza en el vacío
Un día no tendré escritura.
Sacaré la lengua como los colgados,
inútilmente.
Nunca dominé la gramática del fuego
y mi idioma
siempre se inclinó hacia las cenizas.
Para entonces habré domesticado
el silencio,
que me seguirá como un perro.
Nunca he tenido algo
que decir.
La poesía es el síntoma
de mi silencio.
Algunas imágenes errantes
como los tigres
los caballos
y las piedras
flotan en el aire.
Nada de esto pesa, pasa, aplaza.
Las metáforas
no concilian la distancia poética
de dos abismos.
El mar ha muerto.
El desierto ha muerto.
Lo sé porque una vez envenené
a un caracol con sal
y burbujeaba
igual que este vertedero
de palabras.
miércoles, 26 de junio de 2024
WALDO LEYVA: Poesía Actual de Cuba
Waldo Leyva. Poeta, ensayista, narrador y periodista cubano. Remedios, Villa Clara, Cuba, 1943. Ha ejercido la docencia universitaria como profesor de Estética y de Literatura Cubana e Hispanoamericana, y el periodismo como fundador y director de revistas culturales, entre las que pueden señalarse: Del Caribe y Letras Cubanas. Es graduado de actuación y dirección teatral; ha escrito obras dramáticas y fue director-fundador del teatro universitario de la Universidad de Oriente. Entre sus obras se encuentran: De la ciudad y sus héroes (1974), Desde el este de Angola (1976), La distancia y el tiempo (Antología, 2002). Sus poemas han sido traducidos a varios idiomas y forman parte de diversas antologías de la poesía cubana e hispanoamericana. En el año 2010 recibió el X Premio Casa de América de Poesía Americana.
Selección de Gladys Mendía.
ASONANCIA DEL TIEMPOY solo contra el mundo levantó en una estacaSu propio corazón, el único que tuvoJuan Gelman
Si ya no estoy cuando resulte todo,cuando el tiempo en que vivo ya no exista,cuando otros se pregunten si la vidaes el triunfo del hombre, o es tan soloun perenne comienzo, un grito sordo,el rasguño en la piedra, la porfíainútil del abismo, pues la cimapuede llamarse altura porque hay fondo.Cuando todo resulte, sólo quieroque alguien recuerde que al fuego pusemi corazón, el único que tuve,que yo también fui “hombre de mi tiempo”,que dudé, que confié, que tuve miedoy defendí mi sueño cuanto pude.
El inocente ojo del antílope
Un tigre salta de la piedra.
Vuela un ave que ignora la angustia del vacío.Ciego es el pez, su pupila es el aguay muere herido por el aire.La lombriz puede ser reina de la alturay deshacerse el árbolen el vientre insaciable del insecto.A la cruz del comienzo clavado sigue el hombre.Sangra. Puede ver aún el rostro de los otros.Ni dios, ni ventanas azules,ni el inocente ojo del antílope.
Agradezco la noche
Aquí estoy, nuevamente amanecido,dispuesto a soportar hasta que vuelvala noche irremediable.Cuento los días y me resulta eternoel tiempo que supongo me separadel silencio sin ruido.Estoy como en un pozopero viendo la luz solo en el agua.En un sitio del mundocomenzará otra guerray vencerán los muertos a los muertos.De aquello que fue el rostro del amigoqueda sólo una mancha, un tatuajeque ha dejado la máscara en la piel.¿Quién le cortó los hilos a la rueca?¿Quién me dejó sin calles, sin lagunacon una puerta sólo hacia la infancia,hacia el agua del pozo?Aquí estoy, nuevamente amanecido,ha sonado el teléfono,comienza la ciudad su ruido informe,y siguen los semáforos en rojo.
La distancia y el tiempo
Tú estás en el portal, apenas has nacidocaminas hacia el mar y cuando llegas:tienes el pelo blanco y la mirada torpe.Desde la costa se ven las tejas rojas de la casa.Si quieres regresar, ya no es posible;a medida que avanzas se borran los caminos.Tu camisa de niño aún está húmeday veleta de abril en el cordelindica para siempre la dirección del viento.Qué gastadas las uñas,qué frágil la memoria,qué viejo tu zapato por la arena.
MONÓLOGO FINALLa oscuridad tiene tu olor,mi olor,y ese otro perfumeque nace de la pielcuando se juntan nuestros cuerpos.Cierra los ojos.Toca mi cara.Tus dedos borrarán la sombra,no importa que sea de noche,no importa que desconozcasel rostro que tendré al amanecer.Cada segundo puede ser toda la vida.Mañana mi piel estará seca,o deshecha en el aireo será un verde germinalo un rojo efímero,pero ahora las yemas de tus dedostienen toda la luz.Perdono al porvenir.Las trampas que he tendidotienen la misma inocenciadel juego de la alquimia.Para el hombre no existe otro destinoque el manantial inédito.Toca mi rostro,sálvalo en la memoria de tus manos.
EL OTRO Y EL QUE HABLASé que dentro de mí hay otro ser,alguien que exige heridas, desgarrones,que tiene la impaciencia del cuchillo,la obstinación del plomo, la sed de la metralla.Desconozco ese ser que prefiere la noche, los rincones.Desde niño me asalta. Cuando toco un metalme empuja hacia la sangre.He buscado en los días de mi infanciaalguna relación con el cuchillo, con la muerte violenta;he practicado el odio hasta la angustiapero soy incapaz, nací de otra madera.Esa pugna entre el otro y el que habla¿hasta cuándo será? ¿Podré negar mi mano eternamente?¿Permaneceré ciego a su llamado?¿Acaso soy yo mismo, un nonato que vive y envejece?Dentro de mí habita un ser remoto, oscuro,que se muestra impasible mientras alguien me atacay exige, sin embargo, que agreda a los que quiero.
DEFINITIVAMENTE JUEVESQuiero que el veintiuno de agostodel año dos mil diez,a las seis de la tarde como es hoy,pases desnuda atravesando el cuartoy preguntes por mí.Si estoy, pregunta, y si no existo,o si me he extraviado en algún lugar de la casa,de la ciudad, del mundo,pregunta igual, alguien responderá.El primero de enero del año dos mil uno será lunespero el veintiuno de agosto de la fecha indicadatiene que ser definitivamente juevesy el calor, como hoy, agotará las ganas de vivir.Las calles serán las mismas para entonces,los flamboyanes de efe y trece seguirán floreciendo,muchos amigos no estarány el tiempo habrá pasado por la historia de la casa,de la ciudad, de mi país, del mundo.Quiero que el veintiuno de agosto, al despertar,prepares la pielel corazónlas ganas de vivir.
martes, 26 de marzo de 2024
FERGIE CONTRERAS SALMEN: Poesía Actual de Venezuela
Fergie Contreras Salmen (Venezuela, 1993). Psicóloga, Abogada y Magíster en Edición. Vive en Chile desde 2016. Es autora de Mundo a escala (2020), y participante en las antologías Una invitación, un poema (2021), Una cicatriz donde se escriben despedidas (2021) y A scar where goodbyes are written (2023). Ha publicado poemas en la Revista Grifo, Jámpster, La ubre amarga y WD40, y formado parte de diversos talleres literarios y lecturas de poesía.
735
remanentes de ojos deducen cristales
sugiere aquel vocablo (no es lo mismo)
dice: nos mantenemos en estado glacial
se intercambia frigidez por rabia, dice:
ni palabras enfermedades ni jaulas
son fraccionadas hasta su desaparición
ni desaparición jaulas ni enfermedades
son realmente palabras, solo se sabe
que palabras jaulas y desapariciones
son susceptibles de ser enfermedades
682
podría
huir
si se lo
propone
golpease
contra
las barras
tantas
tantas
veces
huir si
se lo
(
podría)
golpearse
tantas
tantas
tantas
veces
podría
morir
si
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aire debajo del agua: impalpables las escenas del pasado y el futuro que acompañan sin ocurrir realmente: creación sobre la creación: estaría muy cerca de perderlo si aferrara a los circuitos delineados doce y media, interpreta una alegría triste. deformar el rescate de la palabra alegría: trasladarla donde nadie pueda eliminar la destrucción sobre la destrucción: tierra debajo de la tierra tres y cuatro: estaría muy cerca y sin embargo
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contemplarse desde la proximidad. no le han dicho que sostienen la costumbre de evadir cuerpos que flotan. mentimos hasta justificar sustracciones. alguien se extravía. inhibición. buscar placer en labios ceñidos agua cercana a la nariz quiere gritar el agua cambió de color y no puede sino solo
ver de
cerca un
monstruo
marino
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profundo color gris espesura mental
recuerda jugar en una calle ciega
reiterar la palabra ciega hasta que la noche se pregunte qué oirá sin el roce de las aves
los peces transparenten al flotar sumidos en la noche
y tengamos un rincón donde permanecer dormidos
martes, 12 de marzo de 2024
CLARISSA MACEDO: Poesía Actual de Brasil
Clarissa Macedo – Salvador de Bahía – Brasil. Doctora en Literatura y Cultura. Escritora, revisora de textos, agente cultural, profesora e investigadora. Presenta su trabajo en eventos en Brasil y en el exterior. Participa de antologías, revistas y sitios web. Ha publicado O trem vermelho que partiu das cinzas, Na pata do cavalo há sete abismos (Premio Nacional de Academia de Letras de Bahía) traducido al español (España y Perú), O nome do mapa e outros mitos de um tempo chamado aflição, A casa mais alta do teu coração (Premio Biblioteca Digital do Paraná) y Missal ou o livro das falenas. Es la idealizadora del Encuentro de Autoras Bahianas y del Recital Cartografías.
De Misal o el libro de las falenas. Traducción: Clarissa Macedo.
Olokum
Que estranha forma de vida, essa
onde não te posso tocar
ou
enxugar as lágrimas de teu rosto
com meus cabelos,
meus infinitos cabelos
que tuas mãos aparavam na era da infância
sob a tesoura enferrujada.
Aquela tesoura sou eu, trêmula,
desfeita no espelho da carne.
Olokum
Qué extraña forma de vida, esa
donde no te puedo tocar
o
enjugar las lágrimas de tu rostro
con mis cabellos,
mis infinitos cabellos
que tus manos aparaban en la era de la infancia
bajo la tijera oxidada.
Aquella tijera soy yo, trémula,
deshecha en el espejo de la carne.
Ciência
Afastar os monstros do quarto
requer ciência:
esconder-se pelo edredom
acender a lâmpada
tirá-los de sob a cama.
Há formas de afugentar os monstros,
inclusive aqueles do armário
que se mexem ao dormirmos
e nos olham baixinho
como fossem lentos fantasmas,
velhos de tanto limbo e provação.
Para arrancar os monstros é preciso ser capaz:
agarrá-los bem forte,
para que, no tormento do abraço,
rebentem de humanidade
e não voltem nunca mais.
Ciencia
Alejar a los monstruos del cuarto
requiere ciencia:
esconderse bajo el edredón
encender la lámpara
sacarlos de debajo de la cama.
Hay formas de ahuyentar a los monstruos,
incluso a aquellos del armario
que se mueven al dormimos
y nos miran bajito
como si fueran lentos fantasmas,
viejos de tanto limbo y probación.
Para arrancar a los monstruos es preciso ser capaz:
agarrarlos muy fuerte,
para que, en el tormento del abrazo,
revienten de humanidad
y no vuelvan nunca más.
Estirpe
Me pediram para escrever
sobre a rotina da família.
Como explicar que sou expatriada?
Como dizer que o vinho virou água?
Abraão, sai da tua parentela e vai para o deserto, disse Deus.
Na minha encarnação de mulher abraâmica,
feito José, fui jogada no poço.
E de lá vejo o mundo, afundada, sem corda, mãe, socorro.
Estirpe
Me pidieron que escribiera
sobre la rutina de la familia.
¿Cómo explicar que soy una expatriada?
¿Cómo decir que el vino se volvió agua?
— Abraham, sal de tu parentela y ve al desierto, dijo Dios.
En mi encarnación de mujer abrahámica,
como José, fui tirada al pozo.
Y desde allí miro el mundo, hundida, sin cuerda, madre, socorro.
Desposada
Quem poderia amar alguém assim
que usa meias compressivas
e seca num domingo à tarde.
Quem poderia cruzar a América
antes das navegações?
Quem, quem poderia
pegar num livro como fosse gente
armar ao sol uma lona
deixar virem os animais
e habitar todos,
como a rosa da infância
como a cúpula dos ancestrais
como sonhos que piscam
e nos acordam para o festim
para as meias compressivas
que não me deixam amar.
Desposada
Quién podría amar a alguien así
que lleva calcetines compresivos
y se seca en un domingo por la tarde.
¿Quién podría cruzar América
antes de las navegaciones?
Quién, quién podría
tomar un libro como si fuera una persona
montar al sol una lona
dejar que vengan los animales
y habitar todos,
como la rosa de la infancia
como la cúpula de los ancestros
como sueños que parpadean
y nos despiertan para el festín
para los calcetines compresivos
que no me dejan amar.
jueves, 29 de febrero de 2024
VIVIANA GONZALES: Poesía Actual de Bolivia y México
Viviana Gonzales (La Paz, Bolivia, 1985). Poeta y dramaturga boliviano-mexicana. Licenciada en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid; Máster en Arte por la Universidad Complutense de Madrid y Especialista en Seguridad Internacional por la UNED y el Instituto Gutiérrez Mellado. Premio Nacional de Literatura en Poesía (Santa Cruz, Bolivia. 2019) por su poemario Hay un árbol de piedra en mi memoria. Ha sido promotora de lectura para jóvenes; ha impartido distintos talleres de literatura (FILIJ, Centro Cultural de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Secretaría de Cultura, CASUL, Ítaca, Club de Lectura de La Paz, Bolivia, Museo de Arte Contemporáneo del Sur, Lanús, Argentina y de manera independiente). Talleres como Diles que no me maten, sino que me lean; Por los caminos del Quijote, una lectura contemporánea del caballero andante han tenido varias ediciones en instituciones de México. Ha trabajado como investigadora, correctora y antologadora independiente. El 2022 ha publicado, junto a la Editorial Planeta, El espanto que nos une, antología de cuento de terror latinoamericano. Un recorrido por los cuentos de terror latinoamericanos clásicos y contemporáneos. Ha cursado talleres literarios en la UNAM, el Centro Xavier Villaurrutia, Casa Lamm; tiene un diplomado en Creación Literaria en Literaria Centro de Escritores; y otro en Literatura en Lenguas Indígenas de México con el INBAL. Ha publicado en distintas revistas nacionales e internacionales, así como en antologías. Su monólogo Yawarmanta fue elegido, en 2019, para una presentación junto a dramaturgas jóvenes en la SOGEM. En 2020 ha publicado, junto a la editorial argentina Buenos Aires Poetry, su segundo poemario titulado Canto de un pájaro de fuego. En 2022 su poemario, Te doy el tiempo de un zapato ha sido finalista en Nueva York Poetry. Editorial Dogma (México) ha publicado este poemario en 2023 y ha sido presentado en la Feria Internacional del Libro del Zócalo en Ciudad de México. Este año también un poema suyo ha sido seleccionado por la Feria Nacional de Escritoras Mexicanas (FENALEM) y ha sido publicado en una antología de Escritoras Mexicanas Contemporáneas. En septiembre de este año ha ganado la beca de la residencia de escritura creativa de Mineral School en Seattle, Washington. El manuscrito, Mamá tiene miedo está siendo traducido al inglés por la Profesora Ilana Luna (State Arizona University) y la ilustración la trabaja la artista argentina, Florencia Troisi. Su libro Canto de un pájaro de fuego es Mención de Honor como mejor libro de poesía y su libro Hay un árbol de piedra en mi memoria es ganador con medalla de Oro, en la categoría de poesía, en el International Latino Book Award en Los Ángeles.
Historia de un vuelo, un bastón y una trenza
Hemos saltado del vientre de nuestra madre o del borde de una estrella
y vamos cayendo
Vicente Huidobro
En un vuelco de nubes celestes
hay un mar a lo lejos que yo no alcanzo a ver.
Son años de ceguera y no mar,
un soplido se desprende del tiempo.
El tiempo es –lo sabemos–
una palabra mayúscula.
Hay un hilo que brota por entre mis piernas
mientras vuelo el hilo me quiere atar a la tierra.
Mi madre y mi abuela cepillan una trenza enorme,
otra mujer la decora con guirnaldas y petunias.
Es difícil alcanzar el vuelo con el hilo que me ata,
con la vagina cerrada, entumecida y espantada.
Yo no puedo elevarme porque al miedo
nunca le ha dado la gana de soltarme.
Si ahora caigo de seguro el hilo se rompe y
el miedo saldrá corriendo
al ver la nada que soy, que me ha vuelto.
Alguno que otro llorará mi ausencia
mi madre
mi abuela
desde el otro lado
la lluvia.
Mi hijo no tiene hilos entre sus piernas.
Hay un bastón que lo sostiene.
Puede fallar en el despegue o incluso caer como yo.
El bastón sujeta al hombre, a mi hijo.
Más tarde voy a llegar a llorar mi cortedad
y el miedo me volverá a coger vacía,
eso le dejaré a mi hijo
mi muerte blanca y absurda
mi sexo nocturno con el miedo
mi trenza roja y omnipotente
que emerge todos los días
el monstruo que devora mi útero.
Mañana
quizás a hurtadillas
pueda volar de nuevo
libre de todo:
sin hilos
sin vientre
sin miedo.
Tomar las tijeras de la máquina de coser de mi abuela
abrirlas
abrirme
parir mis dolores
mis angustias
mi pasado
empaparme de hombría, sujetar un bastón
con mis piernas y
Volar.
Atardecer con perros callejeros
Tengo trece lobos en mi espalda
y cuarenta y ocho mariposas,
municiones suficientes para habitar la urbe,
cargamento que descargo a ras de las montañas
antes del amanecer.
No he logrado poblar espacios
los caminos son de piedra,
dos perros me miran a lo lejos
el retrato de una niña en la casa de mi madre
sonríe
con un árbol de navidad de fondo.
Le he dicho piedra
y me ha contestado
hombre
con los brazos en la nuca he clamado piedad
y la piedra ha vuelto a repetir
hombre.
Los perros se bañan con el agua del río
que veo desde mi ventana,
mañana volveré a tomar mi camino
empinado
y estoy segura que me he de caer
más de una vez.
La niña de la foto no sonreirá entonces,
no lo hace desde hace varios años,
luego me llamarán y me dirán que mi madre ha muerto
antes de abrir la puerta los perros callejeros
vendrán a olerme,
el río llevará los cuerpos,
la vista desde la cocina
de la casa de mi madre.
II
Ante esta tumba un príncipe
deja el sueño en el que todos duermen
un ternero chupa de la teta de su madre
implorando vida con cada succión.
El príncipe cuenta las ubres de la vaca
y siente que esta noche es la última.
Desprovisto ya de su carne
siente la costilla de Eva
la acaricia
Eva petrificada en la memoria
barro y húmero
gimiendo desde la antesala vacía
la lánguida mirada del hombre y su silueta.
Ante el sepulcro y la eminente clausura del paraíso
el corazón de adán
es una espesa llama:
arde el universo.
caín y abel devoran los huesos sazonados
de su madre
la noche de la creación del mundo.
V
Él es quien se inventa a sí mismo: Dios.
Nezahualcóyotl
dijiste la tarde
se llevó mi corazón
fue el silencio
el dolor de un náufrago
que no teme al hambre
gota del mar recogida
desde algún ombligo
te ahogas en una la isla
No es la forma del amor.
No es la forma del destierro.
No es la forma de las llanuras del sueño.
Inocente
no sabes que en cualquier momento
te sacará los ojos y
brindará con tu sangre en esta tierra
inhóspita
desnudo
con diez cabezas y sus bocas
abrirá tu corazón cubierto de espinas
serpientes metamorfoseadas
serán la memoria y la flecha
no esperes por seres compasivos.
Dotado de palabra te inventaste un nombre:
Yo soy dios
dijiste;
monarca de brazos largos
intentaste amar a tu hembra diosa
¿no sentiste, no advertiste que tomabas una leona que te iba a devorar?
jueves, 8 de febrero de 2024
JOSÉ MANUEL LÓPEZ D´JESÚS: Poesía Actual de Venezuela
Selección de Diario de una Huella (El Taller Blanco, 2023)
Las paredes aúllan
cuando los zócalos arden
el frío las ensordece
como el arco de un cello
a punto de quebrar.
Oscuridad y soplo
el rostro inflamado
detrás de la confesión
arde la herida.
La ceguera sabe que el dolor
punza el miedo
al abrir los ojos
la agonía inventa
otro color
pueril
liviano.
Si construyo las rejas de mi cuerpo
Olas iracundas asaltan
mi tronco hasta sepultarlo
junto al aire que vomita
mi huella.
Hay días en los que las luces del pesebre
se queman
el agua por los grifos rebosa
fría, muy fría
los pájaros aún no son el atisbo.
La herida por donde entra la luz
se abre con la profundidad de una daga .
Cuando sujeto el papel se dilata el nervio
navego en la cicatriz
memoria desdibujada.
punto ciego:
el vacío primordial
junto a la huella
Miércoles de Cenizas
El agua conserva
brillante pozo
ancla
sobre la historia
al descoser el cuerpo
rebosa el cráneo de sangre
con la ceniza.
Punzar la seña, maniobra cobarde
revienta el diluvio
a pulso de huella,
silencio.
Estalla el aguacero
algo perece,
se extravía,
llega a su fin
El tamiz que enluta el amanecer
es un acorde febril en el agua
inicia un temblor distinto
Semana Santa
Lunes
Suele andar la cucaracha por un terreno grumoso
esquiva las alcantarillas
pero una terrible ráfaga
hipnotiza su vuelo.
Martes
Quieta es la tempestad de los huérfanos
sobre el casco de magnolias
la mudez se erige.
Miércoles
El aullido del piano
es un sacrificio antes del borboteo:
Pulgar
índice
meñique
tocan una escala repleta de sostenidos
detrás del trigo se encriptan.
Jueves
Así se laven nuestros pies
el perdón no comulgará en nuestros labios
toda la quebrada ensucia:
alarido que no sale.
Viernes
Hace falta
dos cruces
por no confesar:
la hecatombe
rompe las manos en el mismo vórtice
los dedos
acarician el tumor
color de la muerte
Hace falta dos cruces
como estampa del arcoíris
que se engendra en el ensueño
círculo azulado
en plena extinción
Sábado
¿Y si nuestros gritos nunca son escuchados?
Domingo
Hay una resurrección en el músculo
allí, la cólera no penetra
como si el arco estrangulara la humedad
en el cofre de las gotas acortadas sobre la
grieta