lunes, 25 de mayo de 2020

YULIANA ORTIZ RUANO: Poesía Actual de Ecuador



YULIANA ORTIZ RUANO (Esmeraldas, Ecuador 1992) Editora y antologadora en la revista digital de poesía y traducción Cráneo de Pangea. Consta en Antología Harawiq muestra de poesía ecuatoriana y boliviana (Murcielagario Kartonera, 2015); Memorias del recital Paralelo 0 (El Ángel, Ecuador, 2017), Antología Enero en la palabra (Cuzco, Perú 2018), Nubes poesía hispanoamericana (Pre–textos, Madrid, 2019); Liberoamericanas 80 poetas contemporáneas (Liberoamérica, Buenos Aires, Argentina, 2018), entre otras.
Ha participado en: Festival Internacional de Poesía Enero en la Palabra (Cuzco, Perú, 2016), Octava edición de Poesía en Paralelo 0 (Ecuador, 2016); FIRAL encuentro literario (Rancagua, Chile, 2016), Presentación de la colección poética El árbol migratorio (Fundación Pablo Neruda, Santiago de Chile, 2016). 23 Foro por el Fomento del Libro y la Lectura (Fundación Mempo Giardinelli, Resistencia, Argentina, 2018). Feria Internacional del Libro (Quito, Guayaquil, Cuenca). Encuentro de arte femenino Alas de luna (Galápagos, 2019), Festival de poesía de la Universidad del Valle (Cali, 2019). Mención de Honor concurso Paralelo 0, 2017. Primer lugar Concurso nacional de Literatura, categoría poesía Libre Libro 2019. Ha publicado dos libros de poesía Sovoz (Hanan Harawi, Lima, Perú 2016) y Canciones desde el fin del mundo (Amauta&Yaguar, Buenos Aires, Argentina 2018). Textos suyos aparecen en revistas de México, Argentina, Ecuador, Colombia, Venezuela, España y Portugal.


Selección por Gladys Mendía de Canciones desde el fin del mundo (2018)



Canto II

Una mujer
hace de su útero una ocarina.
Pariendo hijos al viento, construye
una partitura amorfa.

En lo alto de una montaña la tierra hierve.
Se levanta.
La mujer sopla con fuerza.
La tierra tiembla.
Caen edificios.

La ocarina sigue dibujando
niños que chillan en el aire.
Ojos exoftálmicos
en el rostro de una madre
que fue condenada por su sexo.






Canto VI

Quiero escribir sobre mi cuerpo
las notas de las canciones del final de los tiempos.
Quiero escribir sobre mi cuerpo
las notas de las canciones del final de los tiempos.
Quiero escribir sobre mi cuerpo
las notas de las canciones del final de los tiempos.

Necesito escribir sobre mi cuerpo
las notas de las canciones del final de los tiempos.

Tejer en mi cabello una trenza
que sirva de oboe
y nos haga esperar la muerte dormidos como en las cunas
movidas por manos indiferentes.





Canto VII

Hemos vuelto a ser niños.
La Tierra está habitada por huérfanos
que se mueren de hambre.
Una mujer
construye un tambor en su vientre,
apacigua el sonido del rin gong.
Esto es el fin.
Que alguien venga y nos mire temblar.
Con el corazón envuelto en una manta:
veo el rostro
de mi padre sobre el cielo,
al lado de él una serpiente
que me mira a los ojos.





Canto IX

Los músicos han vuelto al vientre de su madre:
con el dedo en la boca huyen
para no escuchar
lo que compone la tierra.
Tantos años de ruido
se fueron con un parpadeo.
Nunca salimos del Neolítico.
Nos han mentido.
Senos maternos
llueven sobre nuestros cráneos.
Nos han mentido.
Lo sabíamos.
Estábamos empeñados
en agrandar nuestros cuerpos al fuego.
Descubro mi corazón ante mis coterráneos.
Como en un proceso alquímico
se ha convertido
en oro.
Siempre lo fue.
Nunca quise escucharlo.
Los músicos han vuelto al vientre de su madre:
aquel hombre
del austro lo sabía:
somos almas de diamante.
No hemos podido pulirlo.
Al fin descubrimos el matricidio:
la Tierra
quiso ser escuchada desde que nos parió.
Nos hemos cagado en ella.
Senos maternos llueven
sobre nuestros cráneos.
No son senos
son rocas
que han matado a todos mientras yo
cobijo mi cuerpo bajo el ala
de un águila gigante.







Canto XVIII

El insomnio como única bandera de este país de ropa,
mugre y libros.
Incendio sobre mi cabeza el presente,
la ceniza cae
y forma volcanes en mi torno.
¿De qué color es el magma que brota
del piso de mi cuarto?
Alud de idiomas ilegibles
tapizando el aire en las paredes y el olor a sexo muerto
perfumando las sábanas (desiertos de vellos púbicos
de seres que habitan el holocausto).
Canto como quien degüella una vaca,
con sangre salpicada en mi rostro,
sollozos de las mujeres
que fui
colgadas como guirnaldas musculosas
del cielo/techo
de mi país abandonado
en el que a pesar de ser la única habitante
sobrevivo como expatriada
mientras la bombilla
apila bajo mis ojos
los fragmentos de la noche.





Dummy #21/04


A Nicole2, Olmedo, Aaron, Ana y el chico de la cámara




He sido madre tantas veces / Innumerables partos / Partos
como diosas / Partos que me hicieron agua / Doy a luz
todos los días / hijos que recojo en los bares, / hijos que me
encuentro como astros adheridos en la arena de la playa /
Niños delgados y enfermos / Niños azules como la asfixia
/ Niños que como yo deambulan en calles sin retorno / De
dónde viene su sangre incendiada y hacia dónde va / Cómo
disipar el dolor a diario / Caminamos todos de las manos
por aceras salvajes / Take a walk on the wild side my friend /
Ellos pintan arcoíris en mi plexo / Ellos me han dado el amor
necesario para disipar el caos que me habita / Take a walk
on the wild side babe / Y me dan la mano / Bebemos hasta
hincharnos como globos de helio / Bebemos y la ciudad se
convierte en una sinfonía dulce y etérea / Colores venenosos
se inyectan en nuestro iris / Y nadie entiende nuestro amor /
Nos echan de la plaza por besarnos a siete bocas / Nos echan
de los bares por meter las palmas en las vísceras / nos echan de
las calles nos echan / Nadie entiende un amor de más de
dos cabezas / Take a walk on the wild side pequeña cosita sexi
como anarkocumbia de la madrugada / Y nos tomamos de
las manos / La acera salvaje tiembla nosotros temblamos con
ella / Take a walk on the wild side miamor / la noche nunca más
llorará a solas.









jueves, 14 de mayo de 2020

OMAR ALARCÓN: Poesía Actual de Bolivia


OMAR ALARCÓN (BOLIVIA, 1986) Es poeta y cineasta. Publicó el poemario "El corazón entrega sus muertos" (Editorial Pasanaku, 2006). Sus poemas fueron seleccionados en la antología de poetas jóvenes bolivianos "Cambio climático" (Fundación Simón I. Patiño, 2009) y en "Memoria sin espejo 15 poetas bolivianos contemporáneos" (Ladrones del tiempo, 2019). Ha publicado en revistas especializadas como Círculo de Poesía (México) y ha participado en diversos festivales nacionales e internacionales. Con su primera película "Mar Negro", obtuvo en Bolivia el Premio a Mejor Dirección (Premio Eduardo Abaroa 2018), que narra la vida y obra de Hugo Montero, el poeta que murió en el Hospital Psiquiátrico de la ciudad de Sucre.





Selección por Gladys Mendía del libro Roca Negra (Ediciones Andesgraund, 2020) 







Somos la sed
que el desierto olvida.

Testigos mudos
del polvo
y el destierro.

Las urnas
no consiguen retener
nuestras cenizas
dispersas
en el viento.










El adiós no se dibuja en la palma de la mano, no se nombra. Sin la piel es inútil recordar el viento. Cuando cerramos los ojos no morimos de lo que se pierde, morimos por no vivir. Caminamos desde siempre con un cuerpo acostumbrado al vacío. Sin embargo, tan sólo un gesto es capaz de inaugurar el aire. Amamos desde el olvido. Lo que somos, no nos basta para ser. Las orillas de nuestro cuerpo buscan la piel borrada con el tacto. Somos el adiós que no permite despedirnos. Nos marchamos sólo al cerrar con un beso la última puerta. Entonces dividimos las sonrisas en colores, los perfumes en recuerdos. Y para siempre, atravesamos el portal, con las manos vacías.








Al caminar desenterramos el mundo de sí mismo. Sin certeza, volvemos a dibujar el mapa del cielo y la silueta desconocida de nuestra sombra. Celebramos la lluvia como una nueva oportunidad para vaciarnos. La vida rebalsa de nuestros dedos. Las hortensias florecen en nuestros brazos. Por eso ya no goteamos de sed frente al espejo. Y en cada respiración, volvemos a tocar nuestro cuerpo, hecho carne.







Al cerrar los ojos volvemos a inventar la luz. Esa luz muriendo en nosotros para sacrificarse y darnos vida. Cada mañana soltamos garzas en el aire. Abrazamos árboles recordando nuestro cuerpo. Y sostenemos un gorrión herido en la palma de la mano, ofreciendo a la muerte, lo que en secreto recogemos de nosotros mismos.







  
El reflejo
de una imagen muda somos.
Una sombra
sin cuerpo.

Cada día
por nuestra casa transita
el entierro de un poeta.
Una procesión
sin muerto.

Prendemos velas
en el corazón
de un ciego.

Aquí,
habitamos juntos
una catedral sin fe.








El mar choca las rocas negras de mi pecho.
Adentro, la lluvia borra todo lo escrito.

—        Mira, los pájaros no anidan en el cielo. Cada nube
              es un dibujo que trazamos
              al azar.

Las gaviotas gritan tu nombre al amanecer:
Sus graznidos son mi propia voz que se hace espuma.








Un pañuelo es lo único que hay después de
una despedida.
Un pañuelo y una playa desierta donde
escribir mi nombre.


Silueta anónima de la tarde, yo dejo en ti un
breve aleteo para recordarle al mundo lo
efímero de este sueño.


          — Mis cabellos fueron creados por las
              mismas manos que desatan el aullido.








En mi casa, los muros de la noche son tan
altos como la esperanza.
Allí, las mujeres y los hombres bordan su ropa
de luto junto al río y esperan cada mañana el
retorno de las garzas.


En esta tierra construimos piedra a piedra una
fe que se derrumba.
Nos llaman, “los ciegos cavando un hueco en el
crepúsculo”.









El paso de los cometas nos devuelve la
confianza en nuestro viaje.


         — Los malabaristas no conocen el vértigo.
             Cuando se enamoran dejan caer sus
             cuerpos libremente al vacío.








Somos la luz cegándose a sí misma.

Una vasija encerrando la ilusión de ser
alguien.

Nuestras lágrimas caen siempre a un pecho de
piedra.

No en un huerto de flores.

Cortamos el pan sabiendo que dimos poco.

En nuestra mesa sólo nos pertenece aquello
que compartimos.











miércoles, 13 de mayo de 2020

VICTORIA GUERRERO PEIRANO: Poesía Actual de Perú


VICTORIA GUERRERO PEIRANO (Lima, Perú 1971) Escritora. Ha publicado el poemario: En un mundo de abdicaciones (Lima-FCE, 2016), anteriormente y a dúo con el poeta chileno Raúl Zurita publicó Zurita +Guerrero (Guayaquil, 2014) y el compilatorio de su poesía bajo el título  de Documentos de Barbarie (poesía 2002-2012) (Lima, 2013) que comprende los poemarios Ya nadie incendia el mundo, Berlin y Cuadernos de Quimioterapia. Además, la novela corta Un golpe de dados (novelita sentimental pequeño burguesa) (Cusco, 2015 y Tijuana, 2014), Y la muerte no tendrá dominio (FCE, 2019). Es doctora en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de Boston y magister en Estudios de Género. Sus poemas han aparecido en diversas revistas y antologías nacionales e internacionales, y han sido traducidos al alemán, inglés, francés, portugués y finés. Ha sido invitada a diversos festivales de poesía, entre ellos, al World Village Festival de Helsinski, la Feria del Libro de Bogotá, el Parnassus Festival de Londres y el Latinale de Berlin.

Selección por Gladys Mendía



contemplación

el ojo de una rata me observa
su único ojo rojo me mira
y yo miro la oquedad de su ojo izquierdo
por ese hoyo tal vez se pudiesen entrever
otros mares de arena otras orillas
como la primera orilla de la que partí:
en el ojo de fuego de mi madre
entonces todo volvería a arder
el agua el ojo el fuego
y mi cuerpo se diluiría en arroyuelos y ríos sin fin
pero esa oquedad no existe
sólo mi miedo y el ojo solitario de la rata
que ejerce su dominio sobre mis ojos
que son dos ojos pequeños y miopes
por los cuales ella me observa:
reposar la cabeza sobre el ombligo de mi esposo

ahora el viento es suave
y las hojas suben al cielo
desde donde una pequeña ave de rapiña
desafía al sol
y nos contempla

De El mar, ese oscuro porvenir





UN ARTE DE LA POBREZA

Mientras afuera la rana canta
Emily me dicta un Arte
Un arte de la pobreza
Una de sus reglas es ser Nadie
Alejarse del frío derroche y la adulación

No es fácil ser Nadie
Toda la vida nos enseñan a ser Alguien
Pronto las generaciones jóvenes vienen y nos arrasan
Y pasamos a ser Algo
Y luego Nada

Un arte de la pobreza
Requiere aprender a ser Nadie
Ser austero en un mundo de vanidades

Mientras afuera viejos hombres sabios
Y chicas listas
Pretenden seducirme
Emily me dicta un Arte
Un arte de la pobreza

Yo solo me siento y copio sus palabras.

De En un mundo de abdicaciones




MANTEL

Mi madre tejió un mantel
A croché
En ese tiempo yo no sabía nada
Lo llevaba a todos lados
Me asombraba que tejiera en la oscuridad de un cine
Pero ella lo hacía
Y al día siguiente no sobraba ni faltaba una sola pastilla

Así era mi madre en aquellos tiempos
Una mujer extraña
Trabajaba de día y los fines de semana tejía
Me llevaba al teatro
Yo no la entendía en ese entonces
Las madres de mis amigas permanecían en casa
Cocinaban Las recogían de la escuela Les preparaban la lonchera

Cuando el mantel estuvo terminado
Lo puso en la mesa
Era magnífico
Pero yo en ese tiempo no lo entendí

Era complicado

Me perdía entre sus puntos
Me enredaba en su delicada trama
Veía a mi madre a través de esos anteojos de hilo
Pero ella seguía siendo diferente a las otras:
Trabajaba de día
Bordaba los fines de semana
Y no soportaba demasiado estar en casa

Yo nunca la entendí
Quizá no supe lo suficiente
Tampoco ella me enseñó
Pensó que era demasiado para mí –o muy poco

Ahora mi madre dice que no puede hacer nada con sus manos

El mantel permanece guardado entre los estantes

Yo me llené de diplomas
Y no sé bordar

De Diario de una costurera proletaria





martes, 12 de mayo de 2020

PORFIRIO SALAZAR: Poesía Actual de Panamá


PORFIRIO SALAZAR (Penonomé, Panamá, 1970). Es Licenciado en Derecho y Ciencias Políticas (1993) y Máster en Derecho Procesal (2006), ambos títulos por la Universidad de Panamá. Ha sido docente universitario, asistente de magistrado, juez civil y penal, y actualmente labora como Defensor Público del Sistema Penal Acusatorio de Coclé desde 2011. Hizo estudios de lengua inglesa en Saint Petersburgo, Florida, Estados Unidos, (1998-1999). Recitales y conferencias en España (1993, 2019), Estados Unidos, México, Puerto Rico, República Dominicana, Costa Rica, Cuba, Guatemala, Nicaragua y Panamá. Ha obtenido numerosos reconocimientos. Ha publicado: Los Poemas del Arquero, 1991; Selva, I Edición -1995. II Edición -2007; La Ascensión o la Muerte, 1996; Guitarra de Fe, 1997; Canto a las Espumas del Reino, 1998; No Reinarán las Ruinas para Siempre. 1998; Ritos por la paz y otros rencores, 1999; La Cítara del Sol, I Edición-, con prólogo de Moravia Ochoa. II edición-2008, Editorial Norma; Poesía 1995-1998. Año 2010; El tiempo de la burbuja, 2011. INAC; El viaje de la desnudez, UTP,2013; El fuego despierto es su último libro de ensayos, con prólogo de Pedro Rivera. 2012. En 2018 y 2019 se presentaron sus libros de sonetos: Soles en la luna del cantor (Panamá) y Cenizas en mi sueño (Editorial La chifurnia, El Salvador). En septiembre de 2019 se presentó su libro de poesía infantil: La Piña María y otras canciones, ganador del premio Hersilia Ramos de Argote 2018.

Selección por Gladys Mendía de Soles en la luna del cantor (2018)



SONETO DE LA MARIPOSA
Sobre el oscuro manantial sombrío
dibujas, por el aire, tu sendero
y rielas como lámpara o velero
en el fugaz amanecer del frío.

No conoces la herida del hastío
y marchas al color de mi lucero.
Eres presencia en el amor primero
que surca nuestra vida como río.

Brilla tu encanto y por la noche grita
el arpa de la lluvia que palpita
si abres tus alas de fulgor y cielo.

¡Testigo del edén, sin amargura,
arranca mi dolor, su mordedura,
quiero llover la dicha de tu vuelo!



MITOLOGÍA
Tus dos mitades, animal Centauro,
cabalgan, suavemente,  piedra y llano.
Y en los rincones de este mundo vano,
toro y hombre, camina el Minotauro.

La Bruja otorga veleidoso lauro
al ángel- diablo que le da su mano.
(Luz de Lucifer, mágico y profano,
es este mar de capricornio y tauro.)

Evoco al Fauno, inicio mi terceto,
van nueve por delante en mi soneto,
cruel oficio que sólo fin procura.

Sólo falta Dionisio del parnaso
y la hechicera que me da su abrazo
en este afán de mito que perdura.



EL PÁJARO QUE VUELA

El júbilo del pájaro transita
por las islas sin nombre del mañana.
Canta el pájaro y tañe la campana,
cristal de la alborada que tirita.

El pájaro en su rama pequeñita
atardeceres de ilusión devana.
Hermosa libertad jamás pagana.
Altivo entendimiento lo concita.

El pájaro que vuela es la bandera
de un mundo sin prisiones ni frontera.
El pájaro, del mundo, es trino y gala.

Su contorno de plumas y artificio
esculpe en la neblina un orificio
donde oculta, pálida y fugaz, su ala.

 


DELICIA DE LAS HOJAS

 

Un verde desamor exhala el pino.

La rosa asume su rumor de aurora.
Entre las piedras, la  raíz rumora
que la lluvia  marchó de su camino.

La acacia bebe un cielo cristalino
y el sol alumbra como luz cantora.
Un haz de fuego reverdece y dora
la caña interminable del destino.

Verdor y suavidad en el augurio
de ver la vida entera que renace
en el pétalo frágil del anturio.

¡Qué dicha, qué perfume, qué añoranza!
¡Qué  júbilo de ver la luz que nace
en el jardín de toda mi esperanza!

 


SONETO DE ESPERANZA


Llena de sol la vida se encendía
y en sus nidos moraba el sufrimiento.
Fue la vida palabra tras el viento
y fue canción, crisálida del día.

Fue la vida la vela que extasía,
acaso fue  la vida que presiento.
La sombra frágil vuela hasta el momento
en que la mar revela su ironía.

Apartaré cenizas de mi frente.
¡Abajo los demonios de la mente!
(En el armario colgaré mi edad.)

Apartaré temblor, temblor de muerto.
Y todo humano, en solitario puerto,
recobraré mi pan de eternidad.