lunes, 28 de octubre de 2013

FRANCISCO VERGARA. Poesía Actual de Chile


Francisco Vergara (Valparaíso, 1977). Poeta. Estudios completos en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. En 2003 participó en el Taller de Poesía que se realiza en la Casa Museo La Sebastiana, de la Fundación Pablo Neruda. En 2004 y 2005 participa en el Seminario de Reflexión Poética impartido en el mismo lugar. En 2007 es antologado en el libro de joven poesía porteña El mapa no es el territorio. Notas de extravío es una plaquette que muestra algunos poemas pertenecientes a un libro por publicar (Publicación conjunta de Revista de Poesía Antítesis y Dirección de Asuntos Estudiantiles Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 2008).

Selección por Gladys Mendía de Notas de extravío


ÍTACA

Poco supimos de huellas y ecos
forjados a la sombra de artesanos mayores.
Quisimos abrir los brazos
sin saber del todo el por qué,
no como señal de entrega
ni como una declaración religiosa.
Fue un abrir y cerrar de ojos
la huida en desbandada,
una jauría de perros tras sus rabos
cada cual más obsesionado en lo suyo.
Al intentar el regreso nunca hubo
Ítaca, nunca Penélope,
tan solo canto, canto pálido
de sirenas engañosas.



ABSOLUCIÓN
(VARIACIÓN SOBRE UN TEMA DE ALFONSO ALCALDE)

Aquellos que apostaron a una letra
rápida pero legible en la pesadilla.
Los que aprovecharon el silencio
del jardín para expiar suspiros aliterados y culpas romas.
Aquellos que buscan ungirse
del tono profético abusando
hasta el mal gusto de las metáforas.
Los que se consagraron a la alquimia del verbo
y solo obtuvieron una palidez de cuarzo.
Aquellos que se abandonaron
a la curva áspera del grafito.
Los que tradujeron en símbolos
la espesura de la noche.
Sean todos perdonados.



PAVANA AL ALBA
(VARIACIÓN EN TORNO A CARLOS DE ROKHA)

Lava los latos lamentos en lejía.
Sumerge las palabras en la espesura
de la ceniza, al borde de la noche,
cuando las ventanas parecen anchas,
cuando el viento es un corcel desbocado
que arrastra las semillas tardías
hacia el ensueño del gallo
en su reino de crestas celestes.
Reposa las manos y aguarda.
Aguarda por un silencio espigado,
por una palabra tallada al alba.



DE LO QUE SE ESCAPA
(CON LEZAMA LIMA)

Si el amor no es más que un soplido
un mecer suave de impaciencias;
tras la premura acaso aguarde
el viento seco de los años,
la definición mejor de cada instante.



DEFENSA DEL ÍDOLO
(VARIACIÓN EN TORNO A OMAR CÁCERES)

Dicen que dejarse llevar
por lo acentuado de la voz
es cosa ignota.
Pero si todo se resume
a una cuestión de acentos,
a un par de petardos
para tratar de ocultar
esa especie de vértigo
ante el párpado de la noche
entonces, tal vez, todo sea verdad,
excepto, la propia voz.
Yo sé, es tan fácil tañer
una cuerda ciega,
tan fácil partir tras la niebla.
Todavía se implora al sueño
el frescor de sus aguas.
Yo sé, nadie llora a los perdidos.



CARAVANAS
(VARIACIÓN EN TORNO A SAINT-JOHN PERSE)

La herrería es oficio difícil.
Errar entre el fuego y el hierro
es presagio de verdadero viaje.
Aprendimos la calma del fuego
en los ojos del potro, en la sombra del viajero.
Después de ir al Oeste tanto tiempo,
¿qué sabíamos de las cosas perecederas…?
Al oriente, bajos las hojas de bronce
encontrarás algo más que un temblor.
Bajo los arbustos en flor hallarás
la mirada de los que vagan innombrados,
testigos mudos de las caravanas

que se apagan, a diario, junto al sol.

lunes, 7 de octubre de 2013

DIANA ZAVALA. Narrativa Actual de Ecuador



DIANA ZAVALA (Jipijapa – Ecuador, 1983). Es autora de  los libros de relatos Carne Tierna y otros platos, Breve(r)dades , coautora de Soledumbre y Minicuentos de Autores Ecuatorianos. Es consultora en comunicación, cronista freelancer, integra el colectivo literario ClanDestino.





Bruma

Me espera en la esquina de cualquier dirección para que lo vea reír. Su boca deforme y su carcajada silente me alteran, los labios tienen el color de la sangre coagulada y cuando se estiran la saliva se escurre por la barbilla y forma en el piso una laguna que nos refleja. Le he rogado que no lo haga y me responde agitando de izquierda a derecha su cabeza acuosa y gigante. Intento agarrarlo para obligarlo a parar, pero la bruma lo esconde y lo muestra en un juego tortuoso. Él sabe que estoy mal y lo disfruta balanceándose en los trapecios helados de mi conciencia.


Alacranes
Todos los días se amputan piernas, brazos, se sacan ojos. Cada vez hay más hombres-muletas- hombres-sillas- hombres-prótesis. Son los new androides y no olvidan ni al miembro ausente ni a los médicos y sus sierras. Por la ciudad se escucharán sus pasos muertos y cuando el victimario de bata blanca se hinque y busque la mirada redentora solo encontrará vidrio, y cuando se apoye en el<< te salvé la vida>> haremos que calce nuestros zapatos. Aún caminan por mí los alacranes del desvelo.



Coitus Camerino

Mi primera vez huele a mierda de cucaracha,  a humedad de sótano.  Llovía aquella mañana,  lo único que a Yumber le quedaba en el bolsillo era la llave de uno de los  camerinos del teatro. Habituado a la negrura bajaba seguro manoseándome las nalgas,  yo a tientas.   Sin dificultad le halló el hueco al candado, pulsó el interruptor, casi convencido de que la bombilla estaba quemada, la luz alborotó a los murciélagos. En las paredes se amaban salamanquesas cantoras, polillas  devoraban el armario, había polvo en las máscaras y en los  transpirados atuendos de personajes. 
-¿Hace cuánto que no limpian?, pregunté asqueada.
-Hace un año, desde la función de despedida.
No pregunté más,  hablar del fracaso de la compañía era recordarle que era un fracasado, recordar que ese sería mi marido.  Tendió una capa roja en el piso y me desvistió con promesas de que ya no dolería.  Dos semanas antes me había roto en una casa de campo abandonada, ese día entró a-penas la punta.  Al ver la sangre me desquicié, hice mía la cantaleta materna sobre la honra.  Yumber calmó mis nervios jurando que se casaría conmigo.  Eso sí, aclaró que era preciso consumar para saber si éramos compatibles.

Un espejo roto reflejó el subibaja de mi primera cópula. No era lo que había deseado, me repugnaban las cucarachas cascarudas, la rata gris, la lujuria de los saurios.
-          Somos compatibles, ¿verdad que sí?
-          Nena, para llegar al altar falta explorar otra ruta. ¿Me hago entender?
Lloré a grandes muecas silentes, para no verlas apagó la luz.  Frustrados murciélagos sobrevolaron la escena sin sangre.