martes, 26 de agosto de 2014

ALEXANDER SOCOP ARANGO. Poesía Actual de Guatemala



Alexander Socop Arango (Quetzaltenango, Guatemala, 1988) Poeta, editor. Licenciado en comunicación y diseño gráfico. Estudiante de maestría en administración. Actualmente es organizador del Festival Internacional de Poesía con la Asociación Metáfora de Quetzaltenango. Ha publicado: «Temblores del silencio», Metáfora editores, 2012. Su obra aparece en la Memoria del IX Encuentro Internacional de Poetas «El turno del ofendido», El Salvador, 2012. En publicaciones de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Universidad del Valle de Guatemala, y en diversas revistas electrónicas e impresas de varios países. Ha participado en encuentros y festivales de poesía en Centroamérica y México.


Selección del autor.



Siempre llueve dentro de uno

Por las orillas del día uno se desborda, se pelea con la risa y no se puede hacer más que buscar consuelo en el espacio negro que rodea las estrellas.
Madre, no quiero testigos, no quiero que pregunten: ¿Por qué todavía me lleva en sus ojos?
Es que no sirve esperar campanas detrás de mecanismos que crecen en las puertas y transforman la luz en añicos, de nada sirve contarle una historia al humo bajo un pedazo de trópico esperando que la  patrona de los altos se digne a salir de sus abismos y nos recuerde por qué nuestra amnesia le queda chica al mundo.
Madre, crecemos como ciudadanos de un laberinto, reventamos la vista contra un tren de vientos grises. Quiero mantener mis ojos abiertos sobre la pinada de papel, estas cosas no se guardan, nada nos pertenece, es castigo andar con las variantes del fraude, es castigo esta mezcla de bruma y miopía, este charco que aspira ser cielo. Nada es nuestro excepto las manchas del sol. En los nidos flota el crimen y la sal. Maciza soledad esta que nos forjamos con la mañana rosa de páramo.
Nosotros somos, madre; los que a trozos soñamos, los que ponen fin al viento en el acto del cansancio, la insistencia que no ayuda a ablandar la infancia. Somos lo que cuelga del desvanecimiento, el filamento doloroso que divide un pulgar, cadáveres de fogatas, buenos recuerdos que sirven de poco.





***
No volveré a posar mi sombra sobre esta ciudad.
No volveré a despedirme.
La paz es un delirio
que solo aparece
cuando te sacan los ojos.




De las palabras que son mar(i)posas [fragmento dos]

... No somos seres que sueñen. El mar tampoco nos soñó antes, pequeño ser. ¿Qué sueña el mar, pequeño ser? ¿Acaso sueña la noche, la voz profunda, la madriguera de los rayos? Soy un niño con escasas lluvias en los recuerdos, pequeño ser. Ellas no me mienten cuando les pregunto: quién es el más triste, el más solo, el que anda muerto en cada árbol de la calle. Pero a mí no me pregunten por qué me río mientras mi corazón intenta quedarse dormido, intenta clavarse como un rostro. Yo he andado sobre el mar y el mar ha cantado sobre mí con la fuerza de todos sus abismos, hasta el último vuelo de la última ala.

Padre, florecen los muertos, los ciegos, los sordos, los sin ganas de hacer y de quedarse.
Pequeño ser, sobre la oscuridad habita mi casa, un capricho geográfico que invento cada día brumoso. Las campanas pronuncian mi nombre y te veo sobre las paredes de la casa en el centro. Las calles nos llevarán a algún sitio, eso me prometiste el miércoles pasado. De mi pecho una bandada gime. No tienen idea, hablan a las paredes porque dios les dio la espalda. Tiemblan, acarrean suficiente ayer, temen salir de las tempestades, de estas estepas de calumnia y sol. A mí la vida me aprieta todos los dedos del pie.  Se nace prestado a la eternidad. Me entristezco a diario hasta que mis lágrimas se secan. Veo las parejas de enamorados, tan enamorados como yo nunca voy a estar, veo las luces de los carros tan brillantes como yo nunca brillaré, o al viento tan inalcanzable, tan allá lejos y yo con las manos sobre las rodillas, callando cada espera que de las ventanas sin cielo se desprenda. Observo con la sombra del canto las montañas que se llamarán tiempo, renuncia, soledad.

Dos catedrales barrocas crecen desde las fauces de la cólera, no hay humo en este vuelo. Uno no se enamora, uno se mata a suspiros. Soy una flor que estalla en miles de mares. Mis poemas no son míos, mis pensamientos no son míos; mi corazón es de animal muerto, mi corazón es un animal muerto. Temo sentarme a platicar con los cuerpos que caen sobre cualquier calle en cualquier infancia de Guatemala.  Se me acercan un gorrión y el sol guarda silencio, me he quedado con el corazón a los pies de todo, del sueño se me resbala la noche más trágica de mi madre: yo nazco, hoy no suenan las campanas. La casa dispone sus cuervos, sus globos de aire, cualquier ave que juegue a ser rama. Un gato sacude los huesos de la cena, no camino, adentro sufro una masacre. Sobre mis lágrimas crece tu árbol favorito, madre. No me sé encontrar en canciones alegres ni en niños que vuelan barriletes ni en los pasos que encaminan a sitios secretos de amor...

...Sé que un día moriré al borde de esta patria que no llega
moriré de ausencia, olvido o sobredosis
o de cualquier otro mal de que mueren los perros, los gatos y los fantasmas





***
Tomo de los periódicos fotografías para pegarte un rostro
diré que mi madre estaba hecha de todas las caras tristes
que mi mundo pierde unos gramos
que luna es nombre de gata ciega
y vivir ya de por sí es un exceso





Cuando el alma se hace más profunda es más difícil llenarla

Todo esto es como habitar el vacío que se agranda
a medida que intentamos ocuparlo
de lugar tibio y hierba fresca, quizá flores

en donde acaba el sonido
la conciencia no existe para quienes mendigamos palabras
pero a nadie le importa una mierda

Mirá:
qué tristes somos
qué tristes estamos.
La tristeza es condición permanente
confiamos en el dolor
(que no ha sido completamente nuestro dolor)
El desierto blanco sigue creciendo
somos bebés con siete agujas en el cuerpo
y a nadie le importa una mierda
La memoria tampoco existe
somos un espacio vacío
sobre el cual
las patas de algún enorme y verdadero monstruo se apoyan






domingo, 24 de agosto de 2014

XIMENA RIVERA. Poesía Chilena



XIMENA RIVERA (Viña del Mar, 1959-Valparaíso 2013). Sus libros: Delirios o el gesto de comprender (2001), Una noche sucede en el paisaje (2006), Puente de Madera (junto a 13 poetas jóvenes, 2010) y Poema de agua (2011). Parte de su trabajo se encuentra recopilado en revistas y en las recopilaciones Antología de la locura, de Miguel Edwards, en1994; Revista Libertad 250, nro.3, de Ennio Moltedo Guio, en 1995, quien también la antologa ese mismo año en Valparaíso, versos en la calle y, al año siguiente, en Breviario de las poetisas del litoral; Valparaíso, versos en la calle, de Juan Cameron, en 1998; Historia de la poesía en Valparaíso, de Alfonso Larrahona, en 1999, Recital Poetas en la Ciudad, de Arturo Morales, en 2002, y en Poéticas de Chile, de Gonzalo Contreras, en 2007.

Selección de Gladys Mendía del libro Puente de Medera (2010)


2

  

Sabes que debo escribir
Y someterme a las leyes
Instructivas del lenguaje

La cosedura del entramado
Se notará siempre
Pero quisiera omitir aquí tu voz
Y esa discreta tendencia
Ese sarcasmo vagamente higiénico al cual recurrimos
Con esa establecida finalidad que sólo hoy empezamos a valorar

Me defines como una predadora
Esta vez no te concederé la razón
Porque la dificultad para esto radica
En las toallas calientes que soportan mis brazos
Y en esas toallas heladas que soporta mi frente

(Por otra parte sabemos
Que las definiciones toman vida propia)

Por eso mi pelo cae sobre tu frente
Y no hago ningún esfuerzo
Para que este instante sea distinto de lo que es

Ahora bien
La joven estudiante
Inquietamente ve delante de sus ojos
Un número determinado de vivencias
Un número calculado de vivencias para su estabilidad
Y disponible para sus sentidos

Esto no lo sabe ella
Pero es extremadamente claro
No hay ambigüedad
No hay elección

Pero si repican los relojes con indolencia
O incluso bajo influencias frías
Reagrupamos esos acontecimientos
Es probable que lo irreparable
Continuamente aplastado
Salte delante de nosotros
Con esa necesidad que tiene de imprecarnos con dureza
El porque arrastramos
A ese que cumplirá con todos nuestros recuerdos después

Te ríes desafiando este acontecimiento
Te ríes de mí frente a estas construcciones
Te ríes de mis artificios
Te ríes de ese coche fúnebre de mi sueño

Pero mendiga sólo de ti puedo esperar algo
Puedo esperar descender rápidamente por una ladera de la ciudad
O puedo hacer creer en esta pantomima
Que puedo concederte un grado de seguridad tal en esta farsa
Que amortigüe el miedo que sientes como una imperfección

Además tú sabes muy bien
Que si omití nuestros vicios
O no dejé que se vieran
Fue porque quise comportarme
Como la más alta clerecía

Pero forcé el poema mendiga para quitarte algo
Algo que me calme esta lógica
Que me llama a seguir con estos supuestos de siempre
En esta noche tórrida de verano







9

  

Tú eres el señor de la casa
Tú eres el señor de tu cuerpo
Estás en él esperándome y de una manera diferente
Cada día en la puerta me acoges

Tú eres el señor de tu casa y de tu cuerpo
Y nada se oculta ni se acalla ante ti
Pero el padecimiento viene cuando a veces no estás
Y el señor que hay en ti se exilia
Y es otro el que me abre la puerta de una casa que no es suya totalmente

Tu cuerpo está en exilio
Estás lejano
Pero rara vez se expone con franqueza esta lejanía
Mi corazón y mi alma ya no saben percibir ni ver
A ese señor que un día me esperara en el umbral

Te nombro y me escucho nombrarte
Pero tu nombre se ha ocultado en la casa
Se ha recogido en un cuerpo
Y de esta manera resulta que todo lo que eres
Está en la habitación esperando que llegue
El verdadero señor de la casa
Para que ame a ese señor recogido en sí mismo
Para que así el cubra su rostro con las manos
Y reconozca mejor su amor por mí
Porque sabe que en esa habitación
Cuerpo y casa acogen de una manera univoca
De una manera simple

Ahora bien
El poema vuelve al orden de la casa
Y sólo ahora es donde queda establecido en todo su rigor
La necesidad física para que aquello que no es físico
Se infiltre en el ámbito de lo que no es
Claro que con reservas
Ya que tu casa y tu cuerpo me obligan a participar de su significado
Y esto debido a su exagerada complejidad
Es todo el ser por todas partes







Selección por Gladys Mendía del libro inédito  CASA DE REPOSO (2013)




CASA DE REPOSO


I

Los dolores se suceden y se repiten  en Pompeya con una monotonía abisal.
Te diré que llegar aquí es difícil, hay una suerte de tiranía en el acceso. No sé cómo lo hice, las coordenadas cardinales y geográficas no las sé, pero sé el camino, cómo me conduje aquí.
Llegas a una especie de avenida, y a la gente de ese lugar le fluye algo por los ojos que no logro definir.
Lo que fluye no es una luz blanca, ni fluye un alma fuera en esos ojos: si al menos fuera un esbozo de sonrisa, no me daría ahora escalofríos el pasto que se quema en los inviernos, aquí.
La verdad de lo que fluye en este lugar es más bien la imagen de una boca, una boca desdentada que te besa, te da terror y te sostiene.


                                                        ***
¿Por qué los ancianos y los enfermos son una carga hoy para nosotros? Algo que no nos interesa, que no es asunto nuestro.
Los niños son también una dificultad, pero de otra factura, ya que sabemos que son la carne fresca que llevará nuestro pasado marcado a fuego en la memoria.
No sé cómo llegamos a esto, pero un poeta comentaba que no sabía de dónde venía la tristeza, y le preguntaba a un dios natural por ella.
Para mí la tristeza viene de Pompeya, y es una tristeza indiferente, como un amante estático con un cuerpo inerte y una sonrisa sub urbana.


***
La casa es de madera, es más bien una hilera de medias aguas en un sitio rodeado de palos con enredaderas que ficcionan una reja. El dinero es importante aquí, lo percibo por sus necesidades, y la gente me parece buena.
En el umbral de la pequeña sala no sé si sigo viva, nadie me contiene en su memoria, por lo cual hago un trato ventajoso –y por otra parte, el pacto lo hago con mi corazón y  mi memoria.
Un detalle perturbador: ellos creían que iba a dejar ahí a alguien enfermo o anciano de mi familia. Luego, reflexioné que ni siquiera a mi padre dejaría en este lugar, ya que busqué el último rincón en el que yo podría quedarme.
Y me di cuenta que la casa de reposo, literalmente, es una barraca militar en el vacío: horarios, deberes, esperas y abusos.
Ya me busqué un lugar que representara una madre maligna, una madre abusadora desde el primer día, para poder vivir.
¿Lo crees?
Luego, en mis noches de insomnio, crecía y crecía la percepción de que había un dios en aquella casa, que me seducía pobremente a pasar ese umbral.
No pretendo que este escrito te guste, pero en esta casa, te guste o no, se anuda Chile y nuestro destino –con su dios feo, ese dios de tantos chilenos–, que me grita en este instante: «entra, te quedarás».


***
En esta casa hay algo simétrico, algo pendular: si te mueves un poco hacia la izquierda, alguien se mueve a la derecha.
Es algo inconsciente, sabes, casi un reflejo. Somos enfermos, claro: estamos imposibilitados de recordar nuestro origen con claridad, y lo que queda como residuo es dejarse llevar por este espacio, y de múltiples maneras cumplir con los horarios.
Yo, por mi parte, tengo la noción de que recordando tendré un poco de sanía, pero recordar siempre ha sido decir la verdad, y no creo que seamos capaces de nombrarla. Si tan sólo esta gente, estos extraños cantaran, pero no, sólo miramos el vacío.
Si sólo existiera aquí un pasajero que trajera un vislumbre, un recuerdo vivo a este lugar, habría esperanza, pero no.
Sólo tenemos aquí la parodia del amor, la parodia de ese caos tan deseado, de esa angustia feliz, como un universo en su plenitud, que nos lleva a un frenesí anclado a un orden.
Pero basta, basta de todo esto. Estoy lejos de toda armonía, de toda serenidad aquí en Pompeya. Siempre vuelvo los ojos en torno mío, y he sentido ahora una monstruosa, una indescifrable apariencia, rodeada, sitiada por otras apariencias, tan incomprensibles: todo tan feroz, tan desgraciado, quizá como yo misma.




III

A la manera de AntoninArtaud, soy una imbécil, porque mi pensamiento es estrecho y corto: mi pensamiento no sucede. Acá hay horarios de visita. Se rompe la monotonía, pero en la casa no sabemos si esta ruptura es algo positivo o negativo. Por ejemplo, me visitan chicos de alguna comunidad cristiana que sólo tienen una imposición de venir, por compasión a la casa de reposo. Pero yo entrego una imposición con respecto a mi pensamiento, por lo cual, sólo alcanzan a ver una especie de espejismo. Y frente a eso, se ponen a pensar en esta imposición, como si todo esto significara la señal de una experiencia privilegiada aquí.
Mi yo se desgaja como un panecillo en la mesa donde ellos comen. ¿Habrán pensado alguna vez por qué no bebo agua en esta mesa?
No estoy triste, no se confundan: yo soy una imbécil y lama fama me encarcela.
Pero pasa que ustedes perciben no sé qué debilidad, no sé qué amorfía en esta aseveración. Debilidad mi ansia de concordancia, mi hipócrita necesidad de ustedes, cuando les represento la angustia y corro a pedirles piedad por las calles.
Por supuesto, ustedes se conocen a sí mismos, claro. Pero yo velo lo que hacen. Es más, todos acá vemos muy bien lo que hacen. Les pregunto, entonces: ¿es que así se acaba la poesía, el lenguaje, los diálogos?
Por otro lado, ellos observan mi cuerpo, mi ajado cuerpo, miran mis ojos, piensan en mí.
¿Piensan en mí? ¿En mí?
Y creen que éste es su privilegio.
Se apropian del privilegio como lo haría un sacerdote o un zapatero. Yo, que hablaba de zapatos frente a ellos, para que ocuparan la palabra privilegio como una prostituta o una verdulera que diera un juicio sobre la realidad, ya que ellos ocupan todo su quehacer verbal para no salir nunca del círculo del verbo.
En esto percibo una sombría sombra que avanza. Me agobian, tanto como yo los agobio a ellos.
Pero me pregunto: ¿qué ven cuando me ven?
¿Ven acaso el desequilibrio, este aplanamiento, estas ausencias, este hundimiento en la realidad? Me pregunto:
¿Qué ven cuando me ven?













viernes, 22 de agosto de 2014

JORDI LLORET. Poesía Actual Chilena



JORDI LLORET nace Santiago de Compostura el año 1957, a orillas del invisible río Mapocho.
Los poemas del libro Soñándote  fueron escritos en Barcelona por el año 1979.

Selección por Gladys Mendía



Caminando en la noche del día

Paseamos por bosques de jilgueros
cubiertos de risas de parra
   nos sentamos aletargados
   sobre duraznos de miel
escuchando anonadados
a las llamas chilotas
   a los cóndores de la capital y
   el morro se fue a Valdivia
una isla marchó a  Til Til:
Lota cosechó trigo
   Coquimbo pescó salitre
    y un lago nació en Los Vilos:
Fingimos ser estatuas
sobre pedestales de
   damascos sin cuesco
   repetíamos una y otra vez
los aullidos del búho
el croar del gato montés
   los ladridos del queltehue
   y obstinados por nuestra sed
le llamamos selva al norte grande
Antártica al valle central
   desierto al Bío Bío
   y ciegos por el hambre
nos mordimos unos a otros
nos pusimos nombres de mariscos
   nos bebimos al compás de la zampoña
   nuestra salada cordillera
nuestro nevado mar mineral
arrojados desde helicópteros.


Nuri

El oleaje de las tempestades
me arrojó sobre la playa
de donde un día catalán
mi padre salió nadando.

Yo venía vestido de dolor
y ansioso de humo humano:
venían mis torcazas buscando
algún arrullo tierno.

Era inexperto en los tabús del amor
y en las artes elementales
del corazón.

Los charcos me decían:
¡Gorrión mojado de pico en pena!
¡Aymara altanero y triste!
¡Mapuche libre y lejano!

Un día,
caminando por un trigal
mientras conversaba con el tiempo terco
t o m a d o d e l a m a n o t u y a
el amarillo del trigo
se fundió con mi rojo ardor
y un tropezón:

No sé
quién se preocupó más de estar
en los lugares por donde pasaba el otro
sólo
guardo y recuerdo
un poema
que dice:

“Cuando muera no me enterréis
tiradme al fondo del mar.
De tus ojos
ni una Orihuela ha de salir,
piensa que estoy navegando
muy lejos,
entre peces de extraños colores
que sólo un marino
podrá decirte cómo son
amor: Soy del mar
si un día me quieres recordar
sube a lo alto del acantilado
y mira a los pies…la mar.
Piensa que estoy en el fondo
en medio de las algas
con mis ojos en el azul.
Cuando muera no me entierres:
arrójame al fondo del mar!”.



Insopmío

Obligada circunstancia
en el altiplano de los momentos inhóspitos,
un aire cargado a nostalgia
se cierne sobre ti y los demás
de vez
             en
cuando
              alguna alteración
entre miles de seres-allí-ajenos a ti:
-Ciudad Trueno en ruinas-
-Pueblo Hundido-
s í m b o l o s
que pasan a ser cementerios antiguos
o Rapanuis de la historia:
pensamiento confuso, amor perdido…
-Cordillera de los Andes!
(caminante por las Ramblas)
-¡E s p e r a n z a ¡



Concierto

En Sol mayor
para trutruca i cultrún

Primero la carrera feliz
de la que todavía soñaba
tras mariposas libres
entre trigales…

Luego el descanso
 de la perseguidora
entre risas de sol i aire…

La huída hacia el gemido
de los amantes
agitados de corazón
y esa respiración de antes…



(amándote)

Munáway
  Munakúway
    Munaríway
      Munarikúway
         Munariririkúway
      Munalláway
    Munarikulláway
   Munaririkulláway



Hilos de sol

en los tejidos cotidianos
encuentro cristalinamente,
sus brisas de rumores insolentes
alteran la quietud
de modernos terrores:
Soñándote
me encuentro en este
vuelo de colibrí atolondrado,
cordillerano polen
i todonada arrebato el mío,
viditay alegre y libre
valiente morena corcoveante
a los uniformes de la muerte
provoco por invitarte:
¿Nos desnudamos
para tocarnos

nuevamente ?.

jueves, 21 de agosto de 2014

MISAEL HERNÁNDEZ. Poesía Actual de Guatemala



MISAEL HERNÁNDEZ (1989 Quetzaltenango, Guatemala.) Poeta e Ingeniero Civil, fue parte del consejo editorial de la Universidad Rafael Landívar de Quetzaltenango (2008-2010), aparece en publicaciones: revista ATI (2010), Pirata Cartonera Colección Cabro, El Salvador (2011), Versión Electrónica ILA Magazine, Marruecos (2014). Sorbo de Letras, Venezuela (2014). Forma Parte de la Selección de Poetas: Tenían veinte años y estaban locos, de Luna Miguel. Ganador del Certamen de Juegos florales de Totonicapán (2011), Mantiene el 10avenida.blogspot.com. Es Perro Romántico y amigo de René Morales Hernández.



 Selección por Gladys Mendía del libro en proceso Hospital


HOSPITAL.

29 de septiembre del año en que quedamos solos.


*

El instructivo del medicamento
tenía letras muy pequeñas,
aunque no se lea
el efecto es el mismo
hace olvidar el dolor
rojo de cada pastilla

- enciendes el radio,
piensas en el nuevo viaje
san francisco
el avión
el atardecer tibio
en efectos secundarios -

Esto no es culpa
de Mendel
ni de los químicos
es el destino
mi nombre
o tus uñas de color ciruela.

-Subes al auto-
y el olor a futuro
te hace creer que todo es biológico
que somos una casualidad
un prototipo con error,
- ajustas el retrovisor-
algo ves en la parte trasera
-eres tu
pensando
beber agua
o beber tristeza-

algo no está bien en tu vientre
has pensado en mi
en las flores que viven
solo un par de horas,
algo más late en tus oídos
y no es un ave
ni la palabra ovulación

es el pasillo hospitalario
que te busca
te advierte
que algo te morderá el
ombligo
perderás la vista
y sólo escucharás
los pasos de un niño
que vuela
y ronronea
por tu cornea
como espora
del polvo.


*

No era recomendable dormir
con la Tv encendida
pero en este sitio
el miedo
tiene rostro dulce
como catéter en tu brazo
izquierdo.

¿En qué pensabas
cuando el analgésico
recorría tus codos?

¿Pensaste en mi dolor?

Te imaginaba con
ojos de Molly Bloom
recostada en una cama
esperando a que yo volviera
con un par de tenis  azules
y contarte que eran perfectos
para el cinturón
que me diste por mi cumpleaños.

pero no soy Leopold Bloom
no soy
quien puede subir con calma
las gradas de la sala de espera
a un quirófano
a la zona de maternidad
a un funeral
a ti
que me marchitas
porque cuento el tiempo
que tarda tu aliento
en formar una vocal
por tu garganta

porque
escucho a pinkfloyd
para olvidar tu aroma a Nueva York
y tus ganas de conocer
Madrid

porque
dormiste una noche
en la sala de emergencia
donde los espantos
de neonatos
repetían nuestras culpas
y yo no llegue a tiempo
para apagar la tv
para decirte
que me aspiraban
el alma

que yo también
sentí el filo
del Bisturí.


*

El blanco de los pasillos
me hace el más ausente de ti
dolor de ti
espasmo de ti.
Soy
el olor a antiséptico
la hemorragia interna

Soportaría
todos los catéteres del mundo
por un momento
de tu enfermedad sobre
mi pecho
porque
no es suficiente
unblister de
ansioliticos
a los que marco
una letra de tu nombre
antes de tomarlos
para sentirte cerca
para creer
que de alguna forma
aun estamos juntos
en la ansiedad
en el castigo
en la llamarada
fétida de sentirnos
abandonados,

en esta necesidad
de seguirnos buscando
por los pasillos pulcros
donde se respiran lamentos
y la esperanza
de ser inyectados
con la misma jeringa
para volver a ser

uno.