jueves, 8 de febrero de 2024

JOSÉ MANUEL LÓPEZ D´JESÚS: Poesía Actual de Venezuela

 



José Manuel López D’ Jesús (Mérida, 1990) Doctor en Filosofía, escritor, músico y profesor de la Universidad de Los Andes. Ha ganado el premio de Poesía Gelindo Casasola, concedido en las Jornadas de Creación Literaria ULA-2010, y obtuvo en el 2014 mención honorífica en el Concurso de Creación Literaria de la Dirección de Asuntos Estudiantiles de la Universidad de Los Andes (DAES) por su libro La liturgia. Ganador del Concurso Ecos de la Luz (2019) Ha publicado las plaquettes Sinestesia disonante (2012), Réquiem (2013) y el libro Relicario (2020), los tres por la editorial chilena Los Poetas del 5. Además publicó el poemario El jardín de los desventurados (Fundación La Poeteca, 2018) y Vestigios (Editorial Palindromus, 2021). Forma parte de Amanecimos sobre la palabra: antología de poesía joven y reciente venezolana (Team Poetero, 2016), Me gobierno (LP5, 2020) y de la antología Especial de poesía venezolana (Fundación Pablo Neruda, 2021). Ha publicado los libros de ensayo: La Filosofía de la Música en Schopenhauer, (Editorial Académica Española, 2017) y Visionarios del Ruido (UARTES, Ecuador, 2022). Ha participado como conferencista en la Universidad de Loja, la Universidad del Atlántico y la Universidad de Pamplona con temas enfocados en la Filosofía, la Cultura y la Música. Es autor de varios artículos relacionados con temas de Filosofía y Música. Correo: jomanuellop@gmail.com .


Selección de Diario de una Huella (El Taller Blanco, 2023)




Las paredes aúllan

cuando los zócalos arden

el frío las ensordece

como el arco de un cello

a punto de quebrar.

Oscuridad y soplo

el rostro inflamado

detrás de la confesión

arde la herida.


La ceguera sabe que el dolor

punza el miedo

al abrir los ojos

la agonía inventa

otro color

pueril

liviano.

Si construyo las rejas de mi cuerpo

Olas iracundas asaltan

mi tronco hasta sepultarlo

junto al aire que vomita

mi huella.




Hay días en los que las luces del pesebre

se queman

el agua por los grifos rebosa

fría, muy fría

los pájaros aún no son el atisbo.




La herida por donde entra la luz

se abre con la profundidad de una daga .

Cuando sujeto el papel se dilata el nervio

navego en la cicatriz

memoria desdibujada.

punto ciego:

el vacío primordial

junto a la huella




Miércoles de Cenizas

El agua conserva

brillante pozo

ancla

sobre la historia

al descoser el cuerpo

rebosa el cráneo de sangre

con la ceniza.

Punzar la seña, maniobra cobarde

revienta el diluvio

a pulso de huella,

silencio.

Estalla el aguacero

algo perece,

se extravía,

llega a su fin

El tamiz que enluta el amanecer

es un acorde febril en el agua

inicia un temblor distinto




Semana Santa

Lunes

Suele andar la cucaracha por un terreno grumoso

esquiva las alcantarillas


pero una terrible ráfaga

hipnotiza su vuelo.


Martes

Quieta es la tempestad de los huérfanos

sobre el casco de magnolias

la mudez se erige.


Miércoles

El aullido del piano

es un sacrificio antes del borboteo:

Pulgar

índice

meñique

tocan una escala repleta de sostenidos

detrás del trigo se encriptan.


Jueves

Así se laven nuestros pies

el perdón no comulgará en nuestros labios

toda la quebrada ensucia:

alarido que no sale.


Viernes

Hace falta

dos cruces

por no confesar:

la hecatombe

rompe las manos en el mismo vórtice


los dedos

acarician el tumor

color de la muerte

Hace falta dos cruces

como estampa del arcoíris

que se engendra en el ensueño

círculo azulado

en plena extinción


Sábado

¿Y si nuestros gritos nunca son escuchados?


Domingo

Hay una resurrección en el músculo

allí, la cólera no penetra

como si el arco estrangulara la humedad

en el cofre de las gotas acortadas sobre la

grieta




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