viernes, 5 de julio de 2024

IDA VITALE: Poesía Actual de Uruguay



Ida Vitale Nacida en el año 1923, Ida Vitale es una poeta, ensayista, profesora universitaria, traductora y crítica literaria oriunda de Montevideo, Uruguay, criada en el seno de una familia de inmigrantes italianos.

En ese país, Vitale estudió humanidades y trabajó como profesora. Es considerada parte de la generación de 45, un movimiento de escritores y artistas uruguayos que salieron a la escena pública entre los años 1945 y 1950. Entre los miembros de este movimiento se pueden mencionar a Ángel Rama, primer esposo de Vitale, y Mario Benedetti.

A lo largo de los años sesenta, dirigió varias publicaciones periódicas en Uruguay como el diario Época y las revistas Clinamen y Maldoror.

Tuvo que exiliarse en México en el año de 1974, a consecuencia de la represión de la dictadura uruguaya, que gobernó entre 1973 y 1985. En México, conoció a Octavio Paz, quien le abrió las puertas al mundo editorial y literario del país azteca.

Aunque regresó a Uruguay en 1984, se trasladó a Texas en 1989 con su segundo marido, el poeta Enrique Fierro. Allí vivió hasta el año 2016, cuando enviudó. Actualmente reside en Uruguay.


ANDREA IMAGINARIO



Misterios
Alguien abre una puerta
y recibe el amor
en carne viva.
Alguien dormido a ciegas,
a sordas, a sabiendas,
encuentra entre su sueño,
centelleante,
un signo rastreado en vano
en la vigilia.
Entre desconocidas calles iba,
bajo cielos de luz inesperada.
Miró, vio el mar
y tuvo a quién mostrarlo.
Esperábamos algo:
y bajó la alegría,
como una escala prevenida.



Una Mujer
Duró largas horas convulsas
el trabajo de parto,
entre inútiles gestos ajenos
y gemidos y ruegos.
Una niña, la primera, nació.
Bordó, bordó, bordó la tela blanca,
con diminutos puntos de colores,
llenos de la alegría que ella sólo imagina.
La dolorida espalda se deforma,
los ojos ya no ven el horizonte,
sólo el obsesivo dibujo.
Al fin, concluye el quechquemitil.
Planta y arranca y desgrana,muele,
pica y revuelve,
se le arrebata el rostro,
cubren las manos cicatrices claras.
Su pelo se entresija, ya sin color
ni brillo, y sus carnes se vencen.
A veces sueña (¿qué?)
a veces piensa (¿acaso?),
casi nunca recuerda.
Es una región pronta
para acoger la muerta,
el día exacto,
como a oveja que se perdió en la noche.


Reunión
ÉRASE un bosque de palabras,
una emboscada lluvia de palabras,
una vociferante o tácita
convención de palabras,
un musgo delicioso susurrante,
un estrépito tenue, un oral arcoíris
de posibles oh leves leves disidencias leves,
érase el pro y el contra,
el sí y el no,
multiplicados árboles
con voz en cada una de sus hojas.
Ya nunca más, diríase,
el silencio.



Fortuna
Por años, disfrutar del error
y de su enmienda,
haber podido hablar, caminar libre,
no existir mutilada,
no entrar o sí en iglesias,
leer, oír la música querida,
ser en la noche un ser como en el día.
No ser casada en un negocio,
medida en cabras,
sufrir gobierno de parientes
o legal lapidación.
No desfilar ya nunca
y no admitir palabras
que pongan en la sangre
limaduras de hierro.
Descubrir por ti misma
otro ser no previsto
en el puente de la mirada.
Ser humano y mujer, ni más ni menos.


El cuadrado de la distancia
No importa que estés
en el escenario del verano
en el centro de sus desafíos.
Distante de sus fuegos
vas caminando a solas,
entre estatuas nevadas
por las piedras del puente
de Carlos, infinito.
Te miras caminar,
te ves mirando cómo el hielo cuaja
en islas efímeras,
corre río abajo,
se unce en un punto
lejos de aquí
—¿qué aquí?—
entre nuevas orillas.
El relámpago es indecible.
Regresa entonces en sentido contrario,
recupera usos y costumbres,
el mar,
la arena muerta,
esta claridad,
mientras puedas.
Pero guarda en la sangre
como un pez,
el dulce fragor de lo distante.
 



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