jueves, 18 de marzo de 2010
Sobre KNOCK OUT de Juan Carlos Urtaza. Por Anita Montrosis
“KNOCK OUT o Cuando se está fuera de Combate” de Juan Carlos Urtaza
Por Anita Montrosis
Cuadrilátero, luces, cuerdas, la lona manchada son parte de una historia en la que cualquier cosa puede suceder. ¡En fracciones de segundos! La obra queda sin palabras, se construye en la acción.
En el ring el luchador está sujeto al tiempo. La disputa en sí es atemporal. En cierto sentido se convierte en todas las luchas del mismo modo que los boxeadores podrían ser todos los hombres. El tiempo, así como la muerte, es el adversario invisible con el cual los seres humanos en general se enfrentan. LA BOXE es una metáfora, es una danza de desafíos que utiliza el boxeo como herramienta básica para narrar el viaje del hombre en su camino de gloria y desilusión, privaciones y alegrías, pérdidas y conquistas.
Cuando una vida está fuera de combate se dice que se está posiblemente en otro plano, en la lona se está “Knock out”, título del primer libro de Juan Carlos Urtaza, en cuya trayectoria poética hay Premio Municipal de Poesía, Beca Fundación Neruda, Premio Roberto Bolaño y Beca de Creación Literaria Fondart.
El poeta parte de su vida se ha dedicado al boxeo, razón de este libro, contienda que deja sin conocimiento o sin posibilidad de continuar peleando al otro, o tal vez la pelea sometida al conteo, al análisis del pasado y a la escritura de las tablas.
El hablante nos narra en diez tiempos como la supervivencia sangra, como los sucesos tintinean /en este largo y angosto país/ no es más que un ancho y hondo cuadrilátero/donde no existen reglas/y se puede golpear por la espalda – en secreta impunidad/.
Lo que no está en secreto, es que la voz en estos versos, desde el primer golpe se cuestiona por aquellas generaciones que si serán capaces de sostener sus rostros, se interroga por la memoria de un hombre y por la mente de un niño. El hablante nos dice /Un hombre que no pestañea-memorízate eso- no puede ganar ni perder/. Sin duda un hombre no puede ganar ni perder, porque es en ese desquicio extremadamente agotador, en esa milésima de segundo, en ese prohibido parpadeo que se queda totalmente a la deriva.
En Knockout la vida se trasforma en un juego de imágenes, todas simultaneas. La vida en un cuadrilátero, es fugaz y como tal lo puedes dejar todo hasta desangrarte o no intentar nada. La esencia misma de la existencia está desplegada en la lona, una lona que te voltea si no eres capaz de levantarte antes que las campanas te declaren muerto.
Entre la tierra y el cielo un cuerpo gira sin saber reír o llorar, pues no hay tiempo y en este estado agónico recurrente es cuando podemos aferrarnos al recuerdo de la muerte de un hermano, y a veces también porque no, al rostro borroso de una madre, porque simplemente la vida se aferra al delirio como las manos a los guantes. /Vi el encuentro con el pasado que quise olvidar/ y tome la mano del que quería ser por última vez / con la cabeza llena de golpes y de sueños.
Me pregunto si hay algún indicio de religiosidad en esta forma de combatir la existencia, si el afán de renacer en la lectura que Urtaza plasma en estas páginas responde a la profundidad de las preguntas y a las respuestas. /¿Existe Dios después del diez?/ Después de DIEZ la lona se une al cielo/ como dos labios sepultándome.
La poesía de Juan Carlos Urtaza nos sacude verso a verso, es una construcción poética reflexiva, limpia, solida. En cada símbolo, el poeta y el boxeador nos somete a un constante ritmo, nos arroja necesariamente dentro y fuera de las cuerdas porque sencillamente no tiene más pretensión que dejarnos Knockout.
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