Wingston
González. Livingston, Guatemala, 1986. Ha publicado los libros de poesía Los Magos del Crepúsculo [y blues otra
vez] (Guatemala: Cultura, 2005), Remembranzas
del recuerdo (San Marcos, Guatemala: edición de autor, 2008), CafeínaMC,
segunda parte, la fiesta y sus habitantes (Guatemala: Catafixia,
2010), CafeínaMC, primera parte, la anunciación de la fiesta (Buenos
Aires: Folía, 2011), san juan – la
esperanza (México d.f.:
Literal, 2013) y Miss Muñecas y Vudu
(San José, Costa Rica: Germinal, 2013). También ha escrito el guión para teatro
Autopsia del resplandor.
Lo incorpóreo y evidente [del cadáver de un
piano], i
Callada mi locura. Nunca fui feliz, nunca
zambra
Imantado el infinito me ciega: un ruido desde
el carro detenido en aguas aéreas es mi tumba
Ni vago dios americano, ni color sujeto al
polvo
Mala hierba fui, madera fina de nave que
náufraga
de báscula con trampa, de lengua extranjera
asombro fértil y el corazón que tuve
capaz de tiempo y paria, capaz de luz y charco
piel de mármol, piel, reversa a las estrellas
Canciones foráneas, estos partos mortíferos
Un verde espíritu, pintalabios, dos tacones
altos
alzaban del piso los desperdicios de mi alma;
Blanca nieve, un bikini rayado, lentes de sol
la lengua o la vida entre dos murallas en
llamas
Arriaba la incertidumbre sus invisibles
banderas
Hacé maletas, andate rápido me dijo el mediodía
Huí de hado y hojarasca; de olvidos e historias
Callado entero mi rostro: la materia, la
imagen
marea de cosas que fueron, de formas
trabajadas
desde el inmenso sonido y victoria de la
muerte
Me veo: un animal chapoteando en las piedras
Viví ríos negros, viví matanza, viví
extraviarme
Ser otra ¿qué era?; estar satisfecha ¿qué fue?
Moldea la materia de la alegría y chilla de
horror
algún polvo profundo, alguna inmaculada
entraña
en el lodo del patio, sobre ornamentos metálicos
Y la noche abierta y el mundo impropio fueron
aquella media luz somnolienta donde tras una
vulnerable cultura del habla, silencio
mediante
se reconocieron cara a cara todos mis hombres:
perpetuos, ausentes y fugitivos
Armas
de salvación, i
3 de mayo, no salí de Múnich,
ni llegué
a Viena a la mañana siguiente
con voz entrecortada
ni temprano, ni tarde, ni
nunca
ahí donde había flores, aún
hay flores, Apolo
maldición, sortilegio, ronda,
muerte, espantajo
nadie ataja la ternura del
alba a avión al Bucureşti
de las cosas sin guardianes,
las cosas sin fuego
de los hilos volantes, del soundtrack infinito
del mundo sin agua, desnudo,
infértil
¿qué es del mundo sin agua,
desnudo, infértil?
caballos abajo chillantes,
trepadores, flexibles
mi imagen sangra, jamás la
batalla propia, jamás
el lipstick, la ventanilla, lo desconocido, intermitente
fatalidad que no ovaciona,
fatalidad que no comulga
en la figura de las víctimas
uno encuentra
huellas fulgurantes, oscuras,
espacios ceñidos
puentes espléndidos, brazos
despojados, ritmo
Europa mueve el universo
interior del yermo y ahí
está mi sangre, ahí flores
negras, muertas, ahí
yo
doppelgänger de un mundo radioactivo
Armas
de salvación, xxi: muerte en ramadán
(el cielo en medio de un cisma de luz)
|
el día difuso polvo rín de laceraciones inmensurables, el día
difuso
|
|
hay lenguaje en el magenta de tu blu
carnal humedad
anulada
hay lenguaje en
esos tacones tan altos
en la
repetición difícil de un show de modas
vasta tristeza
cama el cielo
abandonado al sujeto líquido
del descono cimiento
arde también la
casa de infancia
cual desfile de
puntos y sucesiones rítmicas
el día difuso
arranca una rumba
te amo nena,
pero detrás de ti
espacios de luz
violentan el pudor
el placer
oficio de
espejos
entonces
en el mes de ramadán estas carnes inquietas
deformarán el infinito
en una liturgia profana, nos devoramos enfermos y
alegres
Armas
de salvación, xxv
retrato con madona, santos y granero encontrás
cámara
en mano, abrazás la sal del universo
la
reproducís, la reescribís, deconstruís
el
sonido del agua cuando un cuerpo desespera
ñandús
corren por tundra asombrosa
destrucción
de pechos, presencias fijas, preguntas
cosas
obvias, lugar exacto, sentido, palabra limpia
en
brizna de paja, exaltada, una voz pregunta
porqué
un ñandú correría por tundra si apenas
sé
qué es tundra, si apenas, he imaginado ñandú, apenas
su
imagen incompleta, su rasgo de plaga, ese
retrato
que rompe este poema, la pequeña hermenéutica
de
la plenitud difícil de los besos, de las fotografías
en
la pared de tu cuarto, tus recuerdos
plenos
de resonancias muertas, qué
qué
significa ser pleno
si
hay que romperlo todo, qué significa el verdor
tras
puerta y nube de cigarrillos a dos centímetros del techo
dibujando
un cuerpo, secando piel que suda
sombra
del nosferatu, jóvenes británicos
pub
fantasma del Yorkshire, arrabal maldito
posibilidad
monstruosa, asomada
en
el frontispicio de un cine que abandonamos
a
fantasmas que nunca vieron estos pueblos, dentro
del
vientre de una batalla contra imagen hundida
en
sofás baratos, tv technicolor, de lado a la herencia
la
miseria de pariente extranjero cuya calavera asoma
por
el cierre de los pantalones mientras el agua golpea
tus
recuerdos, dispersos, el tiempo atípico
el
leve simulacro de traducción que suena en las palabras
que
escribo para ti, animal intraducible
cuando
en O brother where art thou brilla arrodillado
ese
mismo muchacho, dentro de la canción
de
tres sepultureros negros cavando lluvia muy lejos
lejos
del
lugar en que le encontrás, redundante, innecesario
bar
alegre y oscura piedad, insolación adolescente irritable
le
tirás
lazo,
llamada telefónica, pantalla plasma
a él
que no es valiente, que no es bravo, que jamás
amasa
coraje para emborracharse y perder
el
control que queda de la vida; maceta al océano
o
hipopótamo que habla de amor cara a un ataúd
ya
no sé, la vida, ya no sé dónde alzar
el
niño mugriento que a las dos de la tarde
despierta
un domingo y piensa
en
el fondo ofendido de esta ciudad, en esta marcha
que
exhibe el espectro imantado
de
mi cabello agua, cabello luz, cabello placidez municipal
factura
incendiaria que baila como el mar
como
una tabla de felicidad en un pueblo
que no habla bien
de la felicidad
Vida de parque
Por
qué no dormís, Marcial, hoy que suspendieron
todas
las licencias y no brotan pasiones escondidas.
Tras
aquellos campos de golf que ves rechinan los
dientes
de la hermosa policía tres veces de noche.
Despertar
y despertar insomne a falta de oficios
tu
corazón, a poco aguacero al final de la grama
unge
sus piernas en la desnudez salobre de la vida
abecerrada,
confuso cubo de basura, sueños coloridos
agencia
publicitaria para lagartijas moribundas
entre
oscuras fuentes vítreas, desiertos helados
y
ropa seca avisando a gritos desde el aeropuerto
que
cesó la marea para la gente sola, para la gente
que
desde hoy aspira con fuerza a zumbidos de perros
a
comedores para momias, funerales y oficinistas
a
levantarse con algún pubis exhausto en la cara,
recortes
de prensa infantil lanzada del infierno,
telarañas
sobre los pechos redondos, los pechos
suaves
como serifas, lechosos que muestran impunes
los
héroes enfermos en los carros blancos del aire.
Por
qué no dormís, Marcial: que tu sueño sea yodo
para
la nieve que tiñe una noche de otra noche
más
grande aún que el César, la repartición de su
muerte
y cielo diurno apagado al calor del laurel
y
del rocío hinchado, extenso, como si no acabase
como
lengua de caballo roza desprendida del paladar:
Así
siempre la vela, parca vela, respetuosa vela.
¿Por
qué no te dormís, eh Marcialito? ¿Cuántos
aeroplanos
de fuerza necesita la nación romana
para
aguantar así tus párpados en la bruma? ¿eh?:
Retírense
monstruos, retírense con este año autos
de
la Avenida Central; desaparezcan y dejen a solas
el
alumbrado público y a los ciudadanos recortados
por
leyes agrícolas y piedras más rápidas que la
ansiedad
de grabaciones viejas de televisión.
El
dominio de la guardia sobre fuegos atónitos
sobre
el reflejo propio en el cabello propia, sobre
la
heroica distracción de un elefante. Pesan más
que
la muerte trágica de adolescentes esos párpados.
Pesan
más que la durísima urgencia de prodigios
que
la sed eléctrica de la civilización inmóvil
ocupada
adentro por desocupados trágicos, por su
hermosa
y disolvente vida de parque, frío, mediodía.
Pesan
más que las coronas de mujeres valientes que
llorando
sobre rocas gritan que harán algo grande
para
que la gloria cubra sus cadáveres desvestidos.
Eso
es un mártir: Un(a) joven virgen de curiosidad
una
ardiente simulación de incertidumbre, una casa
que
se derrumba para ser habitada después, Marcial.
¿Ves?
tras aquellos campos de golf rechinan los
dientes
de la hermosa policía tres veces de noche.
Yo
no quiero que retroceda el invierno sobre mí así
y
por qué no dormís entonces. Si pronto los cuerpos
arderán
por mi causa, se revelará la suerte de los
asteroides
que brillarán sobre el ganado, el miedo
el
exquisito miedo, la juventud que se desvanece
en
la locura completa de la sangre coagulada:
Dejaste
caer un dios al jardín vacío para apagar mis
celos
lubricados por las llamas de la sumisión.
No
soy imbécil, viejo amor mío. No soy imbécil.
1 comentario:
La poesía nos sirve para viajar con la mente, sin siquiera salir de nuestras casas. Por eso esta bueno poder conocer distintos poetas. Mi favorito es Neruda y si no lo han leído les recomiendo un libro de poesías que habla sobre los pajaros. Cuando obtengo vuelos baratos a otro país, me gusta conocer a sus escritores mas representativos
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