Vadik Barrón, cantautor y escritor boliviano. Nació en Moscú, Rusia, en 1976. Creció en Oruro, Bolivia donde se inició en el arte formando parte de varios colectivos artísticos. En1999 se muda a La Paz.
Ha publicado los libros de poemas “Cuaderno Rojo” (2002) , “iPoem”, (2008), (Editorial Yerbamala Cartonera, reeditado por Catafixia Editores de Guatemala en 2011) y “Rocanrol y canciones del Futuro” (Plural, 2011), que obtuvo Mención de Honor en el Premio Nacional de Poesía. Formó parte del la 1ra muestra de Poesía contemporánea en Santa Cruz el 2006 y representó a Bolivia en el 4to Festival de Poesía Latinoamericana “Salida al Mar” (Buenos Aires - Rosario, 2007). En el 2006 fue co-editor de la revista de rock boliviano “Peluche Tóxico”. Colabora en distintas revistas y suplementos culturales bolivianos y latinoamericanos.
Como músico integró la banda de rock Aisha y posteriormente Camaleón, con quienes grabó “Camaleon” (2003), “Origami” (2005) y “Veneno” (dvd, 2008). En 2007 lanza su carrera musical solista con el álbum “Astronauta” en el 2008 editó “Minimalia”, en 2009 “Los diarios” y “Ovni” (2012), con una propuesta que aúna distintos estilos musicales dentro de la música popular actual, como el pop, el rock, el jazz, la canción de autor y el folklore -boliviano y latinoamericano-, contando permanentemente con la colaboración de destacados músicos bolivianos.
Actualmente vive en Berlín, Alemania, donde ofrece conciertos todas las semanas.
Ganador del Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal 2013, con el poemario El arte de la fuga.
Selección por Gladys Mendía de El arte de la fuga
las ventanas secretas
las ventanas secretas
las ventanas secretas
duermen en la sien,
en la humedad que nos ronda después de un duchazo,
en los espacios móviles entre los dedos de la mano.
todo ojo merece llamarse puerta del sol.
las ventanas secretas, amigo mío,
nos salvarán de este mundo farsante.
conserva la música salvaje
el latido improvisado
el amor bajo las pieles.
hay que tener a mano una escafandra
un teletransportador
un dispositivo de fuga
y arrepentirse a última hora.
decidir: aquí me quedo,
y abrazarnos bajo las frazadas
y que el bing bang truene si quiere.
noticiero
es para volverse loco
el secreto intersticio entre los días,
la piel agrietada de la memoria.
son un cruel juego de baraja
las posibilidades violentas de la velocidad,
en la genética familiar, de la intoxicación
alimenticia.
el recordatorio de nuestra insignificancia
debiera ser edificante pero no lo es,
nadie quiere ser menos que dios
en esta carrera de galgos que es la vida adulta,
en este circo de fenómenos que son las sociedades
que se llenan la boca con democracia, tolerancia y
pluralidad.
esa conciencia solo nos quema los cables,
nos provoca cortocircuitos en la imaginación,
nos inscribe en el libro guiness de la soledad.
por eso nos reímos de la desgracia ajena
por eso matamos por defender el color de una
camiseta sudada
por eso adquirimos compulsivamente perfumes y
bálsamos
que oculten el olor de nuestra muerte.
la inmolación pasó de moda,
ahora entramos todos voluntariamente y en rebaño
a la moledora de carne del futuro.
ese rumor agudo que llega del cielo
son los aliens riéndose de nosotros.
la rueda [1]
“Yo sé que este mundo es temerario”
Gustavo Pena
démosle el beneficio de la duda a lo invisible
(después de todo, el otro lado del globo vive más en nuestra imaginación
que en el café con leche diario).
¿no es hermoso este desastre? lo es, pero no alcanza, hermano,
para alimentar a los pájaros sin alas
para esclarecer la hipocresía
para besarse con los ojos
para hacernos famosos por nuestra flojera
para flotar sobre las ciudades polvosas
para abrazar la música en la materia acuática
para hacer de la Historia un manual de cultivo
para encontrar a dios donde nos plazca
para habitar las estrellas del futuro
para voltear la tortilla de las sociedades.
no basta, hermano,
ya quisiera yo una variante de bar y polis griega,
una nueva rueda que nos lleve hacia delante-arriba, al sol de los imposibles.
ayúdame a empujar:
para que este sea un nuevo mundo
es preciso que la rueda gire.
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