lunes, 6 de abril de 2015

Sobre Luna en Capricornio, de Pedro Rangel Mora. Por: Víctor Daniel Albornoz





Rangel Mora, Pedro. Luna en Capricornio. Mérida; Ediciones Actual, 2014, 
185 pp.

Luna de Capricornio de P. Rangel Mora, alias el monstruo del Albarregas, como él mismo se autodenomina en la dedicatoria del libro, es una novela de 30 capítulos, y un anexo para persistentes, que depara al lector amenas e interesantes sorpresas. Hay algunos tópicos de la novela de los que quiero hablar en esta reseña. El primero de ellos es la gala de un discurso lúdico y un juego experimental de temporalidad que salta entre el pasado, el presente y el futuro de nuestra cotidianidad, de nuestros sucesos sociales y políticos importantes, fácilmente ubicables, principalmente, en la Venezuela de los primeros años del siglo XXI, gracias a los conflictos que describe. Igualmente, la novela intenta compartir una visión política moderada, ajena a cualquier fanatismo irracional. La política, en la visión del narrador, es como la religión y confiesa no sentir fe, por lo que no puede adherirse a la religión, ni tampoco a las ideas u organizaciones políticas. Esto es sin duda una postura interesante en medio de una situación política tan radicalizada, y el autor la desarrolla a lo largo de la novela en tono de confesión autobiográfica. He aquí justamente que puede explicarse desde el título de la novela en relación con la astrología: cuando la Luna está en la constelación de Capricornio privan la templanza, la responsabilidad, la razón inalienable, el equilibrio y la precaución.
Por otro lado, los personajes nos hacen recordar la novela de Miguel de Unamuno: Cómo se hace una novela, en que toman vida propia y se sublevan en ocasiones en contra del autor, aunque finalmente el autor, cual Dios, decide cuándo y cómo sucederá todo, provocando, en un acto de demostración de poder, no solo a los personajes, sino también al lector. El juego de las posibles autorías de la novela por parte de múltiples personajes tiene una riqueza digna de estudiar a fondo, pues en el transcurso de la misma se insinúan y multiplican los posibles autores, que, por otro lado, parecen ser tan autores como lectores. Autoría y lectura confluyen y construyen un universo narrativo de múltiples voces, pero de unidad cohesionante y coherente respecto del argumento.
Por otro lado, hay que decir que el primero de los capítulos en esta novela merece especial atención. En él el autor reflexiona sobre los acontecimientos políticos de la Venezuela de este comienzo de siglo XXI y la Venezuela de los tiempos de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Existe una comparación tácita que en muchos aspectos nos hacen intuir que el país repite duros episodios de su historia.
Creo que aparte del programa narrativo lúdico que lleva a cabo Pedro Rangel durante estas 185 páginas noveladas, es importante decir que el libro es también una invitación a pensar y repensar nuestra historia más inmediata desde una perspectiva colectiva, pero sobre todo desde nuestra individualidad, situándonos ante circunstancias impuestas que asimilamos desde ópticas, afortunadamente, distintas.



Víctor Daniel Albornoz
Universidad de Los Andes, Mérida
albornozdan@gmail.com







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