JEAN-BAPTISTE
MARCKENSON (Haití, 1985) Escritor e ingeniero industrial. Nació en un pueblo de Haití fronterizo con República Dominicana, en el que no
había biblioteca. Sin embargo, desarrolló un talento en la escritura reflejado en varios premios literarios. Publicó Sobresaturado en República Dominicana en el año 2011. Actualmente vive en Chile, donde cursa una maestría en estudios internacionales. Marckenson es uno de los 23 autores de toda América Latina y el
Caribe que participan del Proyecto Arraigo/Desarraigo, una red digital de
escritores latinoamericanos.
Selección por Gladys Mendía del libro Sobresaturado
Selección por Gladys Mendía del libro Sobresaturado
Madiba, el dios de la libertad
En Homenaje a Nelson Mandela (MADIBA) 2010
Ante el fuego somos negros todos
APATHEID recocía nuestro cuerpo
quemaba nuestra casa
nuestra cultura
para blanquearnos.
El humo le olía mal a Madiba
La sangre negra derramaba
sobre la superficie de los océanos
de los siglos blancos
por la preciosa libertad
De Pollsmoor a Víctor Verster
escondía la libertad musculosa
y madura durante 27 años
Paloma pacífica de mi pluma
encerrada en la jaula de los predadores
pero su carne no es comestible
El tiempo olvidaba sus alas
el tiempo olvidaba su hambre
el tiempo olvidaba su pareja
el tiempo se desplumaba
re-plumaba...
el tiempo siempre estaba pensando en
libertad
Color impermeable de mi pluma
prohíbe a toda espada y cañón
conocer el de tu sangre.
Cuando salía la semilla de su fruta
se dio cuenta que tu sangre era agua:
«detesto el racismo,
porque lo veo como algo barbárico
ya que venga de un hombre negro o un
hombre blanco».
Conciencia de agua límpida
llena de arenas de justicia
de paz
de integridad
Ataúd siempre te rechaza
no tiene la potencia
para soportar tu inmensa masa
¡Increíble!
Si la muerte cuando tiene sed o no
toma en cualquier pozo
Mil luchas y ninguna corona
para que tengas hombre como nombre.
Vives demasiado y no morirás
para que te llamen mártir
27 años en el Tártaro es más horrible
que 3 días de crucifixión
Madiba, tú eres un dios,
el dios de la libertad y de la
penitencia.
Si encuentra a Madiba en África
dígale que hay un negro en esta isla
que tiene sed de conciencia, el tártaro
Sobresaturado
A David Alexander Sena
A David Alexander Sena
Capturado en mi campo de caña
esclavo de mi botella de miel
buscando el sabor amargo de tus labios,
de tu pecho, de tu piel...
de tu pecho, de tu piel...
Como mi única camisa blanca
que me pongo al revés
para limpiar la suciedad
así te coloco
para esconder tu dulzura
¡Fracaso de mayor grado!
En tu sangre,
en tus huesos y en tu médula...
en tus huesos y en tu médula...
¡Me he vuelto loco!
Tienen hambre de ti
Hormigas celosas me caminan,
pero no tienen alas
esperan tu caída imposible
para endulzar la tierra insípida
Vivimos sobre una rama del cielo.
¡Qué me importa tu adiós!
¡Estoy ya sobresaturado
caminando borracho
sobre las nubes del amor!
Malditas lágrimas del cielo
Malditas lágrimas del cielo
que odia la sed de mi suelo deshidratado
donde las semillas al fondo
mueren en silencio
en las tripas de las hormigas
Una verdad roja que brilla a mi espada
Malditas lágrimas del cielo
que siguen fluyendo sobre la cara del
río
que nunca está triste: siempre está
llorando.
No llores por las casas sin techos.
No llores por mis hermanos
que duermen con los ojos abiertos
sobre el lecho de la leche en polvo
Después de ordeñarla
durante más de dos siglos
-imposible de huir la leche-
la vaca no tiene más leche
Que lloren las semillas
que darán frutos y flores
para una quisqueyana nueva.
Me voy
A Sor Marie Eugéne Pierre
(Haití 1950-República Dominicana 2012)
A Sor Marie Eugéne Pierre
(Haití 1950-República Dominicana 2012)
Quiero rehacerme
con las mismas piezas con que Dios hizo
el mundo.
El viento abre y cierra la puerta
como la muerte idiota que entra y sale
sin tocar.
Que me corte la cabeza
sin anestesia
y ponga volante;
que me rompa miembros,
y pegue ruedas;
que me talle corazón,
e instale motor,
que me brote sangre,
e inyecte gas.
¡Pase la llave!
Ya me voy
¡Oye, ven acá!
Tú olvidas ponerme freno.
Hijo de los residuos
No tengo madre ni padre
no soy huérfano
No tengo amores
ni amigos
no estoy soltero
Soy el hijo del papel herido
por las puñaladas de los bolígrafos
Soy el amor del papel atropellado
por el teclado de las computadoras
soy el amigo de este mismo destrozado
por los dientes de ratones.
Esquicio de la caída
A José Mármol
A José Mármol
Voy a pintar a su caída una manzana
amada por su rama
y la rama que se estira detrás de su
manzana
sabiendo que la voy a plasmar
se queda suspendida con su sombra
en el hilo del viento
con pincel a mano
para pintar de negro el deseo de mis
dientes.
JOHANNE GUERCIN (Puerto- Príncipe, Haití 1987). Reside en Chile hace cuatro años. Realizó estudios de lingüística en Haití, actualmente está estudiando Técnico de Enfermería Nivel Superior. Empezó a escribir desde muy joven.
Johane en su poesía toca los temas pertinentes a la condición del ser como la migración y los derechos humanos. Versos libres que buscan la sonoridad, la música en la que danzan las palabras en unión al imaginario del Caribe.
Llantos de mi corazón
No eres ni más ni menos
por tu posición te respetan
por los privilegios que tienes te admiran
por tu cargo mienten por ti.
Abusas de tu poder porque sabes que es temporal
pero olvidas que el gran maestro es el universo.
Lo hemos visto y vivido también
Sé que los humanos son más emocionales que razonables.
El individualismo nos matará a todos
la esencia profunda de la vida
no tiene nada que ver con raza, sangre ni esqueleto
ser superior a sí mismo es lo que nos hace mejor.
No eres ni más ni menos
los superhéroes son los que aman
a pesar de tanto odio al rededor
Usa tu posición, tus privilegios, tu cargo
para entender mejor la esencia de la vida
Mis lágrimas salen cuando mi alma se cansa.
Mis lágrimas salen cuando yo no quiero dar un paso más.
Mis lágrimas salen cuando miro alrededor con miedo.
Mis lágrimas son una manera de decir que no me rendiré.
Mis lágrimas son poderosas, son una fuerza.
Los llantos de mi corazón
limpian las cicatrices de todos los días
para enfrentar la vida con dignidad.
MAKANAKY ADN (La Gonave, Haití 1992). Lleva 2 años viviendo en Chile, es un poeta y slamer, miembro de ASPIC (Artistas Solidarios por la Promoción de la Intelectualidad Cultural en Haití) y de la Agrupación Cultural Putaendo Histórico (Valle de Aconcagua, Quinta Región). Autor de Ave Negra Migratoria, un libro de poesía publicado en Chile.
NO SOY EL ÚLTIMO
Imágenes,
un pasado hiriente.
El resto de la sangre fluye en el presente.
Si fuera la última gota,
escribiría el testamento.
Si yo fuera el último vivo,
hijo del continente
que mis ancestros comenzaron,
en lugar de continuar, diría:
el tiempo hará que la historia
esté menos presente en la mente.
Es esperar a que se canse solo,
a que caigan las hojas del mal
que algunos navegantes
y sanguinarios plantaron.
Subtituladas “Futuras Cicatrices”,
dejaría estas escrituras en el cuaderno,
estas figuras a base de expresión
de una cara ennegrecida,
y en el corazón,
la espera de curación,
justo antes de volverme invisible,
justo antes de dejar mi cuerpo
como un punto de melanina.
Pero el último de un linaje,
estoy lejos de serlo.
Luego la sombría historia
de la cuna de la humanidad se repite.
Es tanto que me siento sólo,
es un cansancio en el pellejo de un lobo,
un efecto dice que la luna no es mi sol,
y el regreso a mí sería un descanso.
Porque es el rencor y su miseria,
no es la representación física
lo que me ha cubierto de pecado.
El acercamiento de la libertad
de las ovejas negras,
lo empezaría con el perdón del crimen
si fuera el último.
Crucificado por la oveja blanca,
luego el black-out se repite.
Demasiada mierda de los dictadores
para digerir,
la amargura invade mis sentidos,
escribo,
luego vomito mi hiel.
Como un aviso de búsqueda,
puedes consultarlo,
todavía como
La Primera República Negra,
una libertad pura,
la echo de menos,
todavía mi lugar de nacimiento,
mi vida,
la echo de menos.
En una frecuencia natural
continúo
imaginándome a mí mismo.
Si fuera el último,
hoy estaría al final
de las cadenas afrocaribeñas,
los medios de transporte de la división.
Mi fuerza,
la echo de menos,
mi Perla de Las Antillas,
la echo de menos,
mi amor perdido
al lado del corazón de los mares,
lo echo de menos.
Me olvidaría de ese sentimiento, pero
no soy el último.
JEAN JACQUES PIERRE PAUL (Haití 1979) Doctor cirujano, residente en Las Cruces. Poeta, ilustrador y traductor. Publica sus textos en el espacio: www.palabraserrantes.cl
Ha publicado Miroir en Pierres Lisibles (Haití, 2007), Islas del futuro (2010), Delirium (2013), Fleurs d´existence (2014), Voces de mi voz (2015), Siete abismos sueltos y un hombre caminando (2017), Te escribo para dejar de morir (2017) y su traducción al creole de Arte de Pájaros, de Pablo Neruda será publicada próximamente.
Mi ingreso al país del otro
Nervioso bajé sin darme cuenta
Los peldaños del avión
Algo en el aire me acariciaba violentamente
Alguien miró hacia el oeste
Y pronunció lentamente la palabra frío
Algunos me miraban detenidamente
No siempre me gusta
Que me miren con tanta curiosidad
Me dirigí hacia la zona de control
Dentro de la maleta pequeña
Habían un par de pantalones nuevos
Y unas cartas de despedidas que me atrevía a leer
Delante de mis piernas
Entre el primer amanecer
Y mis fragmentos más íntimos
Descansaban dos maletas grandes
Llenas de sueños crónicos
He entendido que los libros y los sueños
Son indispensables para un viaje seguro
Una brutal danza de pensamientos renovados
Me Alteró para siempre la capacidad de concentrar
No pude parar de pensar
En los que en algún momento
Han caminado en mis sueños
Los que en algún momento
Han vivido en mi soledad
El funcionario de la PDI
Me preguntó luego de examinar mi pasaporte:
¿Cuál es motivo de su viaje?
Contesté sin vacilar:
Busco un país con tres dimensiones poéticas
Bienvenido, agrega súbitamente el funcionario
Mostrando dos pliegues menos en su frente
No sé si lo que tenemos se llama libertad
O necesidad de asombros
Pero estamos cada día mejor
Se lo puedo asegurar
Todos nuestros caminos llevan al mall
Bailamos una vez al mes
Hay una biblioteca pública en cada población
Y tenemos tres tumbas de poeta para visitar
No sé si la libertad consiste en escribir
largas metáforas sobre muros inocentes
Por lo menos todos tenemos
La libertad de elegir
Entre la izquierda y la derecha
Entre el dolor del olvido
Y la memoria del olvido
Tampoco sé si podremos amarle como usted quisiera
No se preocupe con el tiempo aprenderemos
Amar al extranjero ha sido siempre
Más rentable para el país que odiarlo,
Eso es una opinión personal precisó el oficial
¿A qué se dedica usted?
-Soy poeta y cazador de dictadores
-Hablo de la vida real.
¿Qué hace con su vida cotidiana?
-Lo mismo señor.
– Será difícil encontrar un buen trabajo, lamentó el PDI
-Lo intentaré señor
¿Tiene algún contacto o conocido en el país?
-Si, por supuesto
¿Quién es? Dígame al menos un nombre
-Pablo Neruda
¿Se burla de mí?
-No señor, de ninguna manera.
Junto mi mente y mi fuerza en un mismo impulso
Arrastré lentamente las maletas
Subí al primer taxi que apareció
Sin preguntar ni decir nada al conductor
Me abandoné a mi propio silencio
El taxista intentó en vano
Sacarme de tantos afanes
Me mostró un parque para masturbadores
Otro donde enterraron cinco ratones vivos
Y un monumento en memoria de un político
Que siempre quedaba en blanco
al final de sus discursos
Cada vez que algo altera nuestra realidad
Debemos sentirnos afortunados
Sentí que algo en mí cambiaría para siempre
Me acordaba de todas las veces
Que hice el amor con una isla
Lo que todos llaman sangre
En realidad es el mar que circula en mis sueños
y me compaña en todas partes
Siento aún el furor de sus olas contra mis sienes
Mi abuelo decía que cuando un isleño se va
El mar llora durante una eternidad
Somos los únicos guardianes de sus encantos
Entré en un hotel sin estrellas
La triste luz de la urbe me asustó
Y su sombra se escondía detrás de mí
He escuchado decir que es placentero amar
A una ciudad que no me conoce
Yo tenía que intentarlo
Para mí era una cuestión de supervivencia
Me senté en la orilla del destino
Con los ojos empañados
De primaveras invencibles
Decían que yo era el comienzo
De un país imaginario
O la geometría dudosa de todas las caídas
Me acusaron de cobarde traidor o valiente
Pero nunca fui un abusador
De la función dramática de la vida
A partir de ahora sabré venerar
Una patria íntima y conciente
Algún día el tiempo y la vida cantarán el mismo refrán
Mi única vocación es no traicionar la belleza
No quedarme nunca sin primavera
Lo primero que aprendí en el país del otro
Es que la nostalgia es un bosque salvaje
Donde todos aprendemos a besar la ausencia
Tanto tiempo caminando
Tantos caminos recorridos
Para ser una simple piedra
En los zapatos del destino
Una simple piedra
En los zapatos del destino
Si yo pudiera volver atrás
Haría de mi viaje, de mi vida entera
Un ensayo sobre las cosas
Que menos me importan
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