martes, 5 de noviembre de 2024

ESTEBAN CABAÑAS: Poesía Paraguaya Actual

 


Esteban Cabañas (Concepción, Paraguay, 1937) es el seudónimo de Carlos Colombino, artista plástico, poeta, narrador y dramaturgo. Pertenece a la generación del 60 y en la actualidad está considerado como uno de los mejores representantes de la lírica paraguaya.

Su primer título poético, Los monstruos vanos, apareció en 1964. Posteriormente ha publicado otros seis libros de poemas: El tiempo, ese círculo (1979); Los cuatro lindes (1981); Desentierro (1982); Premoniciones (1986); Foso de palabras (1992); y El náufrago insumiso, con el que obtiene el Premio "García Lorca 98". Es autor, asimismo, de dos obras de teatro: Momento para tres (1959) y La parábola del sitio más perfecto (1984).

Ha publicado cuatro novelas: Lo dulce y lo turbio (1998), ¿Quiere usted tomar un café en esa esquina? (2000), Juego cruzado (2001) y El dedo trémulo (2002).

En 1999 fue uno de los cinco escritores seleccionados para el Premio Nacional de Literatura, y en el 2002, Juego cruzado resultó ganador del Premio Municipal de Literatura, otorgado cada dos años por la Municipalidad de Asunción.



CÍRCULOS



         1


La razón del círculo es imitar su cola sin principio


el posible regazo de la nada


su ojo anticipado a medianoche


como un sol


su redonda potencia


su complicada lumbre única


su soledad partiendo desde el centro


donde no llega el fin


ni donde gira el cordón cerrado del infinito




         2


Qué soy yo


sino una piedra vuelta


cuyo rostro ha caído




Qué soy yo


sino el revés de un traje


al final de un ovillo




El círculo no soy yo


ni la evidencia


sólo un fin


que no se identifica




         3


La soledad tiene la voz de la piedra


la soledad que muerde su despacioso aumento


como un furioso tren desenredado




La soledad que muestra su rostro resguardado


por horizontes quietos y brújulas sedientas




la soledad del viento cabellera de aire


cubre un campo viejo de cegados árboles


que desgarra su propia cola enhiesta


sin obstáculos




la soledad de la raíz sin tronco


la soledad del libro sin mirada


de un dedo solo de mano mutilada


la soledad sin respuesta


la soledad del grito desovando


pobre espejos caídos sin imagen


la soledad parada como un pito


de cópula siniestra


la soledad vestida de relojes


sin memoria posible




         4


Suplir la piedra y encontrar el aire


donde el sueño se incuba su vigilia


y el silencio en ruidos permanece




En el principio los círculos cerrados


donde el pie la cabeza




Todo tiende hacia nada


y lo eterno descubre


el tiempo de morir




         5


Dar la vuelta


es realizar el recuento


la insistencia del día que no cesa


No es un aire ni un pájaro entendible


Es un poema negro


como un signo vacío


Yo soy aquí con esta voz


con estos ojos


el más ciego y el más silencioso


porque no tengo nada sino esto


Porque este sueño vano de ser otro


es como ser libre




         6


En el eje que no domino


el caminar ladea su sombra


y es el suelo que estira su solidez


fuera de sus limites




Quién está marcado


quién amarra el aire


de qué seca semilla nace el silencio


pero es el seno un zapato sin pie


una envoltura


un olvidado aire


un sol un rio un ave


un volverse lentamente hueco enorme


un pozo de metal inútil


en que el eco golpea su repetido eco




La cáscara que enarbolo en el eje


no es mi rostro




         7


Qué traición apreciable es este rostro


sin mirada ni grito


El tiempo esconde a la tormenta su despeinada mano


dividida por hebras sin destino


Oh materia de animal apagado en las ventanas del sueño


sin reflejos en el ciego cristal


que asume sus estrellas de hastío hasta morirse




         8


Porque este rostro es una herida


una herida que habla


y que repite otra herida


porque este rostro se pronuncia como un rostro


sin poder evadirse de sí mismo


parque evadirse es todo un eterno círculo


uno se encuentra al fin sin vuelta posible


y porque no existe la posibilidad de encontrarse


de otro modo




         9


Subo en la burbuja del tiempo


sin sostener la piel


sin empujar su anhelo




solo en el aire del espanto


con los pájaros negros aplastados


contra el cielo




Desplumada la tarde


hacia el otro camino más leve


donde deja su traje el otoño


y las hojas grabadas de inquietud


tiemblan al paso




allí


en su esfera de vidrio


se refleja mi mejor rostro


el más perfecto


el que adivina su muerte




         10


El rostro que ha pasado guarda el secreto


el sin sentido


la imposible razón no admitida


la espalda del momento




La rapidez del aire lo evapora


con el olor de la nada


Ya no ocupa su boca la palabra


y la sed le traspasó los labios


las manos trasparentes


se han comido los senos de la noche


quedando como dos cuencas vacías




Sólo Él camina sin pasar


por su dormida secuencia




         11


El rostro cae como fruto inútil


y el tiempo devora su cola de infinito


el puño marca la encendida violencia


con salvajes fuegos


con heridas que escapan a la sombra


de un ojo decisivo.




Ya nadie rescata su vengativo impulso


y el cuerpo levanta su máscara imposible





No hay comentarios: