Apuntes sobre Red de seda.
-Wolf spider o cómo soñar con los ojos abiertos-
He visto una señal dentro de todo.
Bob Dylan
Este poemario tiene ciertamente la textura de la seda: es sutil, sin artificios, exhala ingravidez, el lector va resbalando la mirada como quien recorre con los dedos el tejido terso y noble de la seda.
En mi experiencia lectora sentí desde el lacónico verso que flota en la página inicial, que ingresaba a una habitación en penumbras, donde un soñante - paradójicamente insomne- tejía con palabras una singular red onírica, constituida por poemas casi desnudos, susurrantes, cuya silenciosa respiración se intercala con bocanadas de imágenes que evocan la asfixia, la apnea, y en otros momentos intentan el aullido que irrumpe desde la grieta de las pesadillas.
Entonces, como vemos, todo cobra sentido partiendo del título.
Pero sabemos que el sueño y la poesía beben de la misma fuente, de las profundidades donde anidan nuestros monstruos, los deseos, lo innombrable, junto a esa luz negra, origen de toda luz, parafraseando al poeta Santos López , allí donde pequeños seres generan en la oscuridad la sustancia viscosa que deviene en la hechura de la seda. Ya sabemos que las experiencias oníricas tendrían una importante función en la construcción de la realidad, y viceversa, con ese mecanismo está familiarizado nuestro poeta Johnny Gavlovski…ese lenguaje de las profundidades lleno de imágenes junto a una percepción peculiar de tiempo y espacio, constituyen cierta manera de aprehender la realidad. Y a su vez cada experiencia de la vigilia induce la conformación del lenguaje de los sueños… y de la poesía. Tendríamos que señalar si hablamos de lenguaje onírico y lenguaje poético, es que hay en ambos un sujeto hablante, un sujeto que genera lenguaje; el acto poético puede nacer en parte de la transformación de los materiales que aparecen en los sueños y en otras manifestaciones del inconsciente, de ese Otro que nos habita, el soñador, quien así como el poeta, intenta recomponer una narrativa fragmentada, cuyo sentido se ha perdido, sin embargo en el caso del poeta agrega la perspectiva de una restitución estética, no solo se trata de contar un sueño, que ya de por sí es un rudimentario intento de género literario, parafraseando, esta vez a Borges. De eso tratará el poemario que nos ocupa.
Johnny Gavlovski, no ajeno ni a los trabajos de Psique ni al quehacer poético, abre (o se abre) el poemario con esta línea deslumbrante:
Nunca contemples la desnudez de una flor.
Es una advertencia y una invitación, lleva en sus siete palabras toda la carga de paradojas del alma, esas prohibiciones, que como en el libro del Génesis son sinuosas seducciones, y ante la palabra desnudez vamos inevitablemente a imaginar que si no contemplamos su desnudez ¿cómo podríamos verla? ¿Cómo observarla? y a su vez, si recordamos a Rilke decir de la rosa:
es que en ti misma, por dentro,
pétalo contra pétalo, descansas…
¿Está la flor en esa desnudez? ¿Qué queda luego de retirar los pétalos?
Y en el epitafio del mismo Rilke, donde expone: Rosa, oh contradicción pura en el deleite de ser de nadie bajo tantos párpados…
Este primer poema interpela y asombra en sus siete palabras.es el preámbulo al misterio de opuestos que conforma nuestra psique, al lenguaje oblicuo que comparten sueño y poesía.
Entonces, aprecio que la levedad del poemario oculta en su interior el peso demoledor de la desnudez, el peligro, la amenaza de ver la desnudez , la desafiante interdicción en el descenso que el poeta inicia.
Prosigue y nos confiesa que un poema( me ) asfixia.. poema que (me) desvela…el titubeo del sujeto que enuncia .. ¿acaso es posible el pronombre cuando se sueña o cuando se escribe un poema? ….En estos umbrales Gavlovski invita al descenso, envuelto en una red de seda que cubre o descubresu propia desnudez, a la par que la desnudez de la palabra, el despojo necesario para adentrarse en el inframundo. los pronombres, los adjetivos ceden “despojarse de sí/ punto de partida”- dice el poeta. Recuerdo a Hanni Ossott cuando afirmaba que el poema es el lugar donde se pierden los pronombres.
El sujeto va desapareciendo y resbala hacia otros personajes, vuelve sobre sí , para luego desplegarse en otros
La noche respira/inhalan las paredes/ exhalan las ventanas/ grito silencios
Pero ese primer yo tembloroso anuncia este derrumbe de convicciones
La poesía y el sueño, tendrían en común esa progresiva disolución del sujeto que enuncia; lo cual es relevante para comprender la teoría simbolista de la invención poética que Mallarmé considera como una desaparición elocutoria del sujeto que cede su lugar a las palabras…la conciencia, la realidad normal serían epifenómenos del sueño.
Me dicen que no lo haga
Que parezco muerto
nadie sabe que sostengo mi corazón, exclama… ¿Y quién sostiene su corazón, mientras el cuerpo se horizontaliza?, el cuerpo del soñante roza el cuerpo de la muerte. El mismo cuerpo, lugar de acceso directo al acontecimiento poético, también afirmado por Hanni, tiene que hacerse a un lado en tanto cuerpo nombrado desde la consciencia.
Los poemas se suceden en este poemario a través de un tríptico, o de una obra en tres actos, y lo hacen con un paso delicado que los conduce , luego de la primera sección: “15 razones para un insomnio”, hacia la segunda sección que bajo el nombre de El aullido de Wolf Spider, nos coloca ante una fuerza dramática que devendrá pronto en pesadilla, (Me detengo un instante en Wolf Spider, nombre alterno de la tarántula, para recordar el famoso libro de Bob Dylan) Wolf spider, retomo, araña del desvelo habitante perenne del abismo que somos, lugar del mundo interno donde nos espera esa gran araña que aterroriza pero sostiene, que ofrece muerte pero da vida, que atrapa y libera . De nuevo los opuestos que definen y sostienen el psiquismo.
EL lenguaje del sueño no está en las palabras, sino bajo ellas, afirmó Walter Benjamín, afirmación que pudiéramos parafrasear entorno al poema, el lenguaje de la poesía no está solo en las palabras, las atraviesa, las disuelve, les extrae el zumo del sentido, o eso trata, intenta.
Aguas, desvelos, cañones, pesadillas, van apareciendo en un goteo que se acerca a la fragmentación del sueño, o más precisamente de la memoria que el sueño nos deja
En la butaca del insomnio
Incapaz de prender una lámpara
Destrozo el escenario
- Ser o no ser-
- Dormir no más
En este poema VII se reúnen Sueño, poesía y teatro.
Y al decir teatro, entramos en la faceta de dramaturgo del poeta y psicoanalista Gavlovski. Sigmund Freud, con quien el poeta tiene estrechos vínculos, ya nos diría y que en el inconsciente bullen distintos personajes que viven a su vez diversos dramas, a espaldas de nuestro estatus consciente, de nuestra apariencia de unidad, tenemos variados personajes que nos habitan, humanos y no humanos, a expensas de nuestra represión o de la imposibilidad de las vías de acceso, de poder soportar desde la consciencia aquello que es difícil o imposible de nombrar.El sueño es un gran teatro, quizás del absurdo, montado en nuestra interioridad, por ese otro que es el soñante en su evanescente existencia. Siguiendo esta pauta, encontramos en Red de seda poemas con diversas voces, intercambio o desaparición de pronombres, un yo observdor que muta a un yo que padece y que sucesivamente se transmuta en el yo que enuncia el poema. a veces habla el yo que observa escenas, a veces ese yo está dormido o insomne o sueña que está insomne, a veces el yo actúa, a veces aparece el pequeño actor de la infancia,
Tras caer en el precipicio sin nombre de mi mismo, caemos a la Red de seda que sigue, en textos que han perdido la verticalidad y la aparente ligereza, para dar acceso a un sueño en crisis que se desploma como dice el prologuista Néstor Mendoza, acertadamente. Es el desplome de las palabras para dejar ver en su derrumbe el revés de las cosas, del acontecimiento subterráneo de donde emerge el cuerpo como último protagonista, hablante postrero, sujeto de sí mismo.. , el cuerpo participa en esta vorágine, el cuerpo se metamorfosea en Wolf spider, como dice Bob Dylan en Tarántula: he visto una señal dentro de todo., a través de ocho ojos que miran detrás de nuestra mirada, dice Gavlovski.
Hallamos en ese derrumbe versos que estremecen el tejido de la seda,
Por el cráter de la pupila, el descenso al abismo de sí” y antes globos acuosos se deslizan en las cuencas óseas y luego Desciendo al abismo que voy siendo, en el gerundio continuo que somos
Atrapado, agotado …llega el momento de la entrega al amanecer, al despertar. Todo sueño tiene algo que no debería haberse visto pero que trasciende a través del símbolo y reaparece por los vericuetos engañosos de la memoria, asediándonos al despertar. Las marcas de lo real no están en el despertar sino en lo que provoca el despertar.. uno sueña para no despertar , y tal vez escribe para despertar sin salir del sueño. Al decir de Freud, el poeta es sólo un “soñador diurno”, alguien que no se ha despertado del todo y camina sonámbulo por el mundo, pero un soñante con los ojos abiertos, diría el poeta Reverdy.
Recordemos la flor de Coleridge que queda después del sueño como señal del paraíso soñado. Diríamos el regalo del sueño, el símbolo. Que nos concede, y asi finalizo retornando al inicio, luego de atrevernos a mirar la desnudez de la flor.
Así pues, Gavlovski, nos ofrece un trabajo estético, una utilización del símbolo desde distintas capas del significado, hace posible la destilación de la imagen manteniendo el misterio de su desnudez.. Bachelard decía de sí: soy un soñador de palabras… las palabras toman otros significados, como si tuvieran derecho a ser jóvenes. Esa sería la tarea del poeta sostener la juventud del lenguaje, su permanente nacimiento, hacernos humanos cada mañana, como cuando despertamos, y nos creemos reconocer de nuevo…la palabra siempre nueva del lenguaje poético, que parece siempre olvidar y recordar a la vez. Al finalizar el poemario estamos listos para reiniciar la lectura y toparnos de nuevo con la desnudez circular de la flor.
Y finaliza el poeta
Esperando, al menos, un amanecer que nos rescate
Ana María Hurtado
Abril 9 , 2025.
Excava galerías hasta llegar al centro
Ana María Hurtado leyendo el texto, a su lado el poeta Johnny Gavlovski
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