jueves, 24 de septiembre de 2015

LEONARDO GANDOLFI: Poesía Actual Brasileña




LEONARDO GANDOLFI (Rio de Janeiro, Brasil 1981) Profesor de Literatura Portuguesa en la Universidad Federal de São Paulo. Es autor de los libros No entanto d'água (7Letras, 2006), A morte de Tony Bennett (Lumme Editor, 2010) y Kansas (Megamíni, 2015).

Traducción al castellano y selección por Gladys Mendía.




Itinerario

En el avión no quieres que cierre la ventana
pero mira, mis manos están atadas.
Este viento llega especialmente a tu rostro
porque este viento es precisamente la imagen
que elegiste de tu hija muerta
y de la que no sabes aun cómo eliminar.
Mientras tanto sabemos –y con alguna seguridad-
Que la resurrección como queríamos es apenas
una hipnosis distante. De allí que tal vez sea preciso
elegir entre paciencia y prisa. Y por ahora
eres la responsable por diferenciar la una de la otra.
En este instante la aeromoza se asusta con el viento
pero tampoco sabe qué hacer. Mira,
mis manos están atadas, dice ella voy a llamar
al comandante. Y el comandante no viene.
Parece tristeza pero es menos sutil porque no termina
y entonces aquello que reconocemos como felicidad
de alguna forma se muestra atávico y discontinuo.
¿Alguien quiere cambiar de lugar? Tú, parece,
Te distraes con algunos comentarios míos sobre
el libro de Isabel Allende que habla de eso y aquello.
En ese caso las lágrimas son mero detalle.
Las mías representan lo más cerca que ya llegué
a lo que mi padre llama amor desinteresado.
Sus manos son la visión más nítida que ya tuve de aquello
que conocemos por –me perdonas la expresión-
herida abierta. El viento despeina tu largo
cabello. Y tu pensamiento, como el avión en que
estamos, atraviesa un océano de certezas descriptivas.





PLAYTIME


El viaje por ahora termina aquí, diría Montale.
Años y años, durmiendo despertando dejando
de dormir o de despertar. Cansancio espanto
somnolencia, todo encuentra su fin. Inocentes traidores,
ni es preciso pensar dos veces, todo lo que tienes
lo estás usando ahora –lo que trajiste y lo que dejaste.
Se trata de un divisor de aguas no porque estemos
en la hora cierta en el lugar cierto sino porque todas las horas
-hacia atrás y hacia adelante- son a tu manera divisoras
de aguas y si no disponemos de lo que tenemos
y de lo que no tenemos- lo que más o menos siempre
sucede –acabamos por dejarlas pasar como al final
ellas pasan y necesitan pasar, sin alarde y con razón.
Del camino de tierra hecho por la bicicleta
no se ven los surcos a no ser en intervalos
generosos de años. Todo cuenta, los padres
que murieron y también los que van a morir.
Horas cortando las uñas o cepillando los dientes
o esperando los hijos o dejando crecer la barba.
Todo eso para terminar en esta playa, diría
Montale. La festa appena cominciata è già finita.
Que se sumen aciertos y errores y listo
el resultado es estar aquí donde exacta y justamente
estamos. Esa matemática posible, dirías.
Y quien soy yo para discordar, ¿quiénes somos nosotros?
Yo preguntaría, nosotros preguntaríamos. Cinco minutos
después de levantarse un día cualquiera
-por ejemplo en el año 1996- y con seguridad
no estarías aquí. Una película de John Wayne
más, nada hecho. Las cosas en tu vida fueron hechas
para culminar en esta playa que podría muy bien
ser el botón suelto de una camisa, pero no. Es una playa
y es linda. Y toda tu vida viene con ella. Con el viento
y la arena y el gesto feliz de las mujeres bajo la sombrilla.




3 comentarios:

Juan Fulgencio dijo...

¡Gracias, Gladys! Están muy buenos los poemas. ¿De quién es la traducción? Un abrazo.

Juan Fulgencio dijo...

¡Gracias, Gladys! Están muy buenos los poemas. ¿De quién es la traducción? Un abrazo.

Gladys Mendía dijo...

Sí, es un excelente poeta brasilero. La traducción es mía. Un abrazo!