sábado, 14 de septiembre de 2013

DIANA DAZA ASTUDILLO. Poesía Actual de Colombia



Diana Carolina Daza Astudillo (Bogotá, Colombia 1980). Redactora creativa  y  promotora cultural. Directora del proyecto de publicación alternativa   Piedra de Toque. Invitada a la oxigenación poética (Cúcuta – Colombia 2001),  al VIESPERGESIA encuentro de poesía joven Bogotá – Colombia  2002,  POESÍA EN ESCENA  en la sala Seki-Sano (2003) Bogotá - Colombia, III muestra poética Naranja Roja Universidad Nacional (2004)  y  al  encuentro LATIGO en Quito – Ecuador en el mismo año. Actualmente participó del festival  OJO EN LA TINTA.  Sus poemas han sido publicados en revistas de creación literaria de México, Chile, Venezuela, Ecuador y Colombia. En el 2003 publicó el poemario: el abrazo de los días grises en  la colección “aquí estamos decena” de Funcreta ediciones y en diciembre de 2010 participó con textos narrativos en la publicación colectiva: Domingo, vendedor de globos con la editorial Pornos. Acaba de publicar su poemario: El nacimiento de la Gargolenana con el sello PIEDRA DE TOQUE en la colección estampillas poéticas.

Selección de fragmentos por Gladys Mendía del libro El nacimiento de la Gargolenana (Bogotá/Colombia 2013, Piedra de Toque).



Mírenla
Mírenme
Las cicatrices de la soledad no intimidan
Alzo la copa y grito con un pésimo francés
“C´est payé, baleyé, oublié, je me fous du passé”
Con el tiempo aprendí el arte del escapismo
A camuflarme en la humedad de las paredes
La intimidad al fondo de la copa
A fundirme en  la sonrisa de los muertos
Último encuentro con la belleza.




Mírenla
Aprendió a digerir lo verdadero sin esperar la eternidad 
A reconocer el peso en lo liviano
En lo liviano la carga
A rozar los labios del abismo
Sin esconder las heridas de sus besos
A lavarse los reproches
Restos de mierda que aparecen al borde de las hojas
Pero se secan
Pasan
Como el deseo luego de recorrer un cuerpo arcano
Como la rabia por el espacio violado
Como un dolor de estómago
De muela
De olvido.





Mírenme
Terminé con la cosecha del corazón roto
Casi nada me rompe
Quedan pocos de esos que jalan y jalan la falda
Los dejé por ahí
En el sudor de los espejos en las fiestas
En los ceniceros a punto de explotar
En la tristeza de humo barato de los andenes
En los ojos de los que nunca me amaron
En las ventanas del autobús
En la excitación de pasajeros extraños
Esos que no recuerdan el peso de mis caricias
Amnesia epidérmica.





Olvídenla
Nunca recorrió junto a ustedes el filo de la madrugada
Ni viajó en taxi a lugares desconocidos
Tampoco olvidó la memoria en la cabecera de la cama
No era ella
No era yo
No fuimos
Nunca hemos sido
Por eso los gemidos de hielo deshaciéndose en el cerrojo de la puerta
¿O acaso la vieron bailar con la lluvia?
¿Hacerse una distinta en cada gota de sudor?
Nadie despertó el apetito dormido
Que habita en la profundidad del nombre
Ninguno ha sido volcán de colores y música.






Lo sé
Lo sabe
Lo idílico no existe en la fugacidad de un encuent ro
Lo supo siempre
Por eso la sonrisa abierta y sincera al llegar a casa
Luego de la estampida de vacios y saliva
Importa el retorno
El punto donde nace el deseo.





Mírenla
Atravesó la penumbra de los rostros
El infinito desierto de los cabellos blancos
Bofetadas de una ideología desbaratada
Risas destrozadas
Aceleración
Tibieza entristecida
Y en el espejismo aprendió a conducir sin frenos
por avenidas de líneas colgantes
Encontrando repuestas en cada recorrido.






Mírenla
Atraviesa el trance de la nostalgia al fuego
Se revuelca en la locura y sale sin piernas rotas  
Burla los bolsillos
Lanza propuestas malintencionadas
Le hace el amor a lo que no tiene nombre
Ni líneas en las manos
Espectros de la soledad que entumece el tiempo.





¿Líneas en las manos?
A ella le falta una
Por eso no carga las cicatrices del amor 
Ramas que sostengan  el cansancio
Haciendo soportable la mudez de los días
La nieve de las madrugadas.





Mírenme
No me arrepiento de haberme enamorado de lo absurdo 
Eso que toma cuerpo en la imaginación
Porque en el fervor  del delirio 
Descubrí que el amor es el aliento
Que te invita a flotar por el fracaso
Sin miedo a caer.





Es preciso desocupar la memoria
Saltar del avión sin paracaídas 
Sentirse perdido
Herido
Desencajado
Malvado
Enfrentar leones hambrientos
No más gatitos con suaves bigotes acostumbrados
A las galletas de figuritas.





Las segundas oportunidades no existen
Lo que se hace
Crece
Lo que no se hace
Nunca nace
Es de valientes sentir el fuego de un insulto
Con la misma gracia que la caricia de un beso
Desprendernos de lo que no nos pertenece
Acostumbrándonos a la calvicie que dejan las despedidas.





Las nubes encima de los rostros hacen el amor
Se rozan la punta de los pechos
Sin tocarse las bocas
Sin mirarse bajo el ombligo
Se tocan los codos con la lengua
La punta de los dedos
Una nube toca a la otra con la respiración
Mientras esta  la penetra en silencio 
De encuentros furtivos están llenos los instantes.




Lástima de aquellos que no ven la sabiduría que nace en la quietud

La belleza de los cuerpos en reposo.




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