viernes, 27 de febrero de 2015

MÓNICA VELÁZQUEZ GUZMÁN: Poesía Actual Boliviana


Mónica Velásquez Guzmán (La Paz, Bolivia 1972). Es Licenciada en Letras por la Universidad Mayor de San Andrés en Bolivia y Doctora en literatura hispanoamericana por El Colegio de México, México, 2004. Actualmente es docente de la Universidad Mayor de San Andrés y la Universidad Católica Boliviana. Ha publicado: Tres nombres para un lugar (1995); Fronteras de doble filo (1998); El viento de los náufragos (2004); Hija de Medea, con el que ganó el Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal en 2008; y La sed donde bebes (2011). Sus poemas figuran en antologías de Julio Ortega y de Gustavo Guerrero.

Selección por Gladys Mendía.




de El viento de los náufragos


Desaparecido sur

(fragmentos)


2.

Quisiera desatar el nudo de plomo

que traigo en la garganta

y echarme a llorar largo

la reciente nostalgia que te tengo,

comerme el hambre enorme

de tu cuerpo ahora de tierra

y rendirme a la urgencia de amarte de otro modo.

Deberías ver cómo se enredó el vino con la pena

tu muerte con la espera

tu cuerpo con mi espíritu de polvo

tu alma y mi afán efímero de vida.

Nadie me dijo que tu muerte

(sigiloso vuelo alborotado)

se nos vendría así:

devolviéndonos la nuestra.





10.

En este sueño sólo hay ruidos.

Botas que corren gradas arriba.

Puertas, puertas

una mano que aprieta otra, la hiere

cajones, papeles, platos, todo roto

contra el piso, contra la pared, contra otro cuerpo.

Gemidos, gemidos, gemidos,

un hueso, dolor, algo roto.

Respiran agitados, golpean el muro, golpean claves

susurran ánimos,

pero un cuerpo cae tras otro

y otro tras otro

y así, no se puede despertar.




13.


La mano que escribía

que a veces repartía papelitos

quería un hijo porque no le quedaba tiempo,

arañó la nada entre las preguntas

empujó el hombro amado diciendo corre,

fue desconocida por los amigos

en los corredores del horror,

la que esposada cura a la otra, le da cariño

la que deshojaba sus dedos para contar los meses

está alambrada.

Rota de mí

esperando su cuerpo

en el fondo del mar.






de Siete maneras para decir el dolor



Posibilidad 1

Hoy quiero Mónica, enfermarte larga, mortalmente,
sacarte lejos del mundo, convaleciente:
distanciar del cuerpo su llanto, su sudor solitario
de manera que todo quede, ahora sí, bien vacío
y ser un desierto rencoroso resuelto a envenenarse de sed.
Quiero hoy quebrarte un hueso imprescindible
esparcir las astillas de la estructura fundamental
que implores ayuda y extiendas anchas las manos
y no tengas pasos ni pies para darlos.
Quiero una úlcera que cuente de tu furia
músculos torpes pidiendo a gritos
abrazos que no han de venir
epilepsias que transparenten tu confusión
tu dificultad para contenerte
insomnio eterno para salvarte de los sueños
que anuncian cuando alguien va a morir.
Ningún consuelo, eso quiero darte,
para hacer visible tu necesidad de otro
para que te vean dolerte, partirte en pedazos y se sepa
y te sepulten, te lloren, te perdonen
aunque nadie salve tu muerte,
el viento aleje tu nombre, todo sea casi igual.
Hay demasiado peso en tu sombra
y yo quiero curarte, lenta, con mi saliva...
quiero restablecerte la balanza aún sin par
murmurarte que no hace falta,
que no hace falta morir así.




Posibilidad 5

Quiero, Juana la Loca, darte un Sade que torture tus cavidades
hasta la saciedad de lo cruel y lo pendiente
demonios hablándote al oído,
exigiendo desordenar tu cordura.
Quiero verte bien loca
salida de tu cuerpo, vagando por un muerto,
siendo otra,
y tocar la cicatriz obligada
para ningún hijo nadando en el vientre.
Quiero darte un autismo real y patente y diagnosticado
entonces tu eterno silencio tendría razones para la fiesta
te pondrían cuartito aparte
y taparían sus nobles oídos con corchos de vino tinto
lejos de tu grito que grita el dolor del grito.
Tal vez entonces te cierren a salvo en los sitios de la locura
y sea una buena explicación, otra mujer que amó demasiado,
te visiten los domingos con violetas y empanadas
tal vez no asustarías a quienes espían desde el muro
sabrías disimular los ritos inventados por malos amantes
y retrasarías la cita, voltearías al tiempo, sabrías despreciar y reirte
te recordarían con cariño,
enterrarían tu cuerpo cerca del amado
perdonarían una culpa que no sabes rastrear
y te perdonarías, también tú.





de Hechicera

X.

Entre dos mundos transita la palabra
abriendo paso al indicio
cúmplase en mi tu voluntad, digo,
necesítame para cumplirte.
La vieja inquisición empieza a sospechar.
Ampárenme brujos mientras vienen por mí
mientras la luz ciega los ojos, el interrogatorio no cesa
esta diferencia es mi culpa
y traman fuegos para doblegar nuestros poderes.
Asístanme mientras mi cuerpo se parte
y ninguna sílaba acierta a salvarle
y mi pequeña luz se oscurece
y vienen a guiarme los muertos de antes
hacia sus círculos...





de Tres nombres para un lugar

1.

Ahí

en el aire profundo del vacío

tu cuerpo en el fondo de la tierra

ese vértigo es un rito antiguo

salta el paso hacia ti

como a tu tumba


una costilla


encuentra su par bajo los escombros

por encima del olor indefinible

los líquidos de un cuerpo

se reúnen, se reconocen

empiezan a tocarse…




2.

Desde las fosas comunes

las desaparecidas, las borradas

las amadas del desamor

las que enterraste dentro de ti

las de tu propio cementerio

empiezan una canción

tal vez un brazo alcance su mano

la reconozca suya

tal vez estén fundando un idioma

tal vez ordenen su cuerpo, su alma

tal vez

dicen…









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