jueves, 6 de julio de 2023

ELIZARIA FLORES: Poesía Venezolana Actual

 


Elizaria Flores (Caracas, Venezuela 1961)

Ha publicado los poemarios El torpe andar (LP5 Editora, 2022) y Un solo mediodía largo (XVI DAES-ULA, 2004). Participa en las antologías Mujeres del mundo, uníos (La parada poética, 2023), Una cicatriz donde se escriben despedidas (Libros del amanecer, 2021), Hacedoras. Mil voces femeninas por la literatura venezolana (Lector cómplice, 2021) y Exilios y otros desarraigos (Colección Especiales, Editorial Letralia, 2018). Algunos de sus poemas han aparecido en las revistas Asymptote, Copihue poetry, Letralia, Actual-ULA y El Salmón. Es lingüista y licenciada en Letras por la Universidad de Los Andes (ULA-Mérida, Venezuela), fue docente e investigadora de la misma universidad. Desde el 2018, ha vivido fuera del país, primero en Santiago de Chile y ahora en Bogotá. 


De El torpe andar. LP5 Editora, 2022



2

Larga caída en un abismo liso con espejos

Esta es mi fatua inmolación del día 


Suplicio inútil



11

Una mujer y su sigilo

Dormitan sobre gris 

Y madrugada

No le queda ni el nombre 

Ni el color del vestido

Estrecha en callejón, 

La calle guarda y calla


Nadie la ve morir 

De llanto nadie



13

Su ruidoso aleteo

Su ojo curioso y oscuro escudriñando

Pájaro de pico roto 


Me alcanza la mañana

Dolorosa.


20

Cada calle en su sitio

Y la parada a diario en horas fijas 

Esta es mi sensatez y sano juicio


No hay sangre en las aceras 

ni lenguas de fuego en la boca del metro

Muda su boca


Cuento hasta tres y a salvo en cotidiana


22

Sin lugar, errante y extranjero

No tener sitio 

Padecer el destierro en uno mismo



27

Prescindir de sí mismo


Desconocer su sombra y su memoria 

Destruir el retrato y la fe de bautismo

Negar el lugar sobre la tierra

Del nombre y del hogar abandonarse

Desterrarse de su propia memoria 

Volverse paria, pobre, despojado


Esto es el suicidio

Aniquilarse y frecuentar las plazas


28

Y no hallarán refugio en el desastre

Y vagarán a cielo descubierto 

A tientas, extraviados


Vendaval y vorágine

Vaguada y mar de leva

Huyan de mí

Adentro llevo la intemperie



40

Morir día tras día

Ese es mi oficio

Ser cuerpo inerte, escombros y cascajo


Morir día tras día

Ruina, ceniza, polvo de todos los difuntos

Sin plañido morir

Sin ceremonias




46

La enajenada vuelta y la pirueta

El movimiento deslucido fatuo 

Soy el que baila

Torpe

Sobre su propio abismo  



49

Ajeno en el espejo se contempla 

El desterrado de sí mismo

El paria 

El extrañado


Piedra o escama, cáscara quebrada 




50

Allá van descalzos pisando vidrios rotos

Allá van desnudos el látigo en la espalda

Entran y salen de los edificios

Ven la hora 

Almuerzan

La procesión por dentro y el suplicio


Calle larga y dolor que nadie ve

Hasta el fin de sus días, penitentes

Despojados y heridos y temblando



De Un solo mediodía largo. DAES-ULA, 2004.



V


Tenderme en una laja a que me coman los lagartos


Que se me tiñan de amarillo los ojos

El pelo, los talones

Amarillo de polvo, adobe roto


Que me siento cascajo

Pueblo donde no llueve nunca

Cal.



VI

De los lagartos son las calles

Y las casas también, la plaza, las aceras


Se sabe que comen adobe y caña brava

Que no cierran los ojos

Que nos indagan, nos escudriñan todo

Se sabe que envenenan a la gente

Quieren el pueblo solo

El aire quieren, la mañana, el cielo

Y cubrirnos de olvido es lo que quieren.



XI

El polvillo tapándome la boca

Pintándome la cara y el cabello


Lagartijas muertas en el patio, dragoncitos

En una teja rota un pájaro enmudece

Y tengo el cuerpo lleno de miedo


Esta angustia de ver tantos escombros

Tanto polvo también dentro de uno.



XII

Cuatro paredes sin ventanas, ruidos sordos

Plumas, huesos, hojas que caen afuera


De ojos abiertos, quieta e indolente

Asisto a mi derrumbe

Sin ventanas.



XX

Nos quedáremos siempre en esta tarde

Filo de sol

Ventana abierta y el aire detenido


Que nadie nunca escuchará el lamento

Que no tendrá dolientes esta quietud perversa de la hora

Maldeciremos en silencio


Solos.



XXI

Certeza de espantar

Camino mi soledad inmutable y mi espejismo

Punzante lucidez hiriendo vago


Entro en las casas a espantar

Yo la sin sombra

Yo la despierta, hostigo.



De Exilio en construcción. Editorial Letralia, 2018



IV

Con qué nombre te nombro  

No me quedan

Palabras para tanto naufragio

Cómo explico

Cataclismo calamidad catástrofe

Con qué nombre te nombro abismo sumidero barranco 

Torcidas estrujadas maltrechas

Cáscaras secas ya no quedan tampoco las palabras


Con qué nombre te nombro exilio/insilio 

Que aquí estoy expulsado/arrinconado

Mudo de la palabra arrebatada

Cómo digo la herida con qué sangre


Cae encima el exilio una avalancha piedra desde arriba el insilio 

Qué lengua balbuceamos 

En qué idioma

Puedo decir aquí mi desventura.



V


No hay manual de instrucciones

Para cargar lo imprescindible en la maleta


Convertir la vida en equipaje un bulto el morral la bolsita

Atadito de cosas

El peso la etiqueta la requisa


Qué te puedes llevar

Define imprescindible necesario útil

Qué necesito hoy mañana qué

Me la llevo esta esquina con el fucsia naranja de su tarde

Define imprescindible necesario útil

El cuaderno tres libros que salvar del incendio

Bordó un mantel mi abuela

Sobre el mantel vajilla porcelana

Campánulas de boda de tu boda el cuadro

 

Más es lo que no cabe en la maleta

Todo

No dejo cosas

Aquí me dejo yo quién soy quién era

Ahora equipaje bulto morral bolsita.



VII


Detrás de cada exilio hay una culpa 

Tan podrida la culpa

Y el culpable

Que no duerma en paz que se consuma íngrimo 

Con su propio veneno se inocule

Que lo calcine el sol que el hígado le coman los zamuros

Que a tientas vague su alma sin la piedad de nadie

Que se coma su culpa tan podrida


Detrás de cada exilio 

Los escombros 

La ruina

Tanto dolor la herida

Y la sal en la herida

Pérdida y renuncia la despedida un hueco

Pero delante del exilio 


Delante del exilio el horizonte solo.



Inédito. Mérida, 2018.



Historias tristes 


Gente que llora detrás de las ventanas

La lluvia cada noche y el zapato mojado

Hiere avergüenza jode el zapato mojado.


Alguien reza sin fe, alguien no vuelve nunca, alguien traiciona

Y el olor a flor muerta en los jarrones.


Hay quien arrastra su sambenito a diario

Y quien teje a croché y llora y desteje

Su fracaso y sus caries

Su hambre o sus hartazgos.

Hay quien va solo y enamorado solo

Hay la esperanza boba el desengaño

Malos poemas y peores camas.


Historias tristes hay en todas partes 

Mi tristeza en gerundio sucediendo

No tiene nada que decir.


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