martes, 1 de octubre de 2024

DIANA CASTRO: Poesía Actual Salvadoreña

 


Diana Castro (San Salvador, 1991). Estudió Letras en la Universidad de El Salvador, siendo parte de talleres literarios dentro de la Universidad. En 2014 participa con el poemario «Levedad de Voz» en el certamen centroamericano de poesía Ipso Facto de la editorial Equizzero, resultando ganadora y posteriormente la publicación del libro en el 2015. En el 2017 publica con el Proyecto editorial La Chifurnia, «Una mancha roja». Y en el 2018 para la revista costarricense «Pez soluble» en el número de poesía salvadoreña joven, entre otras revistas y medios digitales.


La orilla

Puedo cerrar los ojos esta noche

Y seguir jugando aferrada a la orilla…

I

La pesadilla

Sin embargo, sé que no es un sueño.

Nada lo ha sido nunca.

Ningún alma luminosa viene por mi.

A esta hora, a mi lecho

A posar sus alasrojas de muertebella

Sobre mi hombro escarchado.

No puedo decirle ADIÓS a NADA.

La melodía de alacranes resuena en mi vena opaca

Y pulsa pulsa como suspiro de huracán remolineando

En una tarde verde, verde, serena…

II

Puede que otra noche me llame al oído.

Otra noche más inmensa

Más fuerte. Absoluta.

La gran noche extraviada

Extranjera

Extrañamente indómita

Llena de estrellas blancas

Y piedras de mar hundiéndose

En mis pies de nervios retorcidos.

Engullo el aire. Como avecilla migratoria.

Como huérfana pequeña

Buscando otro lado de la noche.

III

La orilla

¿Podré escapar?

Sombras, amuletos, esqueletos

Valles de ardiente azul sobre pupilas rojas

Entre estos soles negros

Sobre este volcán caparazón…

¿Podré huir?

La carne es de silencio

Espeso, espeso

Espuma de lava

Creo zarpar en este barco estéril

Que golpea la roca caliente de mi sed.

Estoy en esta esquina, encerrada, sola sola.

Pero se levanta el velo de la ventana

Y sobre la mesa cae al fin la lluvia.

Los zapatos rebalsan.

Apenas queda humo cortando con su filo sosegado las entrañas.

Me llena de nostalgia escuchar este rugido leve de mi sangre

De animal suelto, suelto en la orilla.


Cristales

a Lady lazarus

Tengo en mis manos un libro de azules oscuros. Se llenan de espuma los dedos. Sé que de noche resucitarán las amapolas. Lloraré hasta el amanecer. Acompañando a los miserables, a los sin nombre, a los ladrones de inocencias. Al amanecer los helechos cantarán en tu nombre y atraparán los pies de Ariel. Que es entonces un Dios de humo sin sangre y sin dolor. Solo Venus, su amante dormida en su regazo.

Paso la página. escucho afuera risas estruendosas, tal vez psicópatas poetas o ángeles en perdición, religiosos tarareando en mis sueños de sexo oscuro, sangriento, bestial. Toco mi campana, es de cristal y de un ácido brillante. Cristales azules que se derriten en mis manos. Apenas un olor a tristeza, querida, apenas una música de despedida, apenas un temblor en tu cara.

La luna tiene hoy el tono de tus cabellos.

También las mismas sombras.

Algo se rompe en pedazos en el piso.

Tal vez el eco de la inconformidad.

Siempre buscando, buscando, buscando

Knock knock acechando entre los murmullos, entre los delirios

una furia, al fin, un estruendo,

una verdad con espinas un fuego,

un hechizo total,

Imperecedero un diablo danzante

una danza macabra

una virgen ardiente con pezuñas y agujas

una corona de adormidera cristalina

adornando tu cabeza

alas color relámpago

sueños al fin sueños

sin dolor ni perdones.

No pido perdón. No pidas perdón.

Es tu alma en estas últimas páginas.

Tu salvación.

El cristal se ha roto por y para siempre.



Visiones siderales 

Ziggy  toca de nuevo su guitarra.

Sobre mi cama hay un reptil glamuroso

Que acaricia estupendamente mis oídos.

Estoy buscándote.

Sé que es tarde otra vez

Sé que el techo tiene ese agujero

Irreparable

Que allá afuera hay calles inundadas

Por donde transita el autobús

Que te aleja de mis brazos

Mientras corro debajo de tifones

Solo para verte no mirarme.

Estoy durmiendo mucho.

Tú cómo estás, ¿acaso estás oyendo

Justo ahora el sonido underground

De mi consola repitiendo

Hasta el cansancio esa canción

Que es el pecho agónico del huérfano?

Búscame

Búscame

Como un lagarto

En mi sueño lunar donde

Nos encontramos.



Ángel subterráneo 

A J.M. Basquiat.


Un ángel oscuro y hermoso

Cabalga a la muerte

Inocente

Espera el cielo

Rozando sus alas

Sobre el suelo africano

Estira sus pies

Para asegurar la montura

Sin arrollarse las mangas de Calvin Klein

En su mano una copa de oro  que alza

Una calavera teñida de ceras azules

Toca un Sax ahumado

Bebe su sopa

Charla por última vez con Abuelita

Antes de huir

Ángel cabalga con la muerte,

Y canta

Ya sabes, the same old shit.



Escribir a oscuras

Escribir a oscuras. Apenas iluminada por el pequeño éxtasis desparramado por la ventanilla aludiendo a la divinidad al culto al cuerpo de la diosa paseando desnuda sobre mi dedo herido escucho el sermón en la TV muertos blancos muertos rojos muertos azules que no conocieron jamás el delirio ni la risa el amanecer intacto el cerro el precipicio afuera hay perros tristes Ángeles y mosquitos que acarician mis mejillas por igual ahora que mis manos insisten en tocar el tambor de la muerte mis ojos abiertos son casa de pájaros heridos antiguos dioses me hablan al oído sobre el poder la saliva que sana he venido a buscarte más allá de mi reino donde ya no soy cuerpo abandonado ni espero encontrarme con mis huesos visiones poesía arrojada por la calle derramada disfrazada colgada de árboles fantasmas ya no somos cuerpos ni roca sobre roca siguiendo el rastro de nuestros propios corazones y erguirnos y ser peligrosos letales tormentosos escribir a oscuras…



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