miércoles, 16 de octubre de 2024

MÓNICA VELÁSQUEZ GUZMÁN: Poesía Actual Boliviana

 


Mónica Velásquez Guzmán (La Paz, 1972). Poeta y crítica literaria. Publicó los poemarios Tres nombres para un lugar (1995); Fronteras de doble filo (1998); El viento de los náufragos (2005); Hija de Medea y La sed donde bebes (2011). Además, los libros de ensayo literario Múltiples voces en la poesía de Francisco Hernández, Blanca Wiethüchter y Raúl Zurita (México, 2009)y Demoniaco afán. Lecturas de poesía latinoamericana (2010).
 
 

Tu gemelo está en un dios que no viste
en un amor que dejaste olvidado
en las opciones
en otra forma de vivir
en todo lo que callas
tu gemelo canta desde tu niñez
te cuida como al más solo de sus hijos
te va siguiendo los pasos
y recoge a diario lo que queda de tu sombra
sabe tus transformaciones
no se parece a ti aun con tu misma cara
tu gemelo es el que quieres
el que pudiste
el que dejaste de ser
tu gemelo duerme a tu costado sin decir palabra
su nombre es el nombre que pondrás a tu hijo
sin saber que lo convocas
que también le sigues los pasos
entregándote sin peros
a las almas de doble filo
 
De Fronteras de doble filo



Siete maneras de decir el dolor
(fragmento)
 
 
Posibilidad 1
 
Hoy quisiera, Mónica, enfermarte larga, mortalmente,
sacarte lejos del mundo, convaleciente:
distanciar del cuerpo su llanto, su sudor solitario
de manera que todo quede, ahora sí, bien vacío
y ser un desierto rencoroso resuelto a envenenarse de sed.
Quiero hoy quebrarte un hueso imprescindible
esparcir las astillas de la estructura fundamental
que implores ayuda y extiendas anchas las manos
y no tengas pasos ni pies para darlos.
Quiero una úlcera que cuente de tu furia
músculos torpes pidiendo a gritos
abrazos que no han de venir
epilepsias que transparenten tu confusión
tu dificultad para contenerte
insomnio eterno para salvarte de los sueños
que anuncian cuando alguien va a morir.
Ningún consuelo, eso quiero darte,
para hacer visible tu necesidad de otro
para que te vean dolerte, partirte en pedazos y se sepa
y te sepulten, te lloren, te perdonen
aunque a nadie salve tu muerte,
el viento aleje tu nombre, todo sea casi igual.
Hay demasiado peso en tu sombra
y yo quiero curarte, lenta, con mi saliva…
Quiero restablecerte la balanza aún sin par
murmurarte que no hace falta,
que no hace falta morir así.
 


Desaparecido sur
(fragmentos)
 
 
2.
 
Quisiera desatar el nudo de plomo
que traigo en la garganta
y echarme a llorar largo
la reciente nostalgia que te tengo,
comerme el hambre enorme
de tu cuerpo ahora de tierra
y rendirme a la urgencia de amarte de otro modo.
Deberías ver cómo se enredó el vino con la pena
tu muerte con la espera
tu cuerpo con mi espíritu de polvo
tu alma y mi afán efímero de vida.
Nadie me dijo que tu muerte
(sigiloso vuelo alborotado)
se nos vendría así:
devolviéndonos la nuestra.
 
 
 
10.
 
En este sueño sólo hay ruidos.
Botas que corren gradas arriba.
Puertas, puertas
una mano que aprieta otra, la hiere
cajones, papeles, platos, todo roto
contra el piso, contra la pared, contra otro cuerpo.
Gemidos, gemidos, gemidos,
un hueso, dolor, algo roto.
Respiran agitados, golpean el muro, golpean claves
susurran ánimos,
pero un cuerpo cae tras otro
y otro tras otro
y así, no se puede despertar.
 
 
 
13.
 
La mano que escribía
que a veces repartía papelitos
quería un hijo porque no le quedaba tiempo,
arañó la nada entre las preguntas
empujó el hombro amado diciendo corre,
fue desconocida por los amigos
en los corredores del horror,
la que esposada cura a la otra, le da cariño
la que deshojaba sus dedos para contar los meses
está alambrada.
Rota de mí
esperando su cuerpo
en el fondo del mar.
 
 
De El viento de los náufragos
 


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